Vincenzo Nibali
#Moments 2018: Con Nibali empezó la primavera
Publicado
4 años atrásen
Por
Iban Vega

El ataque y victoria de Vincenzo Nibali en la classicissima hizo salir el sol
Nibali en el Poggio, una tarde de marzo…
En la primavera de San Remo el sol entra plano, casi a contraluz.
Los ciclistas lo ven, en el inicio del ocaso, una tarde de marzo, generalmente fresca.
Los corredores entran y salen hacia el mar, por la serpiente de Liguria que vacila el azul mediterráneo.
Mantequilla para la luz que llega del astro rey.


Pero hay un momento, superada la Cripessa, los capos, que la luz es nítida, la carretera imparte justicia.
Es el momento previo a coronar el Poggio, un montículo sobre la capital de la Riviera, un grano apenas en el perfil de la jornada.
El pelotón lo sube a mil por hora, nadie se va, todos los intentan.
Es imposible abrir hueco hasta que la luz entra casi de pleno.
Y surge la centella, un ataque, uno sólo, no necesita más.
Vincenzo Nibali surge de la nada y crea la nada entre él y el resto
La victoria, él, la cabina de la curva y el pelotón.
Es un suspiro.
Un caminar por el filo con riesgo a caer por alguno de esos terraplenes que se suceden camino de la Via Roma.
Curva y contracurva.
Por delante afilado, acoplado a la máquina Vincenzo Nibali, malabarista, prestidigitador de descensos imposibles ante la mirada de quienes nadan por cogerle.
Y es ahí, en las avenidas, entre peraltes y bordillos envenenados por la humedad, porque ahí nunca entra el sol, donde Nibali levita, vuela, y cumple su amenaza.
Gana la Milán-San Remo, con el sol entrando plano.
El AG2R La Mondiale montará los neumáticos Fortezza Senso T de Vredestein
Haciendo del ciclismo arte y del ataque poesía.
El primer gran momento del año, el surgir de la primavera, una palabra universal que en ciclismo significa mucho, tanto como la rúbrica de Vincenzo Nibali.
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Vincenzo Nibali
Tres momentos a los que agarrarnos ante la retirada de Nibali
Publicado
3 meses atrásen
13 de mayo, 2022Por
Iban Vega

Vincenzo Nibali nos deja obras eternas en el momento de su retirada
El anuncio de retirada de Vincenzo Nibali no entraba en el plan de muchos, pero no por ello puede dejar de sorprendernos.
El paso de página es obvio, las cosas se han complicado mucho para ciertos ciclistas, el cambio generacional en tres años, sólo tres, ha sido brutal.
No olvidemos que en 2019, Nibali a estas alturas de Giro se erigía en el gran rival de Roglic para acabar segundo en la general, sólo superado por Carapaz.
Desde entonces, poco o nada hemos tenido del siciliano que recordara el grandísimo ciclista que ha sido.
Un corredor que nos ha llenado de grandes momentos de ciclismo, aunque también de alguno de dudoso gusto, como esos remolques en los que ha sido cazado.
Sea como fuere hablamos de algo que hemos dicho más veces, Vincenzo Nibali es un ciclista de culto, un corredor de una época complicadísima, con rivales sobre el papel mejores que no le han impedido firmar un palmarés excelente.
De entre los grandes momentos de Vincenzo Nibali vamos a quedarnos con tres
El primero aquella famosa etapa del diluvio y el muro imposible en la Tirreno-Adriático de 2013.
Froome dominaba la general hasta que el siciliano armó el corte bueno con Purito y Sagan.
Los tres reventaron de tal manera la carrera que dejaron al inglés, muy torpe en esas circunstancias, atrás y sin opciones de defender un liderato que muchos le dimos seguro hasta el mismo final.
El segundo día que quiero destacar es el que considero mejor jornada de ciclismo del 2016, la etapa del Giro que entró en Francia para hacer alto en Risoul.
Nibali afrontaba el tramo final de la carrera con una desventaja cercana a los cinco minutos respecto a Steven Kruijswijk, un muro que no le quitó de minar y minar la resistencia del líder en la subida del Agnelo, en compañía de Esteban Chaves, para luego dejarle atrás en la bajada.
La imagen de la maglia rosa estampada en una pared helada junto al enorme trabajo de Astana, recordamos a Scarponi, en favor de Nibali, son cosas que nunca olvidaremos por tratarse de un monumento brutal al ciclismo.
Por medio de Tirreno y Giro, hacemos parada en el Tour y la famosa etapa de adoquines
Lars Boom figura en el palmarés, pero aquel Nibali que revienta a todos en cada empedrado fue demasiado para nuestros ojos.
Froome ni llegó a entrar en el pavés y Contador salió muy desplazado, tanto que no sé yo si hubiera podido remontar.
Y es que Nibali no tuvo la calidad y poder de Nairo, Froome o Contador, pero llevando la carrera al extremo, buscando las vueltas al rival, el siciliano ha sido un maestro.
La retirada de Nibali es uno de los titulares de la primera semana del Giro, sin duda que será un ciclista cuyo hueco no resulte nada sencillo llenar.
Vincenzo Nibali
Nadie es como Nibali en este Giro
Publicado
1 año atrásen
12 de mayo, 2021Por
Iban Vega


Todo parece indicar que Nibali ya no es tan favorito al Giro como antaño
En la salida del ombligo de los Saboya, en el corazón de Turín, no hubo nadie como Vincenzo Nibali, nadie con su palmarés y trayectoria en el Giro, nadie que lo haya ganado anteriormente, nadie que conecte con ese ciclismo que creímos perdido, nadie que despierte tantos y tan buenos recuerdos, durante no pocos años.
Nadie es como Nibali en este Giro, ni siquiera tras descolgarse en Sestola
Y lo decimos por enésima vez, y lo dejamos por escrito en la certeza de que los mejores días del Squalo son historia, por una cuestión del paso de tiempo y la máquina de la edad.
De todos los ganadores en activo del Giro, que son unos pocos, desde Nairo a Tao Geoghedan, pasando por Froome y Carapaz, sólo el siciliano concurrió, puntual, a la cita en la capital del Piamonte y de los reyes de Italia.
Vincenzo Nibali, 36 para 37 años, ganó su último Giro hace seis ediciones, tres semanas imborrables, con su sello, remontando cuando, a cinco días del final estaba muerto en la general, cuando a 48 horas, aún dos corredores le sacaban ventaja, uno de ellos, Steven Kruijswijk, unos cuantos minutos.
Fue aquella etapa del neerlandés estrellado en la bajada de Agnello, una jornada de asedio tal que dejó seco al que parecía tan favorito.
Un día más para enmarcar en la vida del ciclista que, sin condiciones para ser un gigante, lo fue.
Trazando la vida deportiva de Nibali, nadie pierde de vista los golpes de efecto, de teatro, dados además en escenarios complicados y adversos, sacando la cabeza tarde o temprano.
El ciclismo de Nibali es ese de Porto Sant Elpidio, una epopeya de la Tirreno que recreó con tino Van der Poel este mismo año: con el cielo roto sobre sus cabezas y cuestas imposibles, Nibali no vaciló en derribar el gigante de Froome, líder, hasta la victoria final.
Ese mismo año, el de Mesina, concurrió en el Giro, «opacado» por el flamante ganador del Tour, Wiggins, hasta que el inglés se fue echando pestes de la carrera italiana, de sus carreteras, de las encerronas que le practicaron el siciliano y otros.
Nibali ganaría ese Giro bajo la cortina blanca de Lavaredo
O al año siguiente, la etapa «made in Roubaix» del Tour 2014, con Froome retirado y Contador limitando los daños.
Todo eso es Nibali, una forma de entender el ciclismo muy nuestra, de corazón y fe, pero también de estrategia y perfecta mesura de los esfuerzos
Dijo Nibali un día que los potenciómetros no son para él, lo suyo era intuición pura y dura, la misma que le valió San Remo con el ataque perfecto en el Poggio o la que sacó en las laderas de Como para la conquista de dos Lombardías.
El Vincenzo Nibali de ahora es un ciclista que desprende grandeza pero que no intimida, por lo que decíamos, por el paso de los años, la suya además ha sido una carrera contrarreloj para llegar al Giro con una fractura de mano.
El año pasado, con todo lo raro que fue, ya marcó un punto que creo que para él es de no retorno, no optó en ningún momento al triunfo final, cosa que nunca le había sucedido.
Lo que veamos de Nibali en el Giro 2021 puede ser el perfume final de una grandeza que siempre guardaremos para nosotros, seguramente no gane, pero quizá pueda provocar que alguien lo pierda.
Giro de Italia
Giro: ¿Qué arma le queda a Nibali?
Publicado
2 años atrásen
14 de octubre, 2020Por
Iban Vega


Jugarse el Giro a declaraciones con Nibali suele salir caro
Vincenzo Nibali vuelve a estar donde acostumbra, en la quiniela para ganar un Giro de Italia que ahora mismo no vemos en mano de nadie.
Una semana después de su inicio, con los dos británicos favoritos fuera de concurso, Geraint y Yates, y la zozobra de saber qué pasará con el coronavirus y la nieve de las grandes cimas programadas para la semana final, el Giro se debate en una igualdad incierta, sin que nadie sobresalga pero con la sensación de aquí podemos ver mucho mejor ciclismo que nos dio el Tour.
En un listado en el que podríamos incluir a Majka, Pozzovivo, Fulgsang, Kelderman y Almeida, Nibali lleva ventaja, ninguno de los mentados sabe lo que es ganar el Giro, ni siquiera una grande, él lleva cuatro.
Y ese límite que podría parecer algo así como el vivir de rentas no es un salto sencillo de realizar, la difusa línea entre ganar una grande o no es más compleja de sortear con suerte de lo que parece y quien ha llegado hasta el final para recoger la maglia o maillot de ganador en París, Milán o Madrid parte, de inicio, con ventaja.
Es un hecho que el Vincenzo Nibali del Giro 2020 no es el de hace unos años.
Creo que la mejor versión del siciliano, en tiempos recientes, se quedó en aquella subida a Alpe d´Huez, donde un imbécil le tiró al suelo entre el humo de las bengalas.
Desde entonces el italiano es un ciclista que infunde respeto, aunque sin la pegada de antaño.
Pero no conviene perderle de vista, es especialista en muchas cosas, no sólo en sacar un 110% de sus capacidades en un entorno en el que se ha tenido que pelear con grandes nombres y a veces resultando ganador.
Nibali se conoce bien y conoce mejor la carrera, y lo que implica
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Recuerdo el año pasado, en la jornada que ganó Zakarin en los Alpes, cuando Nibali empezó a hacer caer sobre las espaldas de Roglic todo el peso de ser el favorito a ganar el Giro de Italia.
Le paso toda la presión de salir a por Carapaz y Landa y el esloveno no pudo reaccionar.
Nibali no ganó el Giro, pero propició que Roglic tampoco.
Estos días vemos que se ha iniciado un pique declarativo entre Jakob Fulgsang y Vincenzo Nibali que nos recuerda mucho al que mantuvo el siciliano con Roglic el año pasado.
El danés le ha dicho que no va a poder mear tranquilo en ningún tramo de carrera, todo por que Trek tiró cuando Fulgsang tuvo una avería o pinchazo, no recuerdo.
Ayer mismo en la etapa que ganó Peter Sagan, el danés reverdeció su fama de pupas.
Ambos corredores han sido compañeros en Astana, de hecho el nórdico fue clave en aquella famosa etapa del adoquín en favor a Nibali, y por eso debería saber Jakob que con Nibali las guerras dialécticas no suelen cundir, al contrario, el siciliano es especialista en volverlas en tu contra.
Y es que Nibali está perfecto en este Giro, no tendrá el golpe de años atrás, pero el entorno le acompaña, el palabrerío también, lo mismo que un recorrido lleno de dificultad, que premia el fondo y la resistencia, una marea en la que Nibali se maneja muy bien.
Y por si fuera poco el clima, añadiendo incertidumbre en un Giro versión de otoño en el que, salvo explosión inédita, seguramente veremos a Nibali en la puja hasta el final.
Imagen: FB Giro d´ Italia
Ciclismo
El segundo Giro de Nibali fue «darwinismo» puro y duro
Publicado
2 años atrásen
21 de mayo, 2020Por
Iban Vega

El final del Giro 2016 es la obra cumbre de Nibali
Hay una carrera en los tiempos recientes que explica lo que es resilencia, no morir nunca, no bajar los brazos, no renunciar: sí es el Giro 2016, el segundo Giro de Vincenzo Nibali.
En los revivals de la corsa rosa que Eurosport nos sirve estos días, hemos revivido la recta final de aquella edición, la recta final más descacharrante que hemos tenido la suerte de vivir y recordar de estos tiempos que muchos tildamos de aburridos.
Pero el plomo de los tiempos presentes, tiene contrapesos, y a veces llegan como quien no lo espera ni lo prevé.
El saldo, a 48 horas de llegar a Turín, porque aquella edición moría en el ombligo piamontés, era de Nibali más allá de los cuatro minutos de un líder frío, duro, sólido, sin fisuras llamado Steven Kruijswijk.
Cuatro minutos largos y Esteban Chaves, en su mejor versión, por medio.
Esa era la foto que separaba a Nibali de su segundo Giro, nada que ver con el primero que ganó por KO de los rivales, rotos por el siciliano y las temperaturas extremas.
Como diría Charles Darwin «no es mejor aquel que es más fuerte y sí quien se adapta al medio» y Nibali en la adversidad es un ciclista sublime
La cosa empezó en el Agnelo, con el llorado Scarponi por delante, y el propio siciliano descolgado una vez se adivinaba la cima, allá arriba.
Chaves tiraba del líder y Alejandro Valverde, hasta que Nibali surge de atrás y empieza a acelerar el ritmo.
No era violento, era machacón, constante, convencido del objetivo.
Quizá entonces no lo supiera, quizá trabajara para desplazar del podio a Valverde, pero Nibali estaba cimentando su segundo Giro.
Kruijswijk no cejaba no pestañeaba, era una roca, encajaba los golpes con una natural superioridad aparente que sólo él, en su seno, podría sentir resquebrajarse.
Esos cambios fueron el caldo de cultivo, luego vino el descenso, largo, larguísmo, con neveras de metros de nieve a los lados: toda la fortaleza del líder neerlandés se heló con el paisaje.
Y así acabó estampado en aquella pared, para desencadenar el desastre.
Entonces empezó el baile, Scarponi espera a Nibali, Rubén Plaza a Chaves, los huecos se abren, el líder se hunde, Valverde comprueba que la exactitud suiza de Astana y Orica no se da en su equipo…
Aquel Giro de Movistar fue memorable.
Nibali deja a Chaves y gana en Risoul
El colombiano es maglia rosa pero en insuficiente, al día siguiente entre Francia e Italia, en Nibali le remonta para ganar su segundo Giro.
Una etapa memorable, un fin de carrera increíble, el motivo que hace de Nibali el ciclista más admirado de su generación, porque sin ser más fuerte, en el mano a mano que Contador, Froome, Nairo y otros se ha granjeado un palmarés de culto que firma él, sólo él.
Este año optará, esperemos que sí al tercer Giro, entretanto poneros aquellos días como asidero al que agarrarse en este presente tan lamentable que nos ha tocado padecer.


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