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¿Cómo condenar el escupitajo de Van der Poel?
No tenemos todos los elementos para juzgar el escupitajo de Van der Poel
Que Mathieu Van der Poel está elevando este año el listón del ciclocross que conocemos a otro nivel es una realidad tan bruta que sería injusto quedase sólo con lo malo, el escupitajo de la última carrera del año o el empujón del otro día.
Leo diferencia de opiniones entre el público y no es justo.
Si el «roce» del martes con Felipe Nystrom fue un imponderable, el escupitajo de Van der Poel en el precioso circuito de Hulst no puede surgir de la nada.
Vivir un ciclocross en estos ambientes es un regalo para el gran aficionado al ciclismo.
Es algo imperdonable no verlo en directo al menos una vez en la vida, algo imborrable en el recuerdo, por lo calado que esta en la sociedad el montar un día en el campo para disfrutar del ciclocross.
El problema está en lo de siempre, que cada uno es hijo de su padre y su madre, que los ciclistas pasan rozándote y que algún imbécil no anima y sí increpa, cuando no tira cosas a los ciclistas.
He visto algún comentario sobre los destinatarios del escupitajo de Van der Poel, que si le tiraban cerveza y hasta orín.
Lo siento mucho, pero si esto es cierto, cosa que me temo que sí, es impresentable.
Decir que el escupitajo de Van der Poel no es edificante es cierto y realista, pero condenarle, lo siento, pero no.
Ya está bien de blanquear horrendas actitudes confundidas en la euforia y ambiente de fiesta.
La víctima es el ciclista.
Seguro que a un tipo con la superioridad de Van der Poel se le conoce alguna actitud soberbia, cuando no un comentario altivo, pero esto es otra cosa, esto es poner a esta gente en su sitio y retratarlos como merecen.
No es la primera vez que una estrella del ciclocross acaba enfrentada al respetable, por la amalgama de personajes que pulula tras las vallas.
Me entristece ver que, cuestiones como éstas ensombrecen lo que decía al principio, que Van der Poel está llevando este año el ciclocross a otro nivel, al del encadenado de victorias, viene con detalles que pasan a la historia.
Apearse de la bicicleta abriéndose de piernas y echar a correr, hacer un sur place tras un rival que se cae delante de él o hacer el arenal y arrancar como hizo la nocturna de Diegem son cosas que definen al que considero será, si quiere, el mejor especialista de la historia.
Imagen: SportPic
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David Seco con Felipe Orts, sospechas de dopaje en la Operación Illex y ¿clásicas o vueltas?
Ciclocross con mayúsculas en una charla entre David Seco y Felipe Orts
Viene variado este episodio del podcast de JoanSeguidor, con los últimos resquicios de la temporada de ciclocross, reuniendo a 12 campeonatos de España entre Felipe Orts y David Seco.
Como plato fuerte esa charla entre Felipe Orts y David Seco, quien concluye que un ciclocrossman es perfecto para rendir a satisfacción en «El Conquistador», programa donde Seco ha dado rienda suelta a aquel carácter que ya lucía cuando estaba en activo.
Por medio momentos que describen la belleza de una modalidad que se despide hasta después del verano.
Entre Felipe Orts y David Seco despachan los circuitos de Igorre y Benidorm, el dominio de Van der Poel, la superioridad de la dupla Van der Poel-Van Aert en los circuitos y las diferencias entre sus respectivas épocas.
A ver qué sucede el año si Felipe Orts se presenta con opciones reales y serias de subir al podio de la Copa de Benidorm.
Luego hemos planteado una difícil elección entre clásicas y vueltas por etapas en una encuesta que se ha resuelto por estrecho margen.
Raúl Banqueri nos ha hecho un cronograma de la Operación Ilex en el que otra vez vemos que hay doble rasero en ciclismo, que algunas de las tramas turbias que rodean este deporte son muy cutres y que lo tenemos mal par ver a Miguel Ángel López de nuevo competir.
En este podcast:
- Una charla de campeones del barro entre Felipe Orts y David Seco.
- En A cuchillo, hablamos de si nos gustan más las clásicas o las vueltas por etapas.
- Secuencia de la Operación Illex con Raúl Banqueri.
- Dede Bicilab Andorra, Eduard nos habla de la nueva exposición.
CX
Este Van der Poel ha llevado el ciclocross a otro nivel
En la semana del Mundial de ciclocross, Van der Poel come en la mesa de los más grandes
La estadística habla de doce triunfos sobre trece posibles de Mathieu Van der Poel en la campaña de ciclocross que está a puertas de celebrar un nuevo mundial.
La cifra es brutal, lo ha ganado todo, a excepción de Benidorm, el circuito que no le gusta, que no le va y en el que acabó de forma curiosa por los suelos.
Así apura míster @mathieuvdpoel
Fotón de nuestro @89Riera en el @BenidormCX pic.twitter.com/Ncs6bdS8iR
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) January 23, 2024
Sin la carrera de Levante la cosa habría sido no sé si histórica, pero sí cercano a lo inédito, un logro muy complicado de conseguir y más de plasmar, pero que ha sido una realidad que estamos degustando desde noviembre.
Como decía Saúl en la última Copa del Mundo, no sabemos qué vatios mueve y todo eso, pero el ciclocross que ha desplegado Van der Poel esta campaña ha sido sublime.
Dudo much0 que esté en su mejor estado de forma, que Van Aert no lo haya estado también ayuda, con todo lo que le viene por delante pero le ha sido suficiente para batir al resto de rivales, muchos de ellos completamente centrados en la modalidad, pero muy lejos de los dos mejores y en especial del neerlandés esté inverno.
Porque el ciclocross ofrecido por Mathieu Van der Poel ha sublimado la modalidad.
No sólo ha sido que ha ganado, es que ha impresionado cómo lo ha hecho.
Cierto es que para algunos pesarán aquel encontronazo con el corredor costarricense o el escupitajo que le soltó a unos impresentables del público.
En ambos caso, creo que la razón le asistía al maillot irisado, en ambos casos, pudo haberlo resuelto de forma diferente, pero le cosa le pilla a 180 pulsaciones el minuto.
Dicho esto valoremos lo visto.
El salto y acople a la bicicleta en marcha con las dos piernas al mismo tiempo, la aceleración en un arenal, la forma de esquivar rivales que se caían cual dominó delante de él.
Todo ha sido bello, espectacular, en una temporada adornada además por ese casi pleno de triunfos en trece carreras.
¿Y ahora qué?
Pues que sólo una hecatombe puede evitar su sexto campeonato del mundo.
El domingo el gran escenario de Tabor puede ser testigo de un hecho histórico, Van der Poel se puede poner a un mundial de Erik De Vlaeminck, medio siglo después que el belga lograra el séptimo.
Lo dije hace un par de meses, Van der Poel va camino de convertirse en el mejor de la historia y es posible que lo veamos.
Espero que ese incentivo, aunque parezca obvio que lo puede lograr, le mantenga activo para la campaña de invierno en los próximos años y que el ciclocross siga concitando las miradas que su belleza merece.
Imagen: Guillem Riera
CX
Van Aert, Van der Poel y la ruina del ciclocross
La salud del ciclocross depende demasiado de Van Aert y Van der Poel
Ayer, cuando el suflé de Benidorm se calmó, comentábamos en sala de prensa qué sucedería si a este ciclocross no viniesen ni Van der Poel ni Van Aert.
Ojo que hablamos de los dos nombres que dominan el mundial de la disciplina desde 2015, con la excepción del año de Tom Pidcock, sin los dos cocos en la salida.
En este contexto y con todos los matices que podamos ponerle, su exposición durante la temporada de carretera, su carisma, la rivalidad que arrastran, se hace complicado pensar en apuestas tan brutas como la de Benidorm en algo que no cuente con los dos mejores especialistas de los últimos años.
Cuando ambos están en carrera, el ciclocross es otra cosa y me duele decirlo, pensando en aquellos especialistas que hacen de la modalidad el centro de su actividad, pero es que están dos o tres escalones por debajo.
Ver cómo los Van der Poel y Van Aert superaban ciclistas y reventaban rivales en la recta del carril bici, a vista de dron, es la mejor imagen de lo que sucede en el ciclocross actual.
Pero si hubo una carrera el año pasado, no recuerdo cuál, en la que ya iban solos antes de cumplirse el primer minuto de competición.
Ya lo veis, son los reyes Midas de la modalidad, pero al mismo tiempo, su peor condena, pues omitiendo su presencia, la expectación, incluso en Bélgica, se viene abajo.
El año que viene se anuncian ciertos cambios en el calendario de ciclocross, yo creo que Benidorm lo tiene relativamente bien porque en definitiva está rodeada de equipos concentrados en la zona, pero me gustará saber qué viabilidad tendrán ciertas carreras en Bélgica.
Van Aert no irá al mundial, ayer acabó su temporada, y Van der Poel querrá igualarse con De Vlaeminck y quizá quiera superarle en años venideros, como el mejor de siempre, pero al mismo tiempo dice que quiere centrarse en la carretera y que tener un invierno sin competir debe ser «guay».
Así las cosas si el año que viene estos dos dosifican aún más sus apariciones, el ciclocross va a sufrir, y mucho, cosa que me entristece, por mucho que sea el hermano pequeño de la carretera, pues la modalidad es preciosa.
Imagen: Benidorm CX / Sprint Cycling
CX
Si el ciclocross es en Benidorm, a muerte con la causa
La Copa del Mundo de ciclocross en Benidorm supera en ruido y expectación a grandes eventos ciclistas en España
Os cuento algunas cositas que la gente del ciclocross de Benidorm vende en sus comunicados
Cositas de última hora, a 48 horas del gran día.
La cosa tendrá lugar en los parques de El Moralet y Foletes, será la Copa del Mundo de Ciclocross UCI- Benidorm Costa Blanca 2024 y veremos si el año que viene, con los cambios que se anuncian, puede mantenerse en el calendario.
El recorrido tiene una cuerda de 3000 metros y contará con tres fan zones, en lugar de una, pues como nos contó el organizador, el año pasado se quedaron cortos.
Benidorm fue el año pasado el ciclocross con mejor afluencia de público dentro de la Copa del Mundo.
Este año la competición ha estado en Estados Unidos, Irlanda, República Checa, Francia, Italia y, como no, en el binomio Países Bajos + Bélgica.
La carrera se verá el Teledeporte y saldrá al mundo vía Eurosport.
Benidorm, municipio icónico de la industria turística en España, de moda hace cincuenta años y hoy aún en la brecha sacará buenos réditos de este ciclocross, que le solventa en parte la ocupación hotelera de enero, lo vende en el norte de Europa y lo identifica como destino deportivo.
Tres en uno.
Fem van Empel y Mathieu Van der Poel defienten la corona del año pasado
Es la carrera de ciclocross más al sur.
Hasta aquí la parrafada, el resumen del mentor de la carrera.
No me toca defender a la gente que ha montado este tinglado, pero en esta ocasión creo que la plaza se merece un punto y aparte.
Estamos ante la competición ciclista internacional más importante que se celebra en España por detrás de la Vuelta a España y no sé si por delante incluso de Itzulia, Volta y Klasikoa.
Claro que habrá quien piense que el ciclocross es una disciplina más pequeña, pero el ruido que genera esta prueba ya lo quisieran algunas del World Tour.
Eso es un hecho que vimos el año pasado y que seguramente apreciemos éste.
Sé que Benidorm no va a tener mucho barro y sí pista rápida y polvorienta, pero señoras, señores, esto también es ciclocross.
Si el norte tiene el barro, la épica y la humedad, el dinero, las empresas y el consenso político está en el sur y ante esa realidad aplastante, como ver que Benidorm ha tomado el relevo de Igorre, poco o nada se puede discutir.
Porque los que llevamos tiempo siguiendo esta modalidad moribunda en España durante los noventa, y en escalada con el nuevo siglo, sabemos que esto que va a tener lugar en la Costa Blanca es grande y único, siendo, ojo, y para ponernos los dientes largos, el único sitio de España donde coincidirán Van Aert, Pidcock y Van der Poel, y aunque de antemano sabemos que el último es clarísimo favorito, no deja de ser un motivo para sacar pecho.
Imagen: BenidormCX / Sprint Cycling
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