Noticias de ciclismo
Tercera semana del Giro: ¿Se les ha ido la mano?
La tercera semana del Giro de Italia 2020 promete ser memorable
La entrada de un par de cronos, antes de la final, llegadas de media montaña, otras para velocistas, que también merecen vivir, son piezas de un puzle que pinta bien y que mejor va a pintar cuando el Giro de Italia entre en su tercera semana.
El recorrido que el Giro presentó hace unos días ha reconciliado los más puristas con el ciclismo, recuperando en el trazado esos elementos que creemos sal y pimienta en toda gran vuelta que se precie.
Y la tercera semana ha sido el premio que el próximo Giro de Italia nos tenía reservado.
Ya sabemos que hay que correrla, que pobres corredores, pero como decían entonces «la fama cuesta» y quien quiera ganar el Giro tendrá explotar en los adentros del sufrimiento y la agonía del gran fondo.
La tercera semana del Giro de Italia es ciclismo de grandes vueltas en esencia y apariencia, una alquimia de dureza exagerada llegando a leer en varios sitios que posiblemente sea el epílogo más duro confeccionado en los tiempos recientes.
Tras la llegada a Piancavallo, una semana antes del final en Milán, la carrera se meterá de lleno en los caminos de la leyenda, haciendo buena aquella frase de Ennio Doris, el fundador de Mediolanum, sobre «el mañana también existe«.
Porque lo que suceda un día influirá en el siguiente y así sucesivamente, pensando en guardar siempre, hasta la misma catedral milanesa.
Si Piancavallo marca el punto de inflexión, la distancia pondrá su parte, todas las jornadas en 200 o más kilómetros.
La experiencia de etapas cortas y explosivas no va con este Giro de Italia, que pone toda la carne en el asador para la tercera semana.
Una semana que arranca con el circuito que podría ser mundialista, el de San Daniele del Friuli antes del mítico lugar de Madonna del Campiglio, ojo que ese día en el menú hay otra subida de esas que destilan leyenda, el monte Bondone donde Charly Gaul desató la tormenta.
Azul como el cielo que espera en la cima, allí donde el oxígeno escasea.
Azul como el torrente que baja nítido hasta el mar
Azul, pero no oscuro, como el agua del deshielo
Es la maglia Azzurra del mejor escalador del Giro de Italia
La “Maglia Azzurra del Giro” es una historia de amor a la montaña
Donde la maglia azzurra tomará otra dimensión es en dos jornadas por encima de las nubes, dos jornadas separadas, además, por otra de 250 kilómetros, el encefalograma plano de Asti, que será la última llegada para velocistas.
Primero la etapa del parque del Stelvio, con su majestad abriendo el paso hasta Laghi di Cancano.
El Stelvio, su vértigo, sus curvas de época imperial, es al Giro lo que la tuerca a la rueda.
Es un puertaco de 2700 metros que seguramente corone la maglia azzurra o alguien que se le acerque, una subida que un premio para el aficionado, siempre un alto en el camino, que enfila la dureza y la belleza y dibuja los límites del ciclista con trazo grueso,
Como dice el lema de maglia azzurra by Mediolanum aquí el azul es intenso, se ve de cerca, casi se toca, pero sobretodo se sufre…
Más cuando a las 48 horas se sabe que espera el coloso del Agnello.
Si en el pie del Stelvio, Tom Dumoulin casi pierde un Giro, apeado de su bicicleta por un apretón, como suena, en el Agnello, Chaves y Nibali mermaron, mermaron y mermaron tanto a Kruijswijk que el descenso acabó siendo una trampa entre neveras y muros de nieve.
El Agnello abre el paso del Izoard y Montgenevre antes del final en Sestriere y no más arriba, como se apuntó, por caminos de tierra allí donde acaba el mundo conocido.
Stelvio y Agnello se han adueñado de la escena, todo paso que un grande quiera da en el próximo Giro, caerá en la cuenta de que ambos colosos están ahí, al fondo, esperando.
La tercera semana del Giro de Italia es el ejemplo: la montaña es al Giro la sangre que fluye por sus venas, sangre azul, como el cielo que espera ahí arriba.
En ella está la gloria para siempre.
Imágenes: FB de Giro d´Italia
Noticias de ciclismo
Amstel Gold Race: ¿Quién puede evitar el éxito de Van der Poel?
No son pocos los que pueden disputarle la Amstel Gold Race a Mathieu Van der Poel
Es curioso que cinco años haya tardado en volver Mathieu Van der Poel a la Amstel Gold Race.
Como diría aquel, aquí empezó todo, hace eso, media década, un lapso de tiempo en el que muchas cosas han cambiado, de ser un outsider con opciones a convertirse en la auténtica referencia de la primavera, en especial del tramo de carreras de adoquines, pero ahora también en el gran atractivo del ciclo de Ardenas que empieza en el Limburgo neerlandés.
Zona de frontera, llena de cotas, ensayo general para la Lieja-Bastogne-Lieja, la más prestigiosa del tríptico que se nos viene,
Ciclismo puro y duro.
Hace cinco años, Mathieu Van der Poel nos hizo saltar en el asiento con el día que la gente más recuerda de él, aquella escapada casi segura de Alaphilippe y Fulgsang, la llegada de Kwiatkowski hasta que arribó Van der Poel por detrás, y zas, les levantó una Amstel Gold Race que parecía segura para ellos.
Cómo ha cambiado el escenario desde entonces, cómo anticipó lo que habría de venir.
Esos días eran jornadas en las que Alaphilippe lo ganaba todo, dominio que el tiempo con fecha de caducidad.
Sin Tadej Pogacar en la salida, Juan Ayuso portará el dorsal número uno en una carrera que espera con especial interés.
El plan que UAE ha trazado para Ayuso hasta el Tour está lleno de oportunidades de brillo individual y ésta es una de las grandes ocasiones.
Juan Ayuso parece el rival más importante de Mathieu Van der Poel en esta Amstel Gold Race, pero no el único.
Joao Almedia, Brandon McNulty y Marc Hirschi acompañan a Ayuso, porque UAE lleva equipazos allí donde acude, pero no sólo están ellos, contad con Ben Hindley, Tom Pidcock, Michal Kwiatkowski, el más experimentado del lugar, Benoit Cosnefroy, Max Schachmann y Michael Matthews, en excelente forma y hurtado en el Tour de Flandes de una seguna plaza ganada limpiamente.
Con este plantel delante, Van der Poel, quien dice no mirar nunca los rivales inscritos, opta a renovar su corona en la Amstel Gold Race.
No me lo creo, en este ciclismo tan profesionalizar es imposible no mirar quiénes van a ser tus rivales https://t.co/QuE2WpjGIO
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 13, 2024
Corre en terreno contrario, se acabó el pavés, los adoquines, ahora le vienen las cotas, y la prueba neerlandesa ya ha demostrado saber ganarla.
Otra cosa será lo que viene por delante, la Lieja-Bastogne-Lieja, uno de los monumentos que le faltan en su colección de seis entorchados.
¿Podrá ganar en campo ajeno?
Noticias de ciclismo
Lance Armstrong: ¿Qué problema que los 3 del podio sean amigos?
El comentario de Armstrong sobre el podio de Milán-San Remo me pareció ridículo
Así se despachó Lance Armstrong al finalizar la Milán-San Remo…
I’m impressed with this generation of cyclists. In many ways, they are more talented. But they do not compete like we did.
Hugs and high fives? This would have been totally foreign to me.
(via @DannyDuncan69) pic.twitter.com/rXJyB5rvPX
— Lance Armstrong (@lancearmstrong) March 14, 2024
No soy muy amigo de mirar actitudes de los deportistas fuera de la competición, sobretodo porque corremos el riesgo de decepcionarnos casi seguro, pues al final el motivo por el que les admiramos nada tiene que ver con que sean buenas personas, simpáticas con la gente o ciudadanos ejemplares.
Sin embargo, admito que la imagen de buen rollo y camaradería de Jasper Philipsen, Michael Matthews y Tadej Pogacar nada más cruzar la meta de la Milán-San Remo me pareció muy bonita, por mucho que Lance Armstrong dijera no entender tanta deportividad.
Felicitaciones sinceras y alegría evidente, eso es lo que aprecié entre el ganador y los dos compañeros de podio.
Una escena que se complementó con el selfie que Pogacar se hizo con ellos en el podio.
Bravo, porque esto es deporte también, en un mundillo de competitividad y rendimientos horribles, con una exigencia tan grande y tantos días fuera de casa que es interesante ver que en el pelotón se generan estas complicidades más allá del equipo al que te debas.
Luisle Sánchez, entre otros, nos habló no hace tanto que le apenaba ver cómo se habían enfriado las relaciones entre los ciclistas, con una especie de guetos entre los equipos en los comedores y a veces en el pelotón, donde sólo se consiente ir entre los tuyos.
Pogacar y Philipsen habían sido compis en UAE y Michael Matthews me parece un tipo que se lleva bien con mucha gente en el pelotón, incluidos estos babys que entraron en el ciclismo cuando él ya llevaba unos años en el negocio.
Su buen rollo tras una carrera disputada a cuchillo nos lleva a ese ciclismo que va más alla del ratio, la performance y el resultado, cosa que parece no entender Lance Armstrong, como evidenció tras la Milán-San Remo.
No voy a decir que si es tóxico y todas esas cosas, el daño que le hizo al ciclismo todos los sabemos, pero sí que es cierto que cuando él fue corredor, e incluso durante el tiempo, nunca ha escondido su afinidad con Jan Ullrich, su rival más enconado, e incluso con Ivan Basso.
Al final, hasta el desalmado tejano, todos tenemos un corazonzito.
Noticias de ciclismo
El Roglic en Bora también necesita tiempo
El debut a contrapié de Roglic con Bora no es habitual pero tampoco imposible
Lo más destacado de Roglic en su estreno con los colores de Bora en la París-Niza se resume en la imagen que ilustra el artículo.
Su contra cuando McNulty, Jorgenson y Skjelmose estaban escapados fue el instante más destacado de Roglic en toda la semana.
No fue su carrera, sin duda que no.
Acostumbrado a ser protagonista de inicio, a veces hasta casi sin querer, como el año pasado en la Tirreno, Roglic no ha tenido el brillo que se esperaba en su primera competición con Bora.
Sin protagonismo en la carrera, descartado en la crono por equipos, Roglic no ha podido defender el dorsal uno que portaba, entiendo que por ser el último ganador de la carrera en liza.
La impaciencia de los tiempos actuales, en los que si no destacas de inicio, las cosas ya van mal, ha sido la vara de medir para el esloveno.
Es obvio que el proyecto Bora no tiene la enjundia de Visma, tampoco la del Jumbo, pero tiempo al tiempo, Roglic, necesita días, semanas para ir cogiendo el ritmo.
A diferencia de Pogacar, Vingegaard o Remco, Roglic tiene 34 años, y hará los 35 este 2024.
Se bate con corredores una media diez años más jóvenes que él.
Roglic lleva tiempo en el negocio, se ha construido un palmarés de leyenda pero no tiene un interruptor.
Ahora mismo Roglic podría pasar con más pena que gloria por donde compita que no añadiría nada nuevo a su palmarés hasta el mismísimo Tour.
Es obvio que fuera de Visma hace frío, pero Bora no es cualquier cosa, y el esloveno crecerá en forma y presencia, si bien todos le vemos un peldaño por debajo de los dos grandes favoritos al Tour, los dos que llevan tres años copando las plazas más nobles de la mejor carrera.
Pero que no le subestimen, porque corre sin otra servidumbre que valerse por y para sí mismo y conseguir su gran objetivo, ese Tour que yo creo que tiene muy complicado, pero siendo él, nunca le descartaría.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
Noticias de ciclismo
Los ataques más icónicos de Mathieu Van der Poel
En San Remo sale el arcoíris, debuta Mathieu Van der Poel
¿Cuál es el ataque más icónico de Mathieu Van der Poel?
Para mí el que ilustra este tweet.
¿Qué te sugiere esta imagen? pic.twitter.com/n3L9QfjSjj
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) February 29, 2024
Aquella Strade Bianche, la de 2021 fue para un servidor la primera gran carrera del ciclismo que estamos viviendo y disfrutando, una escapada top llevada hasta el final y desenlace atómico en el centro de Siena.
La estampa, el vértigo de la calle, los rivales retorcidos a lo lejos y Mathieu Van der Poel maltratando la bicicleta, en un equilibrio que sería imposible si no fuera que va a mil por hora.
La palabra es belleza.
Pero ojo, no fue el ataque más icónico en una breve encuesta que realicé hace unos días.
A raíz de este tweet 👇👇👇 de Mathieu Van der Poel en Strade 2021, y a sugerencia de @RBrugue…
¿Cuál es la burrada + icónica del neerlandés?
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) March 1, 2024
El primer golpe es el que queda y a Mathieu Van der Poel se le sigue recordando aquel desenlace de la Amstel Gold Race de hace cinco años, el final imposible ante la parsimonia de Alaphilippe y Fuglsang y el ímpetu del neerlandés del culotte blanco.
Aquellos días se habló de ciclismo hasta en los telediarios, gentileza del amigo Mathieu.
Desde entonces nos ha dejado ataques icónicos, algunos que me vienen a la mente, el de Harelbeke del año pasado que Iván García Cortina describe tan bien en nuestro podcast.
Sólo le siguieron Van Aert, a duras penas por momentos, y Pogacar.
Otros que le recuerdo, sus primeras clásicas de 2019 era un constante martilleo sobre los rivales, en lo que se ha convertido un síntoma de su evolución, pues aquel Mathieu Van der Poel pluriactivo y omnipresente ha pasado a ser un ciclista más certero y eficaz en los movimientos.
Y aquí vamos al que protagonizó el año pasado en el Poggio, tras una subida a bloque, tuvo el diferencial de sacarle unos metros a Pogacar y cía que fueron imposibles de remontar.
Si bien, el último gran golpe se produjo en Glasgow, antes de la caída, de la zapatilla rota, del drama, cuando estaban a punto de cazar a Alberto Bettiol, en una pequeña loma, tuvo el cambio suficiente para irse y vestirse el irisado, el arcoíris que este finde volverá a salir con motivo de la Primavera, de la Milán-San Remo.
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