Thibaut Pinot
Thibaut Pinot nos representa
La sinceridad que Pinot le pone a un micro es algo muy poco habitual
La imagen que ilustra este artículo es de Thibaut Pinot en la salida de la famosa etapa del Iseran del Tour de 2019.
Recordaréis ese día por la escapada de Egan Bernal y la tormenta que cayó camino de Tignes, un día clave, decisivo para que el colombiano fuera el primero de esas latitudes en ganar la mejor carrera del mundo.
Pero, antes, mucho antes de lo que recordamos, Thibaut Pinot dejaba la carrera entre lamentos por un dolor de rodilla que le impedía seguir en el Tour que llegó a tener a tiro.
De aquellos días, viene la última victoria de Pinot, en la cima del Tourmalet, en una infumable llegada al sprint a la cumbre más emblemática del ciclismo.
Desde entonces, cada vez que hemos sabido de Thibaut ha sido por sus dolores de espalda, por sus dudas para volver a la competición,…
Pero hete aquí que en el Tour de los Alpes ha vuelto a la palestra y de qué forma, casi ganando en la primera llegada en alto.
Una victoria que evitó Miguel Ángel López en persona, que retoma su palmarés con Astana, un equipo inédito en la temporada, pues no ganaba desde el día de San Valentín en Jaén.
Es un quejica que no hace más que echar la culpa a los demás. Insufrible me parece
De la escuela francesa de llorones, con Leblanc y Heulot a la cabeza.— Raúl BH (@raulboro) April 21, 2022
Luego vino la entrevista, y la reacción lacrimógena de Pinot, una reacción que, a pesar de algunas cosas que hemos leído, nos parece, ante todo, genuina.
Y es que se le podrán achacar mil cosas al francés, que es frágil de mente, que se queja por encima de la media, que se pone la venda antes que la herida, pero al menos sabemos que lo suyo, no es artificial, que habla con menos filtro que la media, que es humano y nos pone los pies en el suelo y que sin duda sólo podemos identificarnos con su sufrimiento.
Y lo digo sin demagogia, porque el tema no lo merece, lo digo desde el punto de vista de persona que se mira en esta gente y ve lo extraordinarios que son, como para llamarles lloricas.
Cuando hay falta de autocrítica, cuando las excusas no sirven, no podemos estar de acuerdo, cuando se habla a flor de piel, poco o nada que decir.
Con ello no decimos que, cuando Pinot, o cualquier otro ciclista francés, ha hablado de «ciclismo a dos velocidades» estemos de acuerdo, pues para lanzar acusaciones sin fundamento, siempre estamos a tiempo de invitarles a que vayan a la UCI y denuncien, en lugar de difundir porquería sobre colegas de profesión.
Ayer mismo, preparando un podcast con periodistas, me afirmaban lo ridículas que resultan a veces las entrevistas previas a una etapa.
No son más que una montaña de topicazos y discursos ya hechos que responden a un patrón tan extendido y normalizado que ya ni nos inmutamos.
Sin embargo, en este carrusel de banalidades nos llega un tipo llorando, roto y sincero que lo expresa de forma directa y sin ambages.
No podemos estar más al lado de este corredor, un ciclista que genera empatía, cariño y proximidad, pues podemos ser cualquiera de nosotros después de un mal día.
Sólo faltó Miguel Ángel López pidiéndole que le echara «huevas» al asunto.
Imagen: A.S.O./Pauline BALLET
Thibaut Pinot
Pinot en 5 esenciales
Pocos ciclistas se han identificado con su tierra como Thibaut Pinot
Thibaut Pinot ya es exciclista profesional, y lo es tras un baño de masas en Lombardía.
Sí, pasó el tiempo, y de qué manera, desde aquel imberbe ciclista al que Madiot chillaba para ganar su primera etapa en el Tour, al corredor eléctrico que se ha convertido estos días en los que ha intentado dejar su sello aunque le costara una pública pérdida de nervios.
Con Thibaut Pinot, Francia medio echa el cierre a una generación que no ha recuperado el Tour, pero que sí ha vuelto a poner a esta cuna del ciclismo cerca de las potencias, cosa que no era sencilla, pues en la primera década del siglo XXI los franceses estaban muy lejos de las grandes plazas.
En la semana final de Thibau Pinot como ciclista, hemos reunido cinco puntos que creo resumen muy bien de qué personaje hablamos.
Emoción en un ciclismo analítico y frio
Sobreactuado, quizá, pero también auténtico, directo y sencillo.
Para mí Thibaut Pinot ha sido uno de los corredores más singulares de los tiempos recientes, no escondiendo sentimientos y declarando lo que el corazón le pedía en cada momento.
Sus lloros al dejar el Tour, el cabreo por perder la etapa del Giro este año o los mil cortes y percances que le privaron de más gloria en el Tour, son muescas de la cara de una misma moneda.
Lo que para muchos ha sido un llorón, para un servidor un motivo más de levantarme de ver una carrera con la sensación de haber visto humanidad sin cortapisas sobre la bicicleta.
Un gran peso sobre sus espaldas
A nadie se le escapa que ser una estrella en Francia propia ser favorito sí o sí a ganar el Tour.
Durante un tiempo Thibaut Pinot estuvo entre los outsiders a la mejor carrera, creo que en 2019 tuvo opciones reales de algo grande, pero las cosas nunca se le dieron, o los hubo mejores o la desgracia se cruzó en su camino.
Eso sí, en sus espaldas siempre descansó una enorme presión nacional por conquistar el Tour, casi tan sonora y escandalosa como el griterío de Madiot cuando ganó su primera etapa en el Tour.
Días incontenibles
Arriba y abajo, Thibaut Pinot ha tenido jornadas en las que nada ni nadie podían osar a cruzarse en su camino.
Esas jornadas era capaz de poner en apuros a los mejores, fruto de esa inconsistencia que le impidió disputar una grande, pero que no le impidió dejar grandes jornadas de ciclismo.
«Thibaut Pinot»: El ciclista del pueblo
Tengo una revisa Pédale de hace unos ocho años en las que Thibaut Pinot sale dándole leche a una oveja por sus queridos Vosgos.
En esa entrevista admitió que sus momentos más dulces eran aquellos, en medio de la nada, tranquilo, entre sus montañas, sus animales y su gente.
Lo vimos en la penúltima etapa de este Tour, cuando toda la zona enloqueció al paso de Pinot escapado.
¿Una victoria? Lombardía
En las 33 victorias de Pinot se cuentan algunas muy importantes como Alpe d´Huez o Lagos de Covadonga, pero yo me quedo con Lombardía.
Fue su único monumento y lo consiguió en un mano a mano memorable con Nibali en un terreno en el que los descensos, territorio hostil para él, tenían un gran peso.
Ese día fue uno de esos a los que Pinot sólo podía ser parado sacándolo de la bicicleta.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Thibaut Pinot
Thibaut Pinot, la retirada de uno de los nuestros
La retirada de Thibaut Pinot con 33 años puede ser premonitoria
Supongo que todos tenemos más o menos claro cuando supimos por primera vez de Thibaut Pinot.
Hace más de diez años, en aquel Tour de Wiggins, en el que un francés sonaba para trepar hasta los mejores del mundo.
Un francés racial, inquieto sobre la bicicleta, espoleado por los gritos de su director, el legendario pedrusquero Marc Madiot, en el equipo de la lotería.
Para un ciclismo como el galo, que venía de tiempos tristes y ajenos a los focos, la irrupción de Thibaut Pinot, y la simultánea de Romain Bardet, resultó oxígeno para una de las cunas mundiales de este deporte.
Aire que con el tiempo, y recordando a otras estrellas galas a las que se les pidió el cielo, se fue enrareciendo, toda vez se vio que Thibaut Pinot no iba a poder con el Tour de Francia.
Aunque exista un grupo de seguidores que le tienen por un llorón, un quejica y otras cosas similares, no sería justo decir que este ciclista ha sido símbolo de muchas cosas.
Thibaut Pinot, el corredor que anuncia su retirada con 33 años, podría ser perfectamente uno de nosotros, un tipo normal, con días buenos, en los que te comes el mundo, seguidos de otros en los que bajas al fango.
En un ciclismo de caretas y poses, siempre ha transmitido directo y sin filtros
Ha celebrado eufórico sus triunfos con la sinceridad que ha llorado en los momentos bajos.
¿Cómo no empatizar con un ciclista así?
Más allá de los grandes momentos que nos ha dado, más allá de Alpe d´Huez y Lagos, de Lombardía, de podios y triunfos, más allá incluso del cariño que siempre le he procesado, la retirada de Thibaut Pinot da dos pistas de cómo están sucediendo las cosas y qué camino pueden seguir.
Por un lado, mirad lo que está pasando con la generación de 1990 y alrededores.
Hablo de una camada en la que están ciclistas como el mentado Pinot, pero también Tom Dumoulin, Nairo Quintana, Romain Bardet y Mikel Landa.
Hablo de la generación que hace tan sólo cuatro años, justo antes de la pandemia, dominaba el ciclismo, junto a Froome y Nibali.
El ciclismo los ha sacado a empujones de la primera línea con esa nueva horda que asomó en 2018-2019 y se hizo con los mandos el verano de la pandemia.
La retirada de Thibaut Pinot viene a cola de la de Dumoulin y no sabemos qué pasará con Nairo.
Así están las cosas.
Y una última clave…
Se retirará con 33 años, que no es demasiado para los estándares de los últimos tiempos, pero lo hará con 14 temporadas en la máxima categoría y el desgaste que ello supone.
Veremos si en el futuro esto no se convierte en algo habitual con jóvenes debutando a los 18 en el WT. https://t.co/Z0X4tj5Sdy
— Andrés Cánovas (@andrescanovas) January 12, 2023
Pinot deja el ciclismo a ls 33 años tras una carrera fecunda en la que empezó destacar muy joven
No todos son Valverde o Nibali, ni siquiera Luisle Sánchez, quien está a puertas de los 38.
Con esto quiero poner en valor el desgaste de la elite de este deporte, que no todos están dispuestos a alargar hasta la eternidad y que las buenas están para exprimirlas a tope como si no hubiera un mañana, una teoría que manejan esos benditos locos que ahora dominan el ciclismo.
Con Pinot se va un poquito de nuestra memoria sentimental, ciclista sin filtros, con palmarés más que bonito y una larga ristra de historias que seguro guardará en la intimidad de sus queridos Vosgos.
Thibaut Pinot
La lesión de Pinot: Nos tememos lo peor
El parón de Pinot por lesión no sería preocupante si sabemos qué ciclismo tenemos y de qué ciclista hablamos
Incluso en tiempos de lesión ¿qué resortes mueven la figura de Thibaut Pinot para ser tan querido?
Francés de los Vosgos, muy arraigado al terruño con Poupou, pero con carisma mundial, cosmopolita, como Anquetil, Thibaut Pinot es uno de los ciclistas franceses de la década.
En sus piernas, en las de Romain Bardet, incluso en las de Bargil, Démare o el controvertido Bouhanni, Francia ha encontrado motivos para seguir creyendo que el ciclismo le era proclive.
Tras unos años de muchos problemas e insinuaciones, el que ellos llamaban «ciclismo de dos velocidades» les había dejado fuera de la fotografía, por completo, hasta lejos del top ten de su querido Tour.
Las tornas cambiaron con la irrupción de aquel jovenzuelo en 2012 que, al calor de los gritos indiscriminados de su director, se hizo con una etapa que fue podio a los dos años.
Desde un principio, y no sé si de forma voluntaria, la suerte de Pinot corrió de la mano del Tour, una mochila que, en Francia, pesa mucho.
Pisó el podio, pero fue lo más alto que llegó, desde 2014, cuando subió con Nibali y Péraud al cajón parisino, su historia con el Tour le granjeó casi más simpatías que al ganador del mismo.
Pero no sólo eso, a Thibaut Pinot le fue mejor cuando omitía el Tour, cultivando un buen palmares: etapas en la Vuelta, un memorable Giro de Lombardía…
El estilo desacomplejado y directo de Pinot puso las bases para una admiración generalizada
Pero volvió al Tour…
Abandonando entre lágrimas en 2019, cuando parecía el más fuerte tras los Pirineos, y el año pasado por la caída que le ha provocado la presente lesión, Thibaut Pinot ha tocado fondo con un discurso que demuestra una frustración que parece ir más allá de su propio oficio.
Volvió al discurso del ciclismo de dos velocidades, eso de lo que algunos hablan al tiempo que no aportan evidencias que cambien las cosas, habló de lo poco que le divierte la rutina que rodea la profesión, de lo complicado que es estar ahí arriba.
Es curioso, dos de los grades rivales de Froome en el Giro de 2018, en la cuerda floja: Pinot y Dumoulin.
El neerlandés ya tiene su hueco cubierto para el Tour, el joven Vingegaard.
Si este nuevo ciclismo se midiera por nombres que entran y salen como en un corrillo de la bolsa, ambos ilustrarían perfectamente lo que está pasando, el cambio de paradigma está siendo brutal. .
Portada
Thibaut Pinot: ¿Se acabó el sueño del Tour?
Thibaut Pinot ya sabe que no necesita el Tour para ser un ciclista apreciado
¿Por qué incluso descolgándose de Tour nos gusta Thibaut Pinot?
El otro día dimos alguna pincelada, ahí va alguna más.
Thibaut Pinot es uno de esos corredores que te sacia, te deja convencido que lo que has visto es lo que hay, no deja nada para mañana, ni para dentro de un rato, es especial, le gusta la intimidad, el anonimato, se sitúa en las antípodas de Alaphilippe, los focos no son para él, pero su calidad ciclista le hizo optar al Tour, que en Francia es algo como tocar el cielo con manos y saber qué huelen las nubes…
…todo esto es así, igual de cierto que Thibaut convive con la tragedia y el drama, hechos que perfilan siempre simpatías con el espectador.
Le puede suceder en un pavés, acabando con los huesos en el suelo, se puede vaciar tanto en una etapa que acaba en el hospital, darse un golpe con el manillar e inflamársele la rodilla o simplemente caerse y arrastrar dolores que le conllevan tres horas diarias de fisioterapia.
Todo eso es Pinot, y para eso, no necesita un Tour de Francia.
Por que la relación Pinot-Tour repele, es de amor-odio, cuando surge lo primero, acaba apareciendo lo segundo y al revés.
Pisó el podio en la edición que ganó Nibali, y desde entonces su amor ha sido imposible, platónico, consumado en momentos puntuales, en lugares especiales, Alpe d´ Huez y Tourmalet, ahí es nada, pero seguido de hondas decepciones.
La caída de Niza, los dolores de espalda que le quedaron, ha sido el motivo para este nuevo desengaño y para plantearse si necesariamente Thibaut Pinot debe seguir pensando en el Tour de Francia, él un ciclista que ya tiene un palmarés curioso, que ha ganado etapas en las tres grandes, los Lagos de Covadonga es otra pieza de su colección de cimas, e incluso un monumento como Lombardía en un mano a mano memorable con Nibali.
#JeSuisSurLeTour avec mon petit supporter pour encourager @GroupamaFDJ et @ThibautPinot !!!
Allez allez allez! Faites nous rêver! ???????? pic.twitter.com/9iHq6wKYhI— Gaston M (@GastonMarcel36) August 31, 2020
El Pinot ajeno al Tour es un ciclista alegre, con pegada, que gesticula para ganar o estar muy cerca de la victoria
El Thibaut Pinot del Tour es un corredor presionado, torpe, alejado de su mejor versión, porque en definitiva la presión le pasa factura, y no sucede nada, no ocurre nada grave, son cosas de la vida, los hubo así antes que él y otros que vendrán.
Por eso creemos que no conviene seguir insistiendo en ceder ante un objetivo que se declara imposible, al final, el ciclismo en una temporada normal son diez meses y hay oportunidades para ser grande, muy grande y muchos son los ejemplos de corredores que fueron muy queridos sin pasar por el Tour.
Además, sin el techo de Thibaut, queremos ver hasta dónde le da la clase a David Gaudu…
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