Ciclismo
¿Se habría corrido hoy en el sterrato del Giro 2010?
El sterrato del Giro 2010 hizo más por la Strade Bianche que por el propio Giro
Seguro que si hiciéramos un listado de las mejores etapas, los días más destacados que recordamos de ciclismo, la lluvia, frío, barro y épica se llevarían una cuota importante.
Así tenemos en el pedestal aquella etapa del pavé en el Tour de hace ya diez años, la Roubaix de otoño que gana Colbrelli o la Strade de 2018, a de Benoot por delante y los calambres de Van Aert en Siena.
Otro día que seguro traeríamos al presente fue aquel del sterrato en el Giro de 2010 y eso que aquella edición tuvo varias jornadas memorables, como la super escapada de L´ Aquila, bajo el diluvio, y situando a David Arroyo en la lucha por la carrera, o las jornadas de Zoncolan y Mortirolo.
Aquel Giro fue uno de los mejores de este siglo y no sabría decir si el mejor, rivalizando muy de cerca con el segundo de Nibali en 2016.
En todo caso, y para que seamos conscientes de cómo ha cambiado el ciclismo en tan poco tiempo, hablar del Giro 2010 es perfecto para mostrar ese cambio, pues dudo mucho que la jornada del sterrato se hubiera corrido hoy, catorce años después.
Primero por la distancia, unos 220 kilómetros desde Carrara, donde las canteras, a Montalcino, en un trayecto larguísimo con tierra en los tramos finales.
Recordaréis que lo que sucedió.
Se puso a llover y los ciclistas entraron con todo en los tramos finales de tierra.
Viendo las imágenes se comprende perfectamente la diferencia entre los caminos toscanos y los de Jaén, mucho más compactos, en apariencia.
Lo que pasaba por ser una etapa interesante se acabaría convirtiendo en un símbolo de ciclismo épico en medio de la modernidad.
Una caída del llorado Michele Scarponi dejó cortados los Liquigas, el líder Nibali y el gran favorito Ivan Basso, desatando la furia de la carrera sobre los ciclistas.
Grupos rotos, ciclistas irreconocibles, por todo el barro que iban arrastrando y una lucidez extrema del exbiker Cadel Evans, acompañado de un sublime Vinokourov, maglia rosa al final del día, y Damiano Cunego.
Los tres llevaron el timón de una etapa de esas que sin duda todos recordamos porque inciden en algunas de las teclas que el ciclismo nunca debería dejar de tocar, entre otras el punto de leyenda que todo aficionado busca en este deporte.
Pensar en un día así en el presente me parece muy complicado y eso significa que este deporte desconecta de su público, siendo el peor síntoma para el futuro.
Imagen: ProCyclcing
Ciclismo
Los cinco latinoamericanos del Giro
Los latinoamericanos suelen estar cómodos en el Giro
Entre los latinoamericanos, el Giro de Italia siempre ha sido una carrera propicia, incluso para ciclistas que han brillado en Italia, pero no necesariamente en otras pruebas del calendario.
En estos días de dominio de Isaac del Toro, es imposible no recordar a Julio Alberto Pérez Cuapio y su maillot naranja del Panaria, otro mexicano que voló alto, especialmente en esta carrera.
Pero también hubo otros, como los venezolanos José Rujano o Leonardo Sierra, sin olvidarnos del triunfo de un ecuatoriano como Richard Carapaz y la gran cantidad de colombianos que han ganado aquí, tanto etapas como las generales de Nairo y Bernal.
Con todo, los ciclistas latinoamericanos vuelven a destacar en el Giro como hacía tiempo no veíamos.
Nosotros hemos destacado a cinco.
Isaac del Toro no tiene rival, ahora mismo.
El mexicano lidera, y de qué manera: sin fisuras, transmitiendo tanta tranquilidad como dominio y fortaleza.
Responde a los ataques, saca el látigo —como en el sterrato— y protege las espaldas de Ayuso cuando es necesario.
Ahora mismo es un libro abierto; quienes más dudan se aferran a su juventud, como si en este ciclismo los jóvenes no vinieran ya formados.
Yo no me atrevo a anticipar nada con él.
Richard Carapaz nunca se fue
Es cierto que parecía uno o dos peldaños por debajo, pero el Giro le motiva, se acopla a él, y algo muy importante: sabe cómo se gana. Han pasado seis años, pero no es tiempo suficiente para sacarlo de las quinielas.
Por lo pronto, ya tiene su etapa.
Egan Bernal es siempre top
No está entre los diez mejores debido a una caída en la crono; de no ser por eso, estaría ahí.
Es un ciclista superlativo, que no se esconde, incluso en un tono menor respecto al que ganó aquí hace cuatro años. Lo demostró en San Pellegrino Alpe, donde dejó claro que quizás no gane el Giro, pero quien tome su rueda podría tener pista directa hacia la maglia rosa en Roma.
Nairo Quintana ya asoma
Consciente de que no es el mismo de hace once años, cuando ganó esta carrera, Nairo ya trabaja en lograr esa etapa que le recompensaría y premiaría el esfuerzo de su regreso a la élite.
El control sobre las fugas juega en su contra, pero si atrapa la buena, no lo pillan.
Einer Rubio está cómodo en el Giro
Es el mejor ciclista posible del Movistar para esta carrera: tiene carácter, toma el mando en las persecuciones y no se le ve lejos de los mejores.
Yo lo veo en el top 5, progresando en la general, y viendo cómo evolucionan las etapas, incluso con un posible triunfo parcial.
No queremos dejar de lado a Orluis Aular, muy solo en la jauría de los sprints, pero si en una de estas etapas con criba logra pasar los puertos, puede culminar como se merece. Ya ha estado cerca.
Ciclismo
Todos los números de Vingegaard para el Tour
En esta escalada, Vingegaard dice tener los mejores números menos de dos meses del Tour
Mientras miramos all Giro, los capos del Tour trabajan fuera de los focos aunque localizados por el aficionado medio, pues tanto Vingegaard como Pogacar se mueven por Sierra Neda.
A diferencia de su gran rival, Jonas Vingegaard ha optado por tomárselo con más calma y estar presto para el Tour, aunque no solo por decisión propia: en la París-Niza sufrió una caída que le dejó fuera de combate con una conmoción cerebral incluida, lo que le obligó a parar y perderse carreras como la Volta a Catalunya.
Su gran objetivo en 2025 es claro: el Tour de Francia.
A día de hoy, solo ha competido diez días en todo el año –cinco en la Volta al Algarve, que ganó, y otros cinco en esa París-Niza que tuvo que abandonar–.
Pero el momento de la verdad se acerca.
Próxima parada en el Critérium du Dauphiné dos semanas y pico, un ensayo general antes de la gran cita de julio.
Como digo se le sitúa en Sierra Nevada, donde está concentrado para preparar el Tour, el danés del Visma | Lease a Bike ha hablado con el medio belga Sporza.
Se le ve animado: «Este año hemos trabajado mucho para recuperar la fuerza que perdí el año pasado«, cuenta.
Y cuando le preguntan si está volviendo a su mejor versión, no duda: «Eso espero, sin duda. Mis datos ya son buenos. Creo que estoy mejor que en 2023 y 2022«.
Sobre su caída en París-Niza, Vingegaard la recuerda con ironía: “Probablemente fue el accidente más estúpido de mi carrera” aunque no comparable al de la Itzulia, por suerte.
Ahora, con la motivación en ascenso, mira al Dauphiné con ganas de probarse contra Pogacar.
“Vi lo que hizo en primavera y sí, fue increíble. Pero eso no significa que en el Tour vaya a ser igual. Yo solo pienso en mi carrera. Estoy más hambriento que nunca”, remata.
Suena bien, porque si hay uno que puede intimidar al monstruo esloveno es Vingegaard en el Tour.
Y no lo olvidéis, a más igualdad entre ambos, más mamporros, más emoción, más espectáculo, la rivalidad de estos dos es sin duda lo mejor que le ha podido pasar a la mejor carrera del mundo.
Imagen: ASO
Ciclismo
UAE en el Giro, el show que se nos viene
Imposible adivinar por quién va a quemar sus naves el UAE en el Giro
¿Quién manda en UAE Team Emirates? ¿Quién lidera ahora mismo en el Giro?
Yo no pongo la mano en el fuego por ninguno. Es imposible hacerlo: todos son muy buenos, muy capos, ambiciosos, pero, sobre todo, inestables.
De hecho, si tuviera que elegir al que ahora mismo me parece más fuerte de UAE en el Giro —con media carrera consumida— sería Isaac Del Toro.
El calvario al que sometió a Van Aert hasta Siena, su forma de rodar, de estar siempre bien colocado, y el final de la etapa de ayer… parecía un padre llevando al colegio a dos ciclistas como Ciccone y Pidcock. Las sensaciones que transmite son un martillo ahora mismo, golpeando la moral de quienes sueñan con un español ganando la carrera, diez años después de Contador.
Es más: en la crono, donde se mostró tibio, no sabemos hasta qué punto le afectó el miedo a una caída, la preocupación por la lluvia, o si la presión le pasó factura.
Dicho esto, aún queda mucha carrera, y mantener ese nivel no es sencillo.
El viernes, en la primera llegada en alto del Giro, UAE pareció ejecutar el plan para Del Toro… y saltó Ayuso para ganar.
¿Quién fue segundo? El mexicano. No hay más preguntas.
Pero una grande es larga, eterna para muchos.
Y quizá por eso en UAE no presionaron el botón nuclear cuando el líder abrió hueco con facilidad mientras Carapaz iba escapado.
De haber proseguido, Del Toro habría alcanzado al ecuatoriano. Seguro.
Pero Juan Ayuso se abrió, como hizo Primoz Roglic, y hubo contención.
Ver a Brandon McNulty y Adam Yates trabajar para ambos en la misma etapa da a entender que han aceptado un rol secundario.
Pero, ojo: tener ese papel te da un efecto sorpresa que, viniendo desde atrás, puede acabar con uno de ellos en la escapada que decida el Giro. Tienen más libertad.
UAE deshoja sus opciones en el Giro. “La maglia rosa se respeta”, dice Matxin. “Lo importante es que gane uno del equipo”, añade Ayuso.
Pero en el fondo, todos quieren ganar. Y eso es tan humano como real.
Este galimatías va a estar divertido. Y que no se os pase: ha habido un par de ocasiones en las que Roglic pudo hacer daño de verdad, y no lo hizo.
Igual se arrepiente.
Más aún cuando hay un ramillete de corredores como Bernal, Ciccone, Tiberi o Carapaz… que no son mancos.
Ciclismo
Giro: Cuando gana Carapaz, se celebra
Victoria llena de motor y calidad de Richard Carapaz en otro “etapón” del Giro
Yo no creo que Richard Carapaz sea caza menor, como dijo Javier Ares en el desenlace de otra etapa excepcional del Giro.
Ares diciendo que Carapaz “no es caza mayor”, lo dice de un ganador de Giro que decantó su triunfo en una situación similar a la que estamos viviendo #Giro2025
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) May 21, 2025
De verdad, no lo creo. Es un ganador del Giro —hace seis años— pero también ha sumado etapas y podios en las tres grandes vueltas.
Es cierto que ya no brilla como nos tenía acostumbrados.
Por distintos motivos, no deslumbra al punto de subirse al podio de una grande o colgarse un oro olímpico —que, por cierto, no pudo defender—, pero siempre está.
Siempre aparece.
Y lo ha vuelto a hacer, en un Giro que está resultando extraordinario, desatado desde la etapa de montaña del viernes, con emoción diaria y constantes giros en el guión.
Atacar cuando los UAE marcan el ritmo, abrir hueco con esa violencia que lo caracteriza y aguantar el ataque del líder —que además destapó el mal momento de Ayuso y Roglic—, eso es lo que ha hecho Richard Carapaz en la tercera etapa que gana en este Giro de Italia.
Por experiencia y dureza, no lo veo lejos del podio.
Las victorias dentro del top 10 pueden venir acompañadas de buenas posiciones en la general, porque las diferencias siguen siendo manejables.
Como se descuiden —y en el pelotón cunda el mismo razonamiento que el de Javier Ares, el que mencionábamos al inicio— Carapaz les hace el lío a todos.
No es el más fuerte, pero sí el más zorro: listo, vigilante, el que nunca pierde de vista la diana.
Y tiene un equipo que, si algo sabe hacer, es moverse a la perfección en las distancias cortas, sacando petróleo de cada movimiento de pizarra.
Todo esto en un Giro igualado, en el que el que parece imbatible un día, al siguiente flaquea… y viceversa. Con un UAE dominante, sí, pero que no logra despegar del todo a su gran rival y dolor de cabeza: Primoz Roglic.
Porque o Del Toro va demasiado fuerte, o Ayuso se queda cuando el líder ataca.
Quieren llegar con la mayor cantidad de balas posibles hasta el final, pero Roglic es de esos que moja la pólvora ajena justo cuando el rival quiere disparar.
En ese contexto, Richard Carapaz ya ha ganado un Giro. Ya sabe cuál es el camino hacia el rosa. Que no le dejen mucho trecho.
Entretanto, él ya ha ganado su etapa.
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