Ciclismo antiguo
Ciclismo de los 80 y 90 vs ciclismo actual
Siempre miramos el ciclismo de los 80 con justificada nostalgia
Soy de una generación de amantes del ciclismo que aún creen que cualquier tiempo pasado fue mejor y claro nos viene a la mente el ciclismo de los 80 y por ende 90.
Y digo «aún», porque no he encontrado todavía ningún argumento que me indique a pensar todo lo contrario: que el ciclismo actual es mejor que el de hace 20, 30 y, ya no digo, 40 años atrás.
Es así.
Pienso que somos muchos los que opinamos de esta manera, sobre todo aquellos que ya tenemos una edad por encima de los 50 años.
Esto no significa que más jóvenes – incluso mucho más jóvenes-, también sean partidarios de esta misma idea: que los ciclistas de los 80 eran mejores que los de los 90 y éstos, a su vez, mejores que los actuales.
Pero, ojo, quizás habría que distinguir entre «quiénes eran mejores» y «quiénes nos hicieron disfrutar más».
Eso está claro porque, por supuesto, no vamos a dudar de la profesionalidad, el carácter o la fortaleza tanto física y mental de los corredores de hoy en día.
Ni de sus mejores líderes.
Ahí están, son unos campeones, unos héroes, unos gigantes, como ya hablamos de ellos no hace mucho en este mal anillado Cuaderno.
Pero… ¡ay! cuando se trata de echar la vista atrás y recordar aquellos Tours de los 80, por poner algún ejemplo, que disfrutamos como niños, podemos recordar con añoranza que no tienen nada que ver a los más sosos y aburridos que se disputan en la actualidad.
¿No os parece? ¿Estáis de acuerdo?
Lo hemos comprobado y demostrado, además, con la feliz idea del canal Teledeporte de reemitir las mejores etapas de la historia de este sacrificado deporte -al menos del ciclismo español- para hacernos más llevadero el confinamiento en casa de estos últimos tres meses.
La mayoría de ellas han sido sacadas directamente del baúl de los recuerdos: carreras de los 80 -la mayoría-, los 90 -pocas-, y a partir del año 2000 -las que menos-.
Hemos visto que prácticamente todos los aficionados hemos suspirado por aquel épico ciclismo de esforzados de la ruta, de leyenda y épica, de héroes que sufrían, sudaban, se desvanecían y al final solo quedaba uno.
Era un tiempo en que el ciclismo no era sinónimo de escándalos y sustancias prohibidas, en el que los corredores hacían historia engrandeciendo las carreras por donde pasaban, años del sinuoso movimiento de la serpiente multicolor camino de la sacrificada vida que habían elegido estos deportistas.
Si hasta Ibón Zugasti el otro día opinaba, hablando con Joseba Arizaga (Orbea), que «el ciclismo de los 80, y hasta de los 90, era un deporte de mineros, de jornaleros, de pasar miserias, de sufridores, muy lejos a lo que es hoy en día: un deporte de culto, de moda, de elegancia».
Como comentamos, quizás también era un ciclismo más bisoño, más inocente, en el que casi no oíamos hablar de dopaje, muy diferente al de ahora, en el que no hace mucho, todos despertamos de golpe sabiendo que muchos habían (o han) corrido con gasolina extra.
Ciclistas sin pinganillos, sin calculadoras, dueños de su destino, más fuertes, más atléticos, que se batían en aquellas peores carreteras, muy lejos de la aparente anorexia generalizada que «lucen» muchos corredores en la actualidad, más robotizados, que compiten en un ciclismo más monótono y aburrido, más especializado, en la que se ha perfeccionado de tal manera la preparación física que casi no existen diferencias entre ellos.
Quizás sea la edad, la que ya tenemos, pero aquellos corredores se veían más hombres, quizás vistos por nuestros ojos de niños o de adolescentes, porque los de hoy en día parecen mucho más críos al lado de aquellos fornidos ciclistas de los 80 y los 90.
Nosotros nos quedamos sin duda con aquellos, que no es que fueran mejores, o peores, simplemente nos hacían vibrar más, los que nos engancharon a la pasión por el ciclismo.
Eran días de radio, de épicas crónicas narradas en los periódicos de aquellos años.
Jornadas espectaculares, de ataques desde lejos, de fugas y escapadas, de emoción, de pájaras y desfallecimientos, de errores y despistes
Un ciclismo «a pelo».
Cada etapa de montaña era sinónimo de lucha y de batalla, una oportunidad para el ciclismo de ataque, no como ahora que incluso en estas grandes jornadas a veces nos hacen hasta bostezar.
¿No es así, amigos?
Quizás, como decimos, no se trata de saber quienes fueron mejores sino quienes nos hicieron disfrutar más.
Por ese motivo, os invitamos a elegir entre este elenco de grandes ciclistas:
¿Con qué os quedáis? ¿Con los años 80 de Perico, Hinault, Lemond, Roche, Kelly, Herrera, Moser, Fignon…?
¿Con los 90 de Induráin, Bugno, Chiappucci, Cipollini, Jalabert, Zulle, Rominger, Pantani, Tonkov, Rijs…?
¿Con los del año 2000 como Ullrich, Basso, Vinokourov, Contador, Simoni, Heras, Armstrong -a pesar de todo- o el «eterno» Alejandro Valverde?
En vuestra mano dejamos la sentencia final.
Ciclismo antiguo
¿Veréis la película de Gino Bartali?
Leyendas como Gino Bartali tardan en tener una película
Siempre he pesando que el ciclismo es el deporte más literario, y por ende cinematográfico que existe, un deporte que se mueve por los sitios, que se escribe en historias increíbles y en circunstancias que no somos capaces de concebir.
Me sucedió cuando escribí la historia de Mariano Cañardo y todo lo que de su vida se desprende, y claro, cuando veo que va a salir una película de Gino Bartali empiezo a salivar.
Porque la vida de Gino Bartali, dos veces ganador del Tour de Francia y héroe de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, será llevada al cine en una nueva película biográfica titulada Bartali.
El actor Miles Teller será Gino Bartali en su película, para rememorar su éxito deportivo y su papel crucial en la resistencia italiana al transportar documentos secretos y ayudar a judíos a esconderse durante la invasión alemana.
La película será dirigida por E. Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, ganadores del Oscar en 2018 por el documental Free Solo.
La producción estará a cargo de su compañía, Little Monster Films.
Gino Bartali una leyenda, en lo deporgivo ganando múltiples títulos como el Giro de Italia y el Tour de Francia antes y después de la guerra.
En lo histórico demostrando su valentía durante la Segunda Guerra Mundial, transportando mensajes y papeles importantes escondidos en su bicicleta, le valió el reconocimiento de Justo entre las Naciones en 2013, por parte del Centro de Memoria del Holocausto en Jerusalén.
Miles Teller, conocido por sus papeles en Whiplash y Top Gun: Maverick, flipa por interpretar a Bartali, destacando el coraje y la humanidad del ciclista que arriesgó su vida por otros.
La historia de Bartali ya ha sido explorada en otras películas y libros, pero esta nueva versión promete ampliar la faceta heroica del ciclista mucho más allá de su legado deportivo, cosa muy importante en los tiempos de que corren.
Recordar a Gino Bartali es recordar la barbarie.
Lo aplaudo.
Ciclismo antiguo
Indurain: Amor por los Pirineos
Podemos decir que lo mejor de Indurain empezó y acabó en los Pirineos
Ya lo sabéis, Miguel Indurain es un navarro de Villaba, un pueblo cercano a Pamplona, situado en el Camino de Santiago, con los Pirineos a unos 40 kilómetros, por lo que no es raro que desde pequeño pudiera disfrutar de esos paisajes montañosos.
A solo un paso de su casa, tenía lugares como Roncesvalles y otras zonas para entrenar.
Cuando Miguel empezaba a formarse como ciclista, recorría rutas como Larrau, Ochagavía y Valcarlos.
Y esos Pirineos tan cercanos fueron clave para su desarrollo y también lo trataron muy bien. Desde sus primeras victorias en carreras como Cauterets y Luz Ardiden, quedó claro que iba en serio y que su objetivo era el Tour.
Ya en 1991, Miguel tuvo su primer gran golpe en el Tour, aunque las cosas no estaban siendo fáciles para los ciclistas españoles en general, ni para su equipo Banesto en particular, en especial por la etapa de Jaca.
Pero la gran jugada vino al día siguiente, en la etapa de Jaca a Val Louron, cuando Miguel aprovechó una jornada épica en los Pirineos para dejar huella.
En el Tourmalet, a mitad de etapa, se fue para adelante con el italiano Claudio Chiapucci, y al final, subió al podio con el maillot amarillo por primera vez.
Los Pirineos siempre fueron su terreno.
En Cauterets logró su primer triunfo en el Tour y en Luz Ardiden se perfiló como el ciclista imparable que llegó a ser, incluso dejando atrás a figuras como Greg Lemond.
Ya antes, en el Tour del Porvenir, se mostró como un gran talento en las montañas, que siempre fueron su zona de gloria y sufrimiento.
Y aunque en 1996 sufrió un golpe durísimo en Hautacam, cuando se despidió de su sexto Tour, Miguel siempre encontró más alegrías que decepciones en los Pirineos.
Esos mismos Pirineos que le dieron tanto y lo vieron brillar, también fueron testigos de sus inicios, pero su historia sigue siendo una de las más grandes del ciclismo.
Ciclismo antiguo
100 años de Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz fue el primer español en pisar el podio del Tour
Cuando Bernardo Ruiz nació, ayer hace 100 años, España en pleno periodo de la dictadura conducida por Miguel Primo de Rivera en conexión directa con el el rey Alfonso XIII, el último monarca antes de la irrupción de la segunda república.
En Orihuela, Bernardo Ruiz daba sus primeros pasos, los de un un pionero que abrió el camino para el ciclismo español en competiciones internacionales, primer podio en el Tour, en un contexto muy diferente al actual, puesto que en su época el ciclismo en España estaba en la prehistoria.
Desde joven, Ruiz demostró su talento.
Empezó a ganar competiciones importantes como la Vuelta a España en 1948 y la Volta a Catalunya en 1945, con 20 años. También ganó varias veces el Campeonato de España y la Vuelta a Valencia.
Pero lo más destacado de su carrera fue su participación en el Tour de Francia, el gran escaparate y restablecido tras el parón por la Segunda Guerra Mundial.
En 1951, Bernardo destacó en el Tour al ganar dos etapas y quedar en noveno lugar en la clasificación general, lo cual fue un gran logro para un ciclista español en esa época.
Al año siguiente, en 1952, logró el tercer puesto en la clasificación general del Tour, convirtiéndose en el primer español en subir al podio, fue el primero de una lista larga y fecunda en nombres que vienen hasta hace bien poco.
Este logro fue muy importante para el ciclismo español, que en ese entonces no tenía mucho reconocimiento internacional.
Además, Bernardo siempre destacó la figura de Fausto Coppi, el ciclista italiano que para él fue el mejor de todos, por su talento y versatilidad tanto en carretera como en pista.
Después de catorce años de carrera, Bernardo Ruiz decidió retirarse en 1958.
Su legado en el ciclismo español es enorme, pues fue el primero en lograr un podio en el Tour y abrió las puertas para que otros ciclistas españoles pudieran destacar en el ámbito internacional.
Por todo, Bernardo Ruiz fue un ciclista clave en la historia del ciclismo español, especialmente por su papel en el Tour de Francia, y su legado sigue muy vigente desde la expo que se le ha dedicado en su Orihuela natal.
Imagen: Córdoba Hoy
Ciclismo antiguo
DEP Emile Idée, el ganador de etapa del Tour de más edad
Fallecido a los 104 años, Emile Idée se hizo ciclista en plena Segunda Guerra Mundial
No hace mucho Federico Martín Bahamontes nos dejaba a los 95 años para dejar de ser el ganador de Tour vivo más viejo.
Estos días leemos que se ha ido Emile Idée, un exciclista francés de 104 años que con su etapa en el Tour de Francia a finales de la década de los 40, suponía el vínculo vivo más longevo con aquellos años de postguerra.
Como decimos, Emile Idée era el ciclista más veterano en ganar una etapa del Tour de Francia, y nos dejó a los 104 años en su casa, cerca de París.
Fue una figura destacada del ciclismo francés en los años 40, a pesar de que su carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial.
Idée se convirtió en profesional en 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial y los nazis ocupando Francia- y destacó como especialista en contrarreloj.
Ganó varios Campeonatos Nacionales y el desaparecido GP Nations, considerado en su época como el título no oficial de contrarreloj mundial.
Durante su carrera de 12 años, corrió para equipos como Alcyon-Dunlop, La Perle–Hutchinson y Peugeot-Dunlop. Además, compartió pelotón con leyendas francesas como Louison Bobet y corredores internacionales como Fausto Coppi y Briek Schotte.
Incluso quedó segundo en la París-Roubaix de 1948, detrás del belga Rik van Steenbergen.
Uno de sus mayores logros fue ganar cinco veces el Critérium Nacional, una de las carreras por etapas más prestigiosas de Francia. También fue el ciclista más longevo de la primera edición del Tour de Francia tras la guerra, en 1947.
El momento cumbre de su carrera llegó en 1949, cuando ganó la etapa 13 del Tour de Francia en un sprint final en Nimes. En una entrevista, Idée recordó haber intimidado a un rival italiano durante esa escapada, diciéndole: «Si intentas atacar, te doy una buena paliza«.
Aunque no se sabe si el italiano le tomó en serio, Idée demostró ser el más rápido y se llevó su única victoria en el Tour.
Se retiró en 1952 y luego abrió varias tiendas de bicicletas, viviendo el resto de su vida en Melun, cerca de París.
Emile Idée será recordado no solo como un gran ciclista, sino como un testimonio viviente de una era crucial del ciclismo.
Imagen: Journal L´Union
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Indurain: Amor por los Pirineos
Amadeo Rominger
31 de mayo, 2020 En 3:16
Por edad(nací en 1971) me quedo con la epoca del Teka,Zor,Reynolds. ..y sobretodo del Huesos,Dormilon…Y por cariño y fidelidad del CLAS CAJASTUR:Etxabe,Dominguez,Gaston,Rominger…