El ciclismo que representa Vincenzo Nibali sigue vigente
Ayer leí en el muro de un buen lector de este mal anillado cuaderno una reflexión sobre Vincenzo Nibali que compartimos al 100% sobre la justicia y reconocimiento que merece el italiano.
En efecto, Vincenzo Nibali no puede ganarse más que el resto y admiración por lo que es y logrado.
Recordaréis el Tour de hace tres años.
Coincidían en Francia los cuatro grandes corredores del momento. Tomaban la salida por Utrech: Nairo, Froome, Contador y Nibali, dorsal uno a la espalda.
Para calibrar la grandeza de ese cuarteto, a día de hoy 18 grandes vueltas, si tenemos presente que Froome sigue pendiente de lo suyo.
A ese balance Vincenzo Nibali contribuye con cuatro, por las siete de Contador, cinco de Froome y dos del colombiano.
Optar a una gran vuelta te hace especial, ganarla, único, repetir, un elegido, repetir tantas veces un privilegiado de los elementos.
Vincenzo Nibali está en ese nivel.
Y sin embargo, todos le mirábamos como el patito feo de aquel fastuoso cuarteto, como el ciclista que, mano a mano, a pelo, podría hincar la rodilla el primero.
Pero Vincenzo Nibali, como otras tantas veces, no acostumbra a desistir. Al contrario, tiene la facultad de estar siempre donde hay que estar.
Porque estando siempre ahí, es muy complicado que el éxito se te escape.
Así las cosas, Vincenzo Nibali aúna el palmarés de sus compañeros de generación, pero lo mejora con un respeto por el ciclismo de un día que ha hecho cima en esta Milán-San Remo.
Sólo mira atrás a 100 metros de la llegada.
El resultado de esta edición de la Classicissima es la justicia deportiva plasmada en cinco kilómetros de auténtico lujo, un regalo a merced de los más grandes.
El ataque, la cadencia, el descenso, la fe en el interminable último kilómetro, como aquel día que dijimos que nos recordó a Merckx & Hinault en el adoquín veraniego, Nibali nos ha traído a la memoria los clásicos, los más clásicos.
Vincenzo Nibali olvidó descensos dramáticos como Morzine y Rio de Janeiro
Así entendemos el ciclismo redondo que practica el italiano que ha demostrado centrarse en lo que importa, cogiendo forma, acumulando kilómetros en Tirreno, ajeno a la pelea por una general que ya tiene dos veces en su palmarés.
Dejando para otros eso de los favoritos cinco estrellas que tanto gustan marcar en La Gazzetta.
Nibali representa el ciclismo que respeta las tradiciones, que no se mide en SRM y sí en sensaciones y flor de piel, que no se encasilla, porque todo es ciclismo, el Tour, la Vuelta, San Remo, Lieja, Tirreno…
Todo cuenta, todo suma, aunque no todo igual y el cariño a los monumentos de Vincenzo Nibali viene de lejos, de aquella Lieja que perdió cuando la tenía a tocar, de la San Remo en la que Gerrans y Cancellara le dejaron tercero.
Viene de aquellos momentos y se plasma cuando en Lombardía, como hacía Lucien Petit-Breton anticipando su ataque con alaridos, dice que va a atacar, ataca y gana.
Es un ciclismo alejado de toda lógica y algoritmos que nos marcan otros favoritos y nos esquivan los clásicos.
Nibali sigue ahí, tanto tiempo de después: cuatro vueltas, tres monumentos, muchos triunfos, miles de emociones…
El privilegio de la historia le contempla.
Imagen tomada del FB de Milano Sanremo
INFO
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Cesar Tovar
18 de marzo, 2018 En 15:53
Exente articulo, no podia quedar mejor plasmado lo que es y lo que representa el Tiburón para el ciclismo moderno, sencillamente uno de los pocos si no el ultimo que aun corre a la antigua