Ciclismo
Javier Ares: «La siesta tiene que ver en mi afición por el ciclismo»
Esta charla con Javier Ares va sobre periodismo, redes sociales pero también sobre Giro de Italia
Aunque pudiera parecer lo contrario, a Javier Ares no le han vencido las ganas de siesta en su primera tarde sin retransmitir el Giro de Italia.
«Hay cosas que hacer y en ello esto» nos viene a decir en un inicio de conversación que pasa por varios puntos hasta llegar a la carrera italiana.
Desde su afición por «apodar» ciclistas a las no siempre tan saludables redes sociales y la convivencia con Alberto Contador en la cabina de retransmisión.
En su balance de la carrera italiana, Javier Ares pondera la ausencia de Evenepoel, el trato dispensado por prensa y afición, el tiro certero de Roglic y el señorío de Geraint Thomas en el marco de una carrera que no duda en tachar de decepcionante.
Antes de Javier tenemos un rato para hacer balance del fin de semana de ciclismo que hemos pasado en el Encamp y su Gran Fondo, debatimos sobre si la razón asiste a los corredores cuando cada vez más piden que se cancele o recorte una carrera por mal tiempo y echamos el resto como Roglic en el Monte Lussari hablando del Giro.
En este podcast encontrarás:
- Así es el Gran Fondo Encamp por dentro y el origen del circuito Gran Fondo World Tour. Nos lo explica Dani Buyo.
- A cuchillo: ¿Se cancelan o recortan más etapas hoy que hace 30 años?
- Balance de un Giro con un final no apto para cardiacos
- Javier Ares y todo lo que rodea el ciclismo, desde las redes al periodismo… y el Giro de Italia
Imagen: Eurosport
Ciclismo
Una Flecha Valona bajo el «síndrome Skjelmose»
Esta Flecha Valona llega en un escenario inesperado
Olvidada la edición de 2024, gélida y con ganador sorpresa, la Flecha Valona 2025 llega con todo el picante tras la Amstel Gold Race, donde Mattias Skjelmose ya dejó claro que los favoritos no lo van a tener fácil.
Esta clásica de las Ardenas, con su terreno traicionero y el kilómetro más largo en el Mur de Huy, promete ser cualquier cosa menos un paseo.
Aunque Tadej Pogacar sigue siendo el nombre más fuerte, se le ha visto algo más humano en las últimas semanas, tras el desgaste acumulado entre Flandes, Roubaix y Amstel.
Aun así, el esloveno ya sabe lo que es ganar aquí: lo hizo en 2023 con un ataque demoledor a pocos metros de meta, dejando atrás a Skjelmose y a un brillante Mikel Landa.
Remco Evenepoel llega con ganas de revancha y no le sirve pensar que el recorrido no le es el más propicio.
Después de la lesión de diciembre, ha vuelto a un nivel altísimo: ganó la Flecha Brabanzona y fue tercero en la Amstel.
Corre casi en casa y ha dicho claro que quiere ganar en este tríptico.
Todo apunta a un nuevo duelo Pogacar-Remco, pero no son los únicos con opciones.
Skjelmose ya demostró que tiene piernas para grandes cosas.
También hay que contar con corredores que ya han saboreado la victoria en esta carrera, como Julian Alaphilippe, Marc Hirschi, Dylan Teuns o el vigente campeón Stephen Williams, quien no sé si se volverá a ver en una igual al año pasado.
A ellos se suman otros nombres peligrosos como Tom Pidcock, Thibau Nys o Ben O’Connor, que pueden agitar la carrera en cualquier momento.
Recordad que Sven, el padre de Thibaut, marcó esta carrera entre las más asequibles para el vástago.
Entre los españoles, hay buenos mimbres.
Enric Mas viene fuerte tras podios en la Volta y la Itzulia.
Pello Bilbao ha mostrado solidez y Alex Aranburu llega motivado tras su buen papel en la Itzulia y Flecha Brabanzona.
Todos quieren seguir el legado de Alejandro Valverde, el gran dominador histórico de esta prueba con cinco triunfos, cuatro de ellos seguidos.
El recorrido mantiene su esencia: colinas constantes y el final clásico en el Mur de Huy, con rampas de hasta el 17%.
La carrera, como casi siempre, se decidirá allí.
La duda es si Pogacar lo apostará todo a un ataque lejano o esperará al zarpazo final.
Lo único seguro es que habrá espectáculo en una de las carreras más singulares del año, por estar tan condicionada con ese final.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclismo
Remco Evenepoel puede estar muy orgulloso
Vaya regreso ha protagonizado Remco Evenepoel
Mañana mismo, nuevo episodio de la rivalidad Remco Evenepoel- Tadej Pogacar, en la Flecha Valona, la carrera que, sobre el papel, peor va al belga.
Nada que ver con Amstel o Lieja, ya el domingo, terreno diferente, muy duro, pero donde hay que poner los huevos en diferentes cestas y no sólo en la subida final, a no ser que estos locos lo revienten todo sin esperar a Huy.
En todo caso, Remco Evenepoel puede estar muy contento de su regreso tras una lesión en el hombro.
Ganó la Flecha Brabanzona el viernes y este domingo quedó tercero en la Amstel Gold Race, detrás de Mattias Skjelmose, que ganó, y Tadej Pogačar, que fue segundo.
Remco Evenepoel cree que podría haber ganado si no hubiera sufrido una caída a mitad de carrera.
Tras la carrera lo admitió, le surgieron sentimientos encontrados: por un lado, contento por competir de tú a tú con los mejores del momento tras tanto tiempo parado; por otro, frustrado porque sintió que la victoria estaba al alcance.
Explicó que arrancó el sprint demasiado pronto y con viento en contra, y que, al no ser un sprinter puro, no se atrevió a buscar el mejor sitio para lanzar su ataque.
Aun así, quedó muy cerca: lo vimos, sacaron media bici.
La caída que sufrió ocurrió a unos 100 km de la meta y también afectó a corredores como Wout van Aert y Thibau Nys.
Todos se levantaron rápido y volvieron al pelotón.
Pero Remco tuvo que perseguir durante más de 30 km para volver al grupo, lo que le costó mucha energía.
Además, su compañero Pepijn Reinderink también se cayó, y eso complicó más la situación.
En sus palabras, tuvo que echar mano 100 vatios más de lo normal solo para volver, y eso se paga caro en una carrera así.
En el podio se le vio serio, cariacontecido, y tiene motivos, es un ganador, pero al mismo tiempo, neutralizó al campeón del mundo, escenario que muchos no veíamos de inicio, además lo hizo en su terreno y con la inercia de una primavera increíble.
La acción había empezado con Julian Alaphilippe atacando en el Gulperberg.
Pogačar fue el único que lo siguió y después se lanzó solo en el Kruisberg, a más de 40 km del final.
Luego Skjelmose logró una buena ventaja en el Keutenberg y Evenepoel se le unió, trabajando duro para alcanzar a Pogačar.
Al final, Remco llevó al trío hasta la recta de meta, pero se le adelantaron.
Aun así, tiene que estar contento con el tercer puesto y con confianza de cara a la próxima gran cita: la Lieja-Bastogne-Lieja, que ya ha ganado dos veces.
Según él, no volverá a cometer el mismo error allí.
Imagen: FB Amstel Gold Race
Ciclismo
Pero ¿a quién ha matado Mattias Skjelmose?
Si Mattias Skjelmose se emociona al cruzar la meta, para qué se recuerda que dio positivo a los 15 años
Curiosas un par de reacciones al vídeo que retuiteamos el domingo, ese de la llegada de Mattias Skjelmose y cómo fue a buscar a su auxiliar para preguntarle si creía que había ganado.
La imagen, que sí compartió el equipo en sus redes, rezuma emoción y espontaneidad. Es el final de una gran clásica de 250 kilómetros, ganada nada menos que ante Remco Evenepoel y Tadej Pogačar.
Skjelmose no cabía en sí. Estaba roto por el esfuerzo y desbordado por la euforia, al punto que las lágrimas le brotaban al ritmo de las gotas de sudor.
Fue brutal, precioso, ese momento en el que le confirman que ha ganado.
Y, aun así, siempre hay quien viene a recordarnos que con quince años dio positivo.
Con este vídeo somos soldados eternos de Mattias https://t.co/bKKAQBaoaz
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 20, 2025
Pero… ¿a qué cojones veis ciclismo? Es más, ¿para qué veis este ciclismo?
Un deporte deshumanizado, que saca a la gente de sus casas, los exprime entre tablas de Excel, vatios y rendimiento. Es muy difícil tener la hoja inmaculada. Esto ha alcanzado niveles casi indecentes en todos los aspectos y vértices.
Mirad lo que dice Dumoulin.
Y ojo, no digo que el danés haya sido un santo. Dio positivo. No lo sabía… pero ¿y qué? Pasó el tiempo, cumplió lo que tuviera que cumplir como castigo. Es lo que hay, como pasa con mil cosas en la vida.
Hablar de ellos, traer a Johan Bruyneel o a Manolo Saiz al podcast, no es blanquearlos. Es darles voz y entender el contexto.
Mattias Skjelmose ha dado un paso de gigante en la jerarquía del pelotón. Un salto tan grande que da vértigo. Definitivo.
Hablamos del mismo ciclista que en la París-Niza se dio una hostia de impresión. Un golpe que casi lo parte en dos y del que ha salido adelante… a saber cómo y con qué sacrificios.
El ciclismo no es lineal. Te pone tan al límite que ni imaginamos por lo que esta gente pasa y acepta.
Ese es el peaje. Reconocerlo no significa que nos parezca bien. Pero, en todo caso, no creo que el momento de ese retuit fuera el indicado para recordarlo.
Ciclismo
El recuerdo de Tom Dumoulin
Así consumió el ciclismo a Tom Dumoulin
El otro día, dándole vueltas a lo de Wour van Aert y lo que implica este ciclismo, surgió el recuerdo sobre Tom Dumoulin, el tipo que vio junto al belga la debacle de su compañero Roglic ante Pogacar en La Planche des Belles Filles.
Echando la vista sobre el neerlandés, hemos leído una entrevista en la que habló sin vueltas sobre lo duro que fue su paso por el ciclismo profesional.
Contó que después de retirarse en 2022, se sintió totalmente vacío y agotado, tanto física como mentalmente.
Estuvo meses durmiendo mucho y sin ganas de hacer nada, como si su cuerpo y su mente necesitaran resetearse por completo.
Durante su carrera, siempre sintió que el ambiente del ciclismo era demasiado exigente.
Todo giraba alrededor del rendimiento, sin lugar para frenar o escuchar lo que uno necesitaba realmente.
A él le costaba encajar en esa lógica, porque no se sentía un robot capaz de rendir siempre al máximo. El hecho de necesitar pausas mentales lo hacía sentir fuera de lugar o incluso débil, lo que generaba culpa y mucho desgaste.
Dumoulin también habló sobre cómo algunos ciclistas actuales logran encontrar un mejor equilibrio entre la disciplina y el bienestar personal.
Destacó a corredores como Pogačar o Van der Poel, que, aunque siguen entrenamientos exigentes y se cuidan mucho, también se permiten espacios para disfrutar y desconectarse.
Eso, según él, les da una ventaja importante porque siguen siendo dueños de sus decisiones.
También cuestionó a equipos que se enfocan solo en los datos y la ciencia, como Visma-Lease a Bike, aunque su anterior bloque el actual Picnic, es uno de los equipos que más ciclistas quemados ha tenido en la historia reciente.
Aunque tuvieron buenos resultados, cree que ahora están perdiendo fuerza porque dejan de lado el factor humano.
Algunos ciclistas en esos equipos parecen haberse estancado, lo que muestra que no todo puede medirse con números.
A pesar de haberse alejado del ciclismo, Dumoulin hoy se siente bien y más tranquilo.
Aunque en su momento pensaba no volver nunca, ahora considera qué podría aportar desde otro lugar.
No como director técnico, pero sí acompañando a los ciclistas en lo mental.
Su experiencia le enseñó mucho, y siente que puede ayudar a otros a no perderse en un mundo tan competitivo.
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