Ciclismo de carretera
Gante-Wevelgem, la más singular de las clásicas flamencas
La fama de «clásica para sprinters» no se corresponde con la realidad de Gante -Wevelgem
Eso viene a ser la Gante-Wevelgem…
“Sin Esperanza se encuentra lo inesperado” (Heráclito de Éfeso)
“Una y a casa… para terminar siendo un noche inolvidable”. (Miguel González)
Se dice de la carrera flamenca que es teóricamente “de sprinters” pero que arroja un ratio de ediciones entretenidas por década que ya lo quisiera algún Monumento.
En Flandes el ciclismo es una religión.
A esta región le seduce el ciclismo de contacto, de ataque, del si parpadean se lo pierden
Es por ello que tienen configurado un calendario en el que el cierre de la campaña de ciclocross precede a la apertura rutera de clásicas flamencas, en concreto con la actualmente denominada Omloop Het Nieuwsblad.
A partir de aquí viene una retahíla de pruebas de un día -en un radio de acción muy acotado- que culmina con la celebración de la prueba reina: De Ronde (Tour de Flandes).
La Vuelta a Flandes es su prueba estrella pero hay una clásica que exige a sus ganadores unas aptitudes no tan esenciales en sus primas hermanas, esa es Gante-Wevelgem.
Esta carrera es tan peculiar que verdaderas leyendas del adoquín como Museeuw y Cancellara nunca la pudieron conquistar
En ella el ganador tiene el imperativo de la destreza en el adoquín -lógicamente- pero primeramente ha de pasar el más que probable filtro de los abanicos.
Una vez superado el último muro (Kemmelberg) debe afrontar una hora de esfuerzo en asfalto en la que o bien tendrá que marcar a sus rivales -en grupo reducido- o en su defecto batirse con ellos al sprint.
Si bien el viento condicionó notablemente el desarrollo del Tour de Flandes en sus primeras ediciones con el paso del tiempo su esencia pasó a ser los muros, colocación, caídas y tácticas de equipo; por tanto Gante-Wevelgem actualmente tiene un extra que no tiene De Ronde: los abanicos.
Cuatro son los muros cinco estrellas de la Bélgica flamenca, los tres primeros han tenido y tienen peso en De Ronde: Oude Kwaremont, Koppenberg y Kapelmuur.
El cuarto es el Kemmelberg, sito en el Flandes occidental y “marginado” por su lejanía en el recorrido del Monumento.
En palabras de Andrei Tchmil su bajada -por entonces adoquinada- era el punto más peligroso del ciclismo profesional de ruta.
El propio corredor nacionalizado belga lo vivió en sus carnes con un accidente grave en 2002, aunque la caída se produjo en los Tres días de La Panne.
Paradójicamente este percance supuso alargar su carrera pro ya que al no poder disputar Flandes ni Roubaix quiso despedirse unos meses más tarde en la Vuelta a Bélgica; con victoria, cómo no.
Desde 2003 Gante-Wevelgem parte de Deinze -este año arranca en Ypres– y no de Gante, pero esta circunstancia no afectó en que se siguiese rodando en los kilómetros iniciales pegados a la costa.
Como sabréis, en ciclismo pedalear junto al mar implica que la probabilidad de abanicos sea elevada. Sin tabla en mano – los belgas no son como los estadounidenses de medirlo todo- nos atrevemos a asegurar que GW es la clásica con mayor número de abanicos formados en la historia moderna del ciclismo.
Es por ello que esa fase previa a tocar el primer muro tenga más importancia que el resto de subidas si exceptuamos el juez de esta carrera: Kemmelberg.
Otras subidas como Catsberg, Monteberg o Baneberg tienen su dureza pero han jugado más el papel de anticipación -o rotura de corte consolidado- que de verdadero filtro.
El último paso por el Kemmelberg es el que configura el vagón ganador, si quedas apeado de él las opciones de victoria son mínimas, salvo que se forme un pelotón muy numeroso respecto a los fugados y termine neutralizando a éstos.
Uno de los encantos de la carrera reside en que en su palmarés figuran grandes velocistas como Abdoujaparov – el año de su victoria no se subió el Kemmelberg-, Cipollini, Bontempi, Freire, Steels y por supuesto los sprinters totales como Freddy Maertens en la edición nevada del 75.
Pero a su vez tiene ganadores de otro perfil – el guerrillero con punch- como Van Avermaet o Paolini.
También tienen sitio los gregarios de lujo como Burghardt, Peeters o Eisel.
Ni que decir tiene que Van Looy y Merckx la “coleccionaron” por partida triple y que Hinault -el adoquín no fue santo de su devoción- ganó aquí su primera gran clásica en el 77, que a su vez es la edición con mayor kilometraje (277 kms).
En el ciclismo moderno -hasta la temporada 2010- esta clásica estuvo ubicada en el miércoles que enlaza Flandes con Roubaix.
Por ello siempre tuvo ese punto de precaución por miedo a comprometer la participación en La Pascale.
Pero como la cabra tira al monte la mayoría de clasicómanos cinco estrellas eran de la partida con esa colocación en el calendario clasicómano.
El bloque de cada equipo reclutado para Flandes y Roubaix tomaba la salida en GW y a lo sumo realizaban un par de cambios para incluir sprinters con poca capacidad de pedrusqueo.
A raíz de su nueva ubicación -previa al domingo anterior a Flandes- y que con la extinción de la Copa del Mundo pasó de ser HC a World Tour ha cogido más peso todavía.
Actualmente -ignorando claro este 2020 loco- viene precedida de un Harelbeke que se disputa 48 horas antes, dejando así un fin de semana (viernes-domingo) con doble menú y variado ya que son dos clásicas con distinto desarrollo.
Como sucede en la apertura belga: OHN y Kuurne-Bruselas-Kuurne.
El único pero reside en que su hueco del calendario -entre Flandes y Roubaix- lo ha ocupado Scheldeprijs (anteriormente post Roubaix) y dado el alto riesgo de caídas en Escalda (con casos de 4 montoneras gordas en 7 ediciones) los capos pedrusqueros se borran o salen a soltar piernas y retirarse.
Mirar la tabla wikipédica para formarse una idea general de los desarrollos de GW en base a los pódiums de cada edición no conduce a nada.
Al margen que los guiones pueden variar radicalmente: desde ediciones bluff como la de 2014 -Zanatta tras el último Kemmelberg susurrando “tranquilo Peter”- y con sólo un año de margen encontrarte con la versión apocalíptica de 2015 en la que el viento nos deparó escenas del inicio de Mary Poppins, cambiando empotramientos en casas por corredores que terminaron en acequias.
Las condiciones meteorológicas son tan caprichosas en esta carrera que se ha llegado a ver en su edición del 89 a Sean Kelly totalmente de largo de la chupa de agua que se comieron los ciclistas.
El corredor irlandés ni en nochevieja se duchaba con agua caliente.
En 2013 las temperaturas fueron gélidas y presenciamos el primer gran triunfo clasicómano de Sagan
El ciclista eslovaco es el mejor corredor de la historia aquí, al margen de sus tres victorias tiene tres podiums más y en la edición de 2011 fue el más fuerte en el último Kemmelberg -auspiciado por una avería de Gilbert en la base-.
Se quedó a sólo un kilómetro de que cuajase su fuga de cuatro junto a Chavanel, Stannard y su compañero Body.
También hemos vivido en esta clásica momentos rocambolescos como el del año 85.
Vanderaerden venía de ganar en Flandes y a los tres días quiso regalarle la victoria a su compañero Phil Anderson, Panasonic tenía asegurado el 1-2 pero el belga no pudo frenar lo suficiente y entró igualmente el primero. Un Anderson que se sintió marginado y se dio el piro a TVM en busca de plenos galones. Por cierto, el gran Ángel Arroyo -sin pelos en la lengua para variar- lo calificó algo así como un hype vueltómano… y acertó de pleno.
La edición del 88 cambió de fechas y se colocó al final de la campaña primaveral, después de Lieja.
Hecho poco significativo a priori pero ese año la Decana vivió un bochorno con rotondas sin señalizar, coches mal aparcados, múltiples caídas y montoneras que propiciaron que en Gante viésemos con vendajes a la mayoría de integrantes del pelotón.
Una carrera muy entretenida en la que Kelly derrotó al sprint a Gianni Bugno.
Una de las contadísimas clásicas con resolución en grupo reducido que el italiano palmó.
Los 90 se abrieron con el mentado triunfo de Abdou en el 91 -bandazo marca de la casa incluido- y al año siguiente subió la puja agarrando del sillín a Cipollini con lo que fue descalificado.
Cipo logró así su primer entorchado, no tardaría en revalidarlo ya que en el 93 -el único año que formó sociedad con Museeuw- se impuso con facilidad al sprint, como el 95% de las veces que arrancó con la pole.
La edición del 94 fue delicatessen
Museeuw y Ballerini llegaron picadísimos de Flandes y se liaron a guantazo limpio en los dos pasos por el Kemmelberg.
Finalmente Franco se jugó la carrera al sprint con Wilfried Peeters y el italiano volvió a perder una clásica en la Photo Finish. En el recorrido afrontaron la subida a Schomminkelberg, una especie de Kwaremont asfaltado.
En 1998 el “elegido” por Mapei era Nico Mattan, se quedó junto a su compi Vandenbroucke para jugarse la carrera contra Michaelsen.
Pero el danés cerró los cortes de Nico y ante la primera réplica de Franky nada pudo hacer y VDB se anotó el triunfo.
Al final en estas carreras el factor lotería está siempre presente, el bueno de Frank vivió la otra cara de la moneda en De Ronde 99.
Un Mattan que tendría su recompensa en 2005 en lo que fue un bochorno absoluto por los rebufos de vehículos que pudo aprovechar el belga en el kilómetro final, privando así a nuestro Flecha de una más que merecida victoria.
2001 nos dejó la victoria del mejor Hincapie clasicómano de siempre
George a los cuatro días perdería Roubaix por infortunio y la tremenda superioridad numérica de Domo.
Un año más tarde tenemos otra prestación hit de otro corredor, en este caso Cipollini.
Mario superó un filtro grande del Kemmelberg y logró conectar en solitario con un corte de cuatro formado kms más tarde para batirlos al sprint. Un Cipo que no dejaría de ser noticia porque en 2003 en su afán por enganchar -tras ceder 10 segundos en el Kemmelberg- se fue al suelo.
Desesperado y con el hueco in crescendo se puso a rebufar, el jurado le dio un toque y acabó lanzándole un bidón al motorista.
Edición que fue un verdadero hype de Boonen con un sprint lamentable -caída post meta incluida-.
No pudiendo materializar la superioridad de Quick y la gran labor de desgaste de Knaven.
Ese año Andreas Klier se llevó el gato al agua, encuadrado en un Telekom en el que había más clasicómanos top -sobre todo el infravalorado Wesemann- al margen del acaparador Zabel.
Un pletórico Freire en 2007 pagó el peaje de la inferioridad numérica ante Telekom y “sólo” pudo ser tercero.
Pero en la temporada siguiente logró la victoria, convirtiéndose así en el primer corredor español en levantar los brazos en esta carrera.
Pero el que de verdad pagó peaje en 2007 fue Jimmy Casper con una caída -aterrizando literalmente con la cara- que provocó que la bajada por la vertiente adoquinada fuese sustituida por la asfalda.
2011 nos dejó la victoria “maquilladora” de un Boonen en annus horribilis -se llegó al sprint de chiripa y Tom no dio palo al agua escudado en el corte de Chavanel-.
Situación opuesta a la de 2012 ya que Tommeke se llevó de una tacada Flandes, Roubaix, E3 y Gante, dejándose por el camino únicamente su gafe Het Nieuwsblad, única clásica de adoquines que no tiene en su palmarés y por la que su equipo firmó un ridículo espantoso en lo táctico en 2015.
2016 fue una edición super estresante: abanicos de salida, cada vez más selección y un Kemmelberg final a cuchillo
Sagan y Cancellara además de buscar el vagón ganador (ellos dos, Vanmarcke y un Kuznetsov que se había anticipado) se picaron por ser el primer arriba.
Triunfo moral para Peter en la cima y a su vez se impuso en el sprint final.
De este modo pudo estrenar su casillero de victorias con su primer arcoíris.
Por desgracia en esta edición se produjo la muerte de Demoitié al ser arrollado por una moto de la organización.
En 2017 se decide meter tramos de tierra, afortunadamente no varía la esencia de la carrera -seleccionan pero los sprinters siguen teniendo opciones- y aquí el ganador fue Van Avermaet (año sideral el suyo) aprovechándose de un Sagan que absurdamente le aplicó teoría de juegos a Terpstra: no me importa quedarme sin victoria si me aseguro que tú no ganes.
Unos Sagan que fueron noticia por partida doble ya que Juraj realizó un carrerón, no sólo por su puestazo final sino porque realmente fue de los 30-40 más fuertes.
De esta manera se desprendió de su etiqueta de corredor hermanísimo mascota.
Sagan -Peter- en 2018 dejó llorando a Viviani en lo que calificó como victoria más fácil de su triplete y el año pasado tuvimos edición raruna con un abanico previo al Kemmelberg que -contra todo pronóstico- no prosperó. Van Aert nos regaló un KOM sideral en el Kemmel y Kristoff volvió a su fase comeniños en los sprints clasicómanos obteniendo así un nuevo triunfo en clásica belga.
Este año sólo el noruego y Degenkolb pueden repetir victoria debido a las ausencias del resto ganadores en activo. Por las restricciones el recorrido se ha modificado ligeramente, destaca el paso extra por el Kemmelberg, pero la esencia de la carrera no debe alterarse.
Por Miguel González
Ciclismo de carretera
Vingegaard, en las grandes etapas de la Tirreno-Adriático
El golpe de Vingegaard le va a valer toda una Tirreno-Adriático
Recordaba estos días las grandes jornadas que nos ha dado la Tirreno-Adriático estos años mientras esperábamos a las jornadas más complicadas y el más que previsible golpe de Jonas Vingegaard.
La espera, creo, que ha merecido la pena, no ha sido en balde, ha sido una cuenta atrás dulce, vista ahora, porque hasta este viernes la carrera de los dos mares no había dado mucho, más allá de la emoción de las llegadas y la alegría de Juan Ayuso en la primera crono.
La antesala de la jornada reina creo que va a ser la mejor etapa de esta edición.
Había dudas sobre Jonas Vingegaard en esta Tirreno-Adriático, pero han caído por sí solas, el danés come en otra mesa, es el único «big 6» en liza y ha calzado un golpe memorable, de 30 kilómetros, preparado por su equipo, dejando por sentado que a éste no le van a ver hasta el podio final en Sant Benedetto del Tronto.
La etapa que Vingegaard ha firmado en San Giacomo y la posterior aproximación a Valle Castellana entra en las grandes etapas que la Tirreno-Adriático nos ha dado estos últimos diez años.
Entronca con una historia que recuerdo muy bien, de buenos días de ciclismo, habituales en esta carrera que, cuando entra en los terrenos rizados de la columna vertebral de la península itálica, es una maravilla.
Como una de las grandes jornadas de ciclismo de Vincenzo Nibali, ganador de la Tirreno del 2012 y 2013, cuando en la segunda de ellas, sentenció la carrera bajo el diluvio de Porto Sant´Elpidio, ante Froome y escapado con Sagan y Purito.
Al año siguiente Alberto Contador ofreció la gran etapa de la Tirreno, con una escapada culminada ante el mismo Simon Geschke en la rampa imposible de entrada a Guardiagrele.
Ese día, Nairo Quintana fue el primero destacado en mover ficha, aunque no pudo con el madrileño, como sí consiguió domar el Terminillo en sendas llegadas, la de 2015 bajo una nevada épica.
En tiempos más recientes queda el etapón de Mathieu Van der Poel en Castelfidardo, ante el acoso de Tadej Pogacar o la de éste mismo en el Monte Carpegna el año pasado.
Como veis, casi siempre hay etapa para el recuerdo en Tirreno, y este año Vingegaard ha estado a la altura de la categoría de los que venían de antes.
Sin duda, cuando las cosas se alinean, la carrera de los dos mares siempre da días de ciclismo excelso.
Imagen: FB Tirreno Adriatico
Ciclismo de carretera
Las nuevas zapatillas Trek RSL: así son
Trek nos ha dejado unas zapatillas para los días especiales
Ya hemos salido con las nuevas RSL, las zapatillas que Trek nos ha dado para testar en varias salidas en este invierno tan primaveral que nos ha tocado por Barcelona.
¿Una primera impresión? su diseño, cosa que nos gusta, en especial ese remate posterior en negro que le da a la zapatilla ese punto parecido a un zapato de charol.
Un diseño que piensa en la comodidad
Una vez recibí la caja con el par de Trek RSL, me llamó la atención su parte frontal, algo más ancha, un cambio sobre el tradicional diseño puntiagudo en zapatillas de ciclismo.
Esta holgura es importante para gente con pies más anchos como servidor, pues nos resulta más complejo encontrar zapatillas de esta forma.
La anchura no sólo mejora el ajuste, sino que también contribuye a una mejor distribución del peso, lo que se traduce en una mejor comodidad durante largas rutas sobre la bicicleta.
Ligereza sorprendente
A pesar de su aspecto robusto, las Trek RSL son notablemente ligeras.
Un detalle crucial, pues el peso de las zapatillas influye significativamente en el rendimiento del ciclista.
La ligereza de estas zapatillas contrasta con esa anchura que comento, ofreciendo lo mejor de ambos mundos: comodidad sin sacrificar eficiencia.
Refuerzos estratégicos
En la puntera, las zapatillas Trek RSL incorporan dos refuerzos, uno negro más pequeño y otro blanco que cubre toda la parte delantera.
Esta doble protección es ideal para minimizar el desgaste por rozaduras, un problema que ya sabéis es común en muchas zapatillas de ciclismo.
De esta manera no sólo prolonga la vida útil de las zapatillas, sino que también mantiene su aspecto estético intacto por más tiempo.
Innovación en ventilación
En el diseño de estas zaparillas, Trek incluye un sistema de ventilación avanzado, con patrones únicos alrededor de toda la zapatilla e incluso en la suela.
De esta manera llevamos mantener los pies frescos y secos, cosa que va muy bien en rutas calurosas o esfuerzos prolongados.
BOA Li2
El sistema de cierre BOA Li2 de las Trek RSL llega por doble partida y con una buena actualización.
Ahora está recubierto con una goma que facilita el agarre, haciendo mucho más sencillo el ajuste de las zapatillas.
Este pequeño pero crucial detalle marca una gran diferencia en la experiencia del ciclista, permitiendo ajustes rápidos y precisos incluso sobre la marcha.
Tecnología Metnet: Salto en comodidad y rendimiento
Después de probar las Trek RSL en varias salidas, puedo afirmar que su tecnología Metnet realmente marca la diferencia.
Se trata de una innovación que contribuye una comodidad excepcional durante el pedaleo y mejora notablemente la transferencia de energía sobre el pedal.
Anteriormente, solía experimentar hormigueos y dolores debido a la anchura de mis pies, pero con estas zapatillas, esos inconvenientes han desaparecido por completo.
La anchura adicional en la zona de la suela donde encaja la cala también contribuye a una pedalada más firme y correcta, proporcionando una base más amplia para el apoyo.
Hablamos de una mejora en la eficiencia de cada pedalada y lo he notado especialmente en subidas o sprints intensos.
Conclusión
Las nuevas zapatillas Trek RSL representan un avance significativo en el diseño y la tecnología de calzado para ciclismo.
Su combinación de comodidad, ligereza, durabilidad y eficiencia las convierte en una opción excelente para ciclistas de todos los niveles.
Ya sea que tengas pies anchos o simplemente busques un par de zapatillas de alto rendimiento que no comprometan la comodidad, las Trek RSL son, sin duda, una opción a considerar.
A mí por ejemplo, han transformado la forma en que pedaleo, y si pedaleas mejor, la experiencia sobre la bicicleta mejora exponencialmente.
Texto e imágenes: Guillem Riera
Ciclismo de carretera
Gloria Palace San Agustín Thalasso & Hotel, cerca de todas las rutas
El ciclista forma parte del paisaje del Gloria Palace San Agustín
El hotel se distingue fácil en el horizonte. Bajando por la carretera que viene de Las Palmas de Gran Canaria y el aeropuerto, acercándonos a Maspalomas, distinguimos el complejo del Gloria Palace San Agustín Thalasso & Hotel, un complejo hotelero en el que el ciclista va a tener todo lo necesario nada más, tanto las horas previas a sus salidas en bicicleta, a las posteriores, pues el hotel tiene múltiples alicientes para llenar las horas.
Eso, al margen de estar relativamente cerca de otros puntos de interés de la zona, como Playa del Inglés o Maspalomas y sus dunas.
“Siempre hemos tenido clientes ciclistas y mucho más en colaboración con la asociación Gran Canaria Tri, Bike & Run. Tanto así que desde hace muchos años en nuestro otro hotel, el Gloria Palace Amadores Thalasso & Hotel contamos con un espacio donde los ciclistas pueden hacer uso de las herramientas necesarias para trabajar en las bicicletas” comienza explicándonos Franklin Blanco, responsable de marketing de la cadena.
Pero volviendo al Gloria Palace San Agustín Thalasso & Hotel, el ciclista no es un usuario desconocido para sus trabajadores y habituales huéspedes. Es habitual entrar en su lobby y ver ciclistas yendo y viniendo a pie con su bicicleta en la mano. Además, cuentan con un centro de Free Motion en el que se puede tener la máquina a punto para salir y efectuar cualquier arreglo y ajuste a la bicicleta. Eso sin obviar la cantidad de bicicletas que tienen para alquilar.
Clientes “repetidores”
Nos recuerda Franklin que “las demandas de los clientes han ido variando en el tiempo, aunque nos encontramos que en su mayoría son repetidores, personas en un rango de edad entre los 25 y 45 años, deportistas e interesados en las rutas que ofrece la isla para el entrenamiento”.
En el hotel tienen claro qué necesita el ciclista para estar más cómodo. En el caso del San Agustin tienen ese Free Motion Bikecenter que comentábamos, pero es que además las terrazas de las habitaciones son más amplias, permitiéndole al cliente subir la bicicleta a la habitación. En el Amadores, hay un espacio tipo taller, un cuarto de equipajes muy amplio con cadenas anti-robo y habitaciones que ofrecen la posibilidad de subir la bicicleta a la misma.
Por lo general “el ciclista es un cliente muy tranquilo, suele estar fuera de las instalaciones la mayor parte del tiempo, cuando se comunica con los equipos de los diferentes departamentos, siempre trasmite la necesidad de descanso y disfrute de las instalaciones después de un día largo de actividad física”.
En el comedor, cualquier petición especial de comida se tiene presente y al final del día les espera un renovado “Centro Thalasso San Agustín, a parte de la Piscina Puesta en Forma con agua de mar. En la zona Harmony el cliente tiene con jacuzzis de contraste, sauna, termal y duchas de contraste, todo ello aunado a la oferta de masajes deportivos en nuestra carta de servicios” continua explicando Franklin quien pone en valor los circuitos de agua fría y caliente para mejorar la recuperación junto al efecto de masaje del jacuzzi y los beneficios en términos de minerales de las aguas marinas.
Ciclismo de carretera
Equipos de la Vuelta: ¿Dónde queda la meritocracia?
Muchas variables se nos escapan en la elección de los equipos de la Vuelta
Le damos muchas vueltas a cómo la Vuelta elige a los dos equipos que tiene de margen para incluir en su startlist, pero quizá lo más sencillo sea lo que un día nos contó Guillen en el podcast: «Invitamos a nuestra casa a quien consideramos oportuno«.
Con esta premisa quizá nos saquemos de encima mucho mal rollo y similar, tratando de explicara qué diantres piensa la Vuelta en el momento de hacer su selección de equipos.
Kern Pharma y Euskaltel a @lavuelta
Una selección rodeada de historia negra y dosiers chapuceros, que vuelve a demostrar que el ciclismo necesita cambiar las reglas para dar cabida a todos los equipos.
Burgos, por primera vez fuera. pic.twitter.com/JnImctT6Bl— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) February 16, 2024
Pero uno, que lleva un tiempo en esto, no deja pasar una elección tan importante como esta como si tal cosa.
La Vuelta es clave para los equipos españoles, aunque como nos confirmaron desde Caja Rural el año pasado, un año podrías pasar sin ella.
Sin embargo, extraña ver que los verdes, con un equipo que va a más, queden fuera de su mejor escaparate al tiempo que Burgos prueba por primera vez el amargor de estar fuera de la mejor carrera.
Kern Pharma, Euskaltel y Caja Rural ya saben lo que es no ir a la Vuelta y salieron adelante, ahora a ver qué sucede con Burgos.
No sé hasta qué punto pudieron influir el famoso dossier y la posible vinculación de Caja Rural al radioactivo Maynar, pero me cuesta creer que no se haya tenido en cuenta.
En el último podcast, Raúl Banqueri habla del asunto dentro del tema de la Operación Illex.
Podemos discutir cuál de los cuatro equipos es mejor deportivamente hablando, pero en el fondo sabemos que su presencia en la carrera se dirige a instantes puntuales, presencia en fugas, clasificaciones secundarias y quizá un triunfo de etapa, cada ciertos años, eso cuando no implica la explosión de ciclistas como Oscar Rodríguez -ahora en el Team Sky-, Oier Lazkano o Pelayo Sánchez.
Pero la plataforma que les supone la Vuelta es aire y justificación para el patrocinio, en resumidas cuentas que haya empresas contentas con el dinero que ponen en este deporte.
Por eso, y acabando por lo que tendría que haber sido el inicio de este artículo, es muy triste que la Vuelta tenga que elegir dos de cuatro equipos españoles.
Imagen:
Unipublic / Cxcling
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