Primoz Roglic
El tren de Roglic en el Tour ya pasó
Publicado
2 años atrásen
Por
Iban VegaNo tememos que Roglic ya no tiene el Tour a su abasto
No, no queremos enterrar a Primoz Roglic, ni sus opciones en el Tour, esto es una divagación, una teoría mal escrita, basada en sensaciones que creemos posibles sobre la suerte del esloveno en la mejor carrera del mundo.
Que prisa con enterrar a Roglic y focalizar todo en el tour, que tanbien se necesitan lideres en el Giro y Vuelta.
— Gorgo Gongora (@gorgogtp) July 20, 2021
En la primera semana del Tour, tuvimos la suerte de hablar con Borja Cuadrado desde el mismo cogollo de la carrera, sobre la impresión que nos causaba el futuro del esloveno.
La conclusion, tanto suya, como nuestra, es que esa tarde, en La Planche des Belles Filles, Primoz Roglic vio el tren del Tour pasar ¿para siempre?
Sinceramente, nos gustaría que no fuera así, pero creemos que sí, que ese barco ya partió.
Si algo nos sugiere Roglic, es que hablamos de un profesional excelente, sencillamente único, un corredor que entiende perfectamente cómo funciona el negocio, las servidumbres que implica y los problemas que emergen.
La grandeza con la que Roglic encaja todos los reveses que le propicia el ciclismo está fuera de toda duda
En el último año ha dejado todas las carreras francesas en las que ha tomado parte con una decepción sonora, bien fuera por caída, desde el Dauphiné a París-Niza o este mismo Tour, o por derrota, el pasado Tour.
La mala suerte no es eterna, Roglic en el Tour ya ha volado alto, ha ganado etapas, vestido el amarillo y pisado el podio pero sinceramente creo que el primer puesto lo tiene muy complicado.
Nos dijo Boja que en la crono final del año pasado, las trayectorias de Pogacar y Roglic se cruzaron.
La del primero sobrepasó al otro, y es complicado revertir esa tendencia.
Incluso con Roglic en liza, hubiera sido muy complicado para al ya bicampeón del Tour de Francia
Contener a Pogacar en La Romme y Colombière, creo que no está al alcance de nadie ahora mismo en el pelotón, ahí no quedaba otra que contener daños ante el huracán de Tadej.
Si la lógica se mantiene, el margen de mejora de Pogacar no tiene nada que ver con el de Roglic.
Éste trabaja como nadie, es metódico, un rodillo y tiene un equipazo alrededor, pero hay cosas que la naturaleza tiene por la mano, a los 31 años no se mejora como a los 22, por mucho que no sabemos cuánto puede crecer Pogacar yendo como va.
Luego está el equipo, a Roglic le crecen los rivales en el mismo seno del Jumbo, que se rehizo de forma admirable ante todas las desgracias del Tour.
Tras ser segundo, Jonas Vingegaard tendrá sus prioridades y nos parece ahora mismo el ciclista con más potencial del mundo, pues lo suyo le vino heredado, sin tenerlo planeado y supo gestionarlo de forma notable.
Y no sólo eso, no paran de subir gente al tren de favoritos y aspirantes al Tour.
Egan Bernal no estuvo presente, todos esperan la explosión definitiva de Remo Evenepoel y alguno que siempre aparece.
Roglic lleva tiempo delante, sobrevive a una generación que ha dejado claro que Thomas, Landa, Nairo, Dumoulin, Froome y otros tantos que dominaban hace tres años lo van a tener crudo en el futuro.
Y en medio de esa generación -Pogacar, Van Aert, VDP, Bernal- Roglic no podía pretender ganar un Tour sin un ataque que sea digno de recordar.
Su profesionalidad enamora, su forma de correr no siempre, y en este contexto, un cambio de chip se impone.
La admiración que se ganó con su etapa final en Itzulia superó todo el Tour 2020.
Pero que el bosque no nos impida ver el cielo, que creamos que el tren del Tour partió para Roglic no significa que el esloveno no sea un ciclista top, con un palmarés top, que seguro que seguiremos disfrutando, por que siempre que se pone un dorsal, entra directo a ser parte de la terna de favoritos.
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Primoz Roglic
Roglic acierta yendo al Giro
Publicado
1 mes atrásen
23 de diciembre, 2022Por
Iban VegaPara Roglic el Giro 2019 también supuso una dolorosa derrota
En el reparto de caramelos del Jumbo Visma para 2023, la esperada vuelta de Primoz Roglic al Giro de Italia es un hecho.
Me alegra ver al esloveno recuperado, de nuevo en la bicicleta en la previa de la temporada, por Levante, acompañado en la foto por Van Aert y Vingegaard.
Roglic en el Giro, sumado a Remco Evenepoel, le da cartel a la primera grande de la campaña, habitualmente la más bonita de las tres, cosa que sigo pesando a pesar de flojísima edición de 2022.
Con Vingegaard como líder indiscutible para el Tour, aunque acompañarse de un segundo como Primoz siempre es bueno, no veía encaje a Roglic en Francia, la verdad.
No quiero pensar que Roglic no vaya a optar nunca más a ganar el Tour, pero se me hace complicado verlo en ese nivel, cuando el gran rival ya no sólo sería Pogacar, pues le ha salido otro en el seno del equipo.
Roglic tiene en el próximo Giro un recorrido a su manera, con unas cronos decentes y una montaña en la que ya ha demostrado saber manejarse.
Otra cosa es el Jumbo que le acompañe, muy importante en Italia, pues las trampas suelen ser habituales y Roglic lo sabe.
En el Giro de 2019, el esloveno parecía seguro ganador, saliendo de San Marino y su crono no veíamos a otro tan claro, pero le cayeron un par de tostadas curiosas en las que el equipo podía ser clave.
Primero para controlar el certero ataque de Richard Carapaz hacia Courmayeur.
Roglic no tuvo gente potente para ir a por él, e incluso e tocó jugar al póquer con Nibali en una caza tan estéril como desastrosa.
Recordad también el talegazo que se da en la jornada de Como, cuando el italiano quiso ponerle a prueba.
Ese año Roglic llegaba, a mi entender, pasado al Giro, con mucho ganado por el camino, pero muy justito al final.
Pero de aquel corredor al actual, han cambiado muchas cosas, entre otras que ha ganado tres Vueltas que le dan una experiencia tremenda para lo que se le viene.
Además, entre Primoz y Remco hay asuntos pendientes…
Primoz Roglic
Top2022 Roglic, rey de corazones
Publicado
2 meses atrásen
8 de diciembre, 2022Por
Iban VegaLos umbrales de sufrimiento y excelencia de Roglic se tocaron este 2022
La imagen final de Primoz Roglic de 2022 pertenece a una torrida sobremesa extremeña, hecho unos zorros, mirada perdida, sangrando cual talla barroca, sentado ante una valla de la Vuelta a España.
Había jugado su última partida, se fue al suelo de forma más increíble -creo que Wright poco o nada tuvo que ver- y se había ganado nuestros corazones, era el rey de corazones.
Recuerdo la primera Vuelta que gana Roglic, hace tres ediciones, cuando desde ciertos medios le tachaban de distante y frío.
No me gustó entonces aquella versión que se vendió de él, pues creo que esta gente ejecuta un trabajo con mayor o mejor tino, y se va a su casa, con los suyos, a resteñar heridas y disfrutar los éxitos.
Sin embargo, a nadie le amarga un dulce, y si un campeonissimo como Roglic le añade calor, una sonrisa y una pizca de cercanía, pues mejor.
¿Cuándo empezó Roglic a ser el rey de corazones?
Creo que aquella tarde La Planche des Belles Filles, desencajado, con casco torcido, nos empezó a ganar por ese lado.
La erótica del perdedor podríamos decir, pero en su caso hay más, mucho más.
Primero y ante todo, esa capacidad de rehacerse en el segundo cero de la desgracia, desde el mismo centro de la tragedia, Roglic empieza a ganar la siguiente carrera.
¿Podrá Roglic volver a ser el que era después de este 2022?
Yo diría, sin dudarlo, que sí.
Si miramos atrás, no hay sido tan malo el año que acaba, no al menos en la estadística, pues Roglic arroja dos triunfos que eran dos granos en su camino, París-Niza y Dauphiné.
Esta vez no hubo «last call» en caídas, no mediaron ni en marzo no en junio, pero sí hubo jornada final de zozobra en Niza, con Van Aert salvador, y la sensación que Vingegaard ya volaba en el Delfinado, como diría Alix, al extremo que no quiso hacerle sorpasso a su compañero esloveno.
Ahí, en la estadística Roglic apuró bien, otra fueron las sensaciones.
Cuando creíamos haberle visto sufrir todo lo sufrible y rehacerse todo lo que daba, la carretera le volvió a poner a prueba.
Como ya dijimos hace unas semanas, y repetimos, Roglic fue la clave de la jornada del Granon para empezar a minar la fortaleza de Pogacar en favor de Vingegaard.
Conociendo al personaje, sabíamos que cuando arrancó en la coronilla del Télégraphe, éste no iba a parar hasta el final, con la certeza que estaba ejerciendo la única jugada posible para acabar con el dorsal número uno.
Me dijo Sepp Kuss que posiblemente minusvaloraran a Pogacar en el Tour 2020, esta vez no iba a ocurrir lo mismo.
Poned las cosas en contexto, el etapón del Granon de Roglic a favor de Vingegaard se ejecuta con el esloveno arrastrando heridas y lesiones del pavés, las mismas que le hicieron abandonar el Tour, empezar la Vuelta mermado y acabar en el quirófano este otoño.
Éste es Primoz Roglic, incluso cuando las cosas, en lo personal, no marchan.
No le veo ganando el Tour, y me duele escribirlo, pero dicen que el ciclismo pone a cada uno en su sitio, tarde o temprano, si eso es cierto, no dudaría en decir que querría verle en lo más alto de París.
Imagen: A.S.O.- Pauline Ballet
Primoz Roglic
Muchos firmarían la temporada de Primoz Roglic
Publicado
3 meses atrásen
23 de octubre, 2022Por
Iban VegaAunque sin una grande, la temporada de Roglic no ha sido mala
La estadística lo dice, las sensaciones también, la temporada de Primoz Roglic no ha estado al nivel de las anteriores, ni siquiera, en las expectativas creadas.
Eso es un hecho, objetivo y subjetivo al mismo tiempo, como lo es que, como contrapunto a lo dicho, el esloveno ha logrado cuajar una campaña en la que ha tirado abajo hitos que seguro en su balance personal le satisfacen.
Sigo creyendo, y lo dije el año pasado, que Roglic no va a ganar nunca el Tour de Francia, y os juro que me gustaría equivocarme, pues sinceramente lo merece.
La suya es una de esas carreras grandes que posiblemente no se culmine con la carrera más preciada, pero ello no significa que no esté entre los mejores de siempre.
Como digo lo merece, por cómo corre y ha evolucionado, por la competitividad que presenta y aunque sólo fuera por la edición que se le escapó hace un par de años, en una de las historias más duras que hemos visto en vivo y en directo estos años.
Quiero pensar que no sentenciaron más a Pogacar porque en el fondo no les quedaba tanto como nos parecía de fuera, y eso que Sepp Kuss me admitió no hace tanto que le infravaloraron.
Aquello, no obstante, es pasado, doloroso pero pasado, aunque no sé si muy doloroso para Roglic, quien sabe trazar línea gruesa sobre las desgracias, ir a casa a restablecerse y volver a ser el que era.
Este año, como digo, no ha sido el mejor numéricamente, no ha repetido en la Vuelta, no ha optado al Tour, pero al menos en éste se puede arrogar el papel de decisivo cuando empezó el baile en la Télégraphe para poner al rey Tadej en jaque.
Roglic ese día fue decisivo en el engranaje del Jumbo
A pesar de venir tocado del pavés y con desventaja, sabía Pogacar que dejarle ir tan lejos de meta, pero con Van Aert por delante, podía ser una locura.
Como dijimos el otro día en la charla a tres sobre el top 5 de la temporada, Vingegaard gana el Tour merecidamente, pero Roglic y los Jumbo contribuyen mucho a ese éxito.
Para Roglic el Tour 2022 creo que es la constatación que hay trenes en la vida a los que hay que subir sí o sí.
A la rivalidad con Pogacar, le surge el nuevo ganador de la mejor carrera en su propio equipo, un golpe complejo de gestionar, sin duda, como esas lesiones que arrastra hace tiempo y que le han llevado a un reset total este invierno.
La gota que colmó el vaso fue la Vuelta y la forma de abandonarla, en shock, tras una caída desgraciada en pleno éxtasis de un soberbio ataque que, sinceramente, anunciaba un final de carrera muy prometedor.
Nadie dejó de ponerse esa tarde en su piel, auténticamente roto por una caída de la que el magnífico ciclista que es Fred Wright poco tiene que decir, pues fue Rogla, desgraciadamente, quien creo que yerra en cogerle la rueda y asegurarse un afilador «mortal».
Antes de todo esto, Roglig metió dos generales que hablan de su categoría, despachó París-Niza y Dauphiné, en dos carreras que ya debían estar en su palmarés si no fueran por las caídas que siempre le han perseguido.
Y es que, viendo ambas pruebas en su vitrina, más lo decisivo que fue el Tour y lo querido que resultó en la Vuelta, no podemos decir otra cosa que muchos ya firmaban una temporada así.
Primoz Roglic
Las lecciones de Primoz Roglic exceden al ciclismo
Publicado
5 meses atrásen
7 de septiembre, 2022Por
Iban VegaRoglic hace del ciclismo una moraleja diaria
Hace unos días, por motivos vacacionales, pude estar en el trampolín de saltos de esquí de Innsbruck, uno de los cuatro del gran torneo de invierno y pensé en el Primoz Roglic anterior al ciclismo.
Aquella pendiente imposible, hay una carrera estival en la que trepan por ella, ese vértigo, esa caída, el salto y un aterrizaje del que parece un milagro salir vivo.
Primoz creció, deportivamente, en ese entorno e incluso tuvo, creo recordar, una caída grave.
Un deporte que levanta pasiones, del que, me imagino, sólo vivirán unos cuantos, que fomenta virtudes que creo ahora el ciclista empieza a afinar.
Recuerdo artículos en la primera Vuelta que gana Roglic hablando de su carácter, como frío y distante con los periodistas, sí, de ciclismo, que son una especie más que curiosa.
El otro día, asistiendo al final en Cistierna, aprecié una situación muy diferente.
Una vez los ciclistas habían cruzado la meta, una vez habíamos visto el éxito de Jesús Herrada, los ciclistas, poco a poco, empezaron a desfilar en sentido contrario a la marcha de la etapa hacia sus autobuses.
La ovación que se llevó Roglic fue brutal, la más sonora
Reconocí a Urán, a Valverde, a Chaves, a Nibali, pero el esloveno se llevó los decibelios del respetable.
Vengo a decir con todo esto que pocos deportistas se han ganado el aprecio de un público tan de los suyos como Primoz Roglic,
Nada que ver con esa imagen fría y seria que se nos vendió hace tres años.
Roglic es querido en España, se lo ha ganado a pulso, demostrando diariamente el cariño y respeto que le tiene a la Vuelta, por eso cuando en Tomares se pega esa hostia en la recta final, la sentimos como nuestra.
Me dijo hace poco George Bennett que el ciclismo es un deporte tan inestable que te hace humilde sí o sí.
En la llegada de la primera etapa de la tercera semana de la Vuelta a España lo hemos visto con el esloveno.
La mala suerte no respeta ni al número uno ejecutando un ataque inesperado.
Al final Roglic no continúa en la Vuelta, sea como fuere poco nos podía demostrar, han sido tantas las veces que le hemos visto roto y ensangrentado, que verle de nuevo en liza no nos sorprendería.
En sus espaldas recaía gran parte de la emoción en lo que queda de Vuelta, eso es una realidad, como que este tipo es una lección de vida sobre la bicicleta.
Dijo Dumoulin que en sus momentos más bajos, Roglic nunca le juzgó, nunca le cuestionó, en todo caso le apoyó en cada paso que ha ido dando.
Su personalidad trasluce una capacidad de levantarse poco propia en el ciclismo que conocemos, incluso leyendo sobre las lesiones que va arrastrando desde la Itzulia y que su equipo, según la versión de su galeno, no se toma en serio.
Cuando cerremos el libro de la historia de Roglic en el ciclismo, cuando el competidor pase a ser persona de a pie, podremos echar mano de historias que seguro en nuestro día a día valdrán su peso en oro.
Imagen: Unipublic / Charly López
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