Ciclismo
El eternamente enfadado aficionado ciclista
El aficionado ciclista medio es posiblemente el más crítico de cuantos existen
El día que hablamos con Javier Guillén sobre el presente de la Vuelta e hicimos ciertas aseveraciones, teníamos claro que no iba a llover a gusto de todos…
Tras hablar con Javier Guillen podemos decir que @lavuelta
. sigue siendo viable incluso suspendiéndose
. es la grande con la personalidad más marcada, en tres palabras innovación, imprevisible y dureza
. si se celebra en 2020 significa normalidad https://t.co/LAPCHxIPkQ pic.twitter.com/CrQgWQPzTB— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) May 26, 2020
Así las cosas, el recorrido, el tema del recorrido, tan manido y ridículamente polémico, no porque no sea importante y sí porque hay gente que pierde los papeles hablando de él, decidimos no tocarlo más allá del tópico que el organizador cree que su carrera tiene su personalidad marcada, más que ninguna otra grande.
Nosotros estamos de acuerdo a medias, creemos que tiene personalidad, además matizada con el tiempo, porque el «cuestacabrismo» aunque presente no es lo que era, con un estilo reconocible de etapas si bien para nosotros el Giro es la grande por excelencia, sobre todo por la deriva del Tour de Francia.
Pero esto que decimos, lo decimos nosotros porque es lo que pensamos nosotros, como aficionados y gente que vive casi por y para todo esto, otra cosa es lo que gusta fuera de nuestro reducido universo, de cuyas dimensiones a veces no somos conscientes.
La Vuelta ha instalado un perfil de etapas que, al parecer, da buenos números, le da buenos números: audiencia, interés, patrocinios.
Eso lo dicen ellos.
Y no es una Vuelta para satisfacer al público ciclista es para llegar al mayor número de personas por España o por el mundo.
Es como cuando una vez un amigo se quejaba de que le daba igual el monasterio por donde pasara la carrera sin reparar que hay mucha gente en Italia o Alemania que puede ver la carrera por el paisaje y saber más de España y sus próximas vacaciones.
Es hablando con gente como Guillén o como Carlos de Andrés, a quienes hemos criticado no pocas veces, y seguramente sigamos haciendo, cuando nos percatamos de esa realidad, que gustará o no pero es la que es.
Sí es cierto, las mejores etapas de la Vuelta en tiempos recientes son a saber:
Fuente Dé en 2012
Sierra madrileña en 2015
Formigal en 2016
Guadalajara en 2019
Es decir jornadas sin cuestarrones, de perfil clásico, de manual, de toda la vida, pero ello no quita que un Mas de la Costa o un Ézaro, que son muros de hormigón te llenen de gente el otro lado de la pantalla y al organizador le salga rentable.
Curiosamente parece que el ciclismo en diferido está funcionando bien esta primavera.
El otro día hicimos esta reflexión sobre la reposición de Flandes y la victoria de Bartoli.
Al respecto recogemos este extracto de la newsletter que envía Cuadernos del Ventoux…
Un pequeño éxito. No hay ciclismo en vivo pero sí en diferido. Teledeporte emite diariamente una etapa o clásica histórica. Le está yendo bien. Como analiza @CiclismoEnTV, las redifusiones aglutinan a una media de 90.000 espectadores. La Vuelta o el Tour tienen las mejores audiencias; el efecto «español» no es tan agudo como podríamos imaginar.
El ciclismo es con diferencia el deporte más visto cada día, por encima incluso del fútbol. Hay hambre de carreras. Indurain y Lejarreta dispararon la audiencia hasta el 1% del share, un dato reseñable en pleno parón competitivo.
El Tour Flandes de Bartoli atrajo al menor número de espectadores (49.000). Pero incluso aquel día, coincidente con un Madrid-Barça, el ciclismo fue el deporte más popular. Y la tendencia es positiva. Cada vez hay más gente frente a la pantalla.
Es decir, lo de Bartoli fue tremendo, épico, pero en el balance la gente va a lo seguro, Indurain y Lejarreta… en fin que una cosa es lo que nos guste y otra lo que vende ahí fuera.
La imagen es preciosa, a un kilómetro de entrar en el velódromo de Avila, Belda y Marino afilan armas ante la superioridad de Hinault
Aquella Vuelta de 1983 se considera la mejor de la historia, esa etapa tiene e mucho que ver pic.twitter.com/R5cydYrQZv— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) May 25, 2020
Por cierto, para quienes pensamos que como el ciclismo de los ochenta no hubo nada igual, que sepáis que he leído a millennials decir que Val Louron, Tour 1991, les pareció un tostón.
Ciclismo
Hotel Rural Las Longueras, el refugio más singular para el ciclista
El emplazamiento del Hotel Las Longueras es perfecto para disfrutar de la bicicleta
El sitio es curioso, no hace ni cuatro kilómetros que hemos dejado atrás el Océano, en Agaete, y nos encontramos en medio del profundo valle donde se ubica el Hotel Las Longueras.
El lugar es perfecto para respirar tranquilidad y tener contacto con esa parte de Gran Canaria posiblemente menos conocida, pero al mismo tiempo más auténtica y natural. Finca Las Longueras fue creada en 1895, en un perímetro de 176 hectáreas. Dentro de esa finca agrícola está la casa familiar, que desde 1995 es un alojamiento rural.
El alojamiento son 12 habitaciones en la casa, más dos fuera de la misma y supone un descubrimiento mayúsculo para el ciclista medio, ese que no sólo busca un lugar para instalarse y trazar sus rutas, pues como persona curiosa que es, quiere conocer, saber y adivinar los sitios más singulares.
Y éste es uno de ellos, una finca y hotel rural que pertenecen a la familia grancanaria Manrique de Lara y Bravo de Laguna, con innegables vínculos y guiños al célebre César Manrique, a quien se recuerda de forma explícita en el Jardín de cactus de la finca.
Experiencia de kilómetro cero
Las Longueras se ubica en un entorno impactante. Como decimos, estamos cerca del mar, a unos tres kilómetros, pero en medio de las montañas. Es un hub perfecto para trekking, running y ciclismo, con atractivos que la ruta te guarda en el camino como fincas de café, bodegas de vino, queserías.
Para el ciclista aguerrido la finca ofrece un plus dada su cercanía a La Aldea, punto donde empieza la famosa cuesta por el Valle de las Lágrimas, además de las increíbles vistas de la isla sobre el océano.
El ciclista tiene sus servicios en las zonas comunes con una sala de gimnasio que ofrece taquillas y boxes para guardar y reparar las bicicletas. En stages ciclistas más grandes, ofrecen menús más adecuados para deportistas para rendir en la carretera.
En ese sentido apuntar que toda la fruta y la verdura de la finca se dispone para las diferentes comidas del día. Y no es poca cosa, aquí se cultiva fruta como el mango, la papaya, la mandarina, la naranja y el aguacate, frutas muy presentes en los desayunos.
Apuntar que hasta los años 60 Las Longueras fue una finca de plataneras y cafetales.
Una casa llena de curiosidades e historia
Si el ciclista medio, como decíamos, ya es curioso, el interior de la casa le va a resultar un tesoro. La casa fue de propietarios ingleses que trabajaron en la exportación del tomate y conserva muchos testimonios originales de su paso, como vajillas, maletas y mobiliario variado.
Destaca en ese sentido una estafeta de correos datada en 1863, que recuerda cómo se clasificaba el correo entonces con multitud de cajoncitos para los diferentes pueblos con su distancia marcada en leguas.
Su vida narrada a través de recuerdos repartidos por cada rincón de una casa que es un sitio singular y perfecto para salir en bicicleta hacia los paraísos que esconde el norte de Gran Canaria.
Ciclismo
Tour Romandía: Carlos Rodríguez, titulares que se escriben desde la bicicleta
La victoria en Romandía certifica el crecimiento de Carlos Rodríguez
Dijo una vez Manolo Saiz que Carlos Rodríguez le parecía mejor tipo y Juan Ayuso, mejor corredor a la larga, a la vista de lo visto en el Tour de Romandía el andaluz se empeña en discutir tal afirmación.
Este artículo no va de si uno es mejor o peor ciclista o persona que el otro, los dos me encantan, tienen sus virtudes y puntos débiles, pero en el fondo resultan excelentes ciclistas.
Y como he dicho muchas veces no lo tienen nada sencillo, en un ciclismo hiper competitivo en el que no sólo corren contra sus rivales externos, pues deben ganarse la plaza en su propio equipo.
Carlos Rodríguez es un ciclista que entra en la categoría de precoz, fue ganador de la general y los jóvenes, pero quizá no tan veloz como Pogacar o Remco, por poner dos ejemplos extremos.
En su caso las cosas siguen un ritmo más pausado, casi académico, él que es tan estudioso, pero siguen, que es lo que importa.
Porque él no es de ataque seco y romper.
Carlos Rodríguez es lo que vimos en la etapa reina de Romandía, de ataque sostenido, de ritmo atroz que sobrepase la resistencia de sus rivales.
Ese ataque ganador, mirando la general, no pensando en la etapa, es perfecto combinado con su solidez en cronos como la del viernes y su maravillosa trazada, a pesar de la lluvia y el peligro.
Sabe hacer de todo y todo bien, a su ritmo y progresión, demostrando que, incluso siendo el mejor joven de la carrera, puede tener margen de mejora en el futuro.
Para Carlos Rodríguez ganar el Tour de Romandía es un Rubicón, ahora que lo hemos atravesado por la Emilia Romagna, un punto de inflexión que se añade a la etapa y podio en Itzulia.
Ya no es un ciclista prometedor, es un toda una estrella de este deporte, uno de los mejores ciclistas del mundo, ahora, ya , en momento presente.
Y aquí lo celebramos, porque somos conscientes de la dificultad que tiene brillar en este ciclismo tan complejo y diverso, en un deporte que ha cambiado brutalmente estos años, dando prioridad a cosas que no hace tanto no eran importanes.
Pero hoy todo cuenta, y aquí tenemos un perfecto ejemplo de ciclista que no pierde de vista nada, ni siquiera esa cercanía y humildad que le hacen tan querido en el seno del Ineos, el equipo en el que decidió quedarse con tan buen criterio.
Ojo porque Carlos Rodríguez, como Juan Ayuso, ha demostrado que, si los grandes fallan o no comparecen, él está ahí y en un Tour tan incierto como el que se avecina, podría estar cerca, muy cerca del podio.
Imagen: FB Tour de Romandie
Ciclismo
Enric Mas en su día de la marmota
Esperar a estas alturas que Enric Mas cambie es irrealista
Cuando en la previa de las jornadas clave del Tour de Romandía, comentamos que podía ser una buena opción para que Enric Mas diera ese pasito, lo hicimos convencidos que se daban las circunstancias.
Una carrera de su gusto, con cronos no muy largas, rivales más accesibles y una temporada que hasta la fecha había transcurrido plácida.
Nos equivocamos, y lo peor es que ilusamente creímos que el cambio podía ser una realidad.
Enric Mas ha concluido el Tour de Romandía como otras tantas carreras, formando parte del paisaje, aunque irrelevante.
Ya no es un tema de poder o no, que seguro que le duelen las piernas como a todos, es un tema de actitud, de forma de hacer, de reservar y reservar para no sé qué.
Enric Mas, como el Movistar, sigue corriendo como si fuera el gran favorito en cada carrera a la que concurre.
Él confiará mucho en sus opciones, cosa que está muy bien, pero la realidad es tozuda.
Si Juan Ayuso, por ejemplo, ha estado ahí cuando los más grandes han fallado, Enric Mas no ha hecho lo propio.
Él está entre los mejores, cuando el pelotón se recude, él sigue ahí, pero nada.
En Romandía se soldó a la rueda de Juan Ayuso hasta que éste cedió y se vio que no iba a remolcarle hasta los de adelante.
Entonces reaccionó, pero no tuvo suficiente para coger a Carlos.
Si se supone que las cronos le perjudican, como vemos, ¿para qué quiere las etapas de montaña si nunca propone?
El Tour queda lejos, es cierto, pero en este ciclismo, los favoritos para el Tour salen a por todas en todas las carreras.
El año pasado, Enric Mas manifestó su intención de ir a por más cosas que el Tour y la Vuelta.
Venía de una temporada desastrosa de caídas en Tirreno, Ituzlia y Dauphiné, pero ese cambio duró poco, Vuelta Andalucía, contra Pogacar, la Tirreno que gana Roglic y… poco más.
Luego llegaron las grandes citas y abandono en el Tour, por mala fortuna, pero a las primeras de cambio, y en la Vuelta lejísimos de los Jumbo Visma.
Eso el año pasado, los de atrás, al menos los salvó con podio en la Vuelta, porque en el Tour las cosas no le salen.
Sin embargo Enric sigue insistiendo y en su equipo le siguen apoyando en un empeño que me parece una quimera.
Ahora mismo tiene cinco o seis ciclistas por delante suyo.
Mientras el tiempo pasa, los años le caen a plomo y al mismo tiempo su equipo ve cómo otros bloques le comen la tostada.
Es el día de la marmota, y ya no hablamos de presión o de dolor de piernas, como a él tanto le gusta recordar, hablamos de actitud, esa que brilla por su ausencia.
Ciclismo de carretera
En la Emilia Romagna, el ciclismo se viste de gala
Paisaje, cultura, gastronomía y tradición son las señas que distinguen el ciclismo en la Emilia Romagna
Lo están esperando como agua de mayo, ilusión, ganas y muchas expectativas, la salida del Tour de Francia desde Italia, atravesando Toscana, Emilia Romagna y Piemonte, marcará un antes y un después en el amor de esta tierra por el ciclismo.
Nosotros pudimos verlo en primera mano, explicado por el propio Davide Cassani, pero también por los diferentes actores para que Italia albergue la Grande Départ 2024, un año después de hacerlo en Bilbao.
Será una fiesta de dos millones y medio de personas por el recorrido y también para quienes amamos el ciclismo, la buena vida y lugares tan bellos como la Emilia Romagna.
Tres días de ciclismo por el lugar y te percatas de los rasgos que hacen de esta región una de las más atractivas para el ciclista, la segunda en recepción de aficionados en Italia, sólo superada por el Trentino.
El kilómetro cero de la segunda etapa del Tour
Ubicados en Cervia, nuestro cuartel estuvo en la salida real de la que será segunda etapa del Tour 2024, toda vez que a caravana haya partido en neutralizada desde Cesenatico.
Luego la carrera tomará el corredor del Po para acabar en la capital de la Emilia Romagna, en Bolonia, donde el ciclismo sabe a universidad y ragú con su símbolo de San Luca y sus avenidas porticadas.
Paisaje amable
El de la Emilia Romagna será un paisaje verde, pero para nada plano, en especial en la primera etapa.
La cornisa montañosa que la separa de la Toscana nos siguió a cada paso, con dos vigías muy evidentes, la República de San Marino y sus torres en lo alto y el Carpegna, el sitio que Marco Pantani puso en el mapa.
Por cierto que en breve será la Nove Colli, la marcha más importante de Italia, aunque nosotros vimos el Granfondo Via de la Sale, más pequeña en dimensión, pero muy bella porque el trazado ofrece un poco de todo de la Emilia Romagna.
La tradición de la sal del lugar queda retratada en las salinas en la salida de Cervia, un paisaje amable y plano, expuesto al viento del momento, pero perfecto para tomar contacto con el territorio.
Ese peso de la sal lo disfrutaremos en los canales al mar de Cesenatico o Cervia, entre cafés para el «coffe ride» o un buen pescado,
Ojo que el de Cesenatico lo firma el propio Leonardo Da Vinci.
Una vez en el interior, las colinas nos ofrecen continuos pueblos salpicando pequeñas lomas, como desafiantes para ser alcanzados.
Ahí estaban Longiano, Roncofreddo y Borghi, entre otros.
La subida a Sogliano al Rubicone es una de los emblemas del lugar, con su continuo de curvas de herradura, contadas una a una, como una gota malaya sobre la resistencia del ciclista.
Formaggio di Fossa
La recompensa en Sogliano tiene forma de queso en tres versiones, es el queso de Fossa, variedad romagnola que sabe a gloria bien maridado con los sangiovese de la zona, las mismas viñas que vas viendo por el camino.
En Fosse Brandinelli, padre e hijo te llenan la mesa de su fantástico queso, leche de los Dolomitas y un hacer ancestral en sus cuevas.
La experiencia ciclista se complementa perfectamente con la gastronómica con toda la variedad de productos de la zona, con especial atención a sus pescados.
Y claro, las piadinas.
Donde el Rubicón
En la primera parte de una de las salidas, nos sentiremos Julio César cuando trazo en el Rubicón la división del Imperio Romano.
En Savignano sul Rubicone veremos el famoso lugar bajo la estatua del gran emperador en el puente sobre uno de los ríos más célebres de Occidente.
Hoteles a punto
Antes que Alicante, antes que Mallorca, los hoteles de Emilia Romagna eran los frecuentados por los equipos profesionales, en sus concentraciones de invierno.
La región aglutina toda la oferta bajo el sello de Terrabici, marcando pautas muy claras para que el ciclista se sienta como en casa, con menús especiales, trato familiar, todas las instalaciones y horarios adaptados.
La gran cantidad de hoteles familiares en la zona asegura que el trato al ciclista se ha heredado de padres a hijos.
Marci Pantani
El embajador de la zona, el gran ciclista que mucho tiempo después sigue vigente en el corazón de tantas y tantas personas que se acercan a su Spazio, junto a la estación de tren, al monumento del paseo marítimo de Cesenatico y a la carretera que pasa por enfrente de su casa.
Una tramo que tiene un gran pirata pintado en el suelo…
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