Ciclistas
Tour, el inesperado rol de Mathieu Van der Poel
A falta de ambiciones personales, Van der Poel se ha convertido en el lanzador del Tour
Esperaba, y así lo escribimos al inicio del Tour en Euskadi, más presencia de ciclistas como Mathieu Van der Poel representando ese pelotón de cracks que seguro no llevarán el amarillo en París, pero que nos iban a dar buenos ratos.
Desde un inicio, por eso, los dos grandes favoritos y sus equipos, UAE y Jumbo, no han querido injerencias de todo aquel que no estuviera en el binomio dominador.
Sólo así se explica que las llegadas a Bilbao y Donosti se resolvieran entre los capos o muy cerca de ellos.
Desde el primer momento, camino de Bilbao, vimos que Van der Poel no estaba por la labor de entregarse a a la causa de buscar un imposible.
Conocedor del poder de Pogacar y Vingegaard, pasó de largo las hojas del libro de ruta por el Pais Vasco y empezó a barruntar otras etapas, más adelante.
Porque Van der Poel está bien, ha venido fino a este Tour, lo vimos en Bélgica y lo comprobamos en cada sprint que ha ganado Jasper Philipsen.
Me encanta la pareja que hacen ambos, Jasper y Mathieu, es un toma y daca, un «hoy por ti, mañana por mí» de manual asentando una simbiosis en la que ambos ganan.
Ya sabemos cómo se desarrolló la París-Roubaix, hicieron primero y segundo, y vemos cómo se entienden en lo que llevamos de Tour.
Van der Poel se ha consolidado como un lanzador excelso, sobresaliente y, ante todo, decisivo.
No voy a decir que ha dejado las victorias en bandeja a Philipsen, pero ha contribuido mucho.
Ha conectado con gente como Silvio Martinello, Max Richeze, Mark Renshaw o Michael Morkov en el arte de lanzar sprints, una suerte de coneguidor entre el camino y la velocidad perfectos para ganar etapas.
El rol de lanzador de Van der Poel ya lo conocíamos, pero en este Tour se ha hecho de dominio público, dejando por sentado que Alpecin no es Van der Poel y cía, al contrario, cuando al neerlandés se le pide arremangarse, lo hace y decanta la balanza.
Ahora a ver si piensa en él, y busca la gloria que hace dos años ya probó en el Tour vistiendo los míticos colores de su abuelo.
Egan Bernal
Egan Bernal y la Vuelta, la grande que le falta
Si Egan ganara la Vuelta tendría el tridente de grandes
Leo que Egan Bernal quiere ir a la próxima Vuelta para ganarla.
No es cualquier cosa.
El camino ciclista de Egan Bernal no acabó el día que supimos de su maldito accidente contra un bus, no acabó por suerte, y eso que nos temimos lo peor.
Su vida parece relativamente normal pero el lastre que esa caída le ha implicado lo apreciamos en la carretera.
Este año ha completado dos grandes, un exitazo y lo mejor es que en la segunda de ellas, en la Vuelta, Egan afirma haber acabado más entero que en el Tour,
Con esta vuelta a los grandes escenarios, queremos ver si el siguiente paso, estar ya delante, es posible para Egan Bernal.
No creo que se la juegue en un todo o nada, pues al colombiano la vida le ha vuelto a sonreír tras el horrible accidente que le sucedió, pero conociéndole, seguro que quiere estar otra vez arriba del todo.
Y la Vuelta es el objetivo que Egan Bernal admite de inicio, a casi un año de la carrera.
Un lujo para nuestra grande que sería histórico de salir bien.
Ganar la Vuelta, implicaría la triple corona para Egan Bernal y pasar a ser, por peso específico el mejor ciclista colombiano de la historia.
Sucedería a Lucho Herrera y Nairo Quintana, tres Vueltas en menos de 40 años.
Otra vez en el escenario en el que nos dio una gran tarde de ciclismo camino de los Lagos de Covadonga, cuando atacó y se llevó a Roglic sin mirar atrás.
Ojalá le fuera bien, lo firmaría ahora mismo, por mucho que la lógica nos diga que no lo va a tener sencillo si uno de los capos, ya sabéis quiénes, tomara la salida.
Egan Bernal sabe que su puesto en Ineos está condicionado por la explosión de Carlos Rodríguez, y que en el Tour la cosa está prohibitiva, pero sabe dar un paso al lado en el momento justo y crea el ambiente para volver a verle arriba.
Yo pondría mis dineros a su favor.
Ciclistas
Pogacar, Remco y Egan ¿qué ciclista tiene más carisma?
El carisma de un ciclista no se compra no siempre tiene que ver con la victoria
Una vez me dijo uno que sabe mucho de esto que el carisma de un ciclista puede venir por varios sitios, de nacimiento o cocinado por el camino, pero que si algo da carisma es ganar el Tour.
«En ese caso, eres carismático por defecto» me vino a decir.
Estoy de acuerdo con él, en parte, pues al final de los tres que he escogido, dos lo han ganado, pero el ciclismo reciente, el que todos tenemos más cercano, han habido campeones que han rebosado carisma sin necesidad de ganar el Tour tipo el recién retirado Peter Sagan, Mark Cavendish, Fabian Cancellara o los mismos Rigoberto Urán y Esteban Chaves, quien rezuma sonrisa e ilusión.
Incluso, sin ser un ciclista top en España, ta me gustaría que lo fuera, el mismo Íñigo Elósegui se ha ganado un rinconcito en el corazón de los aficionados con su cariño por lo japonés, sus clases de economía y la simpatía que reparte y de la cual disfrutamos, no hace tanto.
Dicho esto, me he aventurado con tres nombres para ilustrar el concepto que tengo del carisma en ciclismo, una cualidad que, después de haber entrevistado a muchos ciclistas, puedo decir que abundan.
Egan Bernal es un tipo que me encanta, desde el minuto cero además
Siendo tan joven, en el mismo inicio de carrera ya dominó la escena tanto dentro como fuera de la carretera.
Nos ganó entrando en aquellos abanicos en la París-Niza ente Rowe y Kwiatkowski, y nos completó fuera de la carretera, con esas explicaciones tan sencillas, tan directas y sinceras.
El colombiano ha vivido una pesadilla de lesión de la que va saliendo paulatinamente, sin esconder las dificultades, pero no disimulando el objetivo, volver a ser un ciclista capaz de volver a ser de los mejores del mundo, aunque nos cueste creer que es muy difícil.
Remco Evenepoel no ha ganado el Tour, yo creo que no lo ganará, pero el chaval tiene luz, las cámaras le quieren, las miradas le buscan, es el carisma en un ciclista elevado a la máxima potencia.
A mí personalmente no siempre me ha caído de pie, pero hay que admitirle que piensa como corre y se calla lo justo, dentro, fuera. antes y durante de la carrera.
Es un regalo, un reclamo para ver cualquier competición.
Y por último la luz de este deporte, Tadej Pogacar, cuyos rendimientos en carretera no ofenden porque fuera de la misma se muestra cercando, simpático y hasta con buen perder.
Es un excelente embajador para este ciclismo, no sé hasta qué punto se implica en las problemáticas del colectivo, pero la imagen que proyecta es eso, el carisma hecho ciclista.
Ciclistas
Indurain & Ganna, el cóctel imbatible del récord de la hora
La aerodinámica de Ganna con las capacidades de Indurain sería algo épico
Mirad la imagen de Filippo Ganna, septiembre de 2021, acababa de ser campeón olímpico con la cuarteta italiana e iba camino de ser campeón del mundo contrarreloj, por delante de Van Aert, mirad esa estampa, ese pliegue sobre sí mismo, el sueño húmedo de cualquier túnel del viento, de la cuerda del velódromo, ahora imaginaros esa estampa con el motor de Miguel Indurain.
Esa fábula que nos hace salivar es una de las conclusiones del documental sobre la Espada de Indurain y sus coqueteos con el récord de la hora, llegando al que Ganna marcó no hace tanto, por encima de los 56.
En pocas palabras el colaborador del del «mítico» Sabino Padilla, Iñigo Mujika, a quien invitamos al podcast, pero declinó por estar muy ocupado, hizo unas estimaciones de que si Indurain y Ganna fueran uno, el récord podría irse por encima de los 62 kilómetros a la hora.
Ojo, 62 kilómetros en 60 segundos, eso sería como un coche en la autopista cuando devora kilómetros por debajo del minuto, sólo que en una bicicleta.
Muchos fueron los condicionantes para que Indurain atacara un récord de la hora a lo que diera.
Su temporada, la mentalidad y en especial el físico y su escasa, curioso esto, experiencia en la pista
Y digo curioso, por que el navarro habría sido un pistard brutal, sólo con verle rodar en la carretera, con esa cadencia, ese poder pero también la privilegiada visión aérea que ejercía sobre la carrera.
En el equilibrio entre fisiología y aerodinámica, Miguel tenía lo primero
Ceñirse a una línea negra, la cuerda de la elispse, controlar la bicicleta en la entrada de las curvas, que no saliera disparado, y sobretodo acoplarse bien, sin que la rodilla no le diera en las costillas, fueron imponderables para que el récord se quedara en la parte baja de sus aspiraciones.
53 kilómetros y poco que en breve batirían Tony Rominger y en especial Chris Boardman.
Si el otro día, hablábamos del documental de Lemond, lo cierto es que éste de Movistar sobre Miguel Induráin, que ya tienen unos meses de existencia, es otro de esos tesoros que merece la pena echarle un rato estos días.
En esencia el récord de la hora fue algo así como el principio del fin del gran ciclista.
Primoz Roglic
Top2023 Primoz Roglic es el conseguidor
La temporada de Roglic vuelve a rozar el excelente
Nn ns engañemos, Primoz Roglic, esloveno, querido a más no poder por la afición, para firmar la nota máxima necesita el Tour, la general del Tour.
Él lo sabe, nosotros lo intuimos, en la lista de eslovenos queridos en el mundo no creo que haya más queridos que él.
Quizá el portero del Atletico o Pogacar, poco más.
El año que viene Primoz Roglic irá a por el Tour, la injusticia histórica que se perpetró en La Planche des Belles Filles hace poco más de tres años.
Mientras él va haciendo, que no es poco.
Roglic lleva en el listado de los mejores del año en este mal anillado cuaderno hace cinco temporadas, no es baladí.
Su forma de hacer es como la de un rodillo, gana hasta cuando parece que no le pone interés.
Como en la Tirreno-Adriático que firma a base de pancartazos, para alimentar su inmerecida leyenda.
En Italia consiguió duplicar, pero luego en la Volta en la que nos deleita con Remco, que si ataco, que si te sigo, que si paro, se quedó a una puñetera general de tener todas las grandes de de una semana en su palmarés.
Sólo le falta Suiza, y al parecer será su preludio de su Tour el año que viene.
Si lo logra, en eso, se diferenciará con Tony Rominger.
Porque hasta la fecha sigue los pasos y los quehaceres del helvético, incluso hasta en el Giro, una carrera que en 2023 no ha sido la más bonita, pero que fue ganada de la forma más in extremis posible.
La pena fue que se lo hizo al mismo Geraint, a las puertas del final en Roma, pero esa cronoescalada tenía tanta miga que sólo Roglic pudo desentrañarla.
Cierto es que hubo emoción hasta el final, pero qué emoción, verle sobrepasado por la avería casi al final, y sobreponerse con la adrenalina rebosando para hacerse con un rosa que era inapelable.
En la Vuelta, ya sabemos, se impuso la lógica de equipo, que no sé si la real de carrera.
Que Roglic respetara el liderato de Sepp Kuss fue de justicia en la intrahistoria del Jumbo, aunque no sé si en la propia de la carrera.
El año que viene más, y sin necesidad de responder ante nadie, Roglic volará solo ¿volverá a este listado de tops del año?
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