Noticias de ciclismo
Lance Armstrong: ¿Qué problema que los 3 del podio sean amigos?
El comentario de Armstrong sobre el podio de Milán-San Remo me pareció ridículo
Así se despachó Lance Armstrong al finalizar la Milán-San Remo…
I’m impressed with this generation of cyclists. In many ways, they are more talented. But they do not compete like we did.
Hugs and high fives? This would have been totally foreign to me.
(via @DannyDuncan69) pic.twitter.com/rXJyB5rvPX
— Lance Armstrong (@lancearmstrong) March 14, 2024
No soy muy amigo de mirar actitudes de los deportistas fuera de la competición, sobretodo porque corremos el riesgo de decepcionarnos casi seguro, pues al final el motivo por el que les admiramos nada tiene que ver con que sean buenas personas, simpáticas con la gente o ciudadanos ejemplares.
Sin embargo, admito que la imagen de buen rollo y camaradería de Jasper Philipsen, Michael Matthews y Tadej Pogacar nada más cruzar la meta de la Milán-San Remo me pareció muy bonita, por mucho que Lance Armstrong dijera no entender tanta deportividad.
Felicitaciones sinceras y alegría evidente, eso es lo que aprecié entre el ganador y los dos compañeros de podio.
Una escena que se complementó con el selfie que Pogacar se hizo con ellos en el podio.
Bravo, porque esto es deporte también, en un mundillo de competitividad y rendimientos horribles, con una exigencia tan grande y tantos días fuera de casa que es interesante ver que en el pelotón se generan estas complicidades más allá del equipo al que te debas.
Luisle Sánchez, entre otros, nos habló no hace tanto que le apenaba ver cómo se habían enfriado las relaciones entre los ciclistas, con una especie de guetos entre los equipos en los comedores y a veces en el pelotón, donde sólo se consiente ir entre los tuyos.
Pogacar y Philipsen habían sido compis en UAE y Michael Matthews me parece un tipo que se lleva bien con mucha gente en el pelotón, incluidos estos babys que entraron en el ciclismo cuando él ya llevaba unos años en el negocio.
Su buen rollo tras una carrera disputada a cuchillo nos lleva a ese ciclismo que va más alla del ratio, la performance y el resultado, cosa que parece no entender Lance Armstrong, como evidenció tras la Milán-San Remo.
No voy a decir que si es tóxico y todas esas cosas, el daño que le hizo al ciclismo todos los sabemos, pero sí que es cierto que cuando él fue corredor, e incluso durante el tiempo, nunca ha escondido su afinidad con Jan Ullrich, su rival más enconado, e incluso con Ivan Basso.
Al final, hasta el desalmado tejano, todos tenemos un corazonzito.
Ciclismo antiguo
Il Lombardía y el ciclismo auténtico
Todo buen ciclista italiano siempre mira a Il Lombardia
Muchos italianos pululaban por las salidas de la Vuelta a España, inquietos, afinando la forma, cuidando la figura. Están concentrados al 110%. “¿Vais al mundial” les dices. “Sí, al mundial, y a Il Lombardia”.
Es su monumento, el monumento, ese que algunos ven ahí, en octubre, lejos de los otros cuatro, pero que es un canto al ciclismo imperecedero.
Es el camino que nunca cesa, el círculo que nunca acaba. Lombardía a través de los tiempos, el ciclismo que muda, entre villas e iglesias románicas, lagos y enmohecidos bosques que desnudan su belleza cobriza, el ciclismo centenario, que bebió de la “belle époque”, Gino y Fausto, pero de los que vinieron después.
Porque si el ciclismo es eterno en algún sitio, pensad en Italia.
Il Lombardía es la meta desde hace 117 años.
“Dios creó la bicicleta para que el hombre la utilizara como en el instrumento de esfuerzo en la dura carretera de la vida” reza el busto de Fausto Coppi, en en Ghisallo, la ermita de los ciclistas desde donde se atisban las lomas que anidan el lago de Como.
Como toda grande que se precie, Il Lombardía nació para el relato de la prensa.
Era el titular de la época, el que gustaba y duplicaba tiradas.
La Gazzetta dello Sport sacó de cero la carrera. Era otoño, otoño de 1905, la Italia del norte, la que conectaba con la Europa que vivía en la efervescencia de miles de cambios que la acechaban.
Todo fue cosa de Desgrande italiano, Armando Cougnet, que inaugurando su nuevo semanario “Gli Sport”. “No hay tiempo que perder, necesitamos ideas y pasión a raudales, debemos atacar primero, tomar posiciones”.
Así era la prensa de principios de siglo XX, una lucha sin cuartel y pensaron en Lombardía. Estudiaron rutas con el Touring Club, pasaron dos años, madurando y meditando la propuesta, hasta que fueron a la Gazzetta y ésta echó el resto.
Titulares lustrosos y grandes sobre fondo rosa: “Un critérium de otoño”.
Pensaron en noviembre, y un mes antes lo anunciaron, querían probar a los corredores en medio del incipiente invierno. 53 probaron las “delicias” del trazado, saliendo del sur de Milán, de enfrente de una trattoria, de nombre Boschetto in Rogoredo, a las seis de la mañana de un doce de noviembre.
Un tal Romolo Buni dio la salida ondeando la tricolor.
Buni era prehistoria itálica, estrella de la pista, se había medido contra el caballo de Buffalo Bill.
E Il Lombardía creció, y vivió la época dorada, que arrancó Alfredo Binda, el corredor cuya ausencia en el Giro estaba remunerada para dar opciones a los rivales, que siguió la estela de Constance Girardengo y que vio el florecimiento de un toscano que leyó Dante y comprendió a Miguel Ángel, Gino Bartali, quien antecedió a Fausto Coppi, la leyenda que atravesó generaciones y corazones.
Coppi ganó su quinto Lombardía en 1954, lo pudo hacer a los años, pero lo evitó Darrigade. Luego no hubo grande italiano que no escribiera su nombre en Il Lombardia: Bitossi, el ciclista del corazón loco, Gimondi, Moser, Saronni, Baroncheli, Bartoli, Cunego, Bettini y Nibali como síntoma de que aquí, el alma de ciclismo italiano que sobrevive a los tiempos como el garante de la tradición auténtica.
Imágenes: FB de Il Lombardia
Noticias de ciclismo
La nueva montaña de Jonas Vingegaard
La mejora de Tadej Pogacar obliga a Jonas Vingegaard a redoblar progresión
No es automático, pero sí me suele ocurrir, cuando veo una gran exhibición de Tadej Pogacar, me acuerdo de Jonas Vingegaard.
No tiene el carisma, tampoco la longitud de actuación del esloveno, no transmite igual, pero sencillamente, que haya un tipo que sea capaz de pararle los pies a este monstruo me parece admirable.
Porque Vingegaard no sólo lucha contra el talento y el portento físico que es Tadej Pogacar, también contra la personalidad y simpatía que despierta el nuevo campeón del mundo.
Si ante la pregunta de si querías que Pogacar ganara el mundial, hubo mayoría que así lo pidió.
¿Quieres que Tadej Pogacar gane el Mundial?
¿Por qué?— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) September 26, 2024
La gente quiere al supercampeón de una manera que en ciclismo no es sencillo encontrar, no al menos con los dos más cercanos que se le asemejan, Eddy Merckx y Bernard Hinault, auténticos sicarios sin sentimientos, carentes de simpatía ni complicidad.
Ganaban humillando, Pogacar también, pero con guante de seda.
Hasta contra eso compite Jonas Vingegaard.
A mí cuando estos dos superciclistas colisionan, me la trae al pairo quién gane, la verdad.
En ocasiones tomo parte por Vingegaard por el mero deseo que haya cierta igualdad entre ambos y en la lucha por la carrera.
Yo no sé si el danés estará viendo mucho ciclismo estos días, pero si lo hace, estará compungido por lo que está viendo y por lo que sufrió en sus carnes en el Tour.
Es cierto que no llegó al 100%, pero el salto de calidad de Pogacar este año no es ni disuasorio, es directamente un puñetazo en la mesa de la rivalidad más fecunda de las últimas décadas.
Solo os digo una cosa, por vuestro bien y del ciclismo: Que Vingegaard recupere su mejor versión y sea capaz potenciarla el año que viene.
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) October 5, 2024
El margen de mejora que se le impone a Jonas Vingegaard para hacerle frente a Tadej Pogacar, aunque sólo sea en el Tour y quién sabe si el Giro, no creo que estuviera en los cálculos ni del corredor ni de su equipo.
La situación me recuerda mucho a aquella etapa de Tirreno 2022, cuando Vingegaard claudicó ante Pogacar en Carpegna con una cara larga al cruzar la meta de esas que marcan época.
Fue eso, un golpe brutal, casi humillante, pero no definitivo, pues a los pocos meses vino la gran jornada del Granon y su victoria en el Tour.
El nivel de mimo que pusieron en aquel trabajo me parece reseñable, y creo que en esta ocasión ya están en ello.
Otra cosa es si les volverá a resultar o si les será suficiente.
Imagen: A.S.O. / Charly López
Noticias de ciclismo
La gran y singular historia de Simon Yates en el Jayco
Con su marcha al Visma, Simon Yates pone fin a un singular romance con Australia
Hace diez años Adam y Simon, parecidos no, calcados, hasta en la forma de pedalear, recalaban en uno de los equipos con mayor creatividad del pelotón, el entonces Orina-Green Edge.
Su movimiento fue curioso, con el ciclismo de su majestad dominando, el Team Sky en lo más alto, dos de los mejores talentos de las islas se iban al equipo australiano, reclamando los galones que creían merecer y que el Team Sky tenía reservados para Chris Froome.
Desde un buen inicio supimos de los dos.
Como en un carrusel, Adam y Simon Yates aparecían alternativamente, sacando punta a una clase innata para escalar y lucir un instinto que rara vez hacía agua.
Cada uno hizo su carrera, hoy posiblemente Adam Yates está más delante, su salto en el UAE, previo paso por Ineos -como bien nos puntualizan- lo hemos visto todos, pero Simon tiene a bien haber ganado toda una Vuelta a España.
Seis años ha pasado de ello, y la recuerdo como una de las grandes más igualadas e inciertas de los años recientes, con Nairo, Valverde, Miguel Ángel López, Enric Mas en versión Quick Step.
Simon Yates llegó a esa carrera tras perder un Giro de Italia que parecía más que decantado a su favor, no sólo por una general que encabezaba hace días, también por las exhibiciones que se permitió hacer, algunas incluso vestido de rosa,
Pero llegó la Finestre y la gran jornada de Chris Froome para cambiarlo todo y sacarlo, hundido, hasta del top veinte.
De aquellas lecciones, Simon sacó conclusiones y enmendó la plana con una Vuelta a España que acabó como un tiro.
Hablo de ese año, de 2018, porque fue el ejemplo claro del grado de inmersión que Simon Yates logró en el entonces Mitchelton.
Siempre con los australianos, vio a su hermano irse de Ineos a UAE hace dos años, siendo uno de los mejores movimientos de mercado de los tiempos recientes.
Adam Yates no sólo ha subido dos niveles su rendimiento que ha logrado engrosar su palmarés con victorias tan importantes como la de Bilbao en el Tour que acabaría en el podio.
Simon Yates deja ahora su casa, dos años después, para probar suerte en la casa de enfrente, en el Visma siendo otro hombre de confianza, otro más unido a los que ya tiene, de Jonas Vingegaard.
Con el movimiento, se ponen fin a 10 años de fructífera relación, llegando a admitir, incluso, que pierde dinero.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Primoz Roglic, en cabeza del top 10 de la Vuelta
La historia de la Vuelta premia a Roglic por encima de las leyendas de siempre
Quería dejar pasar unos días desde el triunfo de Primoz Roglic en su cuarta Vuelta Ciclista a España para situarle en el cuadro de de los mejores de la historia de la carrera.
Leyendo entre líneas ese titular, que reniega de Heras. Correcto.
— Sergio Palomar (@serpal_) September 11, 2024
Aunque la interpretación de las palabras de Javier Guillén pueda dar a entender cierto menosprecio a Roberto Heras, yo creo que todo lo contrario, es la admisión de la labor del esloveno por la carrera española, una simbiosis perfecta en la que ambas partes, como hemos visto, han salido ganando.
Pocos podíamos vaticinar que Roglic iba a construir el legado más potente de la historia de la Vuelta.
Atrás queda un top ten prendado de calidad, historia y mucho cariño por nuestra gran vuelta.
Roberto Heras, 4 victorias
El bejarano se equipara en la estadística final con Roglic, pero sinceramente, las sensaciones, la cantidad de etapas y lo enrarecido de su último triunfo en 2005 le sitúan un peldaño por debajo.
Heras, como Roglic, encontró en la Vuelta el cariño que no le dio el Tour de Francia.
Rominger y Contador, 3 triunfos
Si el suizo fue el primero en poner el listón tan alto, con un serial de tres éxitos consecutivos, sólo igualado con Roglic, el madrileño nunca falló en las Vueltas que tuvo a tiro, haciendo un 3 de 3.
Ahora ver qué español sucede a Contador.
Froome, Berrendero, Delgado, Zulle, Hinault, Fuente y Deloor, 2 triunfos
En este grupito vemos bien reflejadas las dos épocas de la Vuelta, con la entrada de Chris Froome, por el rebote de la edición quitada a Juanjo Cobo, ya en septiembre y con la Vuelta en su estatus actual, siendo codiciada por gran parte de las estrellas.
En el grupo de biganadores, el ciclismo español se asienta en tres leyendas como Berrendero, Fuente y Perico, mientras que Zulle la ganó corriendo para la ONCE.
Hinault lo disputaba todo, hasta una Vuelta que reconstruía su prestigio a principios de los 80, y Deelor, siempre será el primero.
Es curioso, porque las cuatro victorias de Roglic en la Vuelta a España vinieron de decepciones anteriores en otras grandes.
En 2019 venía de perder un Giro de Italia en los Alpes por su indecisión ante Carapaz en el marcaje con Nibali, salvando el podio por los pelos.
Al año siguiente, el la Vuelta restañó las heridas que le dejó la derrota con Pogacar en la cronoescalada de La Planche des Belles Filles, mientras que en 2021 y 2024 logró la general tras durísimas caídas en el Tour.
Todo esto refuerza, si cabe, una relación idílica que ha finalizado con Primoz Roglic delante de todas las leyendas de la Vuelta a España.
Ahora, como insinúa Guillén, a ver si crea el club de los 5.
Imagen: Unipublic- Sprint Cycling Agency
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