Ciclismo antiguo
Nibali fue Merckx e Hinault al mismo tiempo
“Los adoquines están ahí y son parte del juego” Christian Prudhomme el día de la presentación del Tour de Francia de 2014.
Ya pasó, ya está, ya pueden conciliar el sueño. Fluyó húmeda y peligrosísima la jornada de adoquines y el Tour ya piensa en mañana. ¿Balance? Pues espectacular, si nos dejamos llevar por la emoción, y trascendente si vemos la carrera en su conjunto. Hubo un ganador de etapa, Lars Boom, por fin en el lugar donde se le presumía, pero hubo otro ganador, moral, espiritual, díganle como quieran, que se llama Nibali, Vincenzo Nibali, un ciclista mayúsculo que sacó petróleo del caos. Es decir como siempre. Por cierto, de ese caos no tomó parte Chris Froome, atosigado a caídas, cuando ni siquiera habían empezado los adoquines.
La historia nos habla de ganadores y perdedores en esta suerte de lotería que nadie obliga a ponerla en el mapa. La primera vez que la carrera pasó por aquí fue en 1919 y el desafortunado Eugène Christope perdió dos horas y media para buscar una forja que arreglara su maltrecha horquilla. El adoquín fue paisaje habitual en el Tour de los sesenta y setenta.
En los anales contrastó la actitud conservadora de Anquetil, siempre al cobijo de Stablisnky, frente a la agresividad de Merck, para quien cada día era una guerra como si no hubiera un mañana. Hoy el prudente fue Alberto Contador, comedido, quizá demasiado, escondido con sus gregarios como Anquetil con Stablinski, y dejándose un tiempo que puede ser precioso, lo que queda dictará sentencia si bien me temo que este Nibali rueda como nunca lo había hecho.
Pero si un “personaje Tour” estuvo íntimamente ligado a este paraje fue Bernard Hinault. En 1979 en la etapa Amiens-Roubaix, Hinault pincha en una alfombra de adoquines y acto seguido Zoetemelk ataca. La confluencia de intereses hace que Hinault colabore con Kuiper para llegar a sólo dos minutos del abuelo neerlandés. Como dijo Anquetil “hoy Hinault ha ganado el Tour por minimizar pérdidas”.
No obstante si por algo se distinguió el bretón fue por una mala hostia sin igual por eso quiso cobrarse venganza ante el adoquín y al año, otra vez con Kuiper de aliado, entró a saco en las sabanas de pavés y salió ganando. Hinault empezó el día amenazando huelga a la organización a la que finalmente acabaría perteneciendo y lo acabó triunfando sobre los pedruscos. Paradójico. Hoy Hinault, y también Merckx, ha sido Nibali, excelso y muy bien acompañado, con gente como Westra que merece una generosa subida de sueldo por esta etapa y por su campaña.
En tono intermedio el resto de favoritos. Salvaron la papeleta casi todos, pues casi todos estuvieron en la horquilla Nibali-Contador, si bien fue destacable la rapidez en el cambio de planes que ejecutó el Team Sky con Richie Porte. Lejos de lamerse las heridas de la pérdida de Froome, se pusieron con ese generosísimo ciclista llamado Geraint Thomas a ejercer como dignos ganadores de las dos últimas ediciones del Tour.
Hay carrera, hay Tour. “Vive
le Tour”.
A vueltas con los adoquines
El arranque de la jornada desde Ypres estuvo marcado por la supresión de dos tramos de adoquín por parte de la organización. Adujeron malas condiciones, lluvia a mares e impracticabilidad del terreno. Bien, se puede entender. La organización del Tour de Francia velando por la seguridad del ciclista. Es incluso hasta loable sobre todo si los antecedentes acompañaran a tan sibilina decisión pues creo que en el fondo lo que había era un canguelo impropio de la mejor carrera del mundo de perder dos o más grandes nombres al cuarto día de la carrera. En esta decisión la hostia que se pegó Froome camino de Lille creo que acabó de cuadrar el círculo.
Si uno ve la tradición de Roubaix y recuerda sus mejores jornadas, siempre tendrá en mente esas estampas de ciclistas cuya silueta es una sábana de barro producto de jornadas marcadas por la lluvia y la adversidad. Con ello no quiero decir que no se omitan los peligros, pero igual que ASO potencia la leyenda del infierno del norte, respetando íntegramente una Roubaix, a pesar de lo complejo de las condiciones, no veo motivo para quitar tramos en el Tour.
Si tu apuesta pasa por meter una carrera de tres semanas en terrenos de clásicas –y ojo porque la jornada de Sheffield no tuvo lluvia- hay que mantenerla hasta el final a no ser que una hecatombe, que al parecer no fue tal, impida el normal desarrollo de la prueba. Luego está el debate de si se deben incluir o no estos tramos en el Tour, algo que a mi modesto parecer está plenamente justificado por el exotismo que le imprimen a la carrera y porque, parafraseando a Prudhomme, los adoquines están ahí y son parte del juego.
#fact El primer gran damnificado del pavé ela historia del Tour, Eugène Christophe fue en 1919 el primer ciclista en vestir el maillot jaune.
#àdemain El Tour se toma un respiro enfilando hacia los Vosgos, próxima estación digna de mención. Casi 200 kilómetros casi llanos para poder ver el posible cuarto triunfo de Marcel Kittel en Reims.
Foto tomada de @burritabike
Ciclismo antiguo
100 años de Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz fue el primer español en pisar el podio del Tour
Cuando Bernardo Ruiz nació, ayer hace 100 años, España en pleno periodo de la dictadura conducida por Miguel Primo de Rivera en conexión directa con el el rey Alfonso XIII, el último monarca antes de la irrupción de la segunda república.
En Orihuela, Bernardo Ruiz daba sus primeros pasos, los de un un pionero que abrió el camino para el ciclismo español en competiciones internacionales, primer podio en el Tour, en un contexto muy diferente al actual, puesto que en su época el ciclismo en España estaba en la prehistoria.
Desde joven, Ruiz demostró su talento.
Empezó a ganar competiciones importantes como la Vuelta a España en 1948 y la Volta a Catalunya en 1945, con 20 años. También ganó varias veces el Campeonato de España y la Vuelta a Valencia.
Pero lo más destacado de su carrera fue su participación en el Tour de Francia, el gran escaparate y restablecido tras el parón por la Segunda Guerra Mundial.
En 1951, Bernardo destacó en el Tour al ganar dos etapas y quedar en noveno lugar en la clasificación general, lo cual fue un gran logro para un ciclista español en esa época.
Al año siguiente, en 1952, logró el tercer puesto en la clasificación general del Tour, convirtiéndose en el primer español en subir al podio, fue el primero de una lista larga y fecunda en nombres que vienen hasta hace bien poco.
Este logro fue muy importante para el ciclismo español, que en ese entonces no tenía mucho reconocimiento internacional.
Además, Bernardo siempre destacó la figura de Fausto Coppi, el ciclista italiano que para él fue el mejor de todos, por su talento y versatilidad tanto en carretera como en pista.
Después de catorce años de carrera, Bernardo Ruiz decidió retirarse en 1958.
Su legado en el ciclismo español es enorme, pues fue el primero en lograr un podio en el Tour y abrió las puertas para que otros ciclistas españoles pudieran destacar en el ámbito internacional.
Por todo, Bernardo Ruiz fue un ciclista clave en la historia del ciclismo español, especialmente por su papel en el Tour de Francia, y su legado sigue muy vigente desde la expo que se le ha dedicado en su Orihuela natal.
Imagen: Córdoba Hoy
Ciclismo antiguo
DEP Emile Idée, el ganador de etapa del Tour de más edad
Fallecido a los 104 años, Emile Idée se hizo ciclista en plena Segunda Guerra Mundial
No hace mucho Federico Martín Bahamontes nos dejaba a los 95 años para dejar de ser el ganador de Tour vivo más viejo.
Estos días leemos que se ha ido Emile Idée, un exciclista francés de 104 años que con su etapa en el Tour de Francia a finales de la década de los 40, suponía el vínculo vivo más longevo con aquellos años de postguerra.
Como decimos, Emile Idée era el ciclista más veterano en ganar una etapa del Tour de Francia, y nos dejó a los 104 años en su casa, cerca de París.
Fue una figura destacada del ciclismo francés en los años 40, a pesar de que su carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial.
Idée se convirtió en profesional en 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial y los nazis ocupando Francia- y destacó como especialista en contrarreloj.
Ganó varios Campeonatos Nacionales y el desaparecido GP Nations, considerado en su época como el título no oficial de contrarreloj mundial.
Durante su carrera de 12 años, corrió para equipos como Alcyon-Dunlop, La Perle–Hutchinson y Peugeot-Dunlop. Además, compartió pelotón con leyendas francesas como Louison Bobet y corredores internacionales como Fausto Coppi y Briek Schotte.
Incluso quedó segundo en la París-Roubaix de 1948, detrás del belga Rik van Steenbergen.
Uno de sus mayores logros fue ganar cinco veces el Critérium Nacional, una de las carreras por etapas más prestigiosas de Francia. También fue el ciclista más longevo de la primera edición del Tour de Francia tras la guerra, en 1947.
El momento cumbre de su carrera llegó en 1949, cuando ganó la etapa 13 del Tour de Francia en un sprint final en Nimes. En una entrevista, Idée recordó haber intimidado a un rival italiano durante esa escapada, diciéndole: «Si intentas atacar, te doy una buena paliza«.
Aunque no se sabe si el italiano le tomó en serio, Idée demostró ser el más rápido y se llevó su única victoria en el Tour.
Se retiró en 1952 y luego abrió varias tiendas de bicicletas, viviendo el resto de su vida en Melun, cerca de París.
Emile Idée será recordado no solo como un gran ciclista, sino como un testimonio viviente de una era crucial del ciclismo.
Imagen: Journal L´Union
Ciclismo antiguo
DEP Pascal Hervé
Para mí, Pascal Hervé fue uno de los mejores ciclistas que sucumbieron en el derrumbe del equipo Festina
Imagen: Ciclismo a fondo
Ciclismo antiguo
La primera Vuelta a España de la historia
Cincuenta inconscientes tomaron la salida de la primera Vuelta a España
Pues ya estamos en los noventa años desde la primera Vuelta Ciclista a España.
Fue por estas fechas que unos cincuenta descerebrados se ponían en marcha desde la madrileña Puerta de Hierro.
Eran pocos, muy buenos, duros como rocas e inconscientes.
Eran lo que a la historia le llamaríamos la prehistoria, pioneros e impulsores de un deporte que por esas fechas causaba furor, lanzaba hordas a las cunetas, paraba fábricas, daba recreo a los niños y se sentaba en cualquier tertulia de bar.
El 29 de abril de 1935 nacía la Vuelta a España
Hace ochenta años, en un país hecho trizas ideológicamente, con la República, la segunda, en plena revisión y en vísperas de un conflicto que muchos consideraron la primera entrega de la Segunda Guerra Mundial, quedaban escasos quince meses para la Guerra Civil.
Los ciclistas que tan temprano se reunieron en Madrid salieron dirección a Valladolid para completar la primera etapa.
Luego camino al norte, paseo por la cornisa cantábrica y paso obligado por el ombligo de la España republicana, Eibar, de donde curiosamente habían salido todas las bicicletas que se usaron en esa edición, pues traerlas de fuera con aquellas comunicaciones era imposible.
Eibar era esos días un semillero de cambios y continuas cábalas.
Acaban de dejar la armería, en crisis por muchos motivos, y se habían centrado en juntar los mismos tubos pero para dar forma a bicicletas.
En la salida de la Vuelta, de la primera Vuelta, hubo una especie de subasta para ver quién equipaba la mitad internacional del pelotón, representada por un puñado de belgas entre los que estaba la gran figura de la edición, Gustaaf Deloor.
BH ganó la partida y se llevó las estrellas europeas. Ganaron la Vuelta.
En el otro lado, estuvo el pelotón español, encabezado por Mariano Cañardo a los mandos de una Orbea, la otra gran fábrica eibarresa que compitió por las vedettes belgas. Cañardo no ganó la carrera, estadísticamente hablando, pero fue el personaje que juntó todo tipo de personas para chillarle en la cuneta y apretar gajos de tiza escribiendo «Viva Cañardo» contra las terribles carreteras del momento.
Siguiendo con la carrera ésta continuó en dirección a Zaragoza, a las huestes del Club Ciclista Iberia y su antiguo velódromo en el que ganó precisamente Mariano, antes de entrar en Barcelona, donde la gente acogió la carrera con la locura que sólo Cañardo, ídolo del lugar, podía despertar.
Posteriormente camino de Levante, Granada, Sevilla, Extremadura y vuelta a Madrid previo paso por Zamora, a donde Cañardo llegó montado en la bicicleta de un transeúnte porque la suya no daba abasto a pinchazos y averías.
Aquel ciclismo de hígado y sangre nos resulta lejano, mucho en el tiempo, incluso en la mentalidad, pero sin embargo era auténtico y en muchos sentidos envidiable, no en el papel del ciclista, que pasaba auténticos calvarios, pero sí en el del espectador.
Era el ciclismo de portadas, el de litros y litros de tinta vertidos en papel, el de palabras airadas entre seguidores,… un ciclismo que ochenta años después anhelamos
Y ya que nos alineamos con efemérides, decir que hará cuarenta primaveras nació Ciclismo a Fondo, la revista con la que crecimos y alimentamos los sueños ciclistas de niñez.
La decana cabecera surgió con un imberbe Perico ganando aquella Vuelta en la que casi nadie se pone de acuerdo cómo se resolvió más allá de la certeza del resultado. Podríamos incluso achacarlo a la niebla y confusión de Navacerrada.
Obviamente no puedo menos que recomendaros mi libro, que por cierto se abre con lo que pasó tal día como hoy hace casi noventa años…
Imagen: Hemeroteca El Mundo Deportivo
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Francisco Bonilla
31 de julio, 2014 En 19:48
Lo que ha hecho Nibali en el lavé ha sido legendario y merecedor de ganar el Tour sólo con ese arrojo que ha demostrado en unas carreteras y un día dantesco. Ave, Vincenso.