Ciclismo
Van Aert y Pidcock, el ciclismo es eso
La caída y reacción de Van Aert y Pidcock en Tirreno nos recuerdan lo guapo que es el ciclismo
Sí ya sé, a Van Aert y Pidcock en unos años les recordaremos muchas imágenes juntos, las de estos ciclocrosses del pasado invierno o la llegada en la Amstel Gold Race de hace dos años.
Sendos competidores que se cruzan para hacernos disfrutar como en un lodazal, demostrando que este deporte vive años dorados con esta generación.
Pero la revista sería incompleta si omitimos la caída que ambos padecieron en la etapa de la Tirreno que acaba con la victoria de Roglic, cuando ambos quedaron descolgados del triunfo por etapa a poco de meta.
Van Aert intenta pasar por donde no hay sitio y se va al suelo con Pidcock.
¿Reacción?
Levantarse, sacudirse un poco la porquería y dos pasos de Van Aert hacia Pidcock para preguntarle cómo se encuentra.
Se han dado de lo lindo en circuitos de medio mundo, pero aquí prevalece la persona, incluso cuando las pulsaciones seguro que iban a mil y la victoria estaba en juego.
Me alegra mucho ver estas cosas, porque vemos que el nivel que exhiben en competición se puede mantener fuera de la misma.
El ciclismo, como digo, es esto, compañerismo, interés por el de al lado y equilibrio para ir en ese pelotón lleno de ruedas y trampas.
Por suerte no hubo mucho dolor en la caída, al menos en apariencia, aunque el culetazo se lo llevaron crudo, y quedan escasos nueve días para Milán-San Remo.
Ciclismo
El accidente de Remco Evenepoel y el juego de la ruleta
Un accidente como el de Evenepoel nos recuerda que el ciclista siempre es el eslabón frágil
Me cuesta creer en las casualidades, ni siquiera en un supuesto reparto equitativo de desgracias y accidentes, pero cuando leí el informe sobre Remco Evenepoel tras su choque con un vehículo de reparto, no pude evitar pensar en sus dos grandes rivales del Tour de Francia.
Una cosa es no creer en las casualidades, y otra es que el carrusel de la vida ciclista haya colocado a cada uno de los integrantes del podio de Niza ante la misma situación: los efectos de una caída, accidente o percance que te deja tocado.
Todo esto ha sucedido en un año y medio, afectando a los tres mejores ciclistas de grandes vueltas, en un entorno de hipercompetitividad donde cualquier paso en falso te puede dejar fuera de la ecuación.
Es cierto que el belga estuvo involucrado en la misma caída que Vingegaard en Itzulia, pero también es verdad que salió menos perjudicado que el danés.
Sin embargo, este accidente de Remco Evenepoel en Bélgica es de otro nivel de gravedad.
Evenepoel comenzará la temporada 2025 lastrado por un accidente que, afortunadamente, no fue peor, pero que sin duda nos enfrenta a una realidad ineludible para todos los ciclistas, incluidas las estrellas: nadie está exento de un susto mayúsculo, en cualquier lugar, en cualquier momento.
Hace un tiempo, cuando este «mal anillado cuaderno» apenas comenzaba, escribimos un post sobre los padres que se quedan en casa viendo a su hijo ciclista salir a entrenar.
Este incidente con Remco me recordó ese texto, un homenaje a las personas que nos rodean y nos miran con recelo cuando tomamos la bicicleta y salimos a rodar.
La bicicleta sigue siendo un vehículo maravilloso, pero esa belleza no quita que sea peligrosa, porque, al final, el ciclista sigue siendo el eslabón frágil de la cadena.
Patrick Lefevere comentó sobre Evenepoel que lo que le ha sucedido —ir en bici y que alguien abra una puerta sin mirar— ocurre con frecuencia en muchas partes del mundo.
Los efectos ya los hemos visto: una lista de lesiones que asusta para un gesto tan nimio. Decir que hay que mirar SIEMPRE antes de abrir una puerta debería ser innecesario, pero, aun así, es imprescindible repetirlo.
Mucha suerte a Remco en lo que le viene por delante. El ciclismo es así: tocar el cielo en París en agosto y besar el suelo en diciembre.
Y sí, estoy seguro de que él no será el último en vivir una historia similar.
Imagen:
A.S.O./Billy Ceusters
Ciclismo
Me gusta que la Vuelta salga del extranjero pero…
La Vuelta va a encadenar tres salidas desde el extranjero
No lo sé, no lo he comprobado, pero que la Vuelta hilvane tres inicios consecutivos fuera de España creo que nunca ha sucedido.
Podríamos decir que se parece al Tour y, aunque sobre el papel parezca un abuso, no me parece mal que, de vez en cuando, la carrera salga más allá de los Pirineos.
Primero, porque significa que la competición es atractiva, que tiene una marca consolidada y un buen tirón mediático. Y segundo, y más importante, porque contribuye a la salud financiera de nuestra carrera.
Ojo, que la Vuelta va a encadenar salidas en Lisboa, Turín y Mónaco, con la irrupción de Barcelona para evitar que Utrecht se uniera al listado de forma consecutiva.
No son pocas salidas, y en este caso, Italia se convierte en el primer país de las tres grandes que albergará una salida de cada una de ellas.
En todo caso, dejando de lado la estadística más friki, insisto en que me gusta que la Vuelta salga al extranjero, aunque quizá no en tres ediciones seguidas.
Entiendo que el negocio es lo primero, debe ser así, pero encadenar tres salidas internacionales es excesivo, incluso para quienes disfrutamos estas cosas, más aún cuando hay muchos lugares en España que llevan años sin aparecer en la carrera.
Claro que, en esto, también hay truco: si esas ciudades no apuestan por acoger la Vuelta, poco se puede hacer. Pero cuesta creer que no haya localidades importantes en España capaces de albergar la salida, como Lille lo hará con el Tour el próximo año.
Otra cuestión son las etapas previstas para la salida piamontesa. Un tríptico que, veremos, podría convertirse en una oportunidad perdida cuando la carrera salga de Italia, quedando más como un gesto simbólico que como una verdadera competición.
El ciclismo tiene la capacidad de vender país y marca como pocos deportes, pero si todo se resume a la salida y a unos días de estancia sin impacto relevante en la carrera, no sé hasta qué punto tiene sentido el esfuerzo de las instituciones locales por un puñado de horas intrascendentes, como ocurrió con la salida húngara del Giro, que enfadó a tanta gente por la escasa relevancia deportiva de esos días.
El trazado de las tres primeras etapas de la Vuelta, con llegada en alto incluida, transmite poco o nada, al menos a priori.
imagen: Unipublic/Cxcling/Beatriz Martinez
Ciclismo
Los apuros de Le Coq Sportif no le son indiferentes al ciclismo
Gravel
Vías verdes, la opción más familiar para descubrir la Comunitat Valenciana en bicicleta
Vías verdes, «slow cycling» en la Comunitat Valenciana
Alicante, Valencia y Castellón, las tres provincias de la Comunitat Valenciana se extienden sobre paisaje variado y sorprendente, lleno de matices para experiencias inolvidables para el ciclista.
Hablamos de un destino mediterráneo que ofrece un escenario perfecto para salidas en bicicleta, sea road, MTB o gravel, solo o en grupeta, con la familia, con amigos… El territorio es rico y diverso en actividades para ciclistas amateurs y profesionales, que combinan el cicloturismo con otras propuestas culturales, deportivas, naturales o enogastronómicas, surgiendo así gran variedad de experiencias estructuradas e impulsadas por empresas y entidades turísticas de la región.
Toda esta oferta se vertebra en rutas ciclistas de diferente dificultad y pensadas para todos los públicos, desde rutas BTT y grandes travesías, hasta 13 vías verdes que transcurren por todo el territorio. Y es que la Comunitat Valenciana es un destino bien comunicado y diverso que ofrece costa, pero también mucha montaña, con 2500 horas de sol al año y con temperaturas óptimas casi todo el año para que la bicicleta sea protagonista en un paisaje tan diverso como sorprendente.
Las 13 Vías Verdes de la Comunitat Valenciana
Las Vías Verdes son antiguos trazados ferroviarios rehabilitados como itinerarios accesibles para senderismo, ciclismo y otras actividades al aire libre, promoviendo el turismo sostenible y la conexión con la naturaleza.
La Comunitat Valenciana reúne 176 kilómetros que han sido recuperados como itinerarios e infraestructura no motorizada, esperando a todo tipo de ciclistas. Ofrece un máximo grado de facilidad y comodidad en su recorrido, garantizando la accesibilidad universal y adaptados a todos los públicos.
Son, como decimos, 13 rutas marcadas en el mapa de Vías Verdes de la región, que transcurren desde Benicàssim y Barracas, en la provincia de Castellón, hasta Torrevieja, en Alicante.
Curiosamente, la distancia que separa Carcaixent de Gandía fue el primer tramo de ferrocarril de España hace 160 años, marcando el inicio de una red de líneas ferroviarias que cayeron en desuso con el tiempo. Hoy esas vías son la base de excelentes salidas de ciclismo familiar, que permiten una visión singular del territorio, atravesando acueductos, puentes, túneles y estaciones de tren que hablan del pasado reciente del territorio.
Iniciamos este pequeño viaje por el norte, por la provincia de Castellón. Con inicio en la población de Barracas, al pie de la Sierra de Javalambre, la de “Ojos Negros” es la más larga entre las vías verdes de toda España con sus 218 kilómetros que transcurren entre Aragón y la Comunitat Valenciana, siguiendo la antigua línea que unía las minas de hierro Ojos Negros (Teruel) con el puerto de Sagunto.
La mitad del trazado corresponde a la Comunitat Valenciana y de ellos, 67 kilómetros están totalmente acondicionados y en perfectas condiciones de utilización.
En la costa, a la altura de Benicàssim, transcurre la “Vía Verde del Mar” entre la citada población y Oropesa, que sigue la primitiva línea ferroviaria Valencia-Tarragona durante 6 kilómetros de costa agreste y natural en la que encontramos infraestructuras históricas como profundas trincheras, un largo túnel iluminado o puentes metálicos. El trazado presenta dificultad baja y permite enlazar la Vía Verde del Mar con los parques naturales del Prat de Cabanes y la Serra d’Irta.
En Alicante contamos con la “Vía Verde de Dénia”, unos 6 kilómetros sobre la antigua línea férrea de FEVE Carcaixent – Dénia entre campos de naranjos y casas modernistas, en un entorno de gran belleza enmarcado por el Montgó y la sierra de Segaria. La antigua vía es una ruta amable, acondicionada y muy bien señalizada, que puede conectarse con el Verger, y desde ahí por carril bici hasta la Marjal de Pego-Oliva. Seguimos con la “Vía Verde de Alcoi”, de 10 kilómetros y construida sobre el antiguo ferrocarril Alcoi-Alicante, que permitía la exportación de los productos manufacturados de la ciudad. Atraviesa un bosque mediterráneo en el corazón del Parque Natural del Carrascal de la Font Roja y comprende varios puentes, viaductos y túneles (importante llevar luces), destacando el viaducto de las Siete Lunas, una obra de ingeniería que alcanza hasta 46 metros sobre el río Polop.
La “Vía Verde del Maigmó” presenta 22 kilómetros de variedad y alta dificultad deportiva, pues asciende hasta el puerto del Maigmó, a más de 660 metros de altura. Recorre un paisaje sorprendente y lleno de contrastes con impresionantes ramblas, barrancos y cárcavas fuertemente erosionadas. La vía verde está dotada de áreas de descanso, barandillas de protección y paneles informativos.
La cultura ciclista de la Comunitat Valenciana se fusiona con su rica tradición turística
Por el contrario, la “Vía Verde de Ibi” es ideal para las familias. Comprende un kilómetro y medio de tierra compacta alrededor de la conocida como “Ciudad del juguete”, discurriendo por el amplio valle agrícola de almendros y olivos que separa la sierra del Menejador al norte, incluida en el Parque Natural del Carrascal de la Font Roja y la sierra del Cuartel al sur. Mientras que la “Vía Verde del Serpis” supone 10 kilómetros que alternan tramos fluviales, bosques de ribera y hasta túneles a lo largo del cauce del río que da nombre a este itinerario.
Cerrando la provincia alicantina, la “Vía Verde de Xixarra”, que debe su nombre al ferrocarril Villena-Alcoi-Yecla, ofrece 15 kilómetros de dificultad media por paisajes planos y despejados y el gran atractivo de las fortalezas de Villena y Biar. Además, permite enlazar con el Camino de Santiago del Sureste.
Por último, la “Vía Verde de Torrevieja” se desarrolla en siete kilómetros sobre el ramal de lo que fue el antiguo ferrocarril Alicante-Murcia, descubriendo la gran tradición salinera de la población y los flamencos que anidan en las lagunas saladas de la Mata y Torrevieja. Se trata de una ruta tranquila apta para toda la familia.
Ya en la provincia de Valencia, la “Vía Verde de la Safor” se dispone sobre el histórico trazado de 7 kilómetros comentado anteriormente, entre Carcaixent y Dénia, permitiéndonos descubrir el rico patrimonio cultural de Gandía y el entramado de acequias y campos tradicionales por los que discurre la ruta.
La “Vía Verde del Antic Trenet” atraviesa el territorio de la comarca de la Ribera Alta partiendo de Carcaixent. Esta antigua vía de ferrocarril es ahora una ruta amable de casi 12 kilómetros por el interior de València que puede recorrerse a pie, en bicicleta, patines y en silla de ruedas.
La “Vía Xurra”, por su parte, arranca del norte de la capital de Valencia en 15 kilómetros hasta Puçol, transitando por la huerta histórica regada por el Turia, un emplazamiento singular de gran valor cultural y etnográfico.
Y acabamos este paseo por las rutas cicloturísticas valencianas con la “Vía Verde de Llíria”, 6 kilómetros entre campos de naranjos y cultivos hasta, si se quiere, el parque natural del Turia y la misma ciudad de Valencia.
Ya lo veis, múltiples opciones de recorridos entre mar y montaña y paisajes para todos los gustos para descubrir en bicicleta.
+ INFO
+ GUÍA DE CICLOTURISMO -VÍAS VERDES
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