Ciclismo
Tour: Vingegaard y Pogacar, empatados
La remontada de Vingegaard le lleva al nivel de Pogacar
Ver a Jonas Vingegaard en la entrevista posterior a la etapa, todo arrugado, mojado y encogido, como absorbido por el esfuerzo, medio llorando, hablando de su regreso hasta la cima del Tour, junto Tadej Pogacar, es un cuadro, un «cuadrazo», que explica una de las mejores etapas que hemos visto en tiempos recientes.
Estamos ante la gran rivalidad no del ciclismo, del deporte mundial en su extensión.
La historia que están escribiendo estos dos ciclistas a cuatro manos es la excelencia de más de 35 años siguiendo este maravilloso deporte llamado ciclismo.
Su poder, tan igualado y excelente es un regalo anual en la mejor carrera del año.
Vamos con Vingegaard, primero…
La forma de gestionar las situaciones de carrera por parte del aún dorsal son antología pura.
Uno no gana el Tour dos años seguidos ante el mejor ciclista del mundo, por casualidad.
Vingegaard le ha tomado la matrícula a Pogacar y esta maratón por el Macizo Central ha sido un canto al no rendirse nunca, al no bajar los brazos y no caer en la desesperación.
El danés no salió al ataque en tromba de Pogacar, miró para otro lado, pero no desesperó, emprendiendo una caza magistral.
Encajó el primer descenso, salió vivo e inició la remontada, todo en un paisaje verde, volcánico, irreductible.
Cuando le dio cazó, sí, entró al relevo, porque hoy sí interesaba, sí era coherente.
Ganarle el sprint es la guinda, el remate psicológico al aún líder del Tour, que sabe que tiene rival, cosa que siempre tuvo clara y que no ha podido decantar en la primera mitad del Tour.
No quiero imaginar cómo debe carburar el coco de Tadej Pogacar ante esta reacción de Jonas Vingegaard con medio Tour por delante.
La primera mitad de carrera ha sido una auténtica comedura de tarro para el esloveno, siempre buscando dónde atacar, dónde abrir huecos más grandes y definitivos.
Sabía que la diferencia de minuto y poco no era suficiente ante un rival así, y por eso hoy, lo ha vuelto a intentar, tras cocinar una etapa a todo fuego, con su equipo a bloque.
La estrategia de UAE ha consistido en quemar y quemar talento y posibles opciones en la general en favor de su gran líder.
Ha sido la táctica más obvia, está claro, pero no sé si la mejor, visto ahora.
Pogacar ha llevado a fuego todo el día y ha atacado en el tramo más duro, queriendo ensanchar las diferencias, pero sin el resultado perseguido.
Etapa 10 del Tour y Jonas Vingegaard está de pie, listo para jugar la partida, esperando los Pirineos en candeletas y rivales como Remco Evenepoel y Primoz Roglic con cierto, aunque no mucho, chance.
Amo este deporte, amo este Tour.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
CX
Felipe Orts nos descubre otro ciclocross
Felipe Orts nos ha descubierto lo que es tener uno de los nuestros entre los mejores de ciclocross
El otro día, por el subcampeonato de Europa, hicimos un recuento de todas los muros que Felipe Orts ha ido derribando hasta la fecha.
Desde aquella plata en el mundial sub 23, el alicantino no ha parado de progresar, más o menos rápido, pero progresar hasta el presente.
El ciclocross es una disciplina increíble, plástica y bella, pero en España minoritaria y tangencial, que poco o nada ha tenido que ver con la historia gorda de esta modalidad.
En el tiempo que hace que veo ciclocross, han habido dos temporadas, la nacional, con el Campeonato de España como gran cita, y la internacional, con los nombres que sabíamos iban a estar delante en el mundial.
De esta manera, las dos temporadas confluían de forma puntual en la cita del arcoíris en la que quedar en el top 20 resultaba un éxito.
Eso era así, y sucedía con David Seco, Egoitz Murgoitio, Javier Ruiz de Larrinaga… recuerdo que una vez José Antonio Hermida hizo una plaza no sé si cerca del top ten y nos pareció la bomba.
Por cierto, que os invito a la charla que tuvimos hace menos de un año entre Felipe Orts y David Seco, canela en rama para los amantes del ciclocross.
Felipe Orts cambió el paso con la mentada plata en el mundial sub 23, abriendo una puerta hacia lo desconocido, una puerta que a día de hoy nos deja un ciclista, campeón de España, como uno de los fijos en los top ten, podios e incluso alguna victoria de la temporada belga y neerlandesa.
🇪🇸 ¡¡¡Enorme, @felipeorts15!!! 🇪🇸
✌🏻 𝑺𝑬𝑮𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑬𝑵 𝑬𝑳 𝑺𝑼𝑷𝑬𝑹𝑷𝑹𝑬𝑺𝑻𝑰𝑮𝑬 𝑫𝑬 𝑵𝑰𝑬𝑳
𝗖𝗮𝗿𝗿𝗲𝗿𝗼́𝗻: Primera vez que logra esta posición en un Superprestige 👏🏻👏🏻
Sigue toda la temporada de ciclocross en @eurosport_es pic.twitter.com/I2AFGSy3bn
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) November 11, 2024
El segundo puesto en el Superprestigio de Niel es histórico para el ciclocross español, pero no es más que otra muesca en su evolución, siempre un poco mejor que en la anterior curva, en la anterior carrera y en el año anterior.
Viene precedido de la primera victoria internacional del año y del subcampeonato europeo, sólo superado, y no por mucho, por un superclase como Thibaut Nys.
Felipe ya compartió el año pasado podio con Mathieu Van der Poel y este año es un asiduo a estas plazas, entre Iserbyt, Vanderputte, Sweeck, Vanthourenhout… es decir la plana mayor tras los dos grandes dominadores de la década.
Lo hace además en un equipo belga, desterrando aquella soflama de que un español nunca se ganaría la vida en un equipo de aquellas latitudes, porque siempre ficharían a un belga primero.
La temporada de ciclocross 2024/25 es terreno desconocido para nosotros, es nuevo, nunca visto, lo es gracias a Felipe, verle ahí, sabiendo de donde viene, de lo que ha trabajado, es un plus.
Imagen: @photonewsbelgium @ridleyracingteam
Ciclismo
Los 10 mejores ciclistas de la historia
Merckx, Valverde y Kelly forman el podio de los ciclistas más importantes de siempre
Nada mejor que esta temporada para aventurarnos en una lista que seguro nunca va a complacer a todos, la de los diez mejores ciclistas de la historia.
Porque cuando entramos en listados de todos los tiempos, poniendo orden en el desorden de los años y buscando luz en la estadística, corremos el riesgo de ser injustos o pecar de subjetivos. Cuando hemos pensado en los diez ciclistas más grandes de la historia hemos querido echar mano de la numerología más estricta y hemos acabado, de entre todos los sitios y rankings que pululan en la red, el de Cycling Ranking nos pareció el más apropiado, por parecer a simple vista el más completo y sobretodo documentado, entrado en el detalle de todas las carreras acontecidas en un periodo que va desde 1869 hasta el presente.
De su ingente trabajo, sacamos los diez ciclistas imprescindibles de la historia de este deporte en un orden que no habría imaginado nunca.
Como no podía ser de otra manera Eddy Merckx encabeza holgadamente el listado. Belga, auténtico ídolo que trasciende al ciclismo, su bagaje está lejos de ser igualado, ni siquiera imitado, por los que corrieron antes, durante y después que él.
La encarnación del ciclista diez toma su nombre y apellido. Vueltómano excelso, coleccionando cinco Tours, otros tantos Giros más una Vuelta, es uno de los pocos que tiene los cinco monumentos, destacando siete Milán-San Remo, y tres mundiales.
Su figura excedió las dimensiones de su deporte, siendo una personalidad mundial en todos los frentes, muy escuchado y admirado, pues su trabajo como ciclista le convirtió en símbolo de la perfección y la ambición llevadas al máximo extremo.
Segundo, pero lejos en la cantidad de puntos, le había seguido hasta hace poco Sean Kelly, un irlandés que hizo fortuna en los ochenta y parte de los noventa. Su estampa de voluntarioso trabajador se hizo perenne en las grandes clásicas que dominó en toda su extensión, destacando su dominio de Lombardía.
No ganó el Mundial, pero sí extendió su sacrificado pedaleo hasta el primer peldaño de una Vuelta a España y se hizo valedor de uno de los registros que seguramente se tardará décadas en superar: siete ediciones de la París-Niza.
En tiempos recientes las estadísticas de Alejandro Valverde le auparon hasta la segunda plaza.
Valverde es el mejor español de la historia, según éste y otros rankings. Su longeva carrera supera con creces la duración medida, compitiendo en pros desde 2002. En este tiempo ha aunado un palmarés en el que destacan muchas cosas, en especial la Vuelta a España de 2009, pero también etapas y podios en las tres grandes y un especial cariño por dos grandes carreras valonas: cuatro Lieja-Bastogne-Lieja y cinco Flecha Valona. Sin embargo la guiNda la logró en el Campeonato del Mundo de Austria que firmó en 2018, tras salir de una grave lesión por caída en el Tour del año anterior.
Seguimos retrocediendo prácticamente medio siglo. En la estirpe de grandes campeones italianos, Gino Bartali es sin duda el más brillante. No tuvo la aureola de Coppi, ni el carácter pionero de Girardengo y Binda, pero el “piadoso” completó un palmarés tremendo donde brillan dos Tours y tres Giros en un periodo tan complejo como los años treinta y cuarenta, ciclo en e que se vio privado de competir en más de una ocasión.
No en vano transcurrieron diez años entre sus triunfos en el Tour de Francia.
Quinto es Francesco Moser, un italiano poderoso rodador que se hizo fuerte en Roubaix, tres triunfos, y que llegó a culminar un Giro de Italia frente a un jovencísimo y talentoso Fignon. Su leyenda, no obstante, se construye en los icónicos récords de la hora que realizó en México.
Por detrás suyo tenemos a Joop Zoetemelk, exponente de un ciclismo de la potencia de los Países Bajos. Joop fue, como Valverde, uno de los ciclistas más longevos de siempre. Su presencia en el Tour de Francia se extiende entre los años setenta y ochenta, destacando su victoria final en 1980, en medio del periodo de Bernard Hinault.
Curiosamente el mejor ciclista francés de la lista no es ni Jacques Anquetil ni Hinault. Es en definitiva Raymond Poulidor, un ciclista tachado de “eterno segundón” que completó un excelso palmarés con la Vuelta como guinda de un pastel que tiene otras perlas tipo San Remo, Dauphiné y París-Niza. Un palmarés preciosista que muchos no ponen en valor por no ganar nunca el Tour.
Y es que Poupou se erige séptimo en ese ranking eterno delante de muchas estrellas, entre ellas, otro francés, Bernard Hinault, que se emplaza décimo, sí, un quíntuple ganador de Tour décimo. El bretón tiene uno de los mejores palmarés de siempre, pero los que le superan en la clasificación de www.cycllingranking.com le ganan en la letra pequeña, esas carreras, triunfos y puestos que suman juntos como los grandes triunfos.
Por medio quedan Roger De Vlaeminck, el gran coco belga de las clásicas, “Monsieur Roubaix” en exclusiva durante tanto tiempo y con tantos triunfos en todo tipo de pruebas, y Felice Gimondi, el prodigio italiano que consiguió situar las tres grandes en su palmarés.
Si queremos encontrar nombres que también nos son familiares situamos a Anquetil un puesto por debajo de Hinault, a Contador en el 17, Indurain en el 27 y Purito Rodríguez en el 30 y es que la historia de las grandes carreras la conocemos más o menos, pero cuando le añadimos los pequeños datos, el resultado dista del que muchos tienen idealizado.
¿Qué pasa con Tadej Pogacar?
Pues que ahora ocupa la plaza 20, cuando el año pasado estaba en la 51, si el año que viene calcara la temporada que acaba de culminar, estaría ya entre los 10 mejores de la historia.
Ciclismo
Moments 24 El único Van Aert vs Van der Poel fue en Harelbeke
Harelbeke empezó a decantar la balanza de la primavera hacia Van der Poel
Me encanta Harelbeke, primavera pura y dura, la temporada ya ha cogido temperatura, vuelo alto y es la antesala de las cosas importantes, del cogollo de las clásicas del norte, con Sagan, Van Avermaet y Stybar hace diez años y hoy con Van der Poel, Pedersen y Van Aert, entre otros.
Este año llegaba con un antecedente doloroso para el titular del arcoíris, con Wout Van Aert ganador vigente tras una edición mágica que se jugaron los dos cosos de las clásicas con el mismísimo Tadej Pogacar.
Esta vez Harelbeke iba a ser diferente, reorientando el centro de gravedad hacia Mathieu Van der Poel.
Y es que el neerlandés es a las clásicas del adoquín lo que Pogacar al resto de la temporada.
Si Mathieu está bien, si rula, poco o nada le queda por hacer al resto, incluso anticipando tienen las de perder.
A la espera de lo que suceda en la sesión primavera 2025, ésta es la realidad ahora mismo.
Lo que no sabíamos esa tarde de viernes es que los duelos Van Aert vs Van der Poel se iban a ceñir a esa carrera.
Fue un duelo desigual, por la caída del belga que abrió una brecha insalvable, pero la persecución que se nos propuso en los kilómetros siguientes fue de lo mejor de la campaña.
No duró mucho porque Van Aer cejó en el esfuerzo y se guardó para intentar acceder al podio, pero el espectáculo que nos dan estos dos cuando están bien y delante es impagable, pasará tiempo para ver algo igual.
En este 2024, la rivalidad fue muy pequeñita, ceñida a Harelbeke y poco más por la caída de Van Aert en A través de Flandes.
Crucemos los dedos, que la carretera y el tiempo les vuelva a poner juntos en unos meses, incluso diría que en las sobremesas de Navidad en el calendario de ciclocross, que Harelbeke nos queda ya lejos.
Ciclismo
Greg Lemond fue el primer moderno de la historia del ciclismo
Con Greg Lemond el ciclismo entró de lleno en una modernidad que sigue vigente
El Tour de 1989 está muy en boca de todos.
Una edición de esas que no se olvida, treinta años después, cifra redonda.
¿Qué estabas haciendo cuando Lemond remontó a Fignon en la misma línea de meta de París
Aquella tarde de julio, un niño ojiplático soñaba con ver, con tocar aquello, al otro lado de la televisión.
Laurent Fignon arrojaba motivos sobrados para ser el tipo más odiado del pelotón, con los años cambiamos, curiosamente esa percepción.
Todos íbamos con Greg Lemond, ese americano, hijo del milagro de salir vivo de un accidente de caza, que había estado más allá que acá, y que consiguió ganar el Tour, tres semanas, más de veinte etapas, tres mil no sé cuántos kilómetros, por ocho míseros segundos.
El gran golpe de Greg Lemond ese día, en ese momento, fue mucho más allá
Aquel era un corredor roto por la mitad desde el accidente, un ciclista que pocas semanas antes, leí, lloraba en una cama de un hotel del Giro porque no se encontraba a sí mismo.
Era la viva imagen de la impotencia, un corredor que había sido prodigio, campeón del mundo, podio y ganador del Tour, que tenía problemas para llegar con el cierre.
Hoy un Tour como el de 1989 sería impensable, un ciclista que sacó la cabeza a pesar de todo: ese Lemond, abandonado a su suerte por un equipo, el ADR, que pasaba por ser del montón, que no le acompañó en casi ningún momento decisivo, si descontamos la crono por equipos del inicio,
Una aventura de supervivencia que cambió la suerte del ciclismo, lo hizo moderno, más a imagen y semejanza de lo que tenemos hoy.
Los campeones corales, que brillaban en Niza, Roubaix y Lieja antes de atreverse con el Mundial y el mismísimo Tour.
Eso pasó a ser una reliquia del pasado.
Curiosamente, hasta Wiggins y Thomas, Greg Lemond había sido el último ganador del Tour en preparar Roubaix con cierta ambición.
Sin embargo el Tour de 1989 y Greg Lemond cabalgaba a lomos de ese caballo llamado ciclismo moderno.
Su entrada en el ciclismo europeo no fue sencilla.
Lo vio Hinault y lo reclamó para Francia, Lemond aterrizó con una mano delante y otra detrás.
Pero no se amilanó, pasó el invierno de su vida cincelando lo que sería un campeón moderno, extraordinariamente completo, ambicioso, que supo ser compañero cuando correspondía, y buscar su suerte llegado su turno.
Y en el Tour de 1989 instaló la suerte del campeón, sí, pero también una suerte de ganancias marginales que acabaron por darle el éxito, cuando todos apostaban a francés, de gafas de intelectual y coleta emblemática.
Salió con un manillar de triatleta que a los pocos días todos usaban, pero antes sacó provecho de cada pasaje de la carrera, corriendo en el filo, explotando el nerviosismo de Fignon, que veía pasar los días y no lo distanciaba y la ansiedad de Perico por resolver el desastre de Luxemburgo.
Y ganó, bajó el mismo arco de meta de toda aquella edición, demostrando que el ciclismo requería de campeones a tiempo completo para y por el Tour.
Con Greg Lemond nació el ciclista que armó su campaña alrededor del Tour, como nunca antes se había visto.
Lo de Stephen Roche ganando Giro y Tour, más mundial el mismo año, quedaba lejísimos.
El ciclismo moderno, el que que se introdujo con Lemond, obliga a centrar objetivos, a especializarse, a ser eficaz en lo poco pero bueno que se emprenda.
Al año siguiente Greg Lemond sólo lograría una victoria, la general del Tour de Francia, ni etapas, ni vueltas de una semana, ni avalorios.
De su ciclismo bebería Miguel Indurain y llevaría al extremo Lance Armstrong, el otro americano que ganaría el Tour, aunque lo suyo no quedara en los anales.
Si el ciclismo tuvo un punto de inflexión, ese lo firmó Lemond, Greg Lemond, uno de esos corredores cuyo recuerdo nos reconcilia con la sorpresa y la constante innovación, esa palanca de cambio que hoy sigue siendo clave.
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