Ciclismo antiguo
Vandenbroucke creció, vivió y ganó rápido
Publicado
9 meses atrásen
Por
Iban Vega

Nada fue convencional en la vida ciclista y no ciclista de Frank Vandenbroucke
El día del Pilar se cumplieron doce años sin Fran Vandenbroucke, un competidor que no sólo ganó en la carretera pues arrasó en muchos corazones.
¿Es tan edificante la vida de Frank Vandenbroucke como para poner nombre en un memorial? eso se preguntaba Luis Jiménez el otro día en la también llamada Binche-Chimay-Binche que ganara Danny Van Poppel.
La pregunta tiene miga, nosotros no sabríamos qué responder…
Hubo un ciclista valón, insolente, talentoso, desde bien pronto, pretendido por grandes equipos.
Primero le recuerdo en el Lotto, el mismo año pasó al gigante del momento, el Mapei GB, el de Ballerini, Taffi, Museeuw, Peeters,… un equipazo en toda regla, de esos que marcan sello y dejan huella.
Ese equipo en el que Oscar Freire aterrizó años después con su modesto Corsa en medio de las máquinas de alto rendimiento y diseño de Bartoli y cia.
De Frank Vandenbroucke se supo rápido.
No era uno más. Su perfilada perilla, el pelo perfectamente alineado, rubio de pote.
Le llamaban “l´ enfant terrible”, lo era dentro y fuera.
De él escribe David Millar en su «obra-denuncia» que creía saberlo todo sobre medicina aplicada al rendimiento, como Philippe Gaumont, otro corredor de largo ego que no acabó bien.
Vandenbroucke vivió a 200 kilómetros por hora y los radares no saltaron, no al menos como para evitar su prematuro final.
Falleció joven en Senegal. Sin embargo ciertas primavera nos obsequió con imágenes, recuerdos, retazos de un ciclista que era inimitable.
Con 25 años recaló en Cofidis, un equipo que en 1999 era ampliamente sospechoso de todo.
Llegaba con un CV enorme.: Había ganado a sus mayores en la Het Volk, en Niza, en los Tres días de La Panne.
Ese año son dos las escenas de VDB, pues así se le “abreviaba”.
En La Redoute, carrera lanzada hacia Lieja, toda vez se dejó Bastogne a las espaldas. Las Árdenas hierven. Subida recta, arbolada, exigente, el viaducto al fondo. Estampa familiar. Salta un coco, Michele Bartoli, dorsal uno cosido a la espalda. Es el ganador saliente de dos ediciones memorables, las dos anteriores. A Bartoli se le consideraba favorito cinco estrellas.
Manos en la parte baja del manillar. morro asomando por delante del mismo. Vista baja, horizonte plano. Arranca una vez y nadie le sigue. ¿Nadie?.
Un obús surge, es VDB, le toma la rueda, se le pone en paralelo y empieza un pulso de vida o muerte, aunque quede una eternidad para meta.
Mano a mano, ninguno cede, ¿quién la tiene más larga? VDB sale vivo y entero, Bartoli, tocado, roto. Poco después el belga saldría volando solo. Poco antes había sido podio en Flandes.
Ciclista de momentos, meses después deja a su mujer embarazada y suenan vínculos con el doctor Mabuse.
Vida desordenada, dentro y fuera de la carretera.
En una Vuelta marcada por el plomo de Jan Ullrich, protagoniza un destrozo en Navalmoral que pasa a los anales como unas de la exhibiciones del ciclismo moderno. Ciclismo de monstruos, de actuaciones imposibles. Mikel Zarrabeitia aún trata de adivinar por dónde le adelantó que ciclista rubio e imposible en el empedrado de la muralla de Ávila.
Podio también en Flandes -ganado por leyendas como Van Petegem y Museeuw- VDB volvería, a fogonazos, como Claude Criquielion, el otro valón de cabecera hasta que llegó Philippe Gilbert.
En números, su palmarés no es de los mejores, en arraigo y sentimientos pocos calaron como él. Su nombre emana del recuerdo que viene de los mejores días que nos dio la Primavera.
Imagen tomada de www.wielerteamgirodelmondo.be
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Ciclismo antiguo
Tour 1983: Cuando Perico fue el loco de los Pirineos
Publicado
19 horas atrásen
2 de julio, 2022Por
Iban Vega

En ese descenso Perico revolucionó la imaginería del Tour 1983
Aquella bajada del Peyresourde en el Tour de 1983 fue un icono, al punto que llegó a inspirar hasta cuadros perfilando a Perico dándolo todo cuesta abajo, al punto que le llamaron el «Loco de los Pirineos».
En castizo francés: «Le Fou des Pyrénées».
No hace mucho vi una fotografía de Perico con Philippa York, su nombre actual, aunque hace casi cuarenta años, era el de Robert Millar.
Cuántas historias firmaron estos dos, cuántas veces se cruzaron aunque si hubo una sonada fue ésta, en el Tour de 1983, cuando Robert Millar le rebañó una etapa de antología a Perico.
Una jornada que fue de Pau a Luchon por el círculo de la muerte de los Pirineos aunando Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde, para acabar, como tantas veces en Luchon.
Una de esas jornadas de antes, que quisiéramos revivir ahora.
Sea como fuere aquello fue brutal, bestial, casi 200 kilómetros corridos a cuchillo merced al primer acelerón de los colombianos, ya en el Aubisque, dando las primeras pinceladas del infierno que se avecinaba.
Luego en el Tourmalet, Patrocinio Jiménez aguantaba en cabeza con un Robert Millar que olía la pieza.
El escocés no dio más de un relevo en condiciones, sabedor que lo importante estaba por llegar.
Montaba ese día un cuadro que fue el primero con piezas de carbono en ganar una etapa del Tour un cuadro que, no hace mucho, vimos en un hotel de Flandes que recomiendo a quien quiera sumergirse en el ciclismo de todos los tiempos, el Flandrien Hotel.
Millar se escapó solo en el Peyresourde y emprendió el descenso hacia Luchon.
Lo hizo con 35 segundos sobre Perico que venía de dejar atrás al que acabaría siendo ganador de aquella carrera, el rubio Fignon, entonces un buen ciclista, joven y prometedor que, de repente se vio con dos Tours y toda la vida por delante.
Una vez fijadas las posiciones en la cima del Peyresourde, vino esto…
Pedro delgado, alias le Fou des Pyrénées (Tour 1983).pic.twitter.com/zoofTbm4zh
— David Guénel (@davidguenel) May 2, 2022
Con un riesgo que excedía toda norma, Perico se acoplaba, sin casco, a pelo hacia la parte delantera de su manillar, con la barbilla por delante, la mirada en la siguiente curva y todo el valor del mundo.
Le faltaron al bueno de Perico, 23 años en su bautismo internacional, seis segundos para dar caza a Robert Millar, haciendo de esa etapa del Tour de 1983 la primera página de un libro que recoge una de las grandes rivalidades de tiempos recientes.
Ser el loco de los Pirineos no le valió a Perico ese día, pero su estampa hizo fortuna, demostrando que no todo es ganar, también hay que marcar y emocionar, cosas que a Pedro se le dio muy bien siemore.
Ya sabéis, a los pocos días sería segundo en el Puy de Dôme.
El ciclismo español entraba en la modernidad.
Imagen: FB Movistar Team
Ciclismo antiguo
Angel María de Pablos: «Fignon me dio una entrevista en español sin problema»
Publicado
4 días atrásen
29 de junio, 2022Por
Iban Vega

Al habla Angel María de Pablos con Pello Ruiz Cabestany sobre las sutilezas de la narración ciclista
En los días más duros del confinamiento por el Covid, hace más de dos años, las reposiciones de ciclismo fueron uno de los momentos más esperados de la jornada, un instante que aguardábamos cada tarde y que nos llevaba, entre otros sitios, a los años ochenta con la voz de Angel María de Pablos.
Para muchos fue un descubrimiento, una voz radiofónica en Televisión Española, perfectamente modulada y cargada de poesía que nos narró el primer ciclismo que recordamos.
Angel María de Pablos y Pello Ruiz Cabestany, ciclista por aquellos años, nos ayudan a reconstruir la vida del narrador de las Vueltas de Pino, Perico, Belda Hinault y Marino.
Cabe recordar que Angel María de Pablos empezó como redactor de ciclismo del Norte de Castilla, en el Trofeo Virgen del Carmen, en su provincia de Valladolid.
Ha pasado mucho tiempo, tanto que sólo cabe recordar que aquel día compitió un tal José Pérez Francés, del que hablaban maravillas, pero que no era profesional aún.
Era entonces un chaval que casi no había cumplido la mayoría de edad y ahí empezó, contando el ciclismo en vivo y directo desde el coche.
Con Angel y Pello, transitamos, por las sutilezas de la narración ciclista, una habilidad de la que el periodista vallisoletano hizo un arte que despertó el interés del mismísimo Miguel Delibes.
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Ciclismo antiguo
Tres de los ciclistas muertos en la Primera Guerra Mundial ganaron el Tour
Publicado
4 días atrásen
28 de junio, 2022Por
Iban Vega

Recordamos alguno de los ciclistas que perecieron en la Primera Guerra Mundial
El día 28 de junio de 1914 se marca como la primera jornada de la Primera Guerra Mundial, una máquina de destrozar generaciones y sueños de la que los ciclistas no fueron ajenos.
Mucho menos divulgada que la segunda, aquella conflagración fue una barbarie tan grande y tan mal resuelta que dio origen al segundo capítulo, veinte años después en unos de los ciclos más horrendos y espeluznantes de la historia de la humanidad.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa a manos de un estudiante nacionalista serbio abrió la veda.
Luego los imperios centrales entrarían en conflicto con las naciones aliadas dándose diversos escenarios al mismo tiempo donde perecieron millones de personas en batallas interminables e irresolutas.
Años antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, el Tour había nacido con salud, fervor y los primeros grandes ciclistas de la historia
Los nuevos tiempos cabalgaban en bicicleta, ese elemento ya menos exótico que pasó de pulular por las ciudades a estructurar competiciones y apuestas integrales donde grandes diarios se lo jugaban todo a eventos deportivos.
Así nació el Tour y así crecieron sus primeros héroes, dándose la circunstancia de que tres de los ciclistas pioneros de la carrera acabarían sus días en el fragor de la Primera Guerra Mundial.
Hablamos de la terna formada por Lucien Petit-Breton, François Faber y Octave Lapize.
Entre los tres escribieron el palmarés del Tour desde 1907 a 1910 y los tres encierran historias de excepción.
El nombre real de Lucien Petit-Breton fue el de Lucien Georges Mazard, si bien pasó a la historia, incluso al palmarés del Tour con el apodo de pequeño bretón.
Hablamos de un excelente pistard de la época, que vivió tiempo en Buenos Aires y que pudo batir el récord de la hora en el mítico velódromo parisino de Buffalo, el mismo lugar donde Henry Desgrange lo fijó por primera vez a finales del anterior siglo.
Petit-Breton superó los 41 kilómetros en sesenta minutos antes de ganar el Tour por doble ocasión, siendo el primero en lograrlo en la historia.
Durante la I GM, en 1917, sería herido en las contiendas de Vouziers, el lugar donde falleció un piloto llamado Rolland Garros.
Al poco tiempo, fruto de las heridas fallecería en el hospital de Troyes.
François Faber fue luxemburgués, el primero en ganar el Tour esta carrera antes del legendario Nicolas Frantz.
Faber ganó la edición de 1909. En su condición de no francés estuvo adscrito a la Legión Extranjera de Francia tomando parte en la Batalla de Artois, en el norte del hexágono, no muy lejos de Roubaix.
Allí, en 1915, fue informado de que iba a ser padre, pereciendo en el momento de la celebración de la nueva en la trinchera.
Una bala alemana le dio muerte.
Un fatal descuido que le impidió conocer a su niña.
Autor de la famosa frase de “sois unos asesinos” fruto de la primera travesía pirenaica del Tour entre lobos acechantes en las cunetas, Octave Lapize había ganado la edición de 1910.
Sargento del ejército francés, pereció en Pont-à-Mouson en 1917 durante un combate aéreo.
En su epitafio se puede leer: “Muerto por Francia”.
Ciclismo antiguo
Tour 1985: La prioridad siempre fue Hinault
Publicado
7 días atrásen
26 de junio, 2022Por
Iban Vega

Así fue el Tour 1985 de Hinault, el último ganado por un francés
Cuando Bernard Tapie ideó La Vie Claire y envió una oferta a Greg Lemond, nunca escondió otro objetivo que el Tour de 1985 iba a ser para Bernard Hinault.
Tras dos años de dominio del insolente parisino, Laurent Fignon, infringiendo dolorosas derrotas al que había sido su mentor, en especial en el Tour del año anterior, era el momento para que Hinualt acudiera raudo a su cita con la historia, pues el de 1985, iba a significar su quinto Tour.
Hinault quería silla en la mesa de Merckx y Anquetil en una gesta que es el mito del ciclismo, los cinco Tours
Hablamos de una dificultad tal que, desde entonces, sólo Miguel Indurain se ha sumado a la fiesta, y vamos camino de los cuarenta años de esta efeméride.
En todo caso nunca se escondió que 1985 era el quinto turno de Hinault en la carrera francesa.
Así se le hizo saber a Greg Lemond, quien habría de dar un paso al lado en el liderato y dejar al ídolo bretón llevarse los honores con una condición, que al año siguiente Bernard le devolviera el favor a Greg.
Todos sabemos lo que sucedió en el Tour de 1986, icónico, antológico y maravilloso, pero poco se recuerda del anterior.
Y es que hay en la vida una cosa que se llama juventud que cuando entra en brillo, todo lo demás languidece.
Eso se debió pensar viendo a Hinault yendo a menos según avanzaba la carrera hacia París.
Cada vez más justito, Hinault demostraba problemas para estar con los mejores, al tiempo que Lemond iba preguntando ¿qué hay de lo mío?
En la famosa etapa de la niebla de Luz Ardiden que gana Perico, Hinault va con lo justo.
Lemond se ve en cabeza con Chozas y Roche con su líder a un minuto.
El americano ve el panorama y pide permiso para ser más activo en el corte, la respuesta es tajante, desde el coche Paul Koechi, el director de la historia que más sapos ha debido tragar, le dice que ni se le ocurra .
Al día siguiente, en la mini etapa del Aubisque que gana Roche, la historia se repite, la respuesta es la misma.
«Greg, te jodes, pero no»
Bernard Hinault iba atufado, al punto que de aquellos días surgió aquella curiosa «amistad» con Lucho Herrera y la complicidad de ambos en carrera.
Lemond obedece porque no le quedan más opciones, tiene la promesa de Hinault: «Tras el Tour de 1985, te ayudo a ganar el siguiente«.
Una promesa de campeón es complicada de tragar y Lemond nunca tuvo claras esas intenciones, de hecho a los hechos nos remitimos.
«El año que viene volverá Fignon -por desgracia tardaría más en regresar- y si él está Hinault no querrá quedarse fuera» dijo Lemond, medio convencido de la promesa de su compañero.
En todo caso, que Hinault ganara ese Tour tiene hoy su relativa importancia, pues estaríamos un año más cerca de la última victoria francesa en el Tour.
Imagen: Reddit


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