Noticias de ciclismo
París-Roubaix: Un cuento de ciclismo
Recorrido y favoritos. La carrera de adoquines por excelencia, PARIS-ROUBAIX, ciclismo épico. El pelotón ciclista recorre las zonas de pavé más famosa del mundo.
- Nuestros favoritos de la París-Roubaix
- Los Españoles en la París-Roubaix
- El recorrido de la París-Roubaix
- Los reyes de la París Roubaix
Cinco nombres para ser el diablo de Roubaix
Cada momento previo a una carrera como París-Roubaix se describe con ese cosquilleo de la cábala y la ansiedad de ver qué pasará y cómo pasará.
Porque Roubaix es una carrera que no sólo se explica con el ganador, y sí por los miles de cruces y azares que rodean el camino, por cada recodo, giro y hueco, se escribe la leyenda más incierta del mundo del ciclismo.
De ahí que dar cinco nombres se antoja un ejercicio de equilibrismo tan mágico como el de llegar íntegro y con ganas de contarlo al velódromo más lustroso del mundo, el velódromo de la fabril Roubaix.
Nuestros cinco favoritos para la París-Roubaix
Ésta es una historia que empieza por el dorsal uno, el ciclista que es como el dios Sol de su deporte, un sol que luce tenue, ciego, casi frío en esta primavera de 2019.
Como ese sol que ilumina pero no calienta, Peter Sagan se agarra al clavo ardiendo que le supone esta París-Roubaix, para enderezar una campaña anónima.
Siempre, el eslovaco encuentra asidero cuando más lo necesita, como en 2015, ganando el mundial en el momento de la vedad, como el año pasado, siendo el diablo de Roubaix.
A situaciones extremas, corredores extremos, Peter Sagan es el rey de la presión, le gusta le pone y en esta «Pascale» tiene un buen grado de ello.
Presión, esa palabra que le gusta tanto a Peter Sagan
Sagan y Van Avermaet saben lo que es ganar la París-Roubaix
La página pasa y vemos su «alter ego»: Greg Van Avermaet.
Cuántas veces los dos salieron de favoritos casi unánimes, ambos son de hecho los dos campeones vigentes de Roubaix.
Pero como Sagan, Greg Van Avermaet llega de vacío clásico a la París-Roubaix, y con una sensación doble en su contra.
Si a Sagan no le acompaña la forma, pero sí el equipo, a GVA no le acompaña la forma necesaria para romper, ni el equipo.
De la sagacidad que el flamenco sepa poner en la ruta, va a depender su suerte.
Ha ganado, tiene el molde hecho, le falta ese punto que hace dos años no le abandonaba.
El tercero de la lista es la debilidad de este mal anillado cuaderno, Zdenek Stybar.
Zdenek Stybar debería liderar el Deckeuninck
Si Flandes no le va al checo, un poco como le pasaba a Flecha, Roubaix es el anillo a su dedo.
Ha sido podio, pieza clave en favor de compañeros, tiene calidad, ganas de romper y un equipazo tras de sí.
Incluso en detrimento del sueño más lúbrico de Philippe Gilbert, Stybar debe ser la punta de lanza del Deckeunick, ese equipo que firma un cheque en blanco si se le asegura reinar en Roubaix.
Ésta será la última París-Roubaix para el Team Sky
A quince días de dejar el pelotón, los hombres de negro depositan en Luke Rowe la esperanza de no cerrar sus diez años en el pelotón sin un adoquín en sus vitrinas.
Y no ha sido pequeña la apuesta en Roubaix, a donde han llegado a alinear sus dos ganadores de Tour, Geraint y Wiggo.
Para Rowe, en cambio, sería la confirmación a un talento sin igual en el arte de rodar y exprimir los rivales en el llano.
No es un top en las quinielas, pero, estará ahí.
Tiesj Benoot es otro de esos corredores que siempre anda ahí, que bebe de la más rancia, entiéndase en el buen sentido, tradición flamenca por las clásicas que tendría aquí su bautismo de masas.
En una carrera que enloquece casi más en la cercana Flandes que en Francia, Benoot sería un ganador ideal por cumplir el buen manual del «randonneur de Roubaix»: duro, resistente y corpulento.
Le faltaría el cuarto vértice, la velocidad, para finales que acostumbran a ser en pequeños grupos, para finales que, de seguir el guión previsto, serían perfectos para Alexander Kristoff, el quinto de esta lista.
El noruego, lo podeos decir abiertamente, nos ha pasado la mano por la cara, ganó Wevelgem, abriendo un debate estéril y fue podio en Flandes.
Tiene todo lo que se le supone a un ganador de Roubaix, y se sobra un poco de cada.
Es el favorito de Johan Museeuw…
Si una carrera enamora y enerva a partes iguales, esa es la París-Roubaix
Rutas interminables así es la París-Roubaix, el norte de Francia, ambiente pesado, imágenes del siglo pasado, cualquier cosa, cualquier momento cambian la fotografía… el ciclismo se vuelve incierto en cada paso que hay entre París y Roubaix.
La llaman de todas las maneras.
La París-Roubaix puede ser el infierno del norte, también la “Pascale”, por eso que se corre en domingo de pascual, incluso la “Reina de las Clásicas”.
«La París-Roubaix empieza como una fiesta que acaba como una pesadilla» Guy Lagorce, periodista
Para nosotros son 250 kilómetros de sueño ciclista, un cuento que no siempre acaba bien, pero que engancha a todos, mayores, pequeños y no tan pequeños, gente de toda condición, porque las imágenes de la París-Roubaix no son patrimonio del ciclismo, esto es algo que excede el corazón ciclista, que se expresa en otros campos, en el geográfico, por las peculiaridades de esta esquina de Francia, en lo histórico, por hoyar esos caminos de adoquín de la época napoleónica y los campos de batalla de la primera y segunda Guerras mundiales, en lo humano, por la querencia de la gente del lugar de lo que tiene entre manos….
Foto: Claudio Montefusco
Os dejamos la entrevista que nos han realizado en https://pepediario.com/ donde repasamos la carrera Paris-Roubaix, con todo lo que conlleva.
París-Roubaix, el origen
La primera aventura del infierno del norte se va lejos en el tiempo.
En 1896 dos empresarios de lo textil, Théo Vienne y Maurice Pérez, éste con raíces españolas, se establecieron cerca de Roubaix, entonces un interesante centro económico e industrial.
De sus bolsillos saldría el dinero para un primer velódromo de 250 metros de cuerda.
Aquella instalación necesitaba de cierto bombo, de que la gente supiera que en el norte, gris y triste, había un velódromo para disfrute del personal.
«La París-Roubaix es una carrera horrible pero la más bella para ganar» Sean Kelly
El dúo de emprendedores sería trío con la llegada de Paul Rosseau, quien llegó con “L´ Auto” bajo el brazo para cuadrar el círculo y empezar a pensar en una prueba que diera realce a ese elemento que causaba furor en ciertos ámbitos: la bicicleta.
La primera edición de la París-Roubaix
Y así el día 19 de abril de 1896, siempre en abril, la París Roubaix nació para regocijo de Josef Fischer, primer ganador, un alemán que se embolsó 1000 francos tras 300 kilómetros.
La París-Roubaix nació como preludio de la mítica Burdeos-París, una de esas maratones de otros tiempos, que hace más treinta años que se dejó de hacer.
Foto: Claudio Montefusco
Hoy la París-Roubaix es el vestigio vigente aún de aquella época de ciclismo ingrato, salvaje, si se quiere inhumano, pero auténtico y real.
La historia del infierno del norte se pobló de diablos y diablillos que dieron ediciones memorables, dignas de los almanaques, como esa que ganó Peter Post, año 1964, quien rodó por encima de los 45 kilómetros por hora, una barbaridad en aquellos tiempos, con aquellas bicicletas, sobre esas carreteras.
La gesta de Post la dimensionamos si pensamos que hasta 2017 nadie rodó más rápido que él por el infierno. Fue Greg Van Avermaet, el campeón olímpico de Río de Janeiro, que rodó un poco, sólo un poco, más rápido que Post.
Por que el camino hacia Roubaix siempre tuvo adoquines e incluso entrenadores, pilotos de moto que llevaban el ritmo a los corredores, aunque la presencia de estos fue anecdótica de los primeros tiempos.
«La París-Roubaix es absurda» Bernard Hinault
Los grandes diablos de Roubaix
Si la París-Roubaix siempre ha tenido adoquines en la ruta, acostumbra a tener belgas en el palmarés.
No en vano de las 116 ediciones celebradas casi la mitad han ido a Bélgica.
Un total de 56 carreras han caído del lado de los belgas, quienes viven muy cerca de la meta y viven con una pasión la carera que rivaliza con la de los lugareños.
En lo más alto figuran, no podía ser de otra manera dos flamencos, muy flamencos.
“Monsieur Roubaix” ha sido tradicionalmente la bestia apodada el “Gitano” Roger De Vlaeminck, un corredor que hizo palmarés y fortuna en los setenta, cosa que significa que rivalizó con Eddy Merckx, prueba de su tamaño como corredor.
Roger De Vlaeminck ganó cuatro ediciones entre 1972 y 1977, se destacada por su corpulencia y un genio que mantiene intacto muchos años después, siempre cuestionando el presente, los corredores actuales y las estrategias.
Tom Boonen, el maestro de Roubaix
En los tiempos recientes la París-Roubaix quedó como el pulso indisumilado de los dos monstruos de las clásicas en el siglo XXI.
En el duelo Fabian Cancellara vs Tom Boonen, gana el segundo en el velódromo de Roubaix.
Alto, musculado, buen velocista en sus primeros años, excelso rodador, dotado de una visión de carrera casi periférica, Tom Boone igualó en 2012 a Roger De Vlaeminck.
Ese domingo de Pascua, Tommeke, como gusta llamarle, ganó solo su cuarta París-Roubaix, tras atacar a una eternidad de meta, reivindicando una figura imprescindible en la historia de la carrera porque Boonen ha ganado de todas las maneras en el velódromo más célebre del mundo.
«Algunos matarían a su madre por entrar primeros» Stephen Roche al entrar en el primer tramo de adoquín
Solo también el 2009, pues por el camino su ritmo fue demasiado para unos rivales que iban cayendo por la ruta, y acompañado en las dos primeras, 2005 y 2009, por Hincapie y Flecha en la primera, por Cancellara y Ballan, en la segunda.
Reyes de Roubaix
Fabian Cancellara es otro de los nombres acoplados a las duchas de piedra de la vetusta instalación de Roubaix, en su plaquita rezan tres triunfos los mismos que una buena ristra de corredores: Octave Lapize, el primero en firmar un trío de éxitos desde 1909 a 1911, Gaston Rebry, Rik Van Looy, Eddy Merckx, Francesco Moser y Johan Museeuw.
Foto: Claudio Montefusco
Este último fue uno de los ciclistas que hizo del pasto su huerto particular. Su primer triunfo fue aquel “amaño” del Mapei, marcando al león flamenco como el primero de los tres azules que llegaron solos a meta: Lefevere decidió desde el coche que ganara Museeuw por delante de Bortolami y Tafi.
Su tercera victoria se produjo en la ultima edición con lluvia de la París-Roubaix, en aquel lejano 2002, en una memorable cabalgada que Museeuw inició sobre el pavé, descolgando uno a uno cada uno de sus rivales para llegar a meta señalándose la pierna que casi pierde un año antes en el bosque de Arenberg debido a una caída.
Los franceses se ubican segundos, con la mitad de triunfos que los belgas. Entre sus ganadores destaca Bernard Hinault, vestido de arcoíris, como Peter Sagan en 2018.
El bretón llegó, vio y venció en Roubaix, maldiciendo el recorrido, su dureza y el peligro, pero dando la cara hasta el final, partiéndose el espinazo, en un sprint cuya dureza nos podemos imaginar, o no, batiendo a Roger De Vlaeminck, en la que podría haber sido su quinta corona, y a Francesco Moser, triganador en el lugar.
Si aquel día, a este malhumorado bretón le dejan prender fuego al lugar, no dudéis que lo hubiera hecho.
Entre los longevos de la carrera nadie como Raymond Impanis que corrió dieciséis veces la París-Roubaix.
Los españoles en la París-Roubaix
El ciclismo español, históricamente muy ajeno a estas carreras, brilla muy puntualmente en la París-Roubaix.
Sin victorias en el casillero, sólo dos corredores de este lado de los Pirineos han pisado el podio.
El primero fue el pionero en casi todo, Miquel Poblet, quien en 1958 fue segundo y en 1960, tercero.
Con los años, mucho más tarde, Juan Antonio Flecha construiría su singularidad con otros dos podios.
«Si entras el 24 en Arenberg ya has perdido» Alain Bondue
Su suerte quedó tocada por la convivencia con los dos grandes monstruos del momento, Cancellara y Boonen y cuando estos nos estaban, aparecían los segundos de abordo, como Stuart O´Grady.
La carrera que acaba en Roubaix pero que no sale de París
Como otras tantas carreras, la París-Roubaix marca dos hitos geográficos que no son del todo precisos.
Igual que la París-Tours ha salido en alguna ocasión de Chartres, o que la París-Niza lo hace desde alguna de las localidades de la “banlieue” parisina, la París-Roubaix sale de Compiègne, una ciudad francesa y afrancesada, 65 kilómetros al norte de la capital, cuyo atractivo en ser residencia de los reyes de Francia, con un castillo de la época de Luis XV.
El recorrido de la Paris – Roubaix
La salida desde Compiegne viene a redondear un recorrido sobre los 260 kilómetros de longitud en lo que una quinta parte son por adoquines, terreno minado para la épica y la tragedia que distingue la carrera respecto a las otras.
Estos son los 29 tramos de la edición de 2019:
29: Troisvilles-Inchy (km 97.5 — 0.9 km) **
28: Briastre-Viesly (km 108.5 — 3 km) ****
27: Viesly-Quiévy (km 101.5 — 1.8 km) ***
26: Quiévy-Saint-Python (km 116 – 3.7 km) ****
25: Saint-Python (km 118.5 — 1.5 km) **
24: Vertain to Saint-Martin-sur-Écaillon (km 127.5 — 2.3 km) ***
23: Verchain-Maugré-Quérénaing (km 136.5 — 1.6 km) ***
22: Quérénaing-Maing (km 140.5 — 2.5 km) ***
21: Maing-Monchaux-sur-Ecaillon (km 142.5 — 1.6 km) ***
20: Haveluy-Wallers (km 156.5 — 2.5 km) ****
19: Arenberg (km 164.5 — 2.3 km) *****
18: Wallers-Hélesmes (km 170 – 1.6 km) ***
17: Hornain-Wandignies (km 179 – 3.7 km) ****
16: Warlaing-Brillon (km 185 – 2.4 km) ***
15: Tilloy-Sars-et-Rosières (km 188.5 — 2.4 km) ****
14: Beuvry-Orchies (km 194 — 1.4 km) ***
13: Orchies (km 199 — 1.7 km) ***
12: Auchy to Bersée (km 206.5 — 2.7 km) ****
11: Mons-en-Pévèle (km 212 – 3 km) *****
Tramos de la París-Roubaix 10 al 29
10: Mérignies-Avelin (km 215.5 – 0.7 km) **
9: Pont-Thibault-Ennevelin (km 220 – 1.4 km) ***
8: Templeuve — L’Épinette (km 224 – 0.2 km) *
8: Templeuve — Moulin-de-Vertain (km 225 – 0.5 km) **
7: Cysoing-Bourghelles (km 232 – 1.3 km) ***
6: Bourghelles-Wannehain (km 234.5 – 1.1 km) ***
5: Camphin-en-Pévèle (km 239.5 – 1.8 km) ****
4: Carrefour de l’Arbre (km 242.5 – 2.1 km) *****
3: Gruson (km 244 — 1.1 km) **
2: Willems-Hem (km 251 — 1.4 km) ***
1: Roubaix (km 256 — 0.3 km) *
Comentarios sobre la París-Roubaix
«Es un circo y no quiero ser uno de sus payasos» Chris Boardman
Cada tramo de adoquín se cuenta al revés, del 29 al último, en las calles de Roubaix, cerca del velódromo, inaugurado en la edición del centenario, aquella que dominaron los Mapei y el dedazo señalando a Museeuw.
En la ruta hacia Roubaix, la categoría de los pavés son por estrellas.
La fiesta se abre en Troivilles, con casi cien kilómetros en las piernas.
Es un dos estrellas de casi 1000 metros.
Le sucede un tramo cargado de simbolismo desde la edición de 2018, pues los tres kilómetros del tramo Briastre-Viesly se dedica a Michael Golaerts, quien perdió la vida por un paro cardiaco en ese mismo tramo.
En el tramo de la leyenda se sitúan los tres adoquinados cinco estrellas.
El primero, emblema de la carrera, del lugar y del ciclismo en general es el Bosque de Arenberg, una recta inmunda, en medio de un denso bosque, próximo a unas minas.
“Arenberg es la puerta del infierno” Juan Antonio Flecha
Está a casi cien kilómetros de meta, pero rompe el grupo y es escenario de batallas que se alargan hasta meta.
En los años buenos gente como Gimondi, Merckx, De Vlaeminck, Janssen, Planckaert o Vanderaerden lo pasaron delante.
Caídas horribles también acontecieron en el lugar, como en 1972 cuando cuarenta tíos se fueron al suelo.
El siguiente tramo de cinco estrellas viene casi sesenta kilómetros más allá.
Es Mons-en-Pévèle, tres kilómetros de pesadilla que se clava en las costillas y en lo más íntimo de la rabadilla.
El último ciclo de adoquines de la máxima categoría viene en otro nombre trufado de fama, Carrefour de l´ Arbre, dosmil metros y menos de veinte para meta.
«Cualquier gran palmarés que se precie debe llevar una París-Roubaix» Fausto Coppi
Los amigos de Roubaix
Hay un lema sencillo y francés: “Sans pavés, pas de course…”
Es el emblema que reza en el ADN de “Les Amis de la Paris-Roubaix”, una asociación de gente normal, corriente, de la zona que vela por el adoquín y su conservación.
Surgió hace unas décadas, como reacción a la progresiva pérdida de pavés a causa de la modernidad de Francia con nuevas carreteras y vías dejando el incómodo adoquín relegado a la mínima expresión.
En sus manos está parte de la salud de la carrera y el valor de la importancia de su arraigo con el territorio y el corazón de la gente.
Por que la París-Roubaix será un gran circo, ruido y fotos, muchas fotos, pero es una flecha, un golpe directo y sincero a la conciencia de esta esquina del hexágono francés.
La última…
París-Roubaix de 1985: Un periodista de la CBS se acerca a Theo de Rooij, holandés que perdió opciones de ganar por una caída.
Lleno de barro le dice el ciclista: «Es cojonuda esta carrera«.
El periodista, incrédulo, le suelta: «Trabajas como un animal, no tienes tiempo de mear, mojas los calzoncillos… corres con este barro, te caes. Es un montón de mierda«
«Seguro que sí, pero es la carrera más bonita del mundo» concluye de Rooij.
Imagen principal: FB de Paris-Roubaix
Ver la página oficial de París-Roubaix
Noticias de ciclismo
Giant Seorak Gran Fondo, postales ciclistas desde Corea
La Giant Seorak Gran Fondo será sede del Gran Fondo World Championship el 20 de mayo
Ya hay sede del próximo Gran Fondo World Championship, será en Corea, en la Giant Seorak Gran Fondo. Se trata de un evento que el año pasado disfrutamos en el Gran Fondo Encamp Pas de la Casa, Andorra, y que sigue con un palmares abierto hace unos años
La cita coreana está prevista para el fin de semana del 19 y 20 de mayo. Recordemos que no hay rondas previas de clasificación y que optar al Gran Fondo World Championship está abierto para quien quiera tomar parte en una prueba, por otro lado, exigente.
Son 208 kilómetros en su versión de gran fondo, y 105 de medio fondo por tranquilas carreteras en la zona del Valle de Missan combinando entretenidos descensos con exigentes subidas,
La prueba tiene sus orígenes en 2010, cuando diez ciclistas trazaron una ruta de referencia con vistas al Monte Seorak y Monte Odae tras una travesía de 265 kilómetros. En 2014 se celebró su primera edición, siendo el primer gran fondo de Corea, reuniendo hasta 5000 ciclistas.
Recordemos que en el estreno del Gran Fondo Encamp Pas de la Casa sirvió para proclamar a los ganadores de la 3ª edición Gran Fondo World Championship, tras los celebrados en 2018 en Noruega y 2019 en Estados Unidos.
En Andorra, los campeones fueron Williem Smit, en categoría masculina y Berta Bassols en femenina.
Ambos, además de la distinción se embolsaron 500 euros de premio, el siguiente título espera en Corea
Noticias de ciclismo
Andreï Kivilev nos dio una segunda oportunidad
La caída de Kivilev en la París-Niza de 2002 impuso el casco a todos en todo momento
Admito cierta nebulosa en el recuerdo de Andreï Kivilev y su fatal caída en la París-Niza de hace veinte años.
Nebulosa que se disipa en parte leyendo esta pieza de Fran Reyes y viendo a Alexander Vinokourov en la imagen que ilustra este artículo.
Vino ganó aquella carrera hacia el sol y, como Kivilev, es kazajo pero la historia y la mala fortuna les unió en un recuerdo tan amargo como útil para los que vinieron, vinimos, detrás.
El accidente de Andreï Kivilev en la segunda etapa de la París-Niza 2003 fue un punto de inflexión en el enconado debate sobre la seguridad del ciclista en a carretera y la utilidad del casco.
Como bien cuenta Fran en ese artículo, Andreï podría haber sobrevivido a ese accidente de haber llevado casco.
No lo portaba, y el golpe resultó mortal al poco de producirse.
Una tragedia que, no nos engañemos, fue mucho más divulgada por quien la protagonizó, pues Kivilev un año antes había logrado cazar una fuga buena en el Tour que le tuvo cerca del podio hasta muy al final.
Tras aquello, tuvimos un impás en el uso de casco, los últimos tramos de una llegada en alto de más de cinco kilómetros, cuando se les permitía a los ciclistas quitarse el casco, tras competir sin él durante toda la jornada.
Aquella norma duró poco pero recuerdo la imagen de Jan Ullrich en Plateau de Beille, con el pelo como acanalado, en la persecución de Basso y Armstrong por haberse quitado el casco a pie de puerto.
Al poco tiempo, todos debían ir con casco
Para quienes conocimos el ciclismo sin esa protección fue un cambio brutal, teníamos a nuestros ídolos desnudos, con la cabeza al descubierto y fácilmente identificable.
La imagen de Indurain con chichonera en aquella famosa etapa de Lieja era lo exótico, lo normal era verle calado con su gorra y su media sonrisa sin perder nunca de vista el horizonte.
Desde entonces estoy seguro que el casco ha salvado miles de vidas en la carretera y la montaña.
Como dice Pereiro en el artículo «me siento desnudo sin él». Lo mismo me sucede, ese pequeño y «chepudo» amigo nos puede salvar la vida, y su utilidad, más allá de la estética que tanto nos preocupa, es de un solo uso.
Kivilev dio su vida de forma involuntaria por ello.
Imagen: Imagen: A.S.O./Aurélien Vialatte
Noticias de ciclismo
UAE Team Emirates en el UAE Tour
El equipo de casa tiene una bala para retener la corona del UAE Tour
Cuando dimos cuenta del liderazgo de Adam Yates en el UAE Team Emirates de cara al UAE Tour apuntábamos una realidad que tanto se está comentando y que a muchos molesta: este equipo es tan bestia, que donde acudan lo harán para ganar.
Es más, es tan brutal su capacidad que en una charla, por ejemplo, con Matxin, seguro que nos dejamos nombres por tocar.
Pero no sólo eso, que Adam Yates viniera al UAE Tour al frente del equipo anfitrión significaba traer un ciclista casado con el éxito en esta carrera, segundo en las dos últimas ediciones y ganador de la edición recortada por la explosión del Covid, hace tres años.
De hecho Yates ha compartido podio siempre con Tadej Pogacar en la carrera emiratí.
En esta edición, sin embargo, la cosa viene viciada de inicio con los abanicos del primer día y el minuto que el inglés cedió con gente como Evenepoel, Bilbao y Plapp, 60 segundos a los que cabe sumarle la desventaja de la crono por equipos.
Yates está a dos días del final en el top ten, pero lejos de los mejores y con muchas complicaciones para optar al triunfo, pues el terreno da para lo que da, y la subida final del sábado, aunque más complicada que la del triunfo de Einer Rubio, no parece el mejor escenario para abrir una diferencia tan tremenda… a no ser que el equipo trame algo que no prevemos y busque un vuelco muy complicado.
El UAE está corriendo en casa, ante los mecenas árabes, y no creo que le baste el brillante triundo de Sebastián Molano, qué gran salto ha dado el colombiano, en Dubai.
En la primera llegada en alto, intentaron menear la cosa con Marc Soler y poco más, ahora les queda el todo o nada.
No han venido para firmar un top 10 ni con Yates ni con nadie, por eso prever algo que no sea lo convencional de cara al final entraría en lo más probable.
Imagen: FB UAE Team Emirates
Noticias de ciclismo
Los colores del territorio en las gafas KOO Supernove Strade Bianche
La serie de las KOO Supernova Strade Bianche viene en dos colores
Para celebrar el séptimo aniversario de la colaboración con Strade Bianche, KOO Eyewear lanza dos nuevas versiones del icónico modelo de gafas Supernova, inspiradas en la equipación para hombre y mujer creada para la edición 2023 de la Granfondo Strade Bianche, el evento para aficionados que se celebra el día después de la carrera para profesionales.
Devolvió la belleza y la fascinación de los caminos de tierra al ciclismo de élite y hoy, la Strade Bianche está considerada la sexta prueba monumental del calendario internacional. Una competición que no está aislada en el olimpo del ciclismo, sino que permite a miles de incondicionales pisar el mismo polvo que los profesionales en la competición gran fondo para aficionados.
Y con estas premisas se consolida la colaboración entre KOO Eyewear y la competición que tiene lugar tradicionalmente el primer fin de semana de marzo, en las colinas de la provincia de Siena.
La Strade Bianche ha conquistado el corazón de los aficionados al ciclismo y KOO Eyewear, la marca italiana especializada en el desarrollo y la producción de gafas deportivas, ha querido celebrarlo con dos nuevas versiones de Supernova, unas gafas conocidas y apreciadas por su ligereza y comodidad, así como por su visión precisa.
LOS COLORES DE LA TOSCANA EN LOS DOS MODELOS SUPERNOVA
Las gafas Supernova Limited Edition están inspiradas en los colores de los maillots masculinos y femeninos creados para la Granfondo Strade Bianche 2023, que a su vez imitan los colores de la tierra que se funden con los tonos luminosos de las colinas salpicadas por el sol en la versión masculina, y los típicos tonos cálidos de la tierra entre amaneceres y atardeceres en la versión femenina. Surgen así las Supernova Pine green y las Supernova Siena red, que están provistas para la ocasión de una nueva lente fotocromática: de ser transparente en condiciones meteorológicas sin sol, la lente pasa en el transcurso de 20 segundos de la categoría 1 a la 3, alcanzando así el máximo nivel de cobertura. Además, en esta transición fotocromática, la lente del modelo Supernova Pine green adopta un color red mirror, mientras que la lente Supernova Siena red adquiere el tono gold mirror.
El toque final lo aporta el logotipo Strade Bianche presente en el interior de la varilla izquierda, para vincular las gafas al recuerdo de un momento entre las colinas de Siena.
Las SUPERNOVA STRADE BIANCHE están disponibles en tres colores:
1. PINE GREEN LENTE FOTOCROMÁTICA RED MIRROR (VLT 79 % – 11 %);
2. SIENA RED LENTE FOTOCROMÁTICA GOLD MIRROR (VLT 65 % – 12 %).
Y están disponibles para el público en el sitio kooworld.cc a un precio de 210,00 euros.
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