Primoz Roglic
Tirreno-Adriático: Roglic me gusta hasta «pancartero»
Las victorias de pancarta de Roglic en Tirreno suman como las heroicas
Sí ya sé, los éxitos de Primoz Roglic, entre vallas y bajo la pancarta de meta de la Tirreno-Adriático, han vuelvo sobre la figura de aquel ciclista matador que firmó una buena parte de sus victorias en el tramo final de las carreras.
Y es cierto, el esloveno logró muchos triunfos así, muchos de esos más de 65 que adornan uno de los mejores palmarés que pululan ahora mismo por el pelotón.
Pero no le va a hacer ascos, el amigo Primoz, a una facultad que no todos tienen, capaz de aguantar escondido toda una jornada, para asomar al final, muy al final, lo justo para ganar la etapa.
Admito que pensé, desde un inicio, que Roglic no venía a por esta Tirreno, no al menos en la medida que podía ir años atrás a por la París-Niza o el Dauphiné.
Era su primera carrera desde que le vimos hecho un Cristo en aquella llegada de la Vuelta, justo antes de retirarse.
Una pretemporada condicionada por una operación y la incertidumbre del debut en una carrera de este nivel.
Incluso, cuando ganó el primer día serio de la carrera, pensé que era fruto de ese «savoir faire» en llegadas que pican, como otras veces le habíamos visto.
Pero no, amigas y amigos, este tipo es un rodillo, un killer «made in Slovenia» que no perdona ni cuando justo rompe a sudar.
¿Se han alienado los astros para su más que segura segunda Tirreno? es posible, el viento de la jornada reina ha jugado a su favor, pero es que esta gente, como Roglic digo, no triunfan fruto de la casualidad, en ellos reside un don, el del acierto, pero también la capacidad de esconder la cabeza, mezclarse en el grupo, aguantar lo que ellos saben aguantar y sacar el genio al final.
No ha derrotado a unos cualquiera Primoz Roglic en la carrera de los dos mares, pero está claro que, de inicio, ya sabíamos que estaban en otro nivel, en caso que la forma del esloveno estuviera más que aceptable.
Primoz Roglic, dije el otro día, es como esos delanteros a los que les favorecen los rebotes, pero claro, para que te vengan de cara, hay que estar y éste siempre está.
No acabo de ver a Roglic ganando esta Tirreno, creo gana por la inercia y clase que atesora, pero hoy he visto esa Lieja que gana tras perder el Tour, esa Itzulia tras caerse en París-Niza y esa Vuelta que domina tras abandonar el Tour.https://t.co/TLBDnI7lib pic.twitter.com/LLQbyp3sqV
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) March 9, 2023
Se va a llevar una Tirreno-Adriático rara, sin jornadas para enmarcar, como en otras ediciones, pero eso la estadística no lo contempla.
Esta sabe de números y registros y Roglic pone por segunda vez el huevo en la Tirreno, esta vez sin haber competido y ganando tres etapas, las tres de pancartazo, sí, pero es que la situación así lo requería.
Una cosa tengo cada vez más clara, más viendo la París-Niza, cuánto va a echar de menos Vingegaard a Roglic en el Tour
Imagen: FB Tirreno Adriatico
Primoz Roglic
El Giro que mejor define a Primoz Roglic
Nunca una victoria es tan fiel a la persona como este Giro a Primoz Roglic
Primoz Roglic es certero, frío, calculador, rocoso, coherente y en especial un ejemplo vital a tomar en serio.
Todo eso lo ha reflejado en este Giro de Italia.
Tres semanas largas del medio al sur y vuelta hacia el norte en la que el esloveno ha dado una clase de cómo con mínimos se pueden lograr máximos.
El otro día, comentábamos sobre la suerte que habría corrido la carrera de haber proseguido Remco Evenepoel.
Si en un principio, siempre vi a Primoz Roglic un punto por encima que el belga en este Giro, creo no errar si pienso que el desenlace podría haber sido perfectamente a la inversa.
He tenido la sensación que Roglic esta vez no, esta vez no jugaba a los puntos y todo al final a propósito.
Una sensación que sólo se ha roto en una cronoescalada estratosférica que conecta con lo que decía al principio.
Roglic ha corrido tres semanas pensando en este momento, en el instante definitivo, esa brutal rampa, por un escenario singularísimo, cerca de su país, para decantar las cosas a su favor.
Nunca ha dado la sensación en este Giro de ir sobrado, al contrario, muchos días corrió al despiste y algún otro a encajar golpes.
Qué valor adquiere ahora el trabajo de Kuss en el Bondone.
Dudo mucho que Roglic, por lo que sea, llegara a tope a este Giro.
Sabemos de los casos de Covid de su equipo, sucedieron en ciclistas integrados en un grupo que pasó tiempo con él hasta las mismas puertas de la carrera, como nos explicó el propio Kuss en el podcast.
A ello se le añade la caída en la que Tao acaba fuera de la carrera y él se va al suelo.
Un tipo que nuca se queja advertía que no estaba cómodo, que la carrera se le hacía bola.
Pero eso es Roglic, el ciclista que ante los problemas no se crece, directamente los esquiva y sigue su camino.
Jugarse todo al final, en una cronoescalada creo que no era una opción, directamente la carrera le empujaba a ello.
Y lo hizo con una exhibición de época, sacando los colores a sus rivales en el tramo definitivo, el final, con incidente mecánico incluido, tan grave y costoso que pensé echaba su Giro a tierra.
Ahora, Roglic es un poco más Rominger, el suizo ha encontrado su némesis en un esloveno.
Ambos comparten muchos triunfos similares y la seguridad que no es necesario un Tour para ser un grande de siempre.
Imagen: FB de Giro d´ Italia
Primoz Roglic
Un Giro para que Roglic sea Rominger
El Giro haría justicia con Roglic si le abre la puerta a su palmarés
Son sensaciones muy compartidas por muchos y ahora, en la previa del Giro, me vuelve el nombre de Tony Rominger para referirme a Primoz Roglic.
Muy similares en la carretera y en lo conseguido, ambos ciclistas ambicionaron un día el Giro como pieza necesaria para completar una obra, por otro lado, de época.
A Rominger ya sólo le hace falta que Roglic gane un Giro de Italia, otra (Gran)Vuelta de Una Semana y un Monumento más para completar su reencarnación en el esloveno. pic.twitter.com/UbexlKm8rK
— JaviSkimo (@javiskimo) March 12, 2023
Pues ambos son ciclistas que trascienden más allá de su tiempo y circunstancias, ambos consiguieron sacar la cabeza en circunstancias muy complejas, con leyendas en la carretera y una competencia feroz alrededor suyo.
Roglic tiene por delante un Giro de Italia para deshacer ese pequeño desastre que fue la edición de hace cuatro años.
Lo hemos comentado con Sepp Kuss en el podcast, y volvimos sobre las causas de su derrota esa edición: llegó algo pasado de forma, se centró en Nibali y la tercera semana la compitió enfermo.
Tres circunstancias que explican muy bien el Giro de Italia y lo que le rodea, algo que para Roglic seguro que no ha caído en saco roto.
El esloveno ha tomado nota de todo aquello para demostrar que él aprende mejor que nadie de los errores y peores circunstancias.
Creo que Primoz Roglic parte como gran favorito a este Giro y me gustaría, además, que la carrera acabara en su listado de logros.
Desprovisto de responsabilidades para el Tour, ha podido recuperarse bien de las heridas del año pasado, llega además con la dosis de confianza que dan dos victorias como Tirreno y Volta transmitiendo la sensación que ni siquiera le hizo falta estar a tope para ganar y con un equipo que, a diferencia del de hace cuatro años ofrece garantías.
Roglic sería muy bienvenido en el ocho del Tour para Jonas Vingeegaard, pero se ha ganado el derecho de elegir y ensanchar su palmarés y grandeza.
Por años, experiencia y demás me parece más ciclista que Remco Evenepoel y le veo a años luz del resto de outsiders que, ojalá suceda, me gustaría ver muy cerca de los dos cocos por el bien del espectáculo y la emoción.
A Roglic le tacharon de frío y distante en sus primeros años, pero el movimiento se demuestra andando y este tipo se ha ganado nuestro corazón y respeto, por eso como firmaría el propio Adrián García, de Eurosport, todos mis cuartos a su casilla.
Imagen: Guillem Riera
Primoz Roglic
No llaméis a Primoz Roglic «pancartero» por favor
La etiqueta de «pancartero» no hace justicia a Roglic
La mejor Volta de años recientes, salvada en gran medida por esos dos monstruos, viajó por primera vez en su larga historia a Eslovenia gracias a un ciclista excepcional llamado Primoz Roglic.
Un éxito que, visto 48 horas después, sigue habiendo quien lo critica o lo pone en el alambre por la forma de correr de Primoz Roglic, recuperando ese término tan odiado en este ciclismo de «pancartero» o tipo que se juega os cuartos cuando la meta está a la vista.
Decir que Roglic ha sido «pancartero» en esta Volta no es desacertado, el recorrido daba para lo que daba y jugarlo todo al final era la única opción de secar una amenaza como Remco.
Incluso podría admitir el mismo adjetivo para la Tirreno que gana, en la que no le hacen falta más que tres achuchones al final para llevarse el éxito en la primera que competía.
Sin embargo, decir que Roglic es un «pancartero» de manual sí que es faltar a la verdad.
Le ha ido bien siendo conservador en muchos momentos, fruto especialmente de ese final asesino que tiene, que tanto nos recuerda a Tony Rominger, pero esas actuaciones de sacar la cabeza al final, se han alternado con jornadas de ciclismo muy top que algunos no quieren recordar.
Es sencillo, tanto como irse al momento en el que Roglic abandonó la Vuelta del año pasado, tras buscar en Tomares sorprender al líder Remco y tomarle unos segundos.
Se fue al suelo y se nos partió el corazón, pero sucedió precisamente por tomar riesgos.
El primer Roglic, el que gana dos etapas del Tour en 2017 y 2018, toma el mando de la cabeza en colosos como Galibier y y Aubisque, menudo descenso realizó en solitario en ambos.
Luego viajar a jornadas de relumbrón, la victoria en la Itzulia de hace dos años, batiendo a Pogacar en un mano a mano sostenido a no sé cuánto de meta, como el que le propone y acepta de Egan Bernal en Lagos de Covadonga.
Roglic es el iniciador de la gran etapa del Granon, con él empieza el baile alrededor de Pogacar, y lo hace en la cima del Télégraphe, a sesenta de meta.
Eso es Primoz Roglic, eso es también, un tipo con una admirable forma de entender este deporte, que a esas exhibiciones le ha añadido historias de superación y gestión de frustración que bien deberíamos hacer propias, en especial aquellos que siempre ven en un deportista top un ejemplo a seguir.
Imagen: Guillem Riera
Primoz Roglic
Roglic & Evenepoel, el Giro de Catalunya
El duelo Roglic & Evenepoel es el anticipo del Giro de Italia
La cosas de la vida, la Volta 2023, que con tanto detalle os hemos descrito, se supone este año un anticipo del Giro con Primoz Roglic y Remco Evenepoel en la salida.
A unas seis semanas de la primera grande, y en medio del subidón de la primavera, nos vemos con un entremés de mayo en pleno marzo en una carrera que, por otro lado, ofrece un diseño muy mejorable.
Pero están aquí, con cuentas pendientes y sabedores que los focos van a estar en ellos.
La última vez que Roglic y Evenepoel me midieron fue en septiembre, en el drama que le tocó vivir a Roglic en aquella llegada en llano en la que estaba ejecutando un ataque de esos que duelen, pues no se esperan, pero reporta un golpe moral y unos segundillos.
Roglic acabó por los suelos, destrozado -cuántas quemazones le hemos visto ya- y la sensación que su duelo con Evenepoel dejó hojas en blanco.
Medio año después, vuelven a cruzarse en la Volta, como grandes favoritos en un listado con nombres interesantes -ojalá veamos a un Bernal de regreso- pero ninguno a su nivel.
Sobre esta semana que empieza, creo que el reto para Evenepoel es cojonudo.
Corre un tipo de carrera que sin venirle mal, tampoco es su terreno idóneo, le quitan las cronos, como en casi todos los sitios, y le encadenan a tres llegadas en alto, ante un rival directo en unas semanas.
Ya sabemos que viene de dar grandes números en Tenerife, pero las sensaciones que ofrece el campeón del mundo en carrera son de debilidad cuando le ponen en aprietos para arriba.
Lo vimos en el UAE Tour con Adam Yates, cuando el británico le dejó en el tramo final.
Cierto es que Evenepoel gestionó bien la renta, pero Roglic y otros saben que el belga que resulta tan intratable en ciertos terrenos, ofrece debilidades en las llegadas en alto.
No sé hasta qué punto Roglic vendrá a disputar la general.
Tras hacerse con la de la Tirreno transmitiendo la sensación de que pasaba por ahí, ahora tiene opción de sumarle una Volta a su listado de vueltas por etapas que reluce en su estantería.
Ojo que el amigo viene con Dauphiné, París-Niza, Tirreno, Itzulia y Romandía, en una colección que no muchos han juntado estos años, de Valverde a Froome, pasando por Nairo, Richie Porte y el mismo Pogacar.
La Volta en este caso vendría a engrosar el caché, pero especialmente daría señas de lo que puede pasar en el Giro, ahí donde Roglic y Evenepoel se han citado para seguir lo que dejaron pendiente en la Vuelta.
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