Primoz Roglic
A la Tirreno-Adriático, sólo le faltaba Roglic
La semana se plantea aún mejor con la imagen de Roglic en la Tirreno-Adriático
Creo no decir una tontería si admito que pensaba que Enric Mas podía ganar perfectamente esta Tirreno-Adriático, lo tenía en mente hace días y ahora con Primoz Roglic la historia puede cambiar.
La entrada del esloveno en la carrera de los dos mares es lo poco que nos faltaba para cuadrar el círculo en lo que creo va ser una primera semana de marzo memorable de ciclismo.
Ya no debutará en la Volta.
Al duelo al sol que esperamos en París-Niza entre los dos mejores del Tour, se le suma de forma simultánea una partida a varias bandas en la primera vuelta del calendario italiano.
Roglic ya sabe lo que significa ganar la Tirreno-Adriático, es el de la foto del artículo, un ciclista muy diferente al de hoy.
Entonces no había ganado ni siquiera una grande, iba camino de llegar pasado de forma al Giro y luego, en septiembre, hacerse con su primera Vuelta a España.
Hoy el esloveno es uno de los mejores ciclistas del mundo con más de 60 triunfos y una relación de resultados brutal
Pero sigo creyendo que Enric Mas tiene una opción de romper un techo de cristal que le vendría muy bien a esa cabecita a veces dubitativa.
Sé que la Tirreno-Adriático arranca con una crono y que ahí gente como Van Aert, ojo a éste para la general, y el mismo Roglic le pueden hacer pupa, pero hay terreno para buscar la sorpresa e incluso una llegada en alto en la que Enric me parece de los más fuertes ahora mismo, más en ausencia de Tadej Pogacar.
Lo veo mejor incluso ante un especialista en esta carrera como Mikel Landa, tercero en las dos últimas ediciones.
La Tirreno será sin duda un carrerón con opciones para todos, abre con la crono del Lido di Camaiore, y se mete en la médula de la bota itálica con dos jornadas tipo mundial y a aquella de domingo en la que Van der Poel firmó antología frente al mismo Pogacar más una llegada en alto.
Hay recorrido, en Italia siempre suele haberlo, y hay nombres, no tan relucientes como los dos de París-Niza, pero que pintan bien: Vlasov, Geraint, Adam Yates y Hindley, el ganador de gran vuelta del año pasado que aún no se ha estrenado éste.
Imagen: FB Tirreno Adriatico
Primoz Roglic
¿Roglic al Tour? No sé yo
Si Roglic fuera al Tour ya no tendría el valor específico de otras veces
Recuerdo en la semana de París-Niza y Tirreno-Adriático que comentamos en este mal anillado cuaderno sobre la necesidad de ver a Primoz Roglic al lado de Jonas Vingegaard en el Tour de Francia.
Claro que entonces no se había corrido el Giro y sí un par de grandes carreras en las que los eslovenos dominaron casi a placer.
Si Pogacar no dejaba ni las migas en Francia, Roglic se apuntaba su segunda Tirreno con la sensación de estar lejos de su mejor punto de forma pero con una contundencia brutal: general y tres etapas.
Esos días comentamos la necesidad de ver a Roglic en el Tour para apuntalar las opciones de Vingegaard en la defensa de su corona.
Si el año pasado nos demostró una cosa es que para derrotar a Pogacar es necesaria la estrategia de «manada» que el Quick Step ha hecho tan célebre, empezar los picotazos por diferentes sitios y al mismo tiempo del gran favorito para hacerle ceder como acabó sucediendo en la célebre jornada del Granon.
Roglic fue clave esos días, incluso magullado tras su caída en el pavés.
Cuando Primoz atacaba Pogacar no podía dejarle ir y en ese tren iba «cómodo» Vingegaard para rematar a su rival.
Eso fue lo que vimos, lo que pasó pero ¿puede suceder este año?
No lo veo tan claro.
Leo que Roglic mantiene hermetismo sobre su presencia en el Tour de Francia, pero confirma que estará en la Vuelta a Suiza, para seguir con ese puzle de victorias en las vueltas de una semana.
Si Roglic va a Suiza es para ganar y para mantener ese punto de forma, aunque no sé yo si es tan sencillo lograrlo y sobretodo si puede prolongarlo hasta julio.
En todo caso, creo que esta vez el peso específico de Roglic en el Tour baja muchos enteros.
Esto lo escribo a priori, luego es posible que me dé en los morros.
Correr el Tour a tope tras ganar el Giro de Italia no es sencillo, incluso tras una carrera, la italiana, que aparentemente no ha significado el desgaste de otras ediciones.
En caso de estar en Francia, no creo que Pogacar, escarmentado del año pasado, entre tan fácil al trapo de su compatriota, más que nada porque sabe que viene con un Giro en las piernas.
La jerarquía del esloveno en Jumbo es indiscutible, al punto de poder disputar una grande a su medida sin reparar en si puede o no estar con Vingegaard en Francia.
Mientras el Giro iba quemando etapas, vimos el grupo del Tour de Jumbo entrenar, creo, por Sierra Nevada, con Laporte, Van Baarle y Van Aert junto al ganador saliente.
En ese grupito faltaban nombres que estuvieron en el Giro, principalmente Kuss y Roglic.
Con ambos vuelven a armar otro equipazo, pero me temo que la carta del esloveno igual ya no vale como antaño, y mejor pensar en otras cosas.
¿Qué habrán ensayado en Sierra Nevada?
Imagen: A.S.O. Alex_Broadway
Primoz Roglic
El Giro que mejor define a Primoz Roglic
Nunca una victoria es tan fiel a la persona como este Giro a Primoz Roglic
Primoz Roglic es certero, frío, calculador, rocoso, coherente y en especial un ejemplo vital a tomar en serio.
Todo eso lo ha reflejado en este Giro de Italia.
Tres semanas largas del medio al sur y vuelta hacia el norte en la que el esloveno ha dado una clase de cómo con mínimos se pueden lograr máximos.
El otro día, comentábamos sobre la suerte que habría corrido la carrera de haber proseguido Remco Evenepoel.
Si en un principio, siempre vi a Primoz Roglic un punto por encima que el belga en este Giro, creo no errar si pienso que el desenlace podría haber sido perfectamente a la inversa.
He tenido la sensación que Roglic esta vez no, esta vez no jugaba a los puntos y todo al final a propósito.
Una sensación que sólo se ha roto en una cronoescalada estratosférica que conecta con lo que decía al principio.
Roglic ha corrido tres semanas pensando en este momento, en el instante definitivo, esa brutal rampa, por un escenario singularísimo, cerca de su país, para decantar las cosas a su favor.
Nunca ha dado la sensación en este Giro de ir sobrado, al contrario, muchos días corrió al despiste y algún otro a encajar golpes.
Qué valor adquiere ahora el trabajo de Kuss en el Bondone.
Dudo mucho que Roglic, por lo que sea, llegara a tope a este Giro.
Sabemos de los casos de Covid de su equipo, sucedieron en ciclistas integrados en un grupo que pasó tiempo con él hasta las mismas puertas de la carrera, como nos explicó el propio Kuss en el podcast.
A ello se le añade la caída en la que Tao acaba fuera de la carrera y él se va al suelo.
Un tipo que nuca se queja advertía que no estaba cómodo, que la carrera se le hacía bola.
Pero eso es Roglic, el ciclista que ante los problemas no se crece, directamente los esquiva y sigue su camino.
Jugarse todo al final, en una cronoescalada creo que no era una opción, directamente la carrera le empujaba a ello.
Y lo hizo con una exhibición de época, sacando los colores a sus rivales en el tramo definitivo, el final, con incidente mecánico incluido, tan grave y costoso que pensé echaba su Giro a tierra.
Ahora, Roglic es un poco más Rominger, el suizo ha encontrado su némesis en un esloveno.
Ambos comparten muchos triunfos similares y la seguridad que no es necesario un Tour para ser un grande de siempre.
Imagen: FB de Giro d´ Italia
Primoz Roglic
Un Giro para que Roglic sea Rominger
El Giro haría justicia con Roglic si le abre la puerta a su palmarés
Son sensaciones muy compartidas por muchos y ahora, en la previa del Giro, me vuelve el nombre de Tony Rominger para referirme a Primoz Roglic.
Muy similares en la carretera y en lo conseguido, ambos ciclistas ambicionaron un día el Giro como pieza necesaria para completar una obra, por otro lado, de época.
A Rominger ya sólo le hace falta que Roglic gane un Giro de Italia, otra (Gran)Vuelta de Una Semana y un Monumento más para completar su reencarnación en el esloveno. pic.twitter.com/UbexlKm8rK
— JaviSkimo (@javiskimo) March 12, 2023
Pues ambos son ciclistas que trascienden más allá de su tiempo y circunstancias, ambos consiguieron sacar la cabeza en circunstancias muy complejas, con leyendas en la carretera y una competencia feroz alrededor suyo.
Roglic tiene por delante un Giro de Italia para deshacer ese pequeño desastre que fue la edición de hace cuatro años.
Lo hemos comentado con Sepp Kuss en el podcast, y volvimos sobre las causas de su derrota esa edición: llegó algo pasado de forma, se centró en Nibali y la tercera semana la compitió enfermo.
Tres circunstancias que explican muy bien el Giro de Italia y lo que le rodea, algo que para Roglic seguro que no ha caído en saco roto.
El esloveno ha tomado nota de todo aquello para demostrar que él aprende mejor que nadie de los errores y peores circunstancias.
Creo que Primoz Roglic parte como gran favorito a este Giro y me gustaría, además, que la carrera acabara en su listado de logros.
Desprovisto de responsabilidades para el Tour, ha podido recuperarse bien de las heridas del año pasado, llega además con la dosis de confianza que dan dos victorias como Tirreno y Volta transmitiendo la sensación que ni siquiera le hizo falta estar a tope para ganar y con un equipo que, a diferencia del de hace cuatro años ofrece garantías.
Roglic sería muy bienvenido en el ocho del Tour para Jonas Vingeegaard, pero se ha ganado el derecho de elegir y ensanchar su palmarés y grandeza.
Por años, experiencia y demás me parece más ciclista que Remco Evenepoel y le veo a años luz del resto de outsiders que, ojalá suceda, me gustaría ver muy cerca de los dos cocos por el bien del espectáculo y la emoción.
A Roglic le tacharon de frío y distante en sus primeros años, pero el movimiento se demuestra andando y este tipo se ha ganado nuestro corazón y respeto, por eso como firmaría el propio Adrián García, de Eurosport, todos mis cuartos a su casilla.
Imagen: Guillem Riera
Primoz Roglic
No llaméis a Primoz Roglic «pancartero» por favor
La etiqueta de «pancartero» no hace justicia a Roglic
La mejor Volta de años recientes, salvada en gran medida por esos dos monstruos, viajó por primera vez en su larga historia a Eslovenia gracias a un ciclista excepcional llamado Primoz Roglic.
Un éxito que, visto 48 horas después, sigue habiendo quien lo critica o lo pone en el alambre por la forma de correr de Primoz Roglic, recuperando ese término tan odiado en este ciclismo de «pancartero» o tipo que se juega os cuartos cuando la meta está a la vista.
Decir que Roglic ha sido «pancartero» en esta Volta no es desacertado, el recorrido daba para lo que daba y jugarlo todo al final era la única opción de secar una amenaza como Remco.
Incluso podría admitir el mismo adjetivo para la Tirreno que gana, en la que no le hacen falta más que tres achuchones al final para llevarse el éxito en la primera que competía.
Sin embargo, decir que Roglic es un «pancartero» de manual sí que es faltar a la verdad.
Le ha ido bien siendo conservador en muchos momentos, fruto especialmente de ese final asesino que tiene, que tanto nos recuerda a Tony Rominger, pero esas actuaciones de sacar la cabeza al final, se han alternado con jornadas de ciclismo muy top que algunos no quieren recordar.
Es sencillo, tanto como irse al momento en el que Roglic abandonó la Vuelta del año pasado, tras buscar en Tomares sorprender al líder Remco y tomarle unos segundos.
Se fue al suelo y se nos partió el corazón, pero sucedió precisamente por tomar riesgos.
El primer Roglic, el que gana dos etapas del Tour en 2017 y 2018, toma el mando de la cabeza en colosos como Galibier y y Aubisque, menudo descenso realizó en solitario en ambos.
Luego viajar a jornadas de relumbrón, la victoria en la Itzulia de hace dos años, batiendo a Pogacar en un mano a mano sostenido a no sé cuánto de meta, como el que le propone y acepta de Egan Bernal en Lagos de Covadonga.
Roglic es el iniciador de la gran etapa del Granon, con él empieza el baile alrededor de Pogacar, y lo hace en la cima del Télégraphe, a sesenta de meta.
Eso es Primoz Roglic, eso es también, un tipo con una admirable forma de entender este deporte, que a esas exhibiciones le ha añadido historias de superación y gestión de frustración que bien deberíamos hacer propias, en especial aquellos que siempre ven en un deportista top un ejemplo a seguir.
Imagen: Guillem Riera
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