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Noticias de ciclismo

París-Roubaix: Un cuento de ciclismo

Recorrido y favoritos. La carrera de adoquines por excelencia, PARIS-ROUBAIX, ciclismo épico. El pelotón ciclista recorre las zonas de pavé más famosa del mundo.

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Paris-Roubaix principal JoanSeguidor
Foto París-Roubaix
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  • Nuestros favoritos de la París-Roubaix
  • Los Españoles en la París-Roubaix
  • El recorrido de la París-Roubaix
  • Los reyes de la París Roubaix

 

Cinco nombres para ser el diablo de Roubaix

Cada momento previo a una carrera como París-Roubaix se describe con ese cosquilleo de la cábala y la ansiedad de ver qué pasará y cómo pasará.

Porque Roubaix es una carrera que no sólo se explica con el ganador, y sí por los miles de cruces y azares que rodean el camino, por cada recodo, giro y hueco, se escribe la leyenda más incierta del mundo del ciclismo.

De ahí que dar cinco nombres se antoja un ejercicio de equilibrismo tan mágico como el de llegar íntegro y con ganas de contarlo al velódromo más lustroso del mundo, el velódromo de la fabril Roubaix.

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Nuestros cinco favoritos para la París-Roubaix

Ésta es una historia que empieza por el dorsal uno, el ciclista que es como el dios Sol de su deporte, un sol que luce tenue, ciego, casi frío en esta primavera de 2019.

Como ese sol que ilumina pero no calienta, Peter Sagan se agarra al clavo ardiendo que le supone esta París-Roubaix, para enderezar una campaña anónima.

Siempre, el eslovaco encuentra asidero cuando más lo necesita, como en 2015, ganando el mundial en el momento de la vedad, como el año pasado, siendo el diablo de Roubaix.

A situaciones extremas, corredores extremos, Peter Sagan es el rey de la presión, le gusta le pone y en esta «Pascale» tiene un buen grado de ello.

Presión, esa palabra que le gusta tanto a Peter Sagan

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Sagan y Van Avermaet saben lo que es ganar la París-Roubaix

La página pasa y vemos su «alter ego»: Greg Van Avermaet.

Cuántas veces los dos salieron de favoritos casi unánimes, ambos son de hecho los dos campeones vigentes de Roubaix.

Pero como Sagan, Greg Van Avermaet llega de vacío clásico a la París-Roubaix, y con una sensación doble en su contra.

Si a Sagan no le acompaña la forma, pero sí el equipo, a GVA no le acompaña la forma necesaria para romper, ni el equipo.

De la sagacidad que el flamenco sepa poner en la ruta, va a depender su suerte.

Ha ganado, tiene el molde hecho, le falta ese punto que hace dos años no le abandonaba.

El tercero de la lista es la debilidad de este mal anillado cuaderno, Zdenek Stybar.

Zdenek Stybar debería liderar el Deckeuninck

Si Flandes no le va al checo, un poco como le pasaba a Flecha, Roubaix es el anillo a su dedo.

Ha sido podio, pieza clave en favor de compañeros, tiene calidad, ganas de romper y un equipazo tras de sí.

Incluso en detrimento del sueño más lúbrico de Philippe Gilbert, Stybar debe ser la punta de lanza del Deckeunick, ese equipo que firma un cheque en blanco si se le asegura reinar en Roubaix.

Ésta será la última París-Roubaix para el Team Sky

A quince días de dejar el pelotón, los hombres de negro depositan en Luke Rowe la esperanza de no cerrar sus diez años en el pelotón sin un adoquín en sus vitrinas.

Y no ha sido pequeña la apuesta en Roubaix, a donde han llegado a alinear sus dos ganadores de Tour, Geraint y Wiggo.

Para Rowe, en cambio, sería la confirmación a un talento sin igual en el arte de rodar y exprimir los rivales en el llano.

No es un top en las quinielas, pero, estará ahí.

Tiesj Benoot es otro de esos corredores que siempre anda ahí, que bebe de la más rancia, entiéndase en el buen sentido, tradición flamenca por las clásicas que tendría aquí su bautismo de masas.

En una carrera que enloquece casi más en la cercana Flandes que en Francia, Benoot sería un ganador ideal por cumplir el buen manual del «randonneur de Roubaix»: duro, resistente y corpulento.

Le faltaría el cuarto vértice, la velocidad, para finales que acostumbran a ser en pequeños grupos, para finales que, de seguir el guión previsto, serían perfectos para Alexander Kristoff, el quinto de esta lista.

El noruego, lo podeos decir abiertamente, nos ha pasado la mano por la cara, ganó Wevelgem, abriendo un debate estéril y fue podio en Flandes.

Tiene todo lo que se le supone a un ganador de Roubaix, y se sobra un poco de cada.

Es el favorito de Johan Museeuw…

Peter Sagan Paris-Roubaix JoanSeguidor

Si una carrera enamora y enerva a partes iguales, esa es la París-Roubaix

Rutas interminables así es la París-Roubaix, el norte de Francia, ambiente pesado, imágenes del siglo pasado, cualquier cosa, cualquier momento cambian la fotografía… el ciclismo se vuelve incierto en cada paso que hay entre París y Roubaix.

La llaman de todas las maneras.

La París-Roubaix puede ser el infierno del norte, también la “Pascale”, por eso que se corre en domingo de pascual, incluso la “Reina de las Clásicas”.

«La París-Roubaix empieza como una fiesta que acaba como una pesadilla» Guy Lagorce, periodista

Para nosotros son 250 kilómetros de sueño ciclista, un cuento que no siempre acaba bien, pero que engancha a todos, mayores, pequeños y no tan pequeños, gente de toda condición, porque las imágenes de la París-Roubaix no son patrimonio del ciclismo, esto es algo que excede el corazón ciclista, que se expresa en otros campos, en el geográfico, por las peculiaridades de esta esquina de Francia, en lo histórico, por hoyar esos caminos de adoquín de la época napoleónica y los campos de batalla de la primera y segunda Guerras mundiales, en lo humano, por la querencia de la gente del lugar de lo que tiene entre manos….

Paris-Roubaix clasica JoanSeguidor

Foto: Claudio Montefusco

Os dejamos la entrevista que nos han realizado en https://pepediario.com/  donde repasamos la carrera Paris-Roubaix, con todo lo que conlleva.

París-Roubaix, el origen

La primera aventura del infierno del norte se va lejos en el tiempo.

En 1896 dos empresarios de lo textil, Théo Vienne y Maurice Pérez, éste con raíces españolas, se establecieron cerca de Roubaix, entonces un interesante centro económico e industrial.

De sus bolsillos saldría el dinero para un primer velódromo de 250 metros de cuerda.

Aquella instalación necesitaba de cierto bombo, de que la gente supiera que en el norte, gris y triste, había un velódromo para disfrute del personal.

«La París-Roubaix es una carrera horrible pero la más bella para ganar» Sean Kelly

El dúo de emprendedores sería trío con la llegada de Paul Rosseau, quien llegó con “L´ Auto” bajo el brazo para cuadrar el círculo y empezar a pensar en una prueba que diera realce a ese elemento que causaba furor en ciertos ámbitos: la bicicleta.

La primera edición de la París-Roubaix

Y así el día 19 de abril de 1896, siempre en abril, la París Roubaix nació para regocijo de Josef Fischer, primer ganador, un alemán que se embolsó 1000 francos tras 300 kilómetros.

La París-Roubaix nació como preludio de la mítica Burdeos-París, una de esas maratones de otros tiempos, que hace más treinta años que se dejó de hacer.

Paris-Roubaix adoquin clasica JoanSeguidor

Foto: Claudio Montefusco

Hoy la París-Roubaix es el vestigio vigente aún de aquella época de ciclismo ingrato, salvaje, si se quiere inhumano, pero auténtico y real.

La historia del infierno del norte se pobló de diablos y diablillos que dieron ediciones memorables, dignas de los almanaques, como esa que ganó Peter Post, año 1964, quien rodó por encima de los 45 kilómetros por hora, una barbaridad en aquellos tiempos, con aquellas bicicletas, sobre esas carreteras.

La gesta de Post la dimensionamos si pensamos que hasta 2017 nadie rodó más rápido que él por el infierno. Fue Greg Van Avermaet, el campeón olímpico de Río de Janeiro, que rodó un poco, sólo un poco, más rápido que Post.

Por que el camino hacia Roubaix siempre tuvo adoquines e incluso entrenadores, pilotos de moto que llevaban el ritmo a los corredores, aunque la presencia de estos fue anecdótica de los primeros tiempos.

«La París-Roubaix es absurda» Bernard Hinault

Los grandes diablos de Roubaix

Si la París-Roubaix siempre ha tenido adoquines en la ruta, acostumbra a tener belgas en el palmarés.

No en vano de las 116 ediciones celebradas casi la mitad han ido a Bélgica.

Un total de 56 carreras han caído del lado de los belgas, quienes viven muy cerca de la meta y viven con una pasión la carera que rivaliza con la de los lugareños.

En lo más alto figuran, no podía ser de otra manera dos flamencos, muy flamencos.

“Monsieur Roubaix” ha sido tradicionalmente la bestia apodada el “Gitano” Roger De Vlaeminck, un corredor que hizo palmarés y fortuna en los setenta, cosa que significa que rivalizó con Eddy Merckx, prueba de su tamaño como corredor.

Roger De Vlaeminck ganó cuatro ediciones entre 1972 y 1977, se destacada por su corpulencia y un genio que mantiene intacto muchos años después, siempre cuestionando el presente, los corredores actuales y las estrategias.

Tom Boonen JoanSeguidor

Tom Boonen, el maestro de Roubaix

En los tiempos recientes la París-Roubaix quedó como el pulso indisumilado de los dos monstruos de las clásicas en el siglo XXI.

En el duelo Fabian Cancellara vs Tom Boonen, gana el segundo en el velódromo de Roubaix.

Alto, musculado, buen velocista en sus primeros años, excelso rodador, dotado de una visión de carrera casi periférica, Tom Boone igualó en 2012 a Roger De Vlaeminck.

Ese domingo de Pascua, Tommeke, como gusta llamarle, ganó solo su cuarta París-Roubaix, tras atacar a una eternidad de meta, reivindicando una figura imprescindible en la historia de la carrera porque Boonen ha ganado de todas las maneras en el velódromo más célebre del mundo.

«Algunos matarían a su madre por entrar primeros» Stephen Roche al entrar en el primer tramo de adoquín

Solo también el 2009, pues por el camino su ritmo fue demasiado para unos rivales que iban cayendo por la ruta, y acompañado en las dos primeras, 2005 y 2009, por Hincapie y Flecha en la primera, por Cancellara y Ballan, en la segunda.

Reyes de Roubaix

Fabian Cancellara es otro de los nombres acoplados a las duchas de piedra de la vetusta instalación de Roubaix, en su plaquita rezan tres triunfos los mismos que una buena ristra de corredores: Octave Lapize, el primero en firmar un trío de éxitos desde 1909 a 1911, Gaston Rebry, Rik Van Looy, Eddy Merckx, Francesco Moser y Johan Museeuw.

Paris-Roubaix duchas Museeuw JoanSeguidor

Foto: Claudio Montefusco

Este último fue uno de los ciclistas que hizo del pasto su huerto particular. Su primer triunfo fue aquel “amaño” del Mapei, marcando al león flamenco como el primero de los tres azules que llegaron solos a meta: Lefevere decidió desde el coche que ganara Museeuw por delante de Bortolami y Tafi.

Su tercera victoria se produjo en la ultima edición con lluvia de la París-Roubaix, en aquel lejano 2002, en una memorable cabalgada que Museeuw inició sobre el pavé, descolgando uno a uno cada uno de sus rivales para llegar a meta señalándose la pierna que casi pierde un año antes en el bosque de Arenberg debido a una caída.

Los franceses se ubican segundos, con la mitad de triunfos que los belgas. Entre sus ganadores destaca Bernard Hinault, vestido de arcoíris, como Peter Sagan en 2018.

El bretón llegó, vio y venció en Roubaix, maldiciendo el recorrido, su dureza y el peligro, pero dando la cara hasta el final, partiéndose el espinazo, en un sprint cuya dureza nos podemos imaginar, o no, batiendo a Roger De Vlaeminck, en la que podría haber sido su quinta corona, y a Francesco Moser, triganador en el lugar.

Si aquel día, a este malhumorado bretón le dejan prender fuego al lugar, no dudéis que lo hubiera hecho.

Entre los longevos de la carrera nadie como Raymond Impanis que corrió dieciséis veces la París-Roubaix.

Los españoles en la París-Roubaix

El ciclismo español, históricamente muy ajeno a estas carreras, brilla muy puntualmente en la París-Roubaix.

Sin victorias en el casillero, sólo dos corredores de este lado de los Pirineos han pisado el podio.

El primero fue el pionero en casi todo, Miquel Poblet, quien en 1958 fue segundo y en 1960, tercero.

Con los años, mucho más tarde, Juan Antonio Flecha construiría su singularidad con otros dos podios.

«Si entras el 24 en Arenberg ya has perdido» Alain Bondue

Su suerte quedó tocada por la convivencia con los dos grandes monstruos del momento, Cancellara y Boonen y cuando estos nos estaban, aparecían los segundos de abordo, como Stuart O´Grady.

La carrera que acaba en Roubaix pero que no sale de París

Como otras tantas carreras, la París-Roubaix marca dos hitos geográficos que no son del todo precisos.

Igual que la París-Tours ha salido en alguna ocasión de Chartres, o que la París-Niza lo hace desde alguna de las localidades de la “banlieue” parisina, la París-Roubaix sale de Compiègne, una ciudad francesa y afrancesada, 65 kilómetros al norte de la capital, cuyo atractivo en ser residencia de los reyes de Francia, con un castillo de la época de Luis XV.

Paris-Roubaix mapa JoanSeguidor

El recorrido de la Paris – Roubaix

La salida desde Compiegne viene a redondear un recorrido sobre los 260 kilómetros de longitud en lo que una quinta parte son por adoquines, terreno minado para la épica y la tragedia que distingue la carrera respecto a las otras.

Estos son los 29 tramos de la edición de 2019:

29: Troisvilles-Inchy (km 97.5 — 0.9 km) **

28: Briastre-Viesly (km 108.5 — 3 km) ****

27: Viesly-Quiévy (km 101.5 — 1.8 km) ***

26: Quiévy-Saint-Python (km 116 – 3.7 km) ****

25: Saint-Python (km 118.5 — 1.5 km) **

24: Vertain to Saint-Martin-sur-Écaillon (km 127.5 — 2.3 km) *** 

23: Verchain-Maugré-Quérénaing (km 136.5 — 1.6 km) ***

22: Quérénaing-Maing (km 140.5 — 2.5 km) ***

21: Maing-Monchaux-sur-Ecaillon (km 142.5 — 1.6 km) ***

20: Haveluy-Wallers (km 156.5 — 2.5 km) ****

19: Arenberg (km 164.5 — 2.3 km) *****

18: Wallers-Hélesmes (km 170 – 1.6 km) ***

17: Hornain-Wandignies (km 179 – 3.7 km) ****

16: Warlaing-Brillon (km 185 – 2.4 km) ***

15: Tilloy-Sars-et-Rosières (km 188.5 — 2.4 km) ****

14: Beuvry-Orchies (km 194 — 1.4 km) ***

13: Orchies (km 199 — 1.7 km) ***

12: Auchy to Bersée (km 206.5 — 2.7 km) ****

11: Mons-en-Pévèle (km 212 – 3 km) *****

Tramos de la París-Roubaix 10 al 29

10: Mérignies-Avelin (km 215.5 – 0.7 km) **

9: Pont-Thibault-Ennevelin (km 220 – 1.4 km) ***

8: Templeuve — L’Épinette (km 224 – 0.2 km) *

8: Templeuve — Moulin-de-Vertain (km 225 – 0.5 km) **

7: Cysoing-Bourghelles (km 232 – 1.3 km) ***

6: Bourghelles-Wannehain (km 234.5 – 1.1 km) ***

5: Camphin-en-Pévèle (km 239.5 – 1.8 km) ****

4: Carrefour de l’Arbre (km 242.5 – 2.1 km) *****

3: Gruson (km 244 — 1.1 km) **

2: Willems-Hem (km 251 — 1.4 km) ***

1: Roubaix (km 256 — 0.3 km) *

Comentarios sobre la París-Roubaix

«Es un circo y no quiero ser uno de sus payasos» Chris Boardman

Cada tramo de adoquín se cuenta al revés, del 29 al último, en las calles de Roubaix, cerca del velódromo, inaugurado en la edición del centenario, aquella que dominaron los Mapei y el dedazo señalando a Museeuw.

En la ruta hacia Roubaix, la categoría de los pavés son por estrellas.

La fiesta se abre en Troivilles, con casi cien kilómetros en las piernas.

Es un dos estrellas de casi 1000 metros.

Le sucede un tramo cargado de simbolismo desde la edición de 2018, pues los tres kilómetros del tramo Briastre-Viesly se dedica a Michael Golaerts, quien perdió la vida por un paro cardiaco en ese mismo tramo.

En el tramo de la leyenda se sitúan los tres adoquinados cinco estrellas.

El primero, emblema de la carrera, del lugar y del ciclismo en general es el Bosque de Arenberg, una recta inmunda, en medio de un denso bosque, próximo a unas minas.

Arenberg es la puerta del infierno” Juan Antonio Flecha

Está a casi cien kilómetros de meta, pero rompe el grupo y es escenario de batallas que se alargan hasta meta.

En los años buenos gente como Gimondi, Merckx, De Vlaeminck, Janssen, Planckaert o Vanderaerden lo pasaron delante.

Caídas horribles también acontecieron en el lugar, como en 1972 cuando cuarenta tíos se fueron al suelo.

Paris-Roubaix Arenberg joanSeguidor

El siguiente tramo de cinco estrellas viene casi sesenta kilómetros más allá.

Es Mons-en-Pévèle, tres kilómetros de pesadilla que se clava en las costillas y en lo más íntimo de la rabadilla.

El último ciclo de adoquines de la máxima categoría viene en otro nombre trufado de fama, Carrefour de l´ Arbre, dosmil metros y menos de veinte para meta.

«Cualquier gran palmarés que se precie debe llevar una París-Roubaix» Fausto Coppi

Los amigos de Roubaix

Hay un lema sencillo y francés: “Sans pavés, pas de course…”

Es el emblema que reza en el ADN de “Les Amis de la Paris-Roubaix”, una asociación de gente normal, corriente, de la zona que vela por el adoquín y su conservación.

Paris-Roubaix JoanSeguidor

Surgió hace unas décadas, como reacción a la progresiva pérdida de pavés a causa de la modernidad de Francia con nuevas carreteras y vías dejando el incómodo adoquín relegado a la mínima expresión.

En sus manos está parte de la salud de la carrera y el valor de la importancia de su arraigo con el territorio y el corazón de la gente.

Por que la París-Roubaix será un gran circo, ruido y fotos, muchas fotos, pero es una flecha, un golpe directo y sincero a la conciencia de esta esquina del hexágono francés.

La última…

París-Roubaix de 1985: Un periodista de la CBS se acerca a Theo de Rooij, holandés que perdió opciones de ganar por una caída.

Lleno de barro le dice el ciclista: «Es cojonuda esta carrera«.

El periodista, incrédulo, le suelta: «Trabajas como un animal, no tienes tiempo de mear, mojas los calzoncillos… corres con este barro, te caes. Es un montón de mierda«

«Seguro que sí, pero es la carrera más bonita del mundo» concluye de Rooij.

Imagen principal: FB de Paris-Roubaix

Ver la página oficial de París-Roubaix

https

://www.paris-roubaix.fr/en/

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Ciclismo

El Pogacar (y UAE) del Tour aprende lecciones

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El golpe de Pogacar en Saint Lary no es definitivo para el Tour, pero casi

Dudar de Tadej Pogacar conlleva sus riesgos, dudar del maillot amarillo no siempre es un buen negocio.

El otro día, con el subidón de Le Lioran y la remontada de Vingegaard, admití dudas, como una amplia mayoría.

La gestión de momento de Pogacar y UAE de ese resultado y estos días ha sido perfecta, envidiable y, como hemos visto, efectiva.

No fueron horas sencillas para Pogacar y su equipo ante el déjà vû del jueves. 

Que Vingegaard le recuperara de esa diferencia en el Macizo Central le ha llevado al pasado más reciente, al de los dos últimos Tours en los que acabó claudicando.

Para el tema de las derrotas hay diferentes teorías.

Unos dicen que se aprende mucho de ellas, otros que mejor evitarlas siempre.

Pogacar en Le Lioran no sufrió una derrota en el sentido estricto de la palabra, pero se llevó un palito guapo, uno de esos que podría doblegar a más de uno.

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Pero este Pogacar es grande en la victoria, pero también en la derrota

No ha tenido muchos contratiempos en su carrera deportiva el esloveno, pero los que ha tenido los ha gestionado con la naturalidad de una victoria y eso pone la piedra de la recuperación.

Tadej Pogacar y su equipo han madurado la situación del Macizo Central, la han licuado, la han asimilado y han sacado de la manga un éxito brutal en Saint Lary con el Tour como objetivo.

Control efectivo, sin asfixia por parte del equipo, con un Politt imperial más Sivakov, Soler y Almeida en su nivel, sumado a un Adam Yates decisivo, saltando en el momento exacto para darle a Pogacar el impulso necesario a otra acción de las suyas, una de esas que solo emprende un maillot amarillo que no se conforma con la ventaja que tiene.

Pogacar pone a Vingegaard en el umbral de los dos minutos, el Tour no está sentenciado, pero se acerca, otro mal paso de Vingegaard podría ser el golpe de gracia.

Imagen: A.S.O./Charly Lopez

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Noticias de ciclismo

De mayor quiero tener la actitud de Egan Bernal

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La actitud de Egan Bernal en la vida la quisiéramos muchos

¿Habéis visto a Egan Bernal en la Vuelta a Suiza?

El otro día comentaba con Kike Molares en nuestro podcast que rara vez he puesto a un deportista de ejemplo a mis hijos, pues al final son profesionales de lo suyo, que cobran por resultado y no siempre su conducta va a ser edificante.

Pero claro llega un tipo como Tadej Pogacar, próximo con la gente, amigo de los niños y deportivo incluso cuando pierde y no tengo más que envainármela y admitir que sí, eso a un crío se le puede vender seguro.

Y lo mismo sucede con Egan Bernal y la actitud que arroja por donde pasa.

Esta mañana os hablaba de los chicos de UAE y el monólogo que establecen en muchas competiciones.

Yates y Almeida son gregarios de Pogacar para el Tour y están aplastando a los rivales en la Vuelta a Suiza.

Es así, un hecho tan demostrable como el ir a ver la general a dos días del final.

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Con esta fotografía Egan Bernal se plantó en el top 4 de la sexta etapa de la Vuelta a Suiza con Adam Yates por delante, Matthias Skjelmose tirando a por él con el colombiano y Joao Almeida a rueda.

Egan Bernal en lugar de quedarse quieto y resistir, como haría otro, busca las cosquillas, acelera y provoca la reacción de Almeida que directamente lo remata y deja atrás.

Esto es Egan Bernal, un vaso a rebosar de actitud y valentía a cada paso, como el día que se fue con Roglic camino de los Lagos a sabiendas que iba directo al matadero.

Como otras tantas veces que la situación invitaba a no arriesgar y tomó el riesgo, porque él es así, es de esa pasta de los ciclistas especiales que te conquistan en una entrevista de final de etapa y en la carretera, porque tienen clase, motor y categoría.

Dos años después de su accidente es un lujo verle en los podios del World Tour.

Ahora pienso aquello que decíamos entonces, si alguien puede volver, debe ser él.

Pues sí, ha vuelto, está entre los mejores y quizá nunca más vuelta a ganar una grande, pero el corazón de la gente lo ha conquistado y cuando a nuestros hijos les hablemos de actitud, les hablaremos de Egan Bernal.

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Amstel Gold Race: ¿Quién puede evitar el éxito de Van der Poel?

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No son pocos los que pueden disputarle la Amstel Gold Race a Mathieu Van der Poel

Es curioso que cinco años haya tardado en volver Mathieu Van der Poel a la Amstel Gold Race.

Como diría aquel, aquí empezó todo, hace eso, media década, un lapso de tiempo en el que muchas cosas han cambiado, de ser un outsider con opciones a convertirse en la auténtica referencia de la primavera, en especial del tramo de carreras de adoquines, pero ahora también en el gran atractivo del ciclo de Ardenas que empieza en el Limburgo neerlandés.

Zona de frontera, llena de cotas, ensayo general para la Lieja-Bastogne-Lieja, la más prestigiosa del tríptico que se nos viene,

Ciclismo puro y duro. 

Hace cinco años, Mathieu Van der Poel nos hizo saltar en el asiento con el día que la gente más recuerda de él, aquella escapada casi segura de Alaphilippe y Fulgsang, la llegada de Kwiatkowski hasta que arribó Van der Poel por detrás, y zas, les levantó una Amstel Gold Race que parecía segura para ellos.

Cómo ha cambiado el escenario desde entonces, cómo anticipó lo que habría de venir.

Esos días eran jornadas en las que Alaphilippe lo ganaba todo, dominio que el tiempo con fecha de caducidad.

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Sin Tadej Pogacar en la salida, Juan Ayuso portará el dorsal número uno en una carrera que espera con especial interés.

El plan que UAE  ha trazado para Ayuso hasta el Tour está lleno de oportunidades de brillo individual y ésta es una de las grandes ocasiones.

Juan Ayuso parece el rival más importante de Mathieu Van der Poel en esta Amstel Gold Race, pero no el único.

Joao Almedia, Brandon McNulty y Marc Hirschi acompañan a Ayuso, porque UAE lleva equipazos allí donde acude, pero no sólo están ellos, contad con Ben Hindley, Tom Pidcock, Michal Kwiatkowski, el más experimentado del lugar, Benoit Cosnefroy, Max Schachmann y Michael Matthews, en excelente forma y hurtado en el Tour de Flandes de una seguna plaza ganada limpiamente.

Con este plantel delante, Van der Poel, quien dice no mirar nunca los rivales inscritos, opta a renovar su corona en la Amstel Gold Race.

Corre en terreno contrario, se acabó el pavés, los adoquines, ahora le vienen las cotas, y la prueba neerlandesa ya ha demostrado saber ganarla.

Otra cosa será lo que viene por delante, la Lieja-Bastogne-Lieja, uno de los monumentos que le faltan en su colección de seis entorchados.

¿Podrá ganar en campo ajeno?

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Noticias de ciclismo

Lance Armstrong: ¿Qué problema que los 3 del podio sean amigos?

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El comentario de Armstrong sobre el podio de Milán-San Remo me pareció ridículo

Así se despachó Lance Armstrong al finalizar la Milán-San Remo…

No soy muy amigo de mirar actitudes de los deportistas fuera de la competición, sobretodo porque corremos el riesgo de decepcionarnos casi seguro, pues al final el motivo por el que les admiramos nada tiene que ver con que sean buenas personas, simpáticas con la gente o ciudadanos ejemplares.

Sin embargo, admito que la imagen de buen rollo y camaradería de Jasper Philipsen, Michael Matthews y Tadej Pogacar nada más cruzar la meta de la Milán-San Remo me pareció muy bonita, por mucho que Lance Armstrong dijera no entender tanta deportividad.

Felicitaciones sinceras y alegría evidente, eso es lo que aprecié entre el ganador y los dos compañeros de podio.

Una escena que se complementó con el selfie que Pogacar se hizo con ellos en el podio.

Bravo, porque esto es deporte también, en un mundillo de competitividad y rendimientos horribles, con una exigencia tan grande y tantos días fuera de casa que es interesante ver que en el pelotón se generan estas complicidades más allá del equipo al que te debas.

Luisle Sánchez, entre otros, nos habló no hace tanto que le apenaba ver cómo se habían enfriado las relaciones entre los ciclistas, con una especie de guetos entre los equipos en los comedores y a veces en el pelotón, donde sólo se consiente ir entre los tuyos.

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Pogacar y Philipsen habían sido compis en UAE y Michael Matthews me parece un tipo que se lleva bien con mucha gente en el pelotón, incluidos estos babys que entraron en el ciclismo cuando él ya llevaba unos años en el negocio.

Su buen rollo tras una carrera disputada a cuchillo nos lleva a ese ciclismo que va más alla del ratio, la performance y el resultado, cosa que parece no entender Lance Armstrong, como evidenció tras la Milán-San Remo.

No voy a decir que si es tóxico y todas esas cosas, el daño que le hizo al ciclismo todos los sabemos, pero sí que es cierto que cuando él fue corredor, e incluso durante el tiempo, nunca ha escondido su afinidad con Jan Ullrich, su rival más enconado, e incluso con Ivan Basso.

Al final, hasta el desalmado tejano, todos tenemos un corazonzito.

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