Ciclistas
Nuestro ciclismo no distingue banderas
Seguimos creyendo, ingenuamente, en un ciclismo sin banderas
El Tour de Francia junta lo mejor y lo peor de este universo, las miserias y grandezas de este ciclismo que cuando se envuelve de banderas, ya no me gusta tanto.
Pero es así, cierto, y plausible, como la vida misma…
Y se va a hablar menos del ciclismo español cada día. Cinco colombianos entre los 15 primeros para un gran Tour, arropados por la misma bandera. Vosotros teneis tantas banderas que ya perdí la cuenta. ¿En que pais estais?.
— Rubén Darío Arcila (@PoetaRubencho) September 2, 2020
Nos apena y mucho que se habla así, que se enarbolen nacionalismos y se saque pecho por el mero hecho de que haya cuatro, cinco o seis colombianos en el top ten del Tour.
Entiendo que cada colombiano recibe un sobresueldo por etapa que gane Nairo.
El ciclismo español hace veinte años tenía un ratio similar, e íbamos tirando y disfrutando con lo que había, entonces, exactamente igual que ahora.
Por que no entendemos que el ciclismo sea presa también de la ignorancia que destila el nacionalismo, patrioterismo barato, sin más fundamento que alegrase del mal momento ajeno, sin disfrutar lo que te dan los tuyos.
En El Cuaderno de JoanSeguidor siempre hemos hablado de ciclismo, de clásicas belgas e italianas, de rarezas como el Tro Bro Leon, con la misma pasión que la Vuelta, de mundial de Valverde con idéntica admiración que la Roubaix de Gilbert o el Flandes que Cancellara le gana a Boonen, porque entendemos así este deporte, que es de personas, apoyadas en un equipo de mil nacionalidades, que emergen en la memoria y nos enciende hablar de ellas.
A nosotros nos enamoraron la clase de Bugno, los cojones de Chiapucci, el poder de Ullrich, la magia de Lemond, la persecución de Tchimil y Moncassin en una Roubaix, la Marmolada de Chioccioli, el Mundial de Olano… esas cosas.
¿Tan complicado es de entender?
En este mal anillado cuaderno el ciclismo colombiano siempre ha sido ojito derecho, y lo es por méritos propios, por sacar na ingente cantidad de estrellas que no conocimos en cualquier otro país.
Pero si nuestro apunte de la jornada de Ocières en la que deslumbró Roglic es que no conviene enterrar a un campeón como Egan Bernal.
Que Movistar naufrague era más que previsible, que la baza de Mikel Landa nos despierta mil dudas, exactamente lo mismo, todo eso es así, lo hemos explicado y desarrollado con la misma nitidez que nos asombran las obras maestras de Van der Poel, el trabajo incondicional de Van Aert, la clase de Bardet, los logros de Sagan, el Tour de Geraint, la educación de Froome y la grandeza imperecedera de Van Avermaet, aquí no somos objetivos.
Lo dice uno de los que le tira mierda a Nairo cada vez que tiene oportunidad? Estos Españoletes son un chiste
— Mario Estupiñán Celis (@ElAndariegoSol2) September 2, 2020
El problema es de quien toma las críticas a un corredor, Nairo Quintana, como a crítica a un país entero.
Nairo se las ganó a pulso, a los hechos nos remitimos, como los halagos que no escatimamos sus primeros años.
Veremos qué es capaz de hacer en este Tour, lo que vimos en Ocières nos hace pensar que va a estar en la pomada y ratifica que necesitaba salir con urgencia de la ratonera del Movistar.
Y ojo, que dijimos que nunca iba a ganar el Tour, lo seguimos pensado, pero…
Pero por el amor de Dios, miren qué hemos escrito de Higuita, de Gaviria, de Uran, de Bernal, los recuerdos que hemos realizado sobre Fabio Parra, Lucho Herrera y un pequeñín al que vimos correr de adolescentes, Martín Farfán, para entender que nos resbalan las banderas en ciclismo, cuando son utilizadas como arma arrojadiza, demostrando tanta ignorancia que no puede caber en el deporte más bello del mundo.
Egan Bernal
Egan Bernal y la Vuelta, la grande que le falta
Si Egan ganara la Vuelta tendría el tridente de grandes
Leo que Egan Bernal quiere ir a la próxima Vuelta para ganarla.
No es cualquier cosa.
El camino ciclista de Egan Bernal no acabó el día que supimos de su maldito accidente contra un bus, no acabó por suerte, y eso que nos temimos lo peor.
Su vida parece relativamente normal pero el lastre que esa caída le ha implicado lo apreciamos en la carretera.
Este año ha completado dos grandes, un exitazo y lo mejor es que en la segunda de ellas, en la Vuelta, Egan afirma haber acabado más entero que en el Tour,
Con esta vuelta a los grandes escenarios, queremos ver si el siguiente paso, estar ya delante, es posible para Egan Bernal.
No creo que se la juegue en un todo o nada, pues al colombiano la vida le ha vuelto a sonreír tras el horrible accidente que le sucedió, pero conociéndole, seguro que quiere estar otra vez arriba del todo.
Y la Vuelta es el objetivo que Egan Bernal admite de inicio, a casi un año de la carrera.
Un lujo para nuestra grande que sería histórico de salir bien.
Ganar la Vuelta, implicaría la triple corona para Egan Bernal y pasar a ser, por peso específico el mejor ciclista colombiano de la historia.
Sucedería a Lucho Herrera y Nairo Quintana, tres Vueltas en menos de 40 años.
Otra vez en el escenario en el que nos dio una gran tarde de ciclismo camino de los Lagos de Covadonga, cuando atacó y se llevó a Roglic sin mirar atrás.
Ojalá le fuera bien, lo firmaría ahora mismo, por mucho que la lógica nos diga que no lo va a tener sencillo si uno de los capos, ya sabéis quiénes, tomara la salida.
Egan Bernal sabe que su puesto en Ineos está condicionado por la explosión de Carlos Rodríguez, y que en el Tour la cosa está prohibitiva, pero sabe dar un paso al lado en el momento justo y crea el ambiente para volver a verle arriba.
Yo pondría mis dineros a su favor.
Ciclistas
Pogacar, Remco y Egan ¿qué ciclista tiene más carisma?
El carisma de un ciclista no se compra no siempre tiene que ver con la victoria
Una vez me dijo uno que sabe mucho de esto que el carisma de un ciclista puede venir por varios sitios, de nacimiento o cocinado por el camino, pero que si algo da carisma es ganar el Tour.
«En ese caso, eres carismático por defecto» me vino a decir.
Estoy de acuerdo con él, en parte, pues al final de los tres que he escogido, dos lo han ganado, pero el ciclismo reciente, el que todos tenemos más cercano, han habido campeones que han rebosado carisma sin necesidad de ganar el Tour tipo el recién retirado Peter Sagan, Mark Cavendish, Fabian Cancellara o los mismos Rigoberto Urán y Esteban Chaves, quien rezuma sonrisa e ilusión.
Incluso, sin ser un ciclista top en España, ta me gustaría que lo fuera, el mismo Íñigo Elósegui se ha ganado un rinconcito en el corazón de los aficionados con su cariño por lo japonés, sus clases de economía y la simpatía que reparte y de la cual disfrutamos, no hace tanto.
Dicho esto, me he aventurado con tres nombres para ilustrar el concepto que tengo del carisma en ciclismo, una cualidad que, después de haber entrevistado a muchos ciclistas, puedo decir que abundan.
Egan Bernal es un tipo que me encanta, desde el minuto cero además
Siendo tan joven, en el mismo inicio de carrera ya dominó la escena tanto dentro como fuera de la carretera.
Nos ganó entrando en aquellos abanicos en la París-Niza ente Rowe y Kwiatkowski, y nos completó fuera de la carretera, con esas explicaciones tan sencillas, tan directas y sinceras.
El colombiano ha vivido una pesadilla de lesión de la que va saliendo paulatinamente, sin esconder las dificultades, pero no disimulando el objetivo, volver a ser un ciclista capaz de volver a ser de los mejores del mundo, aunque nos cueste creer que es muy difícil.
Remco Evenepoel no ha ganado el Tour, yo creo que no lo ganará, pero el chaval tiene luz, las cámaras le quieren, las miradas le buscan, es el carisma en un ciclista elevado a la máxima potencia.
A mí personalmente no siempre me ha caído de pie, pero hay que admitirle que piensa como corre y se calla lo justo, dentro, fuera. antes y durante de la carrera.
Es un regalo, un reclamo para ver cualquier competición.
Y por último la luz de este deporte, Tadej Pogacar, cuyos rendimientos en carretera no ofenden porque fuera de la misma se muestra cercando, simpático y hasta con buen perder.
Es un excelente embajador para este ciclismo, no sé hasta qué punto se implica en las problemáticas del colectivo, pero la imagen que proyecta es eso, el carisma hecho ciclista.
Ciclistas
Indurain & Ganna, el cóctel imbatible del récord de la hora
La aerodinámica de Ganna con las capacidades de Indurain sería algo épico
Mirad la imagen de Filippo Ganna, septiembre de 2021, acababa de ser campeón olímpico con la cuarteta italiana e iba camino de ser campeón del mundo contrarreloj, por delante de Van Aert, mirad esa estampa, ese pliegue sobre sí mismo, el sueño húmedo de cualquier túnel del viento, de la cuerda del velódromo, ahora imaginaros esa estampa con el motor de Miguel Indurain.
Esa fábula que nos hace salivar es una de las conclusiones del documental sobre la Espada de Indurain y sus coqueteos con el récord de la hora, llegando al que Ganna marcó no hace tanto, por encima de los 56.
En pocas palabras el colaborador del del «mítico» Sabino Padilla, Iñigo Mujika, a quien invitamos al podcast, pero declinó por estar muy ocupado, hizo unas estimaciones de que si Indurain y Ganna fueran uno, el récord podría irse por encima de los 62 kilómetros a la hora.
Ojo, 62 kilómetros en 60 segundos, eso sería como un coche en la autopista cuando devora kilómetros por debajo del minuto, sólo que en una bicicleta.
Muchos fueron los condicionantes para que Indurain atacara un récord de la hora a lo que diera.
Su temporada, la mentalidad y en especial el físico y su escasa, curioso esto, experiencia en la pista
Y digo curioso, por que el navarro habría sido un pistard brutal, sólo con verle rodar en la carretera, con esa cadencia, ese poder pero también la privilegiada visión aérea que ejercía sobre la carrera.
En el equilibrio entre fisiología y aerodinámica, Miguel tenía lo primero
Ceñirse a una línea negra, la cuerda de la elispse, controlar la bicicleta en la entrada de las curvas, que no saliera disparado, y sobretodo acoplarse bien, sin que la rodilla no le diera en las costillas, fueron imponderables para que el récord se quedara en la parte baja de sus aspiraciones.
53 kilómetros y poco que en breve batirían Tony Rominger y en especial Chris Boardman.
Si el otro día, hablábamos del documental de Lemond, lo cierto es que éste de Movistar sobre Miguel Induráin, que ya tienen unos meses de existencia, es otro de esos tesoros que merece la pena echarle un rato estos días.
En esencia el récord de la hora fue algo así como el principio del fin del gran ciclista.
Primoz Roglic
Top2023 Primoz Roglic es el conseguidor
La temporada de Roglic vuelve a rozar el excelente
Nn ns engañemos, Primoz Roglic, esloveno, querido a más no poder por la afición, para firmar la nota máxima necesita el Tour, la general del Tour.
Él lo sabe, nosotros lo intuimos, en la lista de eslovenos queridos en el mundo no creo que haya más queridos que él.
Quizá el portero del Atletico o Pogacar, poco más.
El año que viene Primoz Roglic irá a por el Tour, la injusticia histórica que se perpetró en La Planche des Belles Filles hace poco más de tres años.
Mientras él va haciendo, que no es poco.
Roglic lleva en el listado de los mejores del año en este mal anillado cuaderno hace cinco temporadas, no es baladí.
Su forma de hacer es como la de un rodillo, gana hasta cuando parece que no le pone interés.
Como en la Tirreno-Adriático que firma a base de pancartazos, para alimentar su inmerecida leyenda.
En Italia consiguió duplicar, pero luego en la Volta en la que nos deleita con Remco, que si ataco, que si te sigo, que si paro, se quedó a una puñetera general de tener todas las grandes de de una semana en su palmarés.
Sólo le falta Suiza, y al parecer será su preludio de su Tour el año que viene.
Si lo logra, en eso, se diferenciará con Tony Rominger.
Porque hasta la fecha sigue los pasos y los quehaceres del helvético, incluso hasta en el Giro, una carrera que en 2023 no ha sido la más bonita, pero que fue ganada de la forma más in extremis posible.
La pena fue que se lo hizo al mismo Geraint, a las puertas del final en Roma, pero esa cronoescalada tenía tanta miga que sólo Roglic pudo desentrañarla.
Cierto es que hubo emoción hasta el final, pero qué emoción, verle sobrepasado por la avería casi al final, y sobreponerse con la adrenalina rebosando para hacerse con un rosa que era inapelable.
En la Vuelta, ya sabemos, se impuso la lógica de equipo, que no sé si la real de carrera.
Que Roglic respetara el liderato de Sepp Kuss fue de justicia en la intrahistoria del Jumbo, aunque no sé si en la propia de la carrera.
El año que viene más, y sin necesidad de responder ante nadie, Roglic volará solo ¿volverá a este listado de tops del año?
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Diego Hernández Morales
2 de septiembre, 2020 En 19:08
Soy colombiano, y estoy de acuerdo con usted. La majadería de algunos que comentan (sin distingos de nacionalidad, porque déjeme decirle que existen personajes parecidos a ambos lados del Atlántico) es lamentable. Uno puede estar o no de acuerdo con usted, pero los desacuerdos se ventilan argumentando y no recurriendo a la irracionalidad propia del nacionalismo. En el caso del ciclismo, el nacionalismo priva a las personas de disfrutar de ciclistas extraordinarios sólo porque son extranjeros. Yo por mi parte, disfruto enormemente a Van der Poel, por ejemplo, y no puedo dejar de admirarme del embalaje extraordinario de Ewan hace un par de días. En fin, el nacionalismo es fruto de la ignorancia, es decir, es una enfermedad que se cura, viajando y leyendo.
Miguel Brasa
2 de septiembre, 2020 En 22:31
Qué bien ha hablado usted, compañero de amores ciclistas. Lo suscribo de principio a fin, igual que el artículo.
Alvaro Prieto Diago
3 de septiembre, 2020 En 2:57
Gracias Ivan
Soy Colombiano y tambien estoy en contra de esos falsos nacionalismos y/o regionalismos tan dañinos para In reconciliacion y la paz mundial
Abajo las Banderas y fronteras
las etiquetas y desprecios
Saludos
Alvaro Prieto Diago
Souk
3 de septiembre, 2020 En 3:06
Ud debe leer o por lo menos ser más consciente de la diferencias y conflictos sociopolíticos y culturales de cada país. No sé cómo este allá, pero en Colombia siempre ha habido violencia, hace poco asesinaron un funcionario de Naciones Unidas (información censurada por los medios). Entonces, sin acudir al victimismo, Colombia vive una ola de constante violencia, paramilitares (AGC, Aguilas Negras, Pelusos, etc) guerrilla (ELN, disidencias FARC, EPL), crímenes de Estado, narcotráfico, asesinatos selectivos a líderes sociales y ambientales, etc., una olla a presión, ¿y usted quiere que una nación que continuamente es reprimida, siga reprimiendo sus pasiones y sus satisfacciones y alegría cuando ve un poco de luz en sus ciclistas, en medio de un panorama desolador? Pues si es así.. le falta mucho para ser periodista, escritor, analista. Le aconsejo entreviste o por lo menos lea sobre un gran periodista Inglés (no colombiano) Matt Rndell que seguro le dilusira para que sus apreciaciones no queden sesgadas, cortas, básicas , y a la otra entienda del porque de la psique social en Colombia entorno al ciclismo. Y como le digo, Colombia siempre ha estado sometida y REPRIMIDA a una violencia sin fin, como para que alguien que poco lee y conoce de un país, siga REPRIMIENDO las pasiones naturales de GOZO del ser humano
Iban Vega
3 de septiembre, 2020 En 11:27
soy muy consciente de esa realidad que Ud. me describe, de hecho la hemos tratado más de una vez en este espacio
otra cosa es que lo que viene de Colombia no sea la excepción, pues en todos los sitios hay patrioteros baratos, no es patrimonio exclusivo de un país que lo vive todo en exceso por venir de donde viene.
Es un artículo que, con la excusa de lo que sucedió ayer, muestra nuestra forma de entender el deporte.
Las fronteras son un atraso y refugio de ignorantes
William Dagua Diaz
3 de septiembre, 2020 En 9:39
John, no deberías bajar el listón e intentar ser entendido por los que NO PUEDEN entender, la crítica que haces de ciclistas, NO de naciones, la verdad no te dejes liar por esos sin falta de argumentos ciclísticos y nacionalistas fundamentalistas. Ah y lo del aumento de sueldo a nosotros los colombianos sobraba… respira hondo y sigue escribiendo. Saludos
Rubén Dario Correa
4 de septiembre, 2020 En 0:54
Lo de hacer una critica por decir algo al hombre de Boyaca, en redes o portal, supone recibir una andanada de insultos, que van desde ignorante hasta apatrida pasando claro esta por lo peor del «lenguaje criollo», aún no han entendido ni lo harán que es un personaje público y como tal esta expuesto a eso, es un nacionalismo que no deja pensar, que no deja razonar, que no los deja ver más allá de la nariz. Al boyacense nadie le quita lo bailao, pero de ahi a decir que Movistar nunca ganó nada sin él, es un error monumental, esta bien que queramos lo nuestro, claro esta, pero el ciclismo es uno solo y en lo personal vibro con las llegadas en meta de cualquiera de ellos llámese Alaphilippe, Kristoff , Gaviria, Yates, Nairo, Froome o como se llame ….. No soy adorador de nadie y respeto en lo que vale cada ciclista sin importar su bandera.
Rubén Dario Correa
4 de septiembre, 2020 En 0:57
Si sobraba, hasta me alegre pensando que era new jajajajajajaja
Noel Alberto
4 de septiembre, 2020 En 4:09
Lo que pasa es que en varios de sus escritos se observa una fobia hacia el ciclismo colombiano y en especial hacia el que ya sabemos y que aún en este artículo sigue dándole palo, todo lo anterior alimenta que algunos energúmenos salten, sea más prudente, más periodista, más neutral que su odio y admiración pase a un segundo plano y le irá mejor y no tendrá que quejarse, o es que en España no existen energúmenos unos muy diplomáticos y se esconden detrás de cuadernos..
Iban Vega
4 de septiembre, 2020 En 12:32
gracias por el comentario Alberto
respondiendo a lo que dice…
1. por favor ¿díganos en qué escrito hemos demostrado fobia hacia el ciclismo colombiano?
2. este es un espacio completamente subjetivo, no es un medio de comunicación, es una plataforma de opinión donde se recoge la nuestra, pero también comentarios de lectores que están o no de acuerdo con lo que decimos
3. en España existen tantos o más energúmenos que en cualquier otro sitio del mundo
4. Y no nos quejamos, sólo explicamos el concepto que tenemos del ciclismo, más allá del país al que se represente