Ciclismo de carretera
Alaphilippe o cómo honrar el arcoíris
Published
1 mes agoon
By
Iban Vega
En las horas previas a la Strade, podemos decir que a Julian Alaphilippe el arcoíris le ha sentado genial
En el ciclismo todos acaban más pronto que tarde mirando y creyendo que la suerte de los mejores se resume en una carrera, un color y tres semanas, el Tour, pero quien aprecia el buen ciclismo sabe que hay una prenda icónica, la maglia rosa, y una mágica, el arcoíris, la que saca a pasear estos días Julian Alaphilippe.
Y es que el arcoíris es el icono ciclista por excelencia, que aparezca en cualquier camiseta, gorra, bocamanga… se sabe que se habla de ciclismo, que es ciclismo.
Por eso es importante que quién lo lleve lo honre, lo ponga donde merece.
Por eso es importante que Alaphilippe lo sitúe en lo más alto
Ya sabemos que no le ha dado el mejor triunfo, pero lo puso en los ojos de todos tanto en Flandes como en Lieja, días que no acabaron bien para él, pero sí para la prenda.
Como en la primera de Provenza, el día del debut, o en la Het Nieuwsblad, surcando adoquines como si lo hubiera hecho de por vida.
Honrar el arcoíris, Alaphilippe lo está haciendo, mirando atrás, otros no tuvieron suerte, como Mads Pedersen que lo lució poquito por la pandemia, aunque sus gotas de corredor trascendente recuerdan que mereció esa franja que conquistó en Yorkshire.
Alejandro Valverde corrió estresado durante buena parte de 2019 por saberse con un peso extra al verse con ese maillot, sin embargo, acabó siendo protagonista de una de las mejores Vueltas que le recordamos, fue segundo al final, sí, pero por el camino le dio a la hinchada un alzado de brazos en Mas de la Costa que se cotiza por tres, si vas vestido así.
En la década más reciente, nadie lució tanto y tan bien el arcoíris como Peter Sagan.
Ahí quedan improntas cruzando la meta de Roubaix y Oudenaarde primero y en irisado… las llegadas en el Tour y otras tantas que ponen al genio eslovaco como el referente para Alaphilippe.

Josh Hallett from Winter Haven, FL, USA
Por que no siempre el arcoíris fue una prenda amiga, ya sabéis aquello del maleficio, éste le pasó factura a algunos, a otros no tanto, Kwiatkowski lo sacó en la meta de la Amstel y Mark Cavendish en el primer trenecito del Team Sky hacia el Tour d Wiggins, el mismo que vestido de amarillo ayudó a ganar en París.
No le fue tan bien a Rui Costa, nunca volvió a ser el de 2013, salvo momentos puntuales, y Philippe Gilbert lo logró sin más el título, un broche que entonces faltaba a su carrera, pues esos años de BMC no fueron los mejores para el belga.
En todo caso, sólo mirando los diez últimos años, vemos que el arcoíris no es sencillo de gestionar, puede ser un losa o un «cohete en el culo», para Alaphilippe, por el momento, parece lo segundo, esperamos más.
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