Opinión ciclista
Carpetazo a la Vuelta
Poco a poco, van apagándose los ecos que ha acaparado la máxima competición ciclista con que cuenta nuestro país: la Vuelta a España, un evento que acaba de cumplir su 70ª edición, tomando en consideración que se puso en marcha en el año 1935, con triunfo del belga Gustaaf Deloor, en una época no precisamente propicia e inestable a raíz de los movimientos políticos que asolaron nuestro suelo. A lo largo de su denso historial, la Vuelta tuvo sus interrupciones de marcada trascendencia como fue la Segunda Guerra Mundial, que dejó a Europa en una situación un tanto preocupante. En realidad la ronda española ha dejado de celebrarse una decena de años.
A rey muerto, rey puesto
En la presente edición, más que en las ediciones anteriores, la Vuelta se ha caracterizado por sus repetidas emociones y también por la incertidumbre en torno al resultado final, un factor que nos ha tenido en vilo hasta la conclusión de la penúltima etapa con final en la población de Cercedilla, una etapa dramática para Tom Dumoulin, que no pudo soportar un ataque certero llevado a cabo por el conjunto Astana, subiendo el Puerto de la Corcuera, que protegía en sus filas al corredor transalpino Fabio Aru, el adversario más directo que tuvo este ciclista holandés oriundo de la histórica ciudad de Maastricht, al sur del País de los tulipanes, que acariciaba la sugestiva camiseta roja de líder hasta el último suspiro.
Al desarrollar este comentario nos viene a la mente aquel popular refrán castellano que dice: “A rey muerto, rey puesto”. Os preguntaréis a qué viene esta frase un tanto chocante, de contraste, vertida en este párrafo. Todos sabemos que uno de los hechos que más nos impresionó fue la obligada y justa exclusión en la segunda etapa del italiano Vincenzo Nibali, uno de los favoritos, por agarrarse durante un largo trecho a un bidón que le ofrecía el conductor del automóvil de su escuadra, perteneciente precisamente al conjunto Astana, cuya sede se sitúa en el Ducado de Luxemburgo.
Al acontecer este contratiempo poco habíamos imaginado en nuestro fuero interno que el que sucediera a Nibali en tomar las riendas y responsabilidad del equipo fuera precisamente Aru, su gregario de turno, encuadrado en esta formación que se distingue por su vestimenta inconfundible de color azul celeste. Vale la pena recordar de Aru, ya conocido en las lides ciclistas, aquel segundo puesto que obtuvo en el último Giro de Italia, que se adjudicó Alberto Contador, la gran ausencia que ha tenido la Vuelta.
Incertidumbre hasta el final
Las altas montañas, por lo demás, han acaparado a todas luces un papel preponderante y resolutivo, en tanto que el sector de contrarreloj, celebrado en los alrededores de la ciudad de Burgos, que provocó la meteórica ascensión en la clasificación general del líder Tom Dumoulin, especialista nato individual contra las manecillas del reloj, quedó al margen en un segundo plano tras haber vivido lo que vivimos.
Aprovechamos para manifestar nuestro pesar por la obligada retirada por caída de otro favorito, el británico Chris Froome, el triunfador del pasado Tour, que venía a por todas. Su sueño se esfumó como una pompa de jabón dominada por los aires que envuelven a nuestro firmamento.
Los organizadores técnicos de la Vuelta, los artífices de un itinerario más o menos complicado, un verdadero laberinto, establecieron un recorrido acentuadamente difícil que ha tenido sus consecuencias positivas y hasta negativas, si se quiere, dejando una clasificación incierta desde los principios al fin. Día tras día, hacíamos mención o alusión a los segundos de tiempo con que se jugaba la partida. Siempre barajábamos entre manos las cartas de la baraja con sus correspondientes incógnitas por dilucidar.
Cuando la mayoría creía que Tom Dumoulin se iba a hacer suya la Vuelta, surgió el esforzado Fabio Aru, un extraño contraste cuando se le veía pedalear cuesta arriba con un estilo retorcido muy propio y hasta raro. A cada pedaleada nos daba la sensación que se iba a morir, perdonen expresión tan explícita. Tiene 25 años y nació en la localidad de San Gavino Monreale, emplazada en la isla de Cerdeña. Mide un metro con 81 y pesa 62 livianos kilogramos.
Demasiadas caídas y demasiados abandonos
Hace tiempo que venimos anunciando que las carreras por etapas abusan por contener una participación un tanto abultada. Comprendemos que las casas comerciales y demás intenten a toda costa engrandecer al gran pelotón de ciclistas más o menos conocidos. Se invierte en gran manera, ya se sabe, un montón de dinero. Constituye una fastuosa inversión. Nos da la sensación que los organizadores no han medido las consecuencias funestas que un conglomerado así nos proporciona. Los corredores, sumamente apretujados, pedalean muchas veces por tortuosas y estrechas carreteras. Por la lógica se han acumulado casi a diario varios accidentes, más o menos graves, en esta Vuelta. Ha sido la comidilla cotidiana de todos los días, una pesadilla sistemática y sin pausa.
En la línea de salida, que tuvo lugar en el veraniego Puerto Banús, en la provincia de Málaga, se alinearon 198 concurrentes, distribuidos en veintidós equipos, con nueve integrantes por unidad o representación. Haciendo una revisión rápida, hemos registrado un número elevado de abandonos, sea por caída, sea por enfermedad. Es algo que nos ha pesado. Por ejemplo, dejando aparte a Nibali y a Froome, que eran los máximos exponentes en la ronda y que se nos fueron en un abrir y cerrar de ojos, anotamos primordialmente una relación sucinta y a la vez substanciosa de algunos corredores que nos dijeron adiós un tanto repentinamente.
Veamos, pues, ese elenco: el suizo Cancellara, los estadounidenses Van Garderen y Talanski, el francés Bouhanni, el irlandés Martin, el eslovaco Sagan, el portugués Paulinho, el español Sánchez, los belgas De Gendt y Van den Broeck, entre tantos varios otros bien conocidos en el ámbito ciclista. Para cerrar nuestro aserto exponemos que fueron cuarenta los corredores que se fueron a sus respectivas casas. Así de claro y preciso. Algo ha fallado por ahí. Y es que hay en la lista que publicamos destacados atletas del pedal. ¿Acaso no nos hemos percatado de lo sucedido, cosa que ahora aireamos?
Creemos, con todo, que hay que tomar en consideración la dureza que ha presidido la competición a raíz de la inclusión, por un lado, de nada menos 44 puertos de alta montaña, y, por el otro, las altos promedios alcanzados, etapa tras etapa, a pesar de la monotonía repetitiva reflejada en varias de ellas. Más de lo normal.
La fortaleza extranjera y la insistencia de los españoles
Entre los diez primeros clasificados, nos encontramos como es natural con el conglomerado extranjero integrado por el italiano Fabio Aru (1º), el polaco Rafal Majka (3º), los colombianos Nairo Quintana (4º) y Esteban Chaves (5º), el holandés Tom Dumoulin (6º) y el sudafricano Louis Meintjes (10º). En capítulo aparte merecen mención los representantes españoles que lograron conquistar honoríficos puestos de consabido prestigio. Fueron concretamente el catalán Joaquim Rodríguez, gracias a su desenvuelto tesón y constancia (2º), el murciano Alejandro Valverde (7º), el vasco Mikel Nieve ((8º) y el madrileño Daniel Moreno (9º). Situarse entre los diez primeros, en una carrera de largo kilometraje, es algo que vale la pena consignar y dar difusión a los cuatro vientos.
Para cerrar, un dato estadístico de Alberto Contador
A estas alturas, nos viene en mente la figura de Alberto Contador, excepcional ciclista y gran ausente en la Vuelta, que ha reunido en su palmarés triunfos absolutos en las tres grandes competiciones por etapas del calendario internacional: El Giro, el Tour y la Vuelta, al igual que un día no lejano lo consiguieron corredores de gran renombre, tales como lo fueron los franceses Bernard Hinault y Jacques Anquetil, el italiano Felice Gimondi y el belga Eddy Merckx.
Se da la circunstancia de que Contador tiene en su haber dos victorias en el Tour de Francia (2007-2009), dos más en el Giro de Italia (2008-2015) y tres en la Vuelta a España (2008-2012-2014), siendo desposeído de un Tour y un Giro, en el año 2011, por la sanción habida con motivo del tan cacareado asunto de dopaje bajo la titulación de “Operación Puerto”, un hecho muy desagradable y altamente divulgado en su época a través de los medios informativos.
Son datos dignos para recordar, siquiera por parte de los adeptos a los valores estadísticos que nos ofrece el deporte de la bicicleta, que siempre los hay y que son dignos de tomar en consideración abierta. Al no quedar escritos o plasmados en los papeles, posiblemente no son propicios para recordar. La memoria alguna vez es flaca en eso de evocar y de rememorar.
Por Gerardo Fuster
Imagen tomada del FB de la Vuelta a España
Opinión ciclista
Grandes vueltas: ¿Quién es el mejor de la historia?
También en grandes vueltas, nadie se puede medir a Eddy Merckx
Las grandes vueltas son al ciclismo lo que los contrafuertes a una catedral.
Podrán gustar más o menos que las grandes clásicas, ciclismo de un sorbo, cargado como un buen café, pero en las tres semanas de un Tour o Giro o Vuelta salen a flote las miserias y excelencias de los ciclistas.
Nosotros somos más de clásicas, ciertamente, pero el fuego lento también le sienta bien a este deporte.
Hemos visto este listado, este top ten en Facebook y no nos hemos podido resistir a opinar, un poquito sólo, sobre los grandes de siempre en esta historia de tres semanas y mil aventuras.
Y vemos que el primero, como en casi todo, porque superarle se antoja imposible en un largo tiempo es Eddy Merckx, el corredor que resume su carrera diciendo que lo ganó todo, todo lo importante, salvo la París-Tours.
Eddy Merckx instauró una especie de yugo sobre el ciclismo que conoció que no tuvo muchos más nombres salvo el suyo desde finales de los sesenta a mediatos de los setenta.
El control de Merckx fue tal que en esa lista sólo sale un contemporáneo suyo, el escurridizo Felice Gimondi, protagonista en aquella jornada de Pra-Loup que cantó el ocaso del belga.
Gimondi fue, como Alberto Contador, un ciclista que explotó pronto.
Pero se le cruzó Merckx, como a otros tantos.
A Alberto Contador se le cruzó Chris Froome, a quien pudo ganar netamente una vez, en la Vuelta del 2014.
Alberto Contador en este listado podría haber estado más arriba.
Pero…
Sin embargo, no se puede obviar ese legado de siete grandes vueltas, siendo además uno de los pocos con las tres.
La lista también contempla a Miguel Indurain: si esto fuera un medallero olímpico, el Tour sería la medalla de oro y eso le pone a la estela de los más grandes.
Es curioso porque el desempate de Merckx e Hinault lo provoca la Vuelta que el belga ganó.
El tejón sigue siendo, más de treinta años después, el último campeón de la vieja escuela, aunque Tadej Pogacar se ha empeñado en seguirle, con cantidad y calidad de éxitos.
Ambos son ciclistas que atacan de amarillo, rosa o lo que fuera, que amasan triunfos de etapa, que abren distancias de diez minutos sobre los rivales.
Miguel Indurain fue otra cosa, como Jacques Anquetil, un poder contenido, medido en la habilidad contra el reloj.
Luego están los italianos, auténticos pioneros.
Belle époque, inaugurada por Alfredo Binda, ciclista que recibía primas por no tomar parte en las carreras y abrir el pronóstico.
Fausto Coppi y Gino Bartali, cuya rivalidad despierta aún emociones.
¿El mejor de la historia?
Cada uno tuvo lo suyo: su tiempo, sus rivales, sus recorridos.
Medirlos en igualdad es imposible.
Si por algo hemos de fiarnos, más allá de los sentimientos que despertaron esos triunfos, es de la estadística.
Y ésta es inapelable: Eddy Merckx
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
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Gerard
17 de septiembre, 2015 En 18:12
Interesante resumen de lo que ha deparado la Vuelta, con destacada mención al abultado número de corredores que tomaron la partida, con las consiguientes caídas. Pienso que la organización debería replantearse aceptar tan gran número.
albert gil
18 de septiembre, 2015 En 12:26
Gran resumen de lo que ha sido la Vuelta este año,