Primoz Roglic
Tirreno-Adriático: Primoz Roglic siempre se levanta
La victoria de Roglic en Tirreno recuerda que el esloveno siempre vuelve
Nos explicaba el amigo de Eurosport Adrián García en la presentación de la Vuelta a España, los sentimientos que le despierta Primoz Roglic y lo poco objetivo que es a veces con él, en un recuerdo que me ha venido a la mente con la etapa que ha ganado en la Tirreno-Adriático.
El esloveno es eso, deporte, espíritu y todo lo bueno que el ciclismo representa.
Pero no sólo eso, es ambición y entereza a partes iguales.
Porque sólo así entendemos la victoria que Roglic ha firmado en la primera llegada en alto de la Tirreno-Adriático.
No es la primera vez que Roglic en un estado de forma que ofrece dudas acaba llevándose el éxito.
Por ejemplo en la Vuelta del año pasado, cuando ganó la primera jornada en España en un final muy similar a éste de Italia.
Es un ciclista con muchos registros, pero en llegadas aquí nunca perdona, ni siquiera cuando llega tras una etapa en la que ha circulado tranquilamente en la panza del grupo, como desentendiéndose de la carrera, incluso cuando Alaphilippe probó suerte de lejos.
Cada victoria que Roglic celebra tras no verle desde su última caída, es una victoria del ciclismo.
No puede ser entendido de otra manera, es el espíritu y esencia de lo que es la propia vida, levantarse tantas veces como te caigas, aunque a veces, como bien vemos, te haces mucho daño.
No acabo de ver a Roglic ganando esta Tirreno, me parece que gana por la inercia y clase que atesora, pero hoy he visto esa Lieja que gana tras perder el Tour, esa Itzulia que consigue tras caerse en París-Niza y esa Vuelta que se lleva tras abandonar el Tour.
Eso es Roglic, y aquí sí que tomo un deportista profesional como ejemplo para las cosas importantes de la vida.
Imagen: @Jumbovismaroad
Primoz Roglic
Roglic y lo de los ciclistas de otra pasta
Las veces que se ha caído y levantado Roglic supera la media
Recuerdo cuando Tom Dumoulin fichó por el Jumbo-Visma, justo la temporada de la pandemia, y había cierto debate sobre quién debía liderar el equipo o el neerlandés o Primoz Roglic.
El Tour 2020 lo puso sencillo, pues el esloveno se situó de líder desde bien al inicio para perderlo muy cerquita de llegar a París.
La famosa tarde de La Planche des Belles Filles.
Poco después de todo aquello, cuando surgieron las dudas en la continuidad de Tom Dumoulin, llegando a marcar un periodo sin competir, el ya excilcista le dedicó unas palabras muy cariñosas a su compi, algo así como que en los momentos bajos, Roglic era un compañero perfecto, que te ayudaba a mirar adelante, sin paños calientes, ni juzgarte.
Aplicaba y aplica Roglic para los demás la misma medicina que para él mismo, tras cada caída hay que mirar adelante, limpiarse el polvo, comprobar que las heridas tienen solución y seguir pedaleando.
Desde el varapalo aquel de La Planche, Roglic ha sido un ejemplo anual, y a veces más de una vez por año, de ciclista que sabe levantarse de los golpes y salir adelante.
Su relación con el Tour de Francia es el mejor espejo de esta realidad, una tras otra, sus participaciones han sido literalmente negadas en gran parte por la mala suerte
En 2020 no, por eso, en esa edición perdió por, como nos dijo una vez Sepp Kuss, subestimar a Pogacar.
Ello no le quitó de ganar la Lieja a los pocos días y reconquistar la Vuelta de otoño.
En 2021, Roglic dejó el Tour casi de inicio, por una caída fruto de aquella subnormal del cartelito a los yayos, y de nuevo ganador de la Vuelta.
Hace dos años, se metió otro buen talegazo en el pavés del Tour, pero fue decisivo en desfondar a Pogacar, camino del Granon, y este año, ya como líder del Bora, acabó por abandonar tras caída y volvió a ganar la Vuelta.
Ojo a lo que dijo Roglic sobre los días posteriores a dejar el Tour
«Después de todo, sólo soy humano. Y cuando me volvió a pasar lo que me pasó, mis pensamientos fueron en la dirección de ‘qué necesito, y ya no necesito formar parte del mundo del ciclismo y sufrir todo esto’. Supe unos días después qué tipo de lesión era, que después de todo algo se había roto. En aquel momento tenía que cuidar mi salud, tenía que llegar a un estado en el que me sintiera medianamente normal«.
«Lo que siguió fue mirar hacia delante y darme cuenta de que nunca me quedo sin nuevos retos. Por supuesto que siento el dolor, no es agradable. Por otra parte, todos estos acontecimientos desagradables en mi carrera, que hubiera deseado que no me ocurrieran, me han aportado también muchas cosas positivas. El apoyo de mi familia y otros seres queridos, que siento al levantarme después de las caídas, es excepcional«.
«A pesar de este apoyo (familia y amigos), no es sencillo pedalear con dolor, pero este apoyo me facilita mucho la toma de decisiones sobre cómo proceder. Así que la decisión de volver a empezar la Vuelta después de otra caída en el Tour fue, al final, bastante fácil«.
Roglic, admitiendo abiertamente que estuvo a punto de dejar la bicicleta, que el dolor también le pasa factura a él y que esto ya no le compensaba.
Este tío, que es de la pasta más dura que conocemos en este deporte, dudando es algo que no vimos venir lo que nos recuerda que debajo esa carcasa tan bien diseñada hay un corazoncito que también sufre en la adversidad.
Esto del ciclismo muchas veces me parece un milagro.
Imagen: Unipublic
Primoz Roglic
Tour: Nadie habla de Primoz Roglic
La candidatura de Roglic al Tour me parece la segunda más potente
Entre el Giro de Pogacar, la recuperación de Vingegaard, las alineaciones de Visma y UAE para el Tour, la entrada de Red Bull en el maillot de Bora y todas esas cosas, nadie habla de Primoz Roglic.
Muchas veces pienso en el esloveno sin ropa, y no en el primer sentido que se os venga a la mente, y sí por la cantidad de cicatrices que debe tener por brazos y piernas.
De hecho son famosas, si no me equivoco, un par de fotos suyas, con multitud de gasas, esparadrapos y moratones en la cama tras alguna de las tremendas caídas que ha sufrido.
Este año a Roglic casi no le hemos visto, muy por debajo en la París-Niza y fugaz en Itzula, una caída en Euskadi le ha dejado fuera de calendario hasta este Dauphiné.
La francesa es una carrera que ganó hace un par de años tras haberla tenido a tocar en 2020 hasta que una caída, para variar, le dejó fuera de la misma.
Estos días merodea las primeras plazas de la prueba que se tiene como ese «pequeño Tour» que prueba las piernas para el grande, el de julio.
No sé si se meterá en la lucha por la general, a priori no es objetivo, pero cuántas veces se ha presentado en una vuelta sin querer disputar a fondo y acabó en el ajo.
En todo caso, para Roglic y su equipo el Tour lo es todo, ahora mismo y aquello que implique un riesgo innecesario no se va a contemplar.
Lo que pasó en Itzulia fue un doloroso recuerdo de lo sencillo que es perderlo todo en un momento.
Mirando al Tour, yo no veo mejor rival, ahora mismo, para Tadej Pogacar que Primoz Roglic.
Valoramos mucho la evolución de Vingegaard, miramos a Evenepoel, pero Roglic me parece el rival más sólido ahora mismo para Pogacar.
En este Tour confluyen varios aspectos, el dorsal uno es un saco de dudas, entra un nuevo sponsor en el equipo y no son ya muchas las ocasiones que le quedan de ir a por la mejor carrera.
En un mano a mano, veo imposible desbordar a su rival esloveno, pero Bora basa algunas de sus mejores victorias en actuaciones corales de primer orden y en el ocho del Tour van a tener uno de los mejores equipos.
Roglic tendrá un plan, su plan, fue el menos perjudicado en las caídas de Itzulia y su forma crece lo suficiente para estar ya delante en Dauphiné.
Sólo le deseo un Tour en blanco, sin caídas ni elementos que distorsiones y a ver cuál es su sitio en la mejor carrera.
De ser así, apuesto que no estará lejos del mejor.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
Primoz Roglic
Keys2024 Roglic apura las últimas cartas
Sin atadura alguna y un buen bloque alrederor, Roglic vuelve a la quiniela del Tour
No eran muchas las opciones para Primoz Roglic para volar de Jumbo, en pleno desengaño por el desenlace de la Vuelta, y entre ellas el Bora parecía una con toda la lógica.
Ya con los colores de su equipo, y no luciendo los de su exequipo, con casco y bicicleta de Bora, Primoz Roglic sabía que su gran ilusión, aquello que todos extrañamos en su palmarés, pasaba por no seguir en el Jumbo Visma.
Si ya era obvio que Vingegaard no iba a ceder el mando tras ganar el primer Tour, imaginaros una vez ha ganado el segundo.
El movimiento de Roglic es audaz, como él, sin miedo al cambio ni al riesgo que entraña, él que se hizo un nombre en otro deporte y tantas veces se ha caído y levantado.
Además este cambio contribuye a que tengamos uno de los mejores carteles que le recuerdo al Tour de Francia,
Si nos dejamos llevar por las sensaciones previas, convendremos que Roglic no parece al nivel de su excompañero Vingegaard ni tampoco de su compatriota Pogacar.
Esa es la primera lectura y en una carrera plana, en línea recta, sin matices ni giros, seguramente lo tendría perdido.
Pero ciclismo es complicado, la predicción no siempre funciona y en ocasiones la sorpresa se hace hueco.
Curiosamente Roglic cayó, en el sentido estricto de la palabra, antes de ganar las dos mejores vueltas de una semana de Francia, tanto Dauphiné como París-Niza.
Ya le conocemos, es como el Ave Fénix e igual que le llevó un tiempo recuperar sendos tronos, ahora conecta con el Tour de Fracia 2020 que perdió en el momento final.
Y es que como digo, el Tour no es lineal, ni predecible, aunque muchas veces el pronóstico se imponga.
Bora le va a dar todo para lo intente su líder esloveno, un ocho con Hindley, Vlasov y Dani Martínez y una estrategia que, en tiempos recientes, se ha destacado por ser audaz, atrevida y en ocasiones exitosa.
En el equipo verde se tramó el vuelvo del Marie Blanque, la explosión de Pogacar, situando medio equipo en la escapada y aupando a Hindley a un efímero liderato y aquí también se dibujó la mejor etapa del Giro 2022, la de Turín.
Para Roglic la dificultad forma parte del negocio y es el motor para que acabe sacando lo mejor.
Su camino al Tour está marcado, irá con hambre de carrera y competir, espero no se pegue uno de sus célebres tortazos y que llegue al 110% a Florencia sin pasar, habrá que esperar, por la Vuelta a Suiza.
Imagen: @BORAhansgrohe
Primoz Roglic
Top2023 Primoz Roglic es el conseguidor
La temporada de Roglic vuelve a rozar el excelente
Nn ns engañemos, Primoz Roglic, esloveno, querido a más no poder por la afición, para firmar la nota máxima necesita el Tour, la general del Tour.
Él lo sabe, nosotros lo intuimos, en la lista de eslovenos queridos en el mundo no creo que haya más queridos que él.
Quizá el portero del Atletico o Pogacar, poco más.
El año que viene Primoz Roglic irá a por el Tour, la injusticia histórica que se perpetró en La Planche des Belles Filles hace poco más de tres años.
Mientras él va haciendo, que no es poco.
Roglic lleva en el listado de los mejores del año en este mal anillado cuaderno hace cinco temporadas, no es baladí.
Su forma de hacer es como la de un rodillo, gana hasta cuando parece que no le pone interés.
Como en la Tirreno-Adriático que firma a base de pancartazos, para alimentar su inmerecida leyenda.
En Italia consiguió duplicar, pero luego en la Volta en la que nos deleita con Remco, que si ataco, que si te sigo, que si paro, se quedó a una puñetera general de tener todas las grandes de de una semana en su palmarés.
Sólo le falta Suiza, y al parecer será su preludio de su Tour el año que viene.
Si lo logra, en eso, se diferenciará con Tony Rominger.
Porque hasta la fecha sigue los pasos y los quehaceres del helvético, incluso hasta en el Giro, una carrera que en 2023 no ha sido la más bonita, pero que fue ganada de la forma más in extremis posible.
La pena fue que se lo hizo al mismo Geraint, a las puertas del final en Roma, pero esa cronoescalada tenía tanta miga que sólo Roglic pudo desentrañarla.
Cierto es que hubo emoción hasta el final, pero qué emoción, verle sobrepasado por la avería casi al final, y sobreponerse con la adrenalina rebosando para hacerse con un rosa que era inapelable.
En la Vuelta, ya sabemos, se impuso la lógica de equipo, que no sé si la real de carrera.
Que Roglic respetara el liderato de Sepp Kuss fue de justicia en la intrahistoria del Jumbo, aunque no sé si en la propia de la carrera.
El año que viene más, y sin necesidad de responder ante nadie, Roglic volará solo ¿volverá a este listado de tops del año?
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