Ciclistas
La machada que expica a Elia Viviani
En este ciclismo excepciones como la de Elia Viviani han pasado a ser la norma
La jornada de Europeo en Múnich de este domingo fue larga para Elia Viviani, larga pero productiva y sobretodo ejemplar del ciclismo que estamos viendo.
El ciclismo 360 en el que cosas que teníamos por excepcionales pasan a ser la norma, para muestra un botón: la medalla de oro que Elia Viviani se cuelga por la eliminación, a última hora de la tarde, tras ser top ten en la carrera de ruta, horas antes.
Plantear estas cosas raras, inesperadas, que algunos no nos entran en el molde, es también hacer marca y honrar este deporte.
Ineos tiene unos cuantos de estos: Pidcock, Viviani, Ganna, Geraint… ciclistas que abren el radar a dos o más modalidades.
Elia Viviani siempre ha tenido querencia por la pista, incluso en sus años más fecundos de la carretera.
El veronés es el ejemplo del ciclismo 360 que decíamos antes, aunque en su caso no se haya valorado como merecen.
Por el día Vivini compitió en el europeo de fondo: 210 kilómetros corridos en poco más de cuatro horas y medida.
Una carrera a la medida de los velocistas, para aburrimiento del personal, si bien estos también merecen perfiles que les sean proclives.
Acabó séptimo una carrera que ya tiene en su palmarés.
Luego ejecutó el plan, descansó lo justo para irse al velódromo y cuatro horas y pico después de acabar la prueba de fondo, concurrir en el Europeo de eliminación, modalidad en la que es campeón del mundo.
Leo la crónica de nuestro amigo Luis Román sobre la medalla de oro de Elia Viviani en la eliminación ejecutando el plan a la perfección.
Seguro que alguien le quitará mérito, que si la prueba de la mañana era llana, que si los rivales, que si… ganar hoy en día es carísimo, sea lo que sea.
He leído muchas veces comentarios poco respetuosos sobre Elia Viviani y sus más que evidentes limitaciones.
No hablamos ni de lejos del mejor velocista de su tiempo, en los muchos años que lleva en el negocio se las ha visto con Cavendish, los alemanes Greipel y Kittel, también con Jakobsen, Ewan, Bennett y compañía, incluso Van Aert le dejó con cara de circunstancias en una etapa del Tour del año pasado.
Sin embargo, Elia Viviani lleva un palmares nutrido en cantidad y calidad, picando piedra, no perdonando cada oportunidad que se le presentaba.
Un palmarés de más de 85 victorias con etapas en las tres grandes, un europeo y otras muchas muescas.
Pero no sólo eso, cada vez que ha fijado un dorsal a su espalda, ha honrado la carrera en la que ha concurrido, fuera carretera o pista, su querida pista, esa que nunca ha dejado de lado ni cuando mejor le iba en la ruta, síntoma del gran trabajo italiano en la materia.
Un trabajo en el que nunca han escatimado ciclistas de ruta para seguir mejorando en los velódromos.
¿El resultado?
Lo vimos hace un año en Tokio.
Viviani no pudo reeditar su oro de Río de Janeiro en ómnium, ganado por la mano a un tal Cavendish, pero contribuyó al exitazo de la pista italiana, desplazando el foco de las naciones anglosajonas, auténticas dominadoras en los últimos ciclos olímpicos.
Lo de ganar el europeo de eliminación, tras competir en el de ruta, ya forma parte de la historia de Elia Viviani, uno de los ciclistas en activo con mejor palmarés.
Ciclistas
Pogacar, Remco y Egan ¿qué ciclista tiene más carisma?
El carisma de un ciclista no se compra no siempre tiene que ver con la victoria
Una vez me dijo uno que sabe mucho de esto que el carisma de un ciclista puede venir por varios sitios, de nacimiento o cocinado por el camino, pero que si algo da carisma es ganar el Tour.
«En ese caso, eres carismático por defecto» me vino a decir.
Estoy de acuerdo con él, en parte, pues al final de los tres que he escogido, dos lo han ganado, pero el ciclismo reciente, el que todos tenemos más cercano, han habido campeones que han rebosado carisma sin necesidad de ganar el Tour tipo el recién retirado Peter Sagan, Mark Cavendish, Fabian Cancellara o los mismos Rigoberto Urán y Esteban Chaves, quien rezuma sonrisa e ilusión.
Incluso, sin ser un ciclista top en España, ta me gustaría que lo fuera, el mismo Íñigo Elósegui se ha ganado un rinconcito en el corazón de los aficionados con su cariño por lo japonés, sus clases de economía y la simpatía que reparte y de la cual disfrutamos, no hace tanto.
Dicho esto, me he aventurado con tres nombres para ilustrar el concepto que tengo del carisma en ciclismo, una cualidad que, después de haber entrevistado a muchos ciclistas, puedo decir que abundan.
Egan Bernal es un tipo que me encanta, desde el minuto cero además
Siendo tan joven, en el mismo inicio de carrera ya dominó la escena tanto dentro como fuera de la carretera.
Nos ganó entrando en aquellos abanicos en la París-Niza ente Rowe y Kwiatkowski, y nos completó fuera de la carretera, con esas explicaciones tan sencillas, tan directas y sinceras.
El colombiano ha vivido una pesadilla de lesión de la que va saliendo paulatinamente, sin esconder las dificultades, pero no disimulando el objetivo, volver a ser un ciclista capaz de volver a ser de los mejores del mundo, aunque nos cueste creer que es muy difícil.
Remco Evenepoel no ha ganado el Tour, yo creo que no lo ganará, pero el chaval tiene luz, las cámaras le quieren, las miradas le buscan, es el carisma en un ciclista elevado a la máxima potencia.
A mí personalmente no siempre me ha caído de pie, pero hay que admitirle que piensa como corre y se calla lo justo, dentro, fuera. antes y durante de la carrera.
Es un regalo, un reclamo para ver cualquier competición.
Y por último la luz de este deporte, Tadej Pogacar, cuyos rendimientos en carretera no ofenden porque fuera de la misma se muestra cercando, simpático y hasta con buen perder.
Es un excelente embajador para este ciclismo, no sé hasta qué punto se implica en las problemáticas del colectivo, pero la imagen que proyecta es eso, el carisma hecho ciclista.
Ciclistas
Indurain & Ganna, el cóctel imbatible del récord de la hora
La aerodinámica de Ganna con las capacidades de Indurain sería algo épico
Mirad la imagen de Filippo Ganna, septiembre de 2021, acababa de ser campeón olímpico con la cuarteta italiana e iba camino de ser campeón del mundo contrarreloj, por delante de Van Aert, mirad esa estampa, ese pliegue sobre sí mismo, el sueño húmedo de cualquier túnel del viento, de la cuerda del velódromo, ahora imaginaros esa estampa con el motor de Miguel Indurain.
Esa fábula que nos hace salivar es una de las conclusiones del documental sobre la Espada de Indurain y sus coqueteos con el récord de la hora, llegando al que Ganna marcó no hace tanto, por encima de los 56.
En pocas palabras el colaborador del del «mítico» Sabino Padilla, Iñigo Mujika, a quien invitamos al podcast, pero declinó por estar muy ocupado, hizo unas estimaciones de que si Indurain y Ganna fueran uno, el récord podría irse por encima de los 62 kilómetros a la hora.
Ojo, 62 kilómetros en 60 segundos, eso sería como un coche en la autopista cuando devora kilómetros por debajo del minuto, sólo que en una bicicleta.
Muchos fueron los condicionantes para que Indurain atacara un récord de la hora a lo que diera.
Su temporada, la mentalidad y en especial el físico y su escasa, curioso esto, experiencia en la pista
Y digo curioso, por que el navarro habría sido un pistard brutal, sólo con verle rodar en la carretera, con esa cadencia, ese poder pero también la privilegiada visión aérea que ejercía sobre la carrera.
En el equilibrio entre fisiología y aerodinámica, Miguel tenía lo primero
Ceñirse a una línea negra, la cuerda de la elispse, controlar la bicicleta en la entrada de las curvas, que no saliera disparado, y sobretodo acoplarse bien, sin que la rodilla no le diera en las costillas, fueron imponderables para que el récord se quedara en la parte baja de sus aspiraciones.
53 kilómetros y poco que en breve batirían Tony Rominger y en especial Chris Boardman.
Si el otro día, hablábamos del documental de Lemond, lo cierto es que éste de Movistar sobre Miguel Induráin, que ya tienen unos meses de existencia, es otro de esos tesoros que merece la pena echarle un rato estos días.
En esencia el récord de la hora fue algo así como el principio del fin del gran ciclista.
Primoz Roglic
Top2023 Primoz Roglic es el conseguidor
La temporada de Roglic vuelve a rozar el excelente
Nn ns engañemos, Primoz Roglic, esloveno, querido a más no poder por la afición, para firmar la nota máxima necesita el Tour, la general del Tour.
Él lo sabe, nosotros lo intuimos, en la lista de eslovenos queridos en el mundo no creo que haya más queridos que él.
Quizá el portero del Atletico o Pogacar, poco más.
El año que viene Primoz Roglic irá a por el Tour, la injusticia histórica que se perpetró en La Planche des Belles Filles hace poco más de tres años.
Mientras él va haciendo, que no es poco.
Roglic lleva en el listado de los mejores del año en este mal anillado cuaderno hace cinco temporadas, no es baladí.
Su forma de hacer es como la de un rodillo, gana hasta cuando parece que no le pone interés.
Como en la Tirreno-Adriático que firma a base de pancartazos, para alimentar su inmerecida leyenda.
En Italia consiguió duplicar, pero luego en la Volta en la que nos deleita con Remco, que si ataco, que si te sigo, que si paro, se quedó a una puñetera general de tener todas las grandes de de una semana en su palmarés.
Sólo le falta Suiza, y al parecer será su preludio de su Tour el año que viene.
Si lo logra, en eso, se diferenciará con Tony Rominger.
Porque hasta la fecha sigue los pasos y los quehaceres del helvético, incluso hasta en el Giro, una carrera que en 2023 no ha sido la más bonita, pero que fue ganada de la forma más in extremis posible.
La pena fue que se lo hizo al mismo Geraint, a las puertas del final en Roma, pero esa cronoescalada tenía tanta miga que sólo Roglic pudo desentrañarla.
Cierto es que hubo emoción hasta el final, pero qué emoción, verle sobrepasado por la avería casi al final, y sobreponerse con la adrenalina rebosando para hacerse con un rosa que era inapelable.
En la Vuelta, ya sabemos, se impuso la lógica de equipo, que no sé si la real de carrera.
Que Roglic respetara el liderato de Sepp Kuss fue de justicia en la intrahistoria del Jumbo, aunque no sé si en la propia de la carrera.
El año que viene más, y sin necesidad de responder ante nadie, Roglic volará solo ¿volverá a este listado de tops del año?
Ciclistas
Ciclistas oportunistas: la victoria no sólo es de los más fuertes
Recupero un surtido prenavideño de ciclistas oportunistas sublimes en el arte de levantar carteras
Cierto es que se trata de un refrito, pero en este periodo de balances e historias pretéritas quise recuperar este post del pluriactivo Miguel González, de hace unos años, trayendo a las primeras mesas de Navidad ese listado de ciclistas oportunistas que hicieron de lo ajeno una obra de arte de ciclismo.
Habla de Rui Costa, que en la Vuelta pasada volvió a a hacer de las suyas, pero también de Moreno Argentin y uno que me gustó mucho, Pascal Richard, alumno aventajado de aquel Ariostea de Furlan, Saligari, Jaermann y el mismo Moreno.
No son los ciclistas más queridos, pero hicieron fortuna en terrenos hostiles, con público cabreado por verles triunfar, y qué cojones, se merece un rinconcito en el hall of fame de este deporte.
Porque en el ciclismo profesional a lo largo de la historia hemos tenido ciclistas modestos, gregarios, de perfil medio, oportunistas, ganadores, cracks, megacracks y a un ciclista cuyo palmarés debe ser eliminado por la aplicación de la media truncada, para así no desvirtuar la media global: Eddy Merckx.
Atendiendo a estos perfiles tenemos una distribución de Gauss.
Es decir, los valores más repetidos son los centrales (ciclista de perfil medio) y los más atípicos son los extremos (megacracks).
Esta clasificación se mantiene en el largo plazo, siempre ha habido gregarios, ganadores y megacracks en proporciones que apenas fluctúan.
Pero por otro lado nos encontramos con un tipo de corredor que es rara avis en cada generación ciclista.
Nos referimos al ciclista «asalta diligencias», carterista, butronero; en definitiva, el corredor cuyo único fin es labrarse un palmarés lo más opulento posible, sin importar los modos, el cariño de la afición ni las simpatías despertadas en el seno del pelotón.
Haciendo el símil con otro deporte (el rey cómo no) son unos corredores «bilardistas».
Pues bien, estos ciclistas se hayan en peligro de extinción.
Por mor de esta situación nuestro fabuloso reportero Félix Rodríguez de la Fuente nos ha elaborado el siguiente reportaje.
Activad la intro para entrar en calor:
Queridos amigos de «El hombre y la tierra», hoy nos vamos a adentrar en las profundas cuencas del ciclismo profesional para visualizar a un ciclista no detectable por todo ojo humano: el carterista.
En la cúspide de la cadena alimenticia tenemos una especie de silueta imponente, se desprendió de su frondoso pelaje capilar y siempre quiso volverse pájaro, concretamente un buitre leonado.
Nos referimos a Moreno Argentin
Moreno fue amamantado en la ciudad del amor pero pronto abandonó su nido para revolotear y buscar el alimento sin ayuda materna.
El ecosistema Torriani de los Giros de inicio de década ochentera le generó pingües beneficios con poco esfuerzo.
Pero el Mundial del 86 celebrado en las temibles Montañas Rocosas de Colorado deparó un punto de inflexión en este monarca de los aires.
Un pueril Argentin tuvo que aplicar la táctica Juan Palomo para poder abatir a Charly Mottet.
Demasiado riesgo pudiendo obtener el mismo resultado con la paciencia de un felino y las poco éticas técnicas de un carroñero.
Moreno a partir de ese instante no tuvo compasión con sus rivales, por dejar no dejó ni eco.
Así sucedió en las colinas de las Ardenas en primavera del 87.
El belga de frondosa ceja Criquielion y el «ultrapeligroso» irlandés Roche en un duelo a muerte propio de acceso al apareamiento aislaron al resto de la manada. Las dentelladas fueron casi letales pero su pieza no estaba todavía cobrada.
Argentin ese día más débil que sus oponentes mantuvo la sangre fría, agazapado supo esperar su momento y como en la fábula del cuervo y el queso les arrebató la victoria sirviéndose de su astucia.
Nuestro protagonista pasó a convertirse en macho alfa.
Los rivales claudicaron sumisamente por su sola presencia, hasta que se topó con una especie del nuevo continente: Lance Armstrong.
Italiano y estadounidense tuvieron un enfrentamiento en la región de Liguria.
Moreno lo intentó amedrentar con tácticas propias de la selva amazónica: llamarlo intencionadamente por el nombre de otro, concretamente Bishop, ejemplar del último eslabón de la cadena.
Lejos de agazaparse Lance mantuvo la mirada fija y marcó su territorio replicando a Argentin: su tú me llamas Bishop yo a ti Fondriest.
El combate se saldó con victoria del texano.
Humillado por la derrota Argentin no quiso acceder a las sobras, cambió de dirección su vuelo clavando el freno para así no acceder al podio y tener que visualizar la axila de Lance.
En la más alicaída soledad Moreno tuvo que abandonar su terreno para fenecer en las cenizas del 94.
Sin el rigor científico de las pruebas del ADN, entre otras detalles porque le quedaban cuatro pelos, no podemos asegurar que la descendencia de Moreno tuvo continuidad.
En cualquier caso el helvético Pascal Richard puede considerarse una evolución Darwiniana de Argentin: los descendientes sufren modificaciones y sólo los más fuertes sobreviven.
Pascal Richard perteneció a un ecosistema diferente al de su pariente lejano.
El lago Leman presenció sus primeros aleteos antes del anuncio de la estación fría y su posterior migración hacia el calor de los aposentos del vizconde de Gribaldy.
El retorno de esta ave helvética a su patria (al igual que en el caso de su primo-hermano Argentin) deparó una visita a las fronteras de la agonía y el dolor.
Pascal conquistó un Mundial de Ciclocross que aconteció en los lodazales limítrofes del Cantón de Jura.
Lejos de curtir su carácter nuestro querido Pascal Richard se volvió más gandul que el suelo
Enemistado por su propia idiosincrasia con las ocas, aplicó el teorema de oca a oca y sablazo por que me toca.
Llegamos a la paradoja de que las hembras de esta bella especie son ponedoras, pero Pascal no puso el huevo en sitio fijo ni por asomo.
Dotado genéticamente para grandes vuelos en vueltas de gran entidad aplicó la ley del mínimo esfuerzo para conformarse con presas de gama media como parciales, monumentos y combates semanales en la tierra que le vio nacer.
Uno de los dones de estas peculiares aves es su capacidad para comunicarse telepáticamente con sus antepasados y así evitar el costoso aprendizaje de tanteo y error.
Por ello en Lieja 96 el otrora depredador Armstrong pasó de cazador a cazado, el ratón que devoró el derivado lácteo en esta ocasión vio cómo se la daban con queso.
Nuestro protagonista helvético se vio inmerso en múltiples batallas, una de las más terroríficas aconteció en el 97 con el Chava Jiménez, cuando se hallaba éste en su hábitat natural de la meseta castellana.
Pascal fingió tener herida un ala para así transformar la interacción biológica de mutualismo en parasitismo.
Con la plena seguridad de que ese día la presa estaba fuera de su alcance el parasitismo pasó a amensalismo, lo que se conoce coloquialmente como joder para no obtener nada a cambio.
Fruto de esta falta de comunicación entre castellano y helvético el paquidermo Jalabert (robusto, de pisada letal y natural de la Montaña Negra sita en el departamento de Tarn) obtuvo la ansiada presa.
Hemos pasado por alto el acontecimiento que supuso el cenit deportivo de este zorro alado.
En los Juegos Olímpicos acontecidos en la cordillera sur del río Chattahoochee Pascal pudo derrotar a especies más ágiles pero de menor capacidad capacidad craneal. Rolf Sorensen, raudo y veloz en la media distancia, tuvo que inclinar la cabeza ante la autoconfianza de Richard, clave en envites de este calibre.
Saciado por esta opulenta cosecha del 96 (oro olímpico, Lieja, etapa Giro y etapa Tour) Pascal entró en fase de hibernación para abandonarla únicamente por fuerza mayor.
Como el pavo real que quiere seducir a las hembras expandiendo su plumaje y así ganarse el derecho al apareamiento Richard le dio un toque poligonero a su maillot.
Ante esta aberración la Asociación de Defensa de Derechos Animales se opuso a ello y Pascal tuvo que mudar de nuevo de piel.
Su fallecimiento se produjo por causas naturales, auspiciado por un estado de inanición fruto del tocomocho vivido en las tierras del Mar del Norte en el rebaño del Linda McCartney.
Como dijo el can perdiguero: «mantener la dieta vegetariana estaba chupado, como no nos pagaban no teníamos un duro para carne».
Las artimañas del ciclista roba carteras son memorizadas por las posibles víctimas, por ello las aves carroñeras del siglo XXI deben desplegar un novedoso abanico de tretas.
Como representante ejemplar de estas modernas aves tenemos al petrel australiano Simon Gerrans
Los ciclistas de hoy en día saben más que los roedores colorados, por ello la táctica del voy tostao queda totalmente obsoleta.
Sin rubor alguno tienen que aplicar la táctica de la trola.
Un confiado ejemplar de la comarca navarra vivió en sus carnes la fábula del escorpión y la tortuga: ¿ Por qué mientes? Por instinto.
El pobre Egoi padeció el timo de de la estampita y desde entonces el petrel es especie non grata en la zona norte de la península ibérica.
La inteligencia del petrel australiano rivalizó con la de las delfines.
Con un rango medio en la cadena alimenticia saboreó jugosos manjares como monumentos con la técnica de lapeo y único relevo en meta, en esta ocasión en las faldas de la montaña Poggio.
Así mismo, tras esconder la cabeza bajo tierra como una aterrada avestruz en las empinadas colinas de las Ardenas, logró conquistar La Decana en un combo despliegue de fuerzas/recompensa equivalente a un erizo que degusta un ñu.
En la fauna ciclista nos encontramos con seres de una complejidad para su clasificación equivalente a la del ornitorrinco.
Wladimir Belli, es mamífero o reptil, es un ejemplar semiacuático venenoso o es un jeta al que se la va la pinza
Enemigo de las interacciones biológicas.
Al simpático topo ibérico Alex Zülle le prometió un comensalismo que tornó en parasitismo.
Sus ayudas pusieron en peligro a las especies dominantes de su ecosistema: ante tu llamada de auxilio procederé a socorrerte pero dejando claro que hoy soy más poderoso que tú, para finalmente dejarte tirado como a una colilla.
A pesar de sus intentos de caza mayor tuvo que contentarse con pequeños roedores, con lo que la dieta de Wladimir no fue demasiado nutritiva. Todo un cordero vestido con piel de lobo que no pasó del rango de macho beta.
Su frustración en la convivencia con otros vertebrados amniotas le llevó a una predación hacia seres inofensivos de otro filo.
Para esto hizo uso de sus pezuñas delanteras provocando así hemorragias nasales en especies que habían trasegado ingentes dosis de néctar vinícola.
Para cerrar el programa de hoy queridos amigos… vamos a adentrarnos en el tenebroso mundo del cernícalo lusitano.
Uno de los pocos ejemplares localizados en nuestro país vecino obedece al nombre de Rui Costa
Enemigo de machos alfa y beta, aunque su mayor enemigo es que le dé el aire de cara. Consciente de su limitada resistencia nunca efectuará un esfuerzo de más, es el súmmum de aprovecharse del esfuerzo de otras especies y llegó a convertirse en rey provisional de su ecosistema fruto de un canibalismo entre sus oponentes.
Actualmente se encuentra en la región del Golfo Pérsico y pese a su belleza se desaconseja completamente su uso como mascota doméstica.
El cernícalo lusitano ni siente ni padece, llegó a emplear artimañas como grabar un anuncio fingiendo un manejo de la lengua de Shakespeare cuando su dominio no pasaba de traducir el «sí, entre entre» como «if, between between».
Y con esto queridos amigos me toca decirles nuevamente no adiós, sino hasta luego.
Creo que, en la vida nunca se puede decir adiós, pues formamos parte de un universo que se reconstruye a sí mismo.
Por Miguel González
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