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Noticias de ciclismo

Lieja-Bastogne-Lieja: Jakob Fuglsang es el mejor ganador posible

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Lieja-Bastogne-Lieja Fuglsang JoanSeguidor

Jakob Fuglsang gana en Lieja: por suerte el ciclismo ha sido justo

Permitidnos apuntaros un tanto…

Gravel Ride SQR – 300×250

 

No ganó Alaphilippe porque literalmente se abrió en la subida clave.

Tampoco Nibali, porque le faltó entrar en el corte.

Valverde estaba en reserva: la avería entrenando, el golpe en el sacro, se sumó un estado de forma que no es necesario ser ingeniero para ver que no anda como antaño.

Y Jalabert, Jalabert, ya no opositaba 🙁

SQR – Cerdanya Cycle

 

Entre Lieja, Bastogne y Lieja ganó quien el sentido de justicia nos señalaba como el acreedor de un triunfo largamente acariciado y merecido.

Jakob Fugsalng, danés, treinta y tantos, un ciclista que galopa por su mejor momento de siempre

Le recordamos hace tiempo, una década atrás, cuando trepaba en favor de los hermanos Schleck, Andy ganó en Lieja hace diez años, nada menos, en una primavera fría y desapacible.

 

Parecida a la de este último domingo de abril.

Frío. lluvia… peligro en cada curva, en cada peralte que llevaba hasta el centro de Lieja.

Jakob Fuglsang era nuestro favorito de corazón, cualquier sentido de la justicia invitaba a ello.

Un danés en medio de un día apocalíptico, no era tan difícil, viendo lo que veníamos viendo.

 

 

Roche-aux-Faucons en esta Lieja gana los enteros que Ans, y hace dos años aquel empedrado, le quitaba.

Lo de llevar la meta de la Lieja-Bastogne-Lieja al centro de Lieja fue un acierto, de arriba abajo, de derecha a izquierda.

Entre otras cosas, porque Jakob Fuglsang, como tipo más fuerte del pelotón en toda la estación verde, estaba obligado a romper sí o sí.

 

De quedar Ans para el final, todo se guardaba para Ans.

Pero si uno está en el momento más dulce de una carrera deportiva fecunda, pero quizá un punto por debajo de lo que muchos preveíamos, cabe atacar, sin nada que temer, ni esperar.

Cualquiera que viera la primavera de Jakob Fuglsang, ese mismo corredor que se ha venido abajo cada vez que se le ha cargado de responsabilidad, sabía que era la rueda a seguir.

Una rueda que nos dio un susto importante cuando, en esa curva a cinco cochinos kilómetros de meta, casi se va, porque ese firme era una tarta de nata bajo los tubulares.

Cambrils Square Agosto

 

Un susto que no quebró esa justicia poética  ala que aludíamos, a la misma que nos quedó en la punta de los labios en Amstel y Flecha.

321, así ha sido la secuencia de Fuglsang en su camino hacia Lieja.

Flecha Valona, el calvario más dulce de Julian Alaphilippe

Un premio que demuestra que el ciclismo, cuando le da, puede ser justo.

 

Con Jakob Fuglsang se cierra una campaña de clásicas que, salgo Van der Poel y Betiol, no ha desentonado con lo visto en el resto de carreras.

Una campaña en la que el azul se ha impuesto en sus diferentes tonalidades, donde un danés de Astana quiso hacer bueno el legado del corredor de pocas pero excelentes victorias, otro nórdico, llamado Rolf Sorensen.

Que tu bici la lleve Nacex donde le digas

26 años después de aquel maestro de exquisitez, un danés vuelve a reinar sobre Lieja, sobre el ombligo de las Árdenas, el sitio en el que no haces prisioneros, donde el golpe cae duro, pica y hace daño.

Que Jakob Fuglsang, con todo lo que ha exhibido estos dos meses, entre Tirreno, Strade y Amstel, gane concilia al aficionado con el ciclismo.

Porque en el fondo, somos unos románticos.

Imagen: FB de Liège-Bastogne-Liège

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Ciclismo

Bike Week Gran Canaria: La magia de pedalear bajo el cielo grancanario

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Hay algo en el aire de la Gran Canaria Bike Week que no se encuentra en cualquier maratón de bicicletas: quizá sea el aroma salino del Atlántico acariciando los pulmones. O quizás esa luz particular que adopta la isla al amanecer cuando la flota de cascos empieza a rugir cuesta arriba. Este evento, que en su edición de 2025 se desarrollará del 30 de noviembre al 7 de diciembre, recorrerá carreteras costeras, cumbres volcánicas y pueblos tradicionales.

Para cualquier ciclista aficionado o amante de la aventura sobre dos ruedas, es una llamada a vivir algo más que fitness: es una experiencia de inmersión. Imagina rodar por senderos con vistas al mar, el sol pintando de dorado los riscos, el viento marino soplando fuerte justo cuando arrancas la cuesta. Se respira ilusión, sudor y, también, un impulso de escapada que rompe la rutina.

Una semana de etapas que prometen (y cumplen)

La organización ha preparado una serie de rutas que parecen salidas de un guión cinematográfico: largas distancias, desniveles que ponen a prueba las piernas y panoramas que te recompensan cuando crees que ya no puedes dar un pedal más. Por ejemplo, la primera etapa, que comienza en Telde, asciende hasta el pico de Las Nieves, un desafío que separa al ciclista de domingo del verdaderamente apasionado.

CCMM Valenciana

Más adelante, rutas como Arucas, Gran Canaria Verde muestran la versatilidad del terreno: bosque, montaña, verde intenso, una combinación que cualquier amante del asfalto y el paisaje valorará. Pero como bien saben los que han participado en eventos similares, no es sólo la ruta. Es la atmósfera. Es el café previo a la salida, la charla en la meta, la bici aparcada junto al camión de asistencia mientras baja la luz del día.

Y es precisamente esa atmósfera la que ha convertido a Gran Canaria en un destino que trasciende el deporte. Los hoteles adaptados a ciclistas, los bares que sirven desayunos energéticos a las seis de la mañana y hasta los pequeños negocios locales que aprovechan el tirón de la semana para ofrecer promociones o experiencias paralelas. En ese mismo contexto el interés por saber quién será el ganador se dispara  y con ello las visitas a las mejores casas de apuestas, donde los especialistas analizan el rendimiento de los ciclistas y opinan sobre quién podría alzarse con la victoria. Este acontecimiento en Gran Canaria mueve a muchos usuarios no solo físicamente, sino también en la red, con un mismo motivo, saber quién será el ganador de la Bike Week.

¿Por qué Gran Canaria se ha vuelto un imán para ciclistas?

El que haya rodado alguna vez por la isla lo sabe, no es casualidad. La isla es reconocida como el destino de ciclismo todo el año gracias a su clima templado, sus carreteras bien mantenidas y su red de rutas para todos los niveles. Por eso eventos como este tienen ya una tradición asentada: el ciclista no sólo compite, sino que se deja llevar por un entorno que invita a descubrir, detenerse, observar. La convivencia entre deporte y turismo se da con una naturalidad que pocas regiones logran.

Cómo aprovechar al máximo la Bike Week

Si estás pensando en apuntarte o simplemente en pasar por allí como espectador o acompañante, te sugiero algunas ideas que no siempre aparecen en las guías oficiales:

  • Elige la etapa según tu forma física: No es lo mismo una ruta de 138 km con más de 3.500 m de desnivel que otra más tranquila de 75 km. Lo inteligente muchas veces es optar por un fin de semana y no por toda la semana.
  • Aclimatarse antes de la salida: La altitud, el viento y el sol pueden jugar una mala pasada. Pasear por Maspalomas el día anterior ayuda más de lo que parece.
  • Disfruta también fuera de la bici: No todo es pedalear. Subir al mirador, callejear por Teror, sentarte en una terraza con vistas al Atlántico.
  • Conecta con otros participantes: Este tipo de pruebas crean comunidad. Ese café tras la etapa se convierte en intercambio de historias, rutas y futuras aventuras.
  • Verifica bien tu registro, equipamiento y logística: La organización ofrece asistencia, puntos de control y transporte. Pero revisa siempre la letra pequeña.

Un cierre con sabor a rueda y brisa

Cuando la última etapa llegue y el sol se esconda detrás de los riscos, te quedarás con algo más que kilómetros en las piernas. Te quedará la sensación de haber estado en un lugar donde el ciclismo se mezcla con el paisaje, con un soplo de libertad y con la certeza de que, en Gran Canaria, siempre habrá una nueva cuesta esperándote.

La Gran Canaria Bike Week no es sólo una carrera, es una celebración del movimiento, del paisaje y del alma que empuja a seguir rodando.

Imagen: Pexels

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Ciclismo

Se va Rui Costa, se va una «cátedra» de ciclismo

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Rui Costa, el último superviviente de otra forma de ganar

Se marcha Rui Alberto Faria da Costa, portugués de Póvoa de Varzim, nacido en 1986, con 38 años y casi dos décadas de oficio a sus espaldas.

Lo hace en perfil bajo, como ha vivido su carrera: a su ritmo, midiendo los esfuerzos, sabiendo cuándo gastar y cuándo guardar.

Diecinueve temporadas en la élite, más de treinta victorias, un maillot arcoíris en Florencia 2013 y la sensación —tan extrañada en este ciclismo de laboratorio— de haber sido un corredor con instinto.

CCMM Valenciana

Rui Costa fue muchas cosas.

Fue aquel joven del Benfica que aterrizó en la estructura de Eusebio Unzué, suspendido en 2010 por una contaminación alimenticia que pudo haberle cortado las alas, pero volvió con más colmillo que nunca.

Fue el ciclista que no regalaba un solo relevo, el que hacía de la inteligencia su principal arma, el que convertía cada fuga en una partida de ajedrez.

“Navajero” en el sentido más noble del término: sabía leer la carrera, sabía esperar su momento y, sobre todo, sabía rematar.

Le llamaban «Ruín» Costa, completamente injusto.

Ganó tres Vueltas a Suiza consecutivas entre 2012 y 2014, un récord al alcance de muy pocos.

Y firmó tres etapas del Tour de Francia, siempre en solitario, siempre a su manera: sin estruendo, sin fuegos artificiales, pero con una eficacia quirúrgica.

Rui no ganaba mucho, pero cuando ganaba, lo hacía con precisión de relojero.

Y, claro, está Florencia.

Aquel Mundial de 2013 en el que Portugal se coló entre la España de los galácticos.

Bajo la lluvia toscana, Rui Costa leyó la carrera como un veterano.

Valverde miró a Purito, Purito se fue, y Rui salió a por él.

Lo alcanzó y lo batió en el sprint más incómodo para el aficionado español en décadas.

Las lágrimas del catalán, la frialdad del portugués y la sonrisa de quien sabía que había hecho lo justo, ni más ni menos.

El ciclismo, en su versión más cruda.

Criticado muchas veces por conservar, por no dar la cara, por correr “a la vieja usanza”, Rui Costa fue, sin embargo, un corredor imprescindible.

Porque representó ese tipo de ciclista que no necesita mover vatios para ganar, que mide, calcula y aprovecha el momento.

Porque en tiempos de jóvenes prodigios, él seguía jugando con la experiencia, con el olfato, con esa inteligencia táctica que solo los elegidos poseen.

Su paso por el UAE, el mismo equipo que hoy domina el ciclismo con Pogacar, fue el epílogo de una carrera larga y silenciosa.

Pero incluso ahí, cuando parecía que el tiempo lo había dejado atrás, Rui volvió a dar señales de vida: en 2023 ganó la Volta a la Comunitat Valenciana y una etapa de la Vuelta, con Intermarché, escapado y fiel a su estilo.

El zorro viejo que aún sabía cómo cazar.

Su último podio llegó en el Trofeo Matteotti de 2025, derrotado por un joven del UAE, Isaac del Toro.

El relevo estaba servido.

Rui sonrió, como siempre.

Y se bajó de la bicicleta con la misma elegancia con la que la había llevado durante casi veinte años.

El ciclismo me ha hecho muy feliz! Es el momento de disfrutar la vida, de estar con los míos”, dijo en su despedida.

Lo dice un tipo que ha ganado un Mundial, ha sufrido sanciones, ha tenido enemigos y amigos, y ha dejado huella.

Rui Costa no fue el más querido ni el más espectacular, pero fue un ciclista de raza.

De los que corren con la cabeza fría y el corazón escondido.

De los que te ganan cuando pestañeas.

Un corredor que, sin levantar la voz, ha dejado su nombre grabado entre los imprescindibles de los últimos quince años.

Imagen: ASO/B.Bade

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Noticias de ciclismo

La bicicleta «made in Spain» busca su ritmo de crucero

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España ve como la salud de la bicicleta se estabiliza

Tras unos años de ascenso vertiginoso, la industria de la bicicleta en España parece haber encontrado un punto de equilibrio.

Hasta agosto de 2025, el país ha fabricado 194.980 bicicletas, con un valor total de 159,9 millones de euros, según datos del Ministerio de Industria y Turismo. Lejos de interpretarse como un retroceso, las cifras reflejan una fase de estabilización tras el fuerte impulso vivido entre 2020 y 2023, cuando el sector creció a un ritmo inusual.

Los datos mensuales muestran un ajuste natural en la producción. En agosto de 2025, se ensamblaron 20.040 bicicletas por valor de 14,8 millones de euros, mientras que en julio se habían alcanzado 24.470 unidades y 22,2 millones de euros. La comparación interanual —ligeramente inferior en torno al 2% en valor y al 5% en unidades— indica que el mercado comienza a moverse con una cadencia más sostenida, menos impulsiva, pero más coherente con la demanda real.

CCMM Valenciana

El precio medio de la bicicleta fabricada en España durante agosto fue de 739 euros, una cifra que encaja con la tendencia de los últimos meses: una oferta más diversificada, donde la gama media y urbana convive con productos de alto rendimiento. El sector parece orientarse hacia un equilibrio entre volumen y especialización, apostando por modelos adaptados al uso cotidiano y a la movilidad sostenible.

En perspectiva, 2024 cerró con 309.900 bicicletas producidas y una facturación de 240,1 millones de euros. Entonces ya se intuía esta consolidación: más unidades (+2,9%) pero con una ligera moderación en el valor (-2,2%), fruto de un mercado que comenzaba a asentarse tras los años de fuerte expansión. El precio medio fue de 725 euros, ligeramente inferior a los 775 de 2023, consolidando una base más amplia de consumidores.

El empleo también muestra la madurez del sector: más de 24.000 puestos de trabajo directos vinculados a la bicicleta en España —desde la producción hasta la reparación—. Una cifra que se mantiene estable, lo que habla de un ecosistema sólido, con empresas que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos.

Más que un frenazo, el momento actual es un cambio de ritmo. El pelotón de la bicicleta española ha dejado atrás los ataques desmedidos y pedalea ahora con una cadencia constante, mirando al horizonte con confianza y experiencia.

Nos lo cuenta Ambe, que nos ofreció un excelente entorno para divagar sobre la bicicleta y su industria hace unos días en la sede de Shimano en Madrid.

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Noticias de ciclismo

10 momentos de 2025: El Angliru catapulta a Almeida al nivel de Vingegaard

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Ese día en el Angliru, Joao Almeida anduvo al nivel del gran rival de su jefe

Situación inédita, cuando menos lo podíamos imaginar.

Aquella jornada en el Angliru, cuando la niebla cubría las rampas imposibles y los favoritos se miraban con el respeto que impone la leyenda, Joao Almeida estuvo a punto de cambiar el curso de la Vuelta.

Inquietó a Jonas Vingegaard, le pisó los talones al gran rival de Pogacar, y salió de aquella montaña con la sensación —y con el convencimiento general— de que el danés no era inabordable.

CCMM Valenciana

En el balance de aquella Vuelta se habló mucho de las siete victorias de etapa del UAE, de su dominio en la tercera grande del año.

Pero estoy seguro de que en las filas de Matxin habrían cambiado todas esas celebraciones por una sola: la victoria final en Madrid. No pudo ser.

Los malos momentos de Almeida en la última semana le dejaron sin fuerzas para asaltar el trono, justo para defender la segunda plaza.

Aun así, el portugués dejó en el Angliru su mejor versión, una de las ascensiones más memorables que se recuerdan en tiempos recientes.

Ese día, UAE lo apostó todo.

Vine hizo la limpieza, Oliveira se lanzó por delante, y el bloque funcionó como un reloj.

Querían la Vuelta, y durante unos kilómetros pareció que podían tenerla.

Almeida cedió unos metros al inicio, fiel a su estilo diésel, pero cuando se asentó en su ritmo nadie pudo con él. Qué digo igualarle, ni siquiera seguirle la rueda.

Solo Vingegaard, con su rostro de granito, sabía lo cerca que había estado de perderlo todo en el coloso asturiano.

Delante, el portugués daba la medida de su crecimiento.

De aquel joven que se descolgaba en los primeros repechos y volvía al grupo con su pedaleo constante, al líder que aquel día humilló al miedo escénico del Angliru.

Ya no había bromas ni etiquetas: Joao Almeida se había convertido en un capo, en un corredor de grandes vueltas con todas las letras.

No ganó la Vuelta, es cierto. Vingegaard resistió, como los campeones que saben sufrir cuando toca. Pero aquel día, en el corazón de Asturias, Joao Almeida dejó su firma.

En el Angliru, el portugués no solo subió una montaña: subió un peldaño más en su camino hacia la eternidad del ciclismo.

Imagen: Unipublic/Rafa Gómez/Sprint Cycling Agency

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DESTACADO: Giro de Italia

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