Primoz Roglic
Primoz Roglic es la excelencia de la Vuelta a España
La tercera Vuelta a España de Roglic es la mejor y más completa de las tres
Hace uno muchos días, alrededor de la Vuelta a España y su historia, poníamos negro sobre blanco la figura de Primoz Roglic sobre la de Tony Rominger.
Jornadas después, Roglic ha igualado al suizo en la cumbre de la Vuelta a España.
Tres triunfos en otras tantas participaciones, una especie de idilio ni previsto ni planeado, pero que ha resultado perfecto.
Roglic ha encontrado consuelo y palmarés en la Vuelta a España y ésta ha ganado prestigio con uno de los mejores ciclistas del mundo.
Al igual que la referencia suiza, Roglic ha tenido la virtud de hacer mejor al anterior cada triunfo que firmaba en la grande española.
Si miramos la tercera, la que nos ocupa, no le encontramos ni sombra ni matices, empezó dominando ya en Burgos, esa tarde catedralicia en la que llegamos a soñar con el éxito de Alex Aranburu, y extendió su liderazgo a las tres semanas de carrera.
Como Pogacar en el Tour, Roglic ha hecho la Vuelta a España perfecta, modulando sus fuerzas, sabedor que era importante derivar el maillot rojo a terceros que lo defendieran con honor, excelente el Intermaché, para asestar los golpes necesarios en los momentos oportunos.
Roglic dejó hacer incluso soñar a Enric Mas con un duelo de iguales, tanto en Velefique como en Valdepeñas.
Nosotros lo dijimos sin ambages, inocentes y desprevenidos, pensamos que Mas podía meterle mano al dorsal uno, nada más lejos de la realidad, cuando las cosas se pusieron serias, en los Lagos de Covadonga, no hubo duda ni matiz.
Ese día Primoz Roglic hizo un cosa muy importante, venció y convenció, llenó de leyenda, como meses antes en Arrate, su historia y se desprendió de una etiqueta que él mismo se granjeó en muchas carreras, una etiqueta de «pancartero», ni mucho menos peyorativa, pero sí reflejo de las no pocas victorias que ha logrado en el tramo final de las carreras.
Roglic le dio brillo a los Lagos y estos le catapultaron al corazón de los aficionados que gustan de algo más que el control y el ciclismo de Youtube.
Ese día se despojó de todas las lógicas, se soldó a Egan Bernal y no miró lo que quedaba para meta, asumiendo un riesgo enorme, pues en el grupo tenía compañeros que podían darle cobijo.
Lagos de Covadonga al margen, los malos momentos de duda que sí tuvo en anteriores Vueltas no tuvieron lugar esta vez.
Roglic ha estado perfecto, pero no sólo él, también su equipo, el Jumbo, especialista también en buenos patinazos en la gestión de las carreras, midiendo los tiempos, sabedores que otros les hicieron los deberes en la carretera.
¿Una palabra en castellano?
Roglic: "Cerveza" #LaVuelta21— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) September 4, 2021
Y como colofón a todo, la comunión con el público, un tipo aparentemente frío y distante -acusado de ello por algunos medios-, ha sabido hablar en la carretera y demostrar un respeto tal por la Vuelta, que ponen a Roglic muy arriba en el cariño de la gente.
Cosa que no podía ser de otra manera.
Imagen: Unipublic / Photogomez Sport
Primoz Roglic
No llaméis a Primoz Roglic «pancartero» por favor
La etiqueta de «pancartero» no hace justicia a Roglic
La mejor Volta de años recientes, salvada en gran medida por esos dos monstruos, viajó por primera vez en su larga historia a Eslovenia gracias a un ciclista excepcional llamado Primoz Roglic.
Un éxito que, visto 48 horas después, sigue habiendo quien lo critica o lo pone en el alambre por la forma de correr de Primoz Roglic, recuperando ese término tan odiado en este ciclismo de «pancartero» o tipo que se juega os cuartos cuando la meta está a la vista.
Decir que Roglic ha sido «pancartero» en esta Volta no es desacertado, el recorrido daba para lo que daba y jugarlo todo al final era la única opción de secar una amenaza como Remco.
Incluso podría admitir el mismo adjetivo para la Tirreno que gana, en la que no le hacen falta más que tres achuchones al final para llevarse el éxito en la primera que competía.
Sin embargo, decir que Roglic es un «pancartero» de manual sí que es faltar a la verdad.
Le ha ido bien siendo conservador en muchos momentos, fruto especialmente de ese final asesino que tiene, que tanto nos recuerda a Tony Rominger, pero esas actuaciones de sacar la cabeza al final, se han alternado con jornadas de ciclismo muy top que algunos no quieren recordar.
Es sencillo, tanto como irse al momento en el que Roglic abandonó la Vuelta del año pasado, tras buscar en Tomares sorprender al líder Remco y tomarle unos segundos.
Se fue al suelo y se nos partió el corazón, pero sucedió precisamente por tomar riesgos.
El primer Roglic, el que gana dos etapas del Tour en 2017 y 2018, toma el mando de la cabeza en colosos como Galibier y y Aubisque, menudo descenso realizó en solitario en ambos.
Luego viajar a jornadas de relumbrón, la victoria en la Itzulia de hace dos años, batiendo a Pogacar en un mano a mano sostenido a no sé cuánto de meta, como el que le propone y acepta de Egan Bernal en Lagos de Covadonga.
Roglic es el iniciador de la gran etapa del Granon, con él empieza el baile alrededor de Pogacar, y lo hace en la cima del Télégraphe, a sesenta de meta.
Eso es Primoz Roglic, eso es también, un tipo con una admirable forma de entender este deporte, que a esas exhibiciones le ha añadido historias de superación y gestión de frustración que bien deberíamos hacer propias, en especial aquellos que siempre ven en un deportista top un ejemplo a seguir.
Imagen: Guillem Riera
Primoz Roglic
Roglic & Evenepoel, el Giro de Catalunya
El duelo Roglic & Evenepoel es el anticipo del Giro de Italia
La cosas de la vida, la Volta 2023, que con tanto detalle os hemos descrito, se supone este año un anticipo del Giro con Primoz Roglic y Remco Evenepoel en la salida.
A unas seis semanas de la primera grande, y en medio del subidón de la primavera, nos vemos con un entremés de mayo en pleno marzo en una carrera que, por otro lado, ofrece un diseño muy mejorable.
Pero están aquí, con cuentas pendientes y sabedores que los focos van a estar en ellos.
La última vez que Roglic y Evenepoel me midieron fue en septiembre, en el drama que le tocó vivir a Roglic en aquella llegada en llano en la que estaba ejecutando un ataque de esos que duelen, pues no se esperan, pero reporta un golpe moral y unos segundillos.
Roglic acabó por los suelos, destrozado -cuántas quemazones le hemos visto ya- y la sensación que su duelo con Evenepoel dejó hojas en blanco.
Medio año después, vuelven a cruzarse en la Volta, como grandes favoritos en un listado con nombres interesantes -ojalá veamos a un Bernal de regreso- pero ninguno a su nivel.
Sobre esta semana que empieza, creo que el reto para Evenepoel es cojonudo.
Corre un tipo de carrera que sin venirle mal, tampoco es su terreno idóneo, le quitan las cronos, como en casi todos los sitios, y le encadenan a tres llegadas en alto, ante un rival directo en unas semanas.
Ya sabemos que viene de dar grandes números en Tenerife, pero las sensaciones que ofrece el campeón del mundo en carrera son de debilidad cuando le ponen en aprietos para arriba.
Lo vimos en el UAE Tour con Adam Yates, cuando el británico le dejó en el tramo final.
Cierto es que Evenepoel gestionó bien la renta, pero Roglic y otros saben que el belga que resulta tan intratable en ciertos terrenos, ofrece debilidades en las llegadas en alto.
No sé hasta qué punto Roglic vendrá a disputar la general.
Tras hacerse con la de la Tirreno transmitiendo la sensación de que pasaba por ahí, ahora tiene opción de sumarle una Volta a su listado de vueltas por etapas que reluce en su estantería.
Ojo que el amigo viene con Dauphiné, París-Niza, Tirreno, Itzulia y Romandía, en una colección que no muchos han juntado estos años, de Valverde a Froome, pasando por Nairo, Richie Porte y el mismo Pogacar.
La Volta en este caso vendría a engrosar el caché, pero especialmente daría señas de lo que puede pasar en el Giro, ahí donde Roglic y Evenepoel se han citado para seguir lo que dejaron pendiente en la Vuelta.
Primoz Roglic
Tirreno-Adriático: Roglic me gusta hasta «pancartero»
Las victorias de pancarta de Roglic en Tirreno suman como las heroicas
Sí ya sé, los éxitos de Primoz Roglic, entre vallas y bajo la pancarta de meta de la Tirreno-Adriático, han vuelvo sobre la figura de aquel ciclista matador que firmó una buena parte de sus victorias en el tramo final de las carreras.
Y es cierto, el esloveno logró muchos triunfos así, muchos de esos más de 65 que adornan uno de los mejores palmarés que pululan ahora mismo por el pelotón.
Pero no le va a hacer ascos, el amigo Primoz, a una facultad que no todos tienen, capaz de aguantar escondido toda una jornada, para asomar al final, muy al final, lo justo para ganar la etapa.
Admito que pensé, desde un inicio, que Roglic no venía a por esta Tirreno, no al menos en la medida que podía ir años atrás a por la París-Niza o el Dauphiné.
Era su primera carrera desde que le vimos hecho un Cristo en aquella llegada de la Vuelta, justo antes de retirarse.
Una pretemporada condicionada por una operación y la incertidumbre del debut en una carrera de este nivel.
Incluso, cuando ganó el primer día serio de la carrera, pensé que era fruto de ese «savoir faire» en llegadas que pican, como otras veces le habíamos visto.
Pero no, amigas y amigos, este tipo es un rodillo, un killer «made in Slovenia» que no perdona ni cuando justo rompe a sudar.
¿Se han alienado los astros para su más que segura segunda Tirreno? es posible, el viento de la jornada reina ha jugado a su favor, pero es que esta gente, como Roglic digo, no triunfan fruto de la casualidad, en ellos reside un don, el del acierto, pero también la capacidad de esconder la cabeza, mezclarse en el grupo, aguantar lo que ellos saben aguantar y sacar el genio al final.
No ha derrotado a unos cualquiera Primoz Roglic en la carrera de los dos mares, pero está claro que, de inicio, ya sabíamos que estaban en otro nivel, en caso que la forma del esloveno estuviera más que aceptable.
Primoz Roglic, dije el otro día, es como esos delanteros a los que les favorecen los rebotes, pero claro, para que te vengan de cara, hay que estar y éste siempre está.
No acabo de ver a Roglic ganando esta Tirreno, creo gana por la inercia y clase que atesora, pero hoy he visto esa Lieja que gana tras perder el Tour, esa Itzulia tras caerse en París-Niza y esa Vuelta que domina tras abandonar el Tour.https://t.co/TLBDnI7lib pic.twitter.com/LLQbyp3sqV
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) March 9, 2023
Se va a llevar una Tirreno-Adriático rara, sin jornadas para enmarcar, como en otras ediciones, pero eso la estadística no lo contempla.
Esta sabe de números y registros y Roglic pone por segunda vez el huevo en la Tirreno, esta vez sin haber competido y ganando tres etapas, las tres de pancartazo, sí, pero es que la situación así lo requería.
Una cosa tengo cada vez más clara, más viendo la París-Niza, cuánto va a echar de menos Vingegaard a Roglic en el Tour
Imagen: FB Tirreno Adriatico
Primoz Roglic
Tirreno-Adriático: Primoz Roglic siempre se levanta
La victoria de Roglic en Tirreno recuerda que el esloveno siempre vuelve
Nos explicaba el amigo de Eurosport Adrián García en la presentación de la Vuelta a España, los sentimientos que le despierta Primoz Roglic y lo poco objetivo que es a veces con él, en un recuerdo que me ha venido a la mente con la etapa que ha ganado en la Tirreno-Adriático.
El esloveno es eso, deporte, espíritu y todo lo bueno que el ciclismo representa.
Pero no sólo eso, es ambición y entereza a partes iguales.
Porque sólo así entendemos la victoria que Roglic ha firmado en la primera llegada en alto de la Tirreno-Adriático.
No es la primera vez que Roglic en un estado de forma que ofrece dudas acaba llevándose el éxito.
Por ejemplo en la Vuelta del año pasado, cuando ganó la primera jornada en España en un final muy similar a éste de Italia.
Es un ciclista con muchos registros, pero en llegadas aquí nunca perdona, ni siquiera cuando llega tras una etapa en la que ha circulado tranquilamente en la panza del grupo, como desentendiéndose de la carrera, incluso cuando Alaphilippe probó suerte de lejos.
Cada victoria que Roglic celebra tras no verle desde su última caída, es una victoria del ciclismo.
No puede ser entendido de otra manera, es el espíritu y esencia de lo que es la propia vida, levantarse tantas veces como te caigas, aunque a veces, como bien vemos, te haces mucho daño.
No acabo de ver a Roglic ganando esta Tirreno, me parece que gana por la inercia y clase que atesora, pero hoy he visto esa Lieja que gana tras perder el Tour, esa Itzulia que consigue tras caerse en París-Niza y esa Vuelta que se lleva tras abandonar el Tour.
Eso es Roglic, y aquí sí que tomo un deportista profesional como ejemplo para las cosas importantes de la vida.
Imagen: @Jumbovismaroad
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