Noticias de ciclismo
Flecha Valona, el calvario más dulce de Julian Alaphilippe
La Flecha Valona tiene en Alaphilippe el príncipe aspirante al trono del rey Valverde
La carretera que lleva a lo alto del muro de Huy, el hito de la Flecha Valona y uno de la campaña ciclista, es el camino de capillas que marcan, cuales migas de pan la ruta a la cima.
Una ruta que muere en una iglesia, cuyo campanario marca el momento de darlo todo.
Una ruta de calvario, agonía y dolor que ha sacado lo mejor de los mejores.
Cuando Julian Alaphilippe cruzó, victorioso, el umbral de la Flecha Valona buscó una valla, dejó la máquina, se agarró y cayó al suelo.
Pidió agua, y según se la dieron cayó media botella al suelo, porque el francés no podía casi sujetarla.
Una imagen de extenuación superlativa, un hombre roto, quebrado, sin fuerzas para gestionar el éxito que, un año después ha sido capaz de lograr.
Flecha Valona: Otra vez Alaphilippe, otra vez Fuglsang
Si miramos la historia reciente de la Flecha Valona, veremos que el ganador entra con margen y respiro para celebrar con cierta comodidad su triunfo.
Cuando muchos emergían en el horizonte, Alejandro Valverde ya celebraba el triunfo.
El año pasado Julian Alaphilippe saboreó el éxito con la relativa tranquilidad que se supone ir echando el corazón por la boca.
Esta vez no, en esta ocasión, cuando Jakob Fuglsang, posiblemente en el mejor momento de su vida, se puso al frente, intuíamos que no iba a ser sencillo cogerle y superarle.
Así, mientras Alejandro Valverde iba siendo engullido por los primeros, mientras Michal Kwiatkowski apuraba sus escasas opciones, el ataque de Jakob Fuglsang sonaba a enmienda a la totalidad.
Y de esta manera el danés propuso un juego diabólico que casi acaba con los dos en el suelo, medio cruzados y torcidos por la igualdad y el esfuerzo.
Ganó Julian Alaphilippe su segunda Flecha Valona y casi no pudo celebrarlo, aturdido por el esfuerzo sobrehumano al que le somerieron.
El calvario que conduce hacia la coronilla de Huy lo experimentó Julian Alaphilippe en toda su extensión.
Alberto Losada conoció bien las bellezas de la Flecha Valona
Una victoria de esas que saben reparadoras en una carrera que se le ajusta a la perfección.
Da igual que hayan veinte o cien en cabeza, el trabajo de selección que le hacen las rampas del muro le separan el grano de la paja. al francés.
Una sacudida en el serpenteo hacia la iglesia de Huy que vino precedida por otra de las cosas que caracterizan esta carrera y muchos le niegan por jugarse en el kilómetro más largo.
La Flecha Valona es una preciosidad de carrera, por esas apabullantes Árdenas que, como en tiempos bélicos, esconden trampas a cada paso.
Ritmo endiablado, dardos que Lotto, especialmente, lanza por delante, bordillos, cambios de rasante, giros bruscos, alcantarillas, adoquinados azarosos…
Permanecer vivo hasta el pie de Huy implica un esfuerzo que lima muchas opciones.
En la aproximación destacó Enric Mas, que impuso un ritmo digno del mejor Team Sky.
La Flecha Valona tiene en Julian Alaphilippe el príncipe que alberga un día ser como el rey Alejandro Valverde, a quien el arcoíris le está sentando como otros antes que él.
Aunque cueste admitirlo, el sol sale y se pone con él en el paraíso del Movistar, y cuando se nubla el cielo, el celeste es un equipo más.
Lo que le pase a Valverde lo sabrá él, los efectos de su campaña, los padece el casillero de su equipo.
Imagen: GettySport
Noticias de ciclismo
Lombardía fue el hombro de Purito
Las dos victorias de Purito Rodríguez en Lombardía llegaron tras importantes decepciones
Hay una cosa que cumple muy bien el Giro de Lombardía en la vida de Purito Rodríguez y es el papel de gran carrera que sí ha caído en sus manos.
En su trayectoria, el catalán consiguió importantes podios en casi todo a lo que podía optar, grandes vueltas, el mundial, la Lieja,… pero la primera plaza se le resistía en los grandes foros.
En Lombardía, Purito logró dos victorias que llegaron tras desenlaces muy complicados de gestionar.
El primero fue en 2012, semanas después de perder la Vuelta a España a manos de Alberto Contador en la famosa etapa de Fuente De.
Purito se presentó en la clásica con la lección bien sabida del año anterior, cuando Oliver Zaugg se le había escapado al final sin haber demostrado ser superior a nadie.
En esta ocasión, Purito sacó el golpe que exhibía en muchos finales de carrera pero esta vez en la subida anterior a Lecco, Vergano -corta y violenta-, para sumar su primer Lombardía bajo el diluvio y por delante de Rigo Uran y Samuel Sánchez.
Al año siguiente Lombardía llegó muy poco después del desenlace del Mundial de Florencia.
Quiso la carrera volver a mezclar a Valverde y Purito en un podio, aunque esta vez al segundo no se le escaparía la primera plaza, exhibiendo el mismo don de la oportunidad y golpe de pedal que el año anterior.
En el palmarés de Purito lucen muchos triunfos, pero también derrotas como aquella del Giro en la crono final, el desenlace de Florencia o la Lieja que Dan Martin le ganó en el último suspiro.
Todo ese mal fario no se dio en Lombardía, el monumento que Purito ganó dos veces seguidas y sitúa broche de oro a su grandísimo bagaje deportivo.
Imagen: FB Il Lombardia
Noticias de ciclismo
Mathieu Van der Poel puede escribir la historia del ciclocross
Ahora mismo la campaña de ciclocross de Van der Poel es un misterio
En la resaca del mundial de gravel, incluso del de ruta, en el que acabó tercero, ahora viene la nueva pantalla para Mathieu Van der Poel con su temporada en ciclocross.
Al neerlandés le gusta hacerse querer: «Si lo supiera, te lo diría«.
En otros años, podría entender que estuviera más saturado de bicicleta, con muchos más objetivos en su punto de mira, calendario más cargado y en definitiva mucha tralla y presión en el cuerpo.
Pero este Mathieu Van der Poel es otra cosa, es, como ya hemos dicho otras veces, un francotirador, que juega fuerte cada vez por menos más selectos objetivos, que los disputa a fondo y rara vez falla.
Este año, no le hemos visto mucho más allá de los cuatro monumentos de primavera, ayudar a Philipsen en el Tour y mundial de fondo.
Aquel ciclista pluriactivo quedó quedó en el camino y lo entiendo, correr como corría Van der Poel en 2019, por ejemplo, tenía que se insano.
Es por todo ello que imaginarme una temporada de ciclocross sin el nieto de Poulidor me parece imposible, llega más fresco, sobre el papel, y con hambre de bicicleta.
El año pasado se puso a ello en diciembre, renunciando de inicio a la Copa del Mundo, pero ganándolo todo salvo Benidorm.
Su paseo por el mundial fue histórico, pues le significó ponerse a un título de Eric De Vlaeminck.
Dicho de otra manera, Van der Poel está a un paso de escribir la historia del ciclocross y eso es tan goloso que no me creo que renuncie al que podría ser su séptimo mundial.
Sabe que le ha tocado convivir con otro astro en carretera llamado Tadej Pogacar, por eso si quiere su renglón, su huerto particular dentro de la leyenda, el ciclocross debe ser su patio.
No me imagino las sobremesas navideñas sin sus pulsos con Van Aert o paseos en solitario…
Foto: Guillem Riera/Joanseguidor
Noticias de ciclismo
CRUZ lanza su nuevo portabicicletas Kicker en Estados Unidos y Canadá
Así es el nuevo portabicicletas de CRUZ, el Kicker
CRUZ lanza su primer portabicicletas de plataforma para receptores de hitch CRUZ Kicker 2 NA. Se trata de un portabicicletas de plataforma para receptores de hitch con un diseño robusto y características exclusivas, que estará a la venta específicamente en el mercado norteamericano.
CRUZ Kicker 2 NA permite el transporte de las bicicletas eliminando por completo el contacto con el cuadro o la horquilla. Su innovador sistema de ajuste garantiza una fijación fácil y fiable a receptores de hitch de 2’’. Gracias a los brazos de carga dobles, las bicicletas se pueden transportar de forma asimétrica para evitar interferencias con el manillar. Las bicicletas se sujetan de forma segura al portabicicletas CRUZ Kicker presionando los brazos de carga sobre los neumáticos, lo que permite el transporte de bicicletas sin ningún contacto con el cuadro o la horquilla.
Incluso con las bicicletas montadas, CRUZ Kicker es abatible mediante un tirador para un fácil y rápido acceso al maletero. Además, dispone de una innovadora posición de no uso en la que se puede plegar el portabicicletas, mejorando la maniobrabilidad del vehículo y la facilidad de aparcamiento. El portabicicletas cuenta con un tope trasero para evitar poder golpear el vehículo al plegarlo desde la posición de uso a la de no uso.
CRUZ Kicker 2 NA incluye de serie un sistema antirrobo completo que asegura las bicicletas y el propio portabicicletas. Las bicicletas quedan seguras mediante un cable de acero trenzado con un recubrimiento suave para no dañar ni las bicicletas ni sus componentes.
Opcionalmente, se podrá añadir un adaptador para transportar 1 bicicleta adicional (CRUZ Kicker +1 bike adaptor) si se requiere aumentar la capacidad de carga del portabicicletas. Además, estará disponible un adaptador para poder transportar bicicletas con guardabarros (CRUZ Kicker fender adaptor).
CRUZ Kicker 2 NA estará disponible a la venta partir del próximo día 11 de octubre de 2024 en EEUU y Canadá, a un precio venta al público recomendado (MSRP) de 610,00 USD para Estados Unidos y 776,66 CAD para Canadá. Su venta será realizada en exclusiva por RACK ATTACK, principal retailer de soluciones de transporte de Norte América con 47 tiendas físicas repartidas por todo el territorio de Estados Unidos y Canadá. En una segunda fase de lanzamiento, estarán disponibles para estos mercados el adaptador para transportar una bicicleta adicional CRUZ Kicker +1 bike adaptor y el adaptador para transportar bicicletas con guardabarros CRUZ Kicker fender adaptor.
De igual modo, en los próximos meses está previsto el lanzamiento del portabicicletas CRUZ Kicker y sus adaptadores para los mercados de Europa, Reino Unido y Australia, con modelos tanto para bola de remolque como para receptores de hitch.
CRUZ Kicker supone una gran apuesta de la marca CRUZ por el diseño y la fabricación de portabicicletas íntegramente en España y adaptados a las necesidades de cada mercado, lanzando por primera vez un portabicicletas para hitch, priorizando el mercado norteamericano en una clara apuesta por la expansión internacional de la marca CRUZ.
Ciclismo antiguo
Il Lombardía y el ciclismo auténtico
Todo buen ciclista italiano siempre mira a Il Lombardia
Muchos italianos pululaban por las salidas de la Vuelta a España, inquietos, afinando la forma, cuidando la figura. Están concentrados al 110%. “¿Vais al mundial” les dices. “Sí, al mundial, y a Il Lombardia”.
Es su monumento, el monumento, ese que algunos ven ahí, en octubre, lejos de los otros cuatro, pero que es un canto al ciclismo imperecedero.
Es el camino que nunca cesa, el círculo que nunca acaba. Lombardía a través de los tiempos, el ciclismo que muda, entre villas e iglesias románicas, lagos y enmohecidos bosques que desnudan su belleza cobriza, el ciclismo centenario, que bebió de la “belle époque”, Gino y Fausto, pero de los que vinieron después.
Porque si el ciclismo es eterno en algún sitio, pensad en Italia.
Il Lombardía es la meta desde hace 117 años.
“Dios creó la bicicleta para que el hombre la utilizara como en el instrumento de esfuerzo en la dura carretera de la vida” reza el busto de Fausto Coppi, en en Ghisallo, la ermita de los ciclistas desde donde se atisban las lomas que anidan el lago de Como.
Como toda grande que se precie, Il Lombardía nació para el relato de la prensa.
Era el titular de la época, el que gustaba y duplicaba tiradas.
La Gazzetta dello Sport sacó de cero la carrera. Era otoño, otoño de 1905, la Italia del norte, la que conectaba con la Europa que vivía en la efervescencia de miles de cambios que la acechaban.
Todo fue cosa de Desgrande italiano, Armando Cougnet, que inaugurando su nuevo semanario “Gli Sport”. “No hay tiempo que perder, necesitamos ideas y pasión a raudales, debemos atacar primero, tomar posiciones”.
Así era la prensa de principios de siglo XX, una lucha sin cuartel y pensaron en Lombardía. Estudiaron rutas con el Touring Club, pasaron dos años, madurando y meditando la propuesta, hasta que fueron a la Gazzetta y ésta echó el resto.
Titulares lustrosos y grandes sobre fondo rosa: “Un critérium de otoño”.
Pensaron en noviembre, y un mes antes lo anunciaron, querían probar a los corredores en medio del incipiente invierno. 53 probaron las “delicias” del trazado, saliendo del sur de Milán, de enfrente de una trattoria, de nombre Boschetto in Rogoredo, a las seis de la mañana de un doce de noviembre.
Un tal Romolo Buni dio la salida ondeando la tricolor.
Buni era prehistoria itálica, estrella de la pista, se había medido contra el caballo de Buffalo Bill.
E Il Lombardía creció, y vivió la época dorada, que arrancó Alfredo Binda, el corredor cuya ausencia en el Giro estaba remunerada para dar opciones a los rivales, que siguió la estela de Constance Girardengo y que vio el florecimiento de un toscano que leyó Dante y comprendió a Miguel Ángel, Gino Bartali, quien antecedió a Fausto Coppi, la leyenda que atravesó generaciones y corazones.
Coppi ganó su quinto Lombardía en 1954, lo pudo hacer a los años, pero lo evitó Darrigade. Luego no hubo grande italiano que no escribiera su nombre en Il Lombardia: Bitossi, el ciclista del corazón loco, Gimondi, Moser, Saronni, Baroncheli, Bartoli, Cunego, Bettini y Nibali como síntoma de que aquí, el alma de ciclismo italiano que sobrevive a los tiempos como el garante de la tradición auténtica.
Imágenes: FB de Il Lombardia
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