Algo pasa con Luis León Sánchez que la clase no entiende de edades
Mirar atrás en la vida de Luis León Sánchez es un traveling por los últimos veinte años de ciclismo en este lado de los Pirineos.
Aquella generación dorada del ciclismo murciano, que estos días siempre se acuerda de la pérdida de Mariano Rojas, de inicios de los 2000 sigue vigente en 2019.
Y sigue tras pasar por mil historias, mil estados, salir ilesa de situaciones en las que otros perecieron.
Sea como fuere, que tanto tiempo después aquel crío que recuerdo dominar la Copa de España juvenil en Terrassa, hace 18 años, siga delante delata un pacto con el diablo, ni más ni menos.
Un pacto con el diablo que se dibuja en la pose perfecta, cuando el gigantón se pone a volar
Su figura impone, en el trabajo propio o ajeno, el inicio de año de Astana tiene que ver con él, y la omnipresencia que logra en competición.
Luisle ¿Pudo haber aspirado a más?
Posiblemente sí, pero en su haber quedan muchas muescas en el camino.
Unas muescas que no desbaratan la sensación de que su talento pudo haber dado más, pero cada uno es como es, cada ciclista es hijo de su padre y madre, traza su camino y lo que sale va con el para siempre.
El rendimiento de los españoles de Astana, salvo Omar Fraile inédito en los podios esta campaña, va a por la nota más alta.
Sabemos de dónde viene y por dónde ha pasado Luisle.
Que ha estado vinculado a mil historias, que pasó por el desierto del entonces Team Blanco, hoy Jumbo Visma, que ha tenido la suerte que otros no tuvieron… todo eso que siempre sale a relucir cuando se opina de un corredor que ha pasado por mil pasajes, como el murciano.
Pero no admitir esa clase imperedecedera, ese hambre intermitente que cuando aparece es insaciable, y que tanto tiempo después sigue imponiendo, sería hacerle un cuadro incompleto a uno de los corredores con más talento de la historia deciente del ciclismo español.
A partir de las 14:30, relatamos lo más destacado de la carrera
STRADE BIANCHE 2021
Estaremos actualizando en este blog lo mejor de esta carrera que es historia.
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El encanto de la Strade Bianche reside en romper el guión que ahoga otros ciclismos
Con la Strade Bianche el ciclismo entra en la dimensión de le leyenda, un libro de hojas en blanco que sólo admite gestas, sudor y polvo, por medio de aquellas rutas que, surcadas de cipreses, hicieron de la Toscana un paisaje de la humanidad.
En las carreteras blancas, en la casa de Bartal y Magni pero también los que vimos en directo, Cipollini y Bartoli, entre otros muchos, el ciclismo pierde el oremus de la modernidad para adentrarse en la oscuridad de lo inesperado, de lo inalterable, de lo que perdura.
Por que los doscientos kilómetros que conducen hacia Il Campo de Siena, esa plaza en forma de abanico coronada por una torre que es la torre del municipio, del pueblo, suponen para muchos el momento más singular de la temporada.
El cielo será protagonista, si amanece gris y descarga, puede ser la hecatombe, la Strade Bianche recupera parte del misticismo que el barro y la lluvia han quitado a estas primaveras actuales que, con el cambio climático, ya no ofrecen la adversidad de nuestros ancestros.
La #StradeBianche ha ganado en pocos años lo que a otras le ha costado décadas… ✔️ Ciclismo impredecible en medio de una modernidad insufrible ✔️ Tierra de grandes ciclistas ✔️ Paisaje mundialmente conocido ✔️ Meteorología influyente#previewpic.twitter.com/tvsHpLedaf
En el túnel de lo incierto, la Strade Bianche es el «monumento» moderno que pone en jaque el ciclismo contemporáneo.
En una ruta hacia San Remo se puede saber qué vatios mover para evitar el corte, por Flandes se conocen los rincones de memoria, los marcajes matan la carrera, Lieja ha revivido con la llegada al Boulevard, Lombardía, lo mismo, arribando a Como…
… sin embargo nadie sabe qué pasará en las alfombras adoquinadas de Roubaix, como nadie predice con certeza qué suerte se correrá en los caminos blancos de la Toscana.
Por eso y por los pocos grandes nombres que se la quieren perder.
En en casillero de salida poner esos tres cocos que tuvieron Flandes a sus pies, pues resulta complicado pensar que Wout Van Aert no haya trabajado sobre los «excesos» del ciclocross para pulir su figura y optar a la reválida del triunfo en la carrera que le abrió las puertas al nivel top en carretera hace ya tres años.
Con él se alinea el anterior ganador, Julian Alaphilippe, quien puede acabar rivalizando con Mathieu Van der Poel por quién lanza primero y más lejos de meta el ataque definitivo.
Un plan que bien podría ser el de Jakob Fuglsang, con agallas, como los citados, pero obligado a anticiparse por su perenne falta de velocidad en finales como el de la Strade Bianche.
No nos atrevemos a añadir muchos más, quizá Pidcock o Benoot, en terrenos favorables para ambos, quizá Kwiatkowski, ganador hace cuatro años, pero sí expresar especial predilección por el ciclista que honra su oficio como pocos, Bauke Mollema, en forma como hemos visto.
Ah, y dos ganadores de Tour en liza, los dos últimos, muy fan y muy pendiente de Tadej Pogacar y Egan Bernal, que hacen monumentos a su deporte cada vez que se ponen un dorsal.
El codo de Nairo va camino de convertirse en leyenda.
O bien, al menos, de ser tan famoso y reconocido como el talón de Aquiles, la oreja de Van Gogh o el brazo incorrupto de Santa Teresa de Jesús.
Es así porque el codo de Nairo empieza la temporada igual que la terminó: pidiendo un relevo.
De esta manera hemos visto a Nairo de nuevo enseñar su codo, según algunos -muchos- , muy pronto este año
Demasiado.
Y es que ha sido ver el primer resumen por televisión de las primeras pedaladas de Quintana este año y ya hemos podido comprobar como ha vuelto a sacar el codo tras un escaso relevo de 40 metros.
Entonces fue en la Vuelta a San Juan, esta vez cancelada por la pandemia, se ve que Nairo pidió el relevo a Alaphilippe y Benoot, les sacó el codo como manda el manual y la gente se volvió loca.
Como decía Jordi en esa pieza, pocos tienen el poder de despertar tanto con un gesto tan nimio.
En el arranque del calendario italiano, en el Trofeo Laigueglia, que se llevó un soberbio ciclista apellidado Mollema, tras una carrera trepidante, Nairo sacó el codo y la magia hizo el resto.
El movimiento del perro y el gato que Nairo mantuvo como Dumoulin y Nibali, sacando a pasear el codo, no queriendo dar una pedalada de más, incluso vestido de rosa y en desventaja, fue el origen de una leyenda que los brillantes inicios del ciclista colombiano no hacían presagiar.
Con el tiempo se labró fama, la gente estuvo atenta y cada vez que la imagen se ha repetido, la parroquia se lo ha echado en cara.
Entendemos que Nairo no tiene el poder de antaño, que los que llegan aprietan y todas esas cosas, pero sin ir más lejos, aquello que apreciamos del ganador del Laigueglia, Bauke Mollema, lo extrañamos en este colombiano que tiene alergia que le dé el aire.
Y Mollema no lleva dos días en el negocio.
En su camino no sólo están Dumoulin o Nibali, recordad el desquicio que provocó en Simon Yates en los Lagos de Covadonga.
Ser campeón no es algo que sólo quieras, también hay que parecerlo y en este ciclismo donde la singularidad y la valentía cotizan muy al alza, ciclistas que corren pendientes de que el esfuerzo ajeno les saque las castañas del fuego no pueden ser apreciados.
Dudo que sepamos qué pasó realmente con el manillar de Van der Poel o la bici de Tiberi
El desenlace de Le Samyn nos dejó la imagen de Mathieu Van der Poel cruzando la línea de meta con la maneta derecha de su manillar totalmente rota.
Aunque los motivos aún no han sido esclarecidos, desde Canyon hablan de «investigación en curso», como si fuera el VAR, lo cierto es que hay hipótesis sobre lo acontecido en el desenlace de la pequeña pero encantadora clásica valona.
La lectura de este artículo ahonda en lo que pudo pasar sobre Van der Poel y su manillar, una explicación que es el inicio de algo que entendemos será más profundo: saber las causas reales de ese roto.
Igual que no tenemos muy claro, qué sucedió con Antonio Tiberi en la meta de la crono del UAE Tour…
Aunque Pedrerol lo despache a modo de relleno, se acuerdan del ciclismo cuando hay hostias llamativas o dopaje, la imagen es una pasada y no sé hasta qué punto la bicicleta y el grupo tienen que ver en el incidente.
Es como si la máquina se rebelara.
Como ayer el manillar de Van der Poel…
Me decía un proveedor de equipo World Tour que el maltrato que recibe un material en competición es tan brutal que no nos lo podemos imaginar, que Van der Poel machaca su manillar está claro en cada curva que toma, en cada sector de pavé que surca… pero llegar con el manillar así no es de recibo.
la violencia del primer ataque de Van der Poel en #LeSamyn no le privó de pasar por el bordillo y hacernos creer que se iba contra la casa. La perfecta combinación de un físico privilegiado y una técnica excelente pic.twitter.com/IDKjk5yK7R
Ya sabemos la importancia que las marcas de bicicletas han adquirido en el ciclismo profesional, que ponen dinero, mucho dinero, pero también recursos y material al punto que dictan lo que se ha de sacar a la carretera y lo que no.
Hasta cierto punto se puede entender, sólo hay que ver la imposición casi generalizada, con excepciones, del freno de disco, aunque el pro medio siga pensando que mejor la zapata, pero cuando se suceden hechos que ponen en peligro a la persona -cabe valorar de dónde viene todo lo que se hace en carbono y si los controles son los adecuados- hay que tenerlo presente, bien sea lo de Van der Poel y su manillar o lo de la bicicleta encabritada de Tiberi, aquí no hemos leído explicación alguna, y nos cuesta creer que sea el ciclista que pierde el equilibrio al agachar la mirada.
Lo que los pros usan, la gente lo pide en tienda, y ésta se lo debe ofrecer, la marca también quiere y al final es el pez que se muerde la cola.
Entiendo que la UCI meta mano en muchas cosas, pero ésta debería estar también en su agenda.
Quinn Simmons vuelve al redil del Trek tras pasar un cursillos de buenas prácticas
A veces, cuando surge una cuestión de política entre amigos y no tan amigos, la mejor opción es imitar ese meme de Homer Simpson engullido por los arbustos o el famoso baile de Michael Jackson en la luna.
La actualidad es tan densa, por decirlo de forma suave, que cuando uno pisa ciertos terrenos, prefiere que ciertas cosas no salgan ni a relucir, ni siquiera se planteen.
Va todo esto relacionado con aquella famosa historia de Quinn Simmons declarándose seguidor de Donald Trump hace medio año, más o menos.
Quien fuera campeón del mundo juvenil en Yorkshire se metió en un buen jardín sin necesidad aparente, mostrándose a favor de una de las personas más nocivas que nos ha tocado padecer, y aquello le costó caro.
Trek apartó a Quinn Simmonds por sus reacciones a favor de Trump, tachando su actitud como una pésima imagen para una marca que no se le conoce ni color ni afiliación, más que nada por que su objetivo es vender bicicletas.
Simmonds nos impresionó a todos aquel día que ganó en Yorkshire, con una contundencia y un físico impropios de un juvenil, colgándose un oro que le significó el paso directo al World Tour.
Pero ya sabéis, una cosa es que físicamente estuviera a punto y otra mentalmente, como bien demostró metiéndose en un huerto que casi le cuesta algo más que un disgusto.
Como muchos no sabemos el intríngulis de la historia, sí que podemos suponer que a Quinn Simmons le habrán salvado sus números sobre la flaca, un tío con un potencial para ser ciclista a tal nivel que lo que dijera a favor de Trump le costó un disgusto, pero no el finiquito.
Hoy el corredor se presenta como limpio de sospechas, ávido por volver, tiene casi todas las clásicas en el calendario, las mismas que se quedó sin correr el otoño pasado por mear fuera del tiesto.
Dice que ha aprendido de que va la cosa, que no se gana la vida de comentarista político y que pasa de puntillas por las redes sociales, que si la gente quiere saber de él, que vayan a la web del equipo.
Mientras el equipo hace una cosa que debería ser, a la vista de lo sucedido, de obligado cumplimiento para todos: enseñar al chaval un mínimo en el manejo de redes y las consecuencias que tienen sus actos cuando no está compitiendo.
El dedo inquieto de Quinn Simonds deberá quedarse a un lado cuando salgan según qué temas, como otros embajadores de marca habrán de recibir el mínimo de formación sobre sus actuaciones y consecuencias, no hay que irse lejos cuando nos acordamos de Purito y Espargaró con Orbea.
Sostiene, por eso, Simmons, que no merecía ser apartado por aquella reacción a favor de Trump
Por la misma regla de tres, Trek estaba en su perfecto en prescindir de un trabajador con repercusión en redes que defendía a un personaje tan nefasto.
🤝🏟️💙 @SebastianMoraV y @alberttorresb han estado toda esta semana concentrados con @RFECiclismo en el Velódromo Luis Puig de Valencia. Afinando muchos detalles sobre los peraltes de cara a los Juegos de Tokio y sus competiciones de pista de 2021.