Primoz Roglic
La gesta de Roglic abrillanta la historia ciclista de Covadonga
Publicado
12 meses atrásen
Por
Iban Vega

Roglic le propina el homenaje más brutal que nunca ha tenido Covadonga
Cuentan relatos sueltos que allá por el siglo VIII, se produjeron unas escaramuzas entre dos bandos allá por la zona en la que hoy se sitúa la basílica de Covadonga, la misma que Roglic abordó el primera persona con Egan Bernal.
Fueron unas escaramuzas que pusieron techo a la conquista árabe de la Península por ese flanco -«Asturias es España, el resto tierra conquistada»- lanzando un nombre para la eternidad, Pelayo, el primer rey de lo que hoy llamamos monarquía hispánica, presente por doquier en Asturias, hasta en los medallones previos a la hermosa Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.
Ese capítulo dio paso a lo que en la historia se llama la «reconquista», una historia de siglos ceñida a mil interpretaciones.
Podemos decir que Roglic ha iniciado la reconquista de su tercera Vuelta en Covadonga, con la prudencia a la que invita la situación, pues quedan etapas complicadas.
Sin embargo una cosa ha logrado el esloveno, ha situado otra vez los Lagos en la historia mayúscula del ciclismo.
Si miramos atrás, veremos que en la cima astur, icono inequívoco de la Vuelta hasta la irrupción del Angliru, se ha escrito un bonito listado de ganadores de todo tipo.
Los tenemos por duplicado como Perico, Laurent Jalabert o Lucho Herrera, también ilustres que recuerdan los buenos aficionados, tipo Robert Millar, Raimund Dietzen, Álvaro Pino, Thibaut Pinot o Pavel Tonkov, e incluso ganadores en los Lagos que mantuvieron la racha hasta Madrid, como Nairo Quintana, hace cinco años.
Los Lagos, decíamos ayer, iniciaron su historia con Marino Lejarreta, en azul e imagen entrecortada, en la mítica Vuelta de 1983.
Sin embargo, durante muchas ediciones nuestra ilusión de ver el emblema de la Vuelta se disolvía cual azucarillo en el agua y la victoria se jugaba entre ciclistas que no eran de primera línea
Y lo decimos con respeto, mucho, pero es cierto que Roglic le ha hecho el mejor homenaje de siempre a los Lagos de Covadonga.
Cuando el esloveno y Egan Bernal llegaron con ventaja a la base de la subida, nos percatamos que en los casi cuarenta años de historia de la cima en la Vuelta, nunca un pez gordo del tamaño de Roglic había visto la basílica neorrománica de Covadonga en solitario.
La Santina va a flipar con la selección que trae la carrera
Nunca los Lagos vieron nada igual #LaVuelta21— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) September 1, 2021
Su etapa fue un homenaje a un símbolo del ciclismo asturiano, español y mundial, devolverle el brillo a un cima mítica que cambió la suerte de la Vuelta, garante de una belleza increíble y leyendas infinitas.
En un ciclismo en el que se mancillan subidas como el Tourmalet o Galibier, ahogadas en el mar de vatios, lo que Roglic hace en Covadonga, en medio de la lluvia, asumiendo riesgos que no tenía motivo para asumir, es un monumento que merece un busto al pie de la basílica.
Su gesta ha sido tan grande que le desprende de un, a nuestro juicio, merecida fama de «pancartero», es decir ese ciclista insuperable cuando se ven las pancartas de meta.
Ha seguido a un rival cuyo peligro era de rango medio, le ha relevado y ha aguantado hasta meta.
Una jornada que le viene a contrapié al Gamoniteiru, la cima que todos esperaban y que llega con listón altísimo del bello y viejo lugar de Covadonga.
Imagen: Unipublic / Photogomez Sport
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Primoz Roglic
Roglic no necesita el tren del Tour
Publicado
7 días atrásen
6 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Que Roglic no gane nunca el Tour poco o nada le minará el carisma
Entre las consecuencias menos comentadas del Tour de Francia que finalizó hace un par de semanas poco se ha hablado de Primoz Roglic y su futuro.
El lugar del esloveno en el ciclismo mundial ha quedado desplazado, que no anulado, tras lo visto estas tres semanas en Francia.
Ayer, las redes saltaron de alegría al verle de nuevo sobre una bicicleta, cosa que, a quince días de la Vuelta, no sé si es ir muy justo en los plazos.
En todo caso, el Roglic que abandona el Tour de Francia con fracturas, y eso que yo mismo dije que su retirada podía ser pensando en la Vuelta, creo que empieza a tener claro que el Tour de Francia cada vez lo va a tener más difícil, por no decir que imposible.
A la hegemonía que parece dispuesto a establecer Tadej Pogacar, se le sumarán nuevos nombres y el triunfo de un propio compañero en Jumbo, Jonas Vingegaard, joven aún y con margen, lo hemos visto, en todos los terrenos.
Roglic ya no sólo porfía por el Tour con gente de fuera, que le salen ganadores de la mejor carrera en su propio equipo.
La cosa se complica.
No sé si hace dos años, en la edición de septiembre, Roglic y Jumbo pudieron haber hecho algo más para distanciar a Pogacar antes de la crono final, pero lo que me parece de aquellos días es que el esloveno que viene de los saltos de esquí nunca más va a tener tan cerca el Tour, como entonces.
Sin embargo, la gente, la plebe, ha aprendido a querer a este esloveno tan discreto, como sorprendente de cuando menos lo esperas y duro como un pedrusco.
Lo apreciamos además con la estadística en mano, pues Roglic merece formar parte de una selecta y amplia lista de ciclistas que no han necesitado el Tour para situarse entre los mejores de la historia.
Ahora mismo en el Procyclingstats, Roglic está entre los mejores 50 ciclistas de siempre, un baremo que es fidedigno de la estadística que maneja el esloveno.
Parte del cambio que el ciclismo ha experimentado estos años es merced a su forma de correr y competir, él ha contribuido a sacar este deporte del tedio de la pasada década.
Para situaros al fenómeno, deciros que se mueve entre Perurena y Ocaña, muy cerquita de Froome y por delante de Zulle, Bugno y Freire.
Roglic se mide en la distancia a ciclistas como Sean Kelly o Laurent Jalabert, ciclistas con mejor palmarés que el esloveno, pero que despertaron sentimientos similares en nosotros, pues con ellos aprendimos a apreciar ese tipo de corredor que nunca salía a ver qué pasaba o a probar, que competía y disputaba todo y que al final, ganara o no, dejaba el mejor sabor de boca posible.
Imagen:A.S.O./Aurélien Vialatte
Primoz Roglic
Roglic nunca está tranquilo en Francia
Publicado
5 meses atrásen
16 de marzo, 2022Por
Iban Vega

Sólo Roglic puede parar, sobre el papel, a Pogacar en Francia
La París-Niza del domingo significó para Primoz Roglic la victoria más destacada en Francia, el sitio donde deberá jugarse el Tour, en parte por los pavés por los que ha circulado escapado en el GP Denain.
El triunfo de Niza que llega tras muchos sinsabores, algún buen momento y principalmente buenos sustos.
Hasta que Roglic no atravesó la meta del Boulevard des Anglais, no pudo respirar tranquilo, tras una jornada en la que Simon Yates le puso en más aprietos de lo que podíamos imaginar.
Un golpe, un aviso, que lejos de tener una lectura negativa, seguro que le puede valer de apunte a Roglic para el futuro.
No queremos imaginar la gestión de los kilómetros finales del Col d´Èze, con el maillot amarillo descolgado de Yates y Van Aert achicando agua por todos los lados.
Una imagen que para Roglic resulta muy familiar en Francia: cuando parece que lo tiene todo en la mano, todo se puede acabar torciendo.
Recordemos la semana aquella de agosto en Dauphiné que tuvo que dejar siendo líder, por una caída feísima que le puso en duda el Tour que acabaría perdiendo al final contra Pogacar.
Sin obviar la misma París-Niza del año pasado que luce en las vitrinas de Schachmann, cuando el esloveno había sido tan superior, que no quiso ni dejarle las migas a Gino MÄder.
Roglic estará en San Remo el sábado, aunque siempre hay que contar con él, resulta muy complicado verle disputando, más teniendo un compañero que es gran favorito.
Antes hará parada en Denain, en una carrera que recorrerá tramos de pavés por los que pasará el Tour de este año, acompañado de Vingegaard, con quien deberá entenderse para doblegar la increíble superioridad que Pogacar se está acostumbrando a desplegar en la carretera.
A sabiendas cómo es, y lo mucho que cabila esa cabeza, me cuesta creer que Roglic baje las manos ante Pogacar, pero que su compatriota le va a suponer un desafío extremo, también lo tengo claro.
Sea como fuere, con susto incluido, sin mostrar la contundencia de Pogacar, Roglic sigue en las quinielas, en todas, y ahora mismo no creo que haya uno como él para frenar el fenómeno que ha surgido de su mismo país.
Esperemos a ver qué dice Francia en julio y si la distancia entre Roglic y Pogacar que vimos la semana pasada es la real
Imagen: A.S.O./Alex Broadway
Primoz Roglic
Roglic merece una París-Niza «blanca»
Publicado
5 meses atrásen
6 de marzo, 2022Por
Iban Vega

Esta París-Niza debería reconciliar Roglic con Francia
El recuerdo final de pasada París-Niza nos lleva a aquel famoso día de Van der Poel desencadenando el apocalipsis en Tirreno y Roglic persiguiendo en el tramo final de la carrera hacia el sol…
Menudo día de ciclismo!!!
La cara y la cruz. #TirrenoAdriatico#ParisNice pic.twitter.com/qVDxwC97fE— Turista De La Vuelta (@TuristaVuelta) March 14, 2021
Aquella París-Niza que acabó antes de llegar a Niza, los coletazos de la pandemia un año después de llevarnos al confinamiento, se cobró el dominio de Roglic con un desenlace que cuando hablamos del esloveno en Francia nunca hay que descartar.
Con una carrera más que sentenciada, rubricada además con varios triunfos de etapa, Roglic perdió todo en una caída seguida de varios cortes que le dejaron en una estampa muy familiar, doliente y sangrando, persiguiendo el grupo de los mejores.
Roglic y Francia llevan ya una historia compartida de unas pocas alegrías y muchos desencuentros que para el corredor le ha significado una losa muy complicada de gestionar.
Desde el Dauphiné que perdió en los días previos al Tour de septiembre, año 2020, a lo mal que salió de la última Grande Boucle, víctima de dos caídas y roto ya en la primera semana de carrera, a la París-Niza del año pasado.
Roglic se presenta en la primera vuelta por etapas de entidad histórica del año con la idea de redimir ese mal trago, con un recorrido, da igual lo que le ponga, que le va perfecto.
Mientras Pogacar hará las delicias en Tirreno, el otro esloveno de la ecuación jugará mayores en una carrera en la que sólo pedimos una cosa, que acabe en el sitio que su calidad y fuerzas sean capaces de ponerle.
En un año en el que todos esperamos ver un duelo que, a tenor de lo apreciado en Strade, puede dejar surcos, Roglic es la parte sensible de la ecuación, que le vaya bien a él, es síntoma que su compatriota puede disponer de un rival a la altura.
En este ciclismo en el que nadie toma la salida a ver qué pasa, Roglic seguro que estará delante en la París-Niza, incluso siendo su tercera carrera del año.
Durante esta semana, la carrera presenta un recorrido muy similar a ediciones anteriores, hasta el miércoles jornadas de pan y cuchillo, llanas sobre el perfil, pero peligrosísimas en la práctica, con todos mirando al cielo y buscando las previsiones del viento,
El miércoles crono corta, y luego la media montaña de los Alpes Martímos por una zona privilegiada para emboscadas y sustos: final en el mítico Turini.
Será bonito calibrar a Roglic y con éste ver dónde está el Nairo estelar de este inicio de campaña, aunque para el colombiano la crono pueda serle demasiado lastre.
Solapada con la Tirreno, este año al 100×100, estamos ya en el meollo del primer ciclismo del año, con las fuerzas intactas y la ilusión de que todo está por ver.
Imagen: A.S.O./Fabien Boukla
Primoz Roglic
#2022Keys – ¿Podrá Roglic con el Tour de Francia?
Publicado
7 meses atrásen
6 de enero, 2022Por
Iban Vega

Para Primoz Roglic el Tour sería la guinda de un gran pastel
La imagen que ilustra este artículo es la mejor, la más apropiada para hablar de una relación que nos ha dejado con ganas de más, la de Primoz Roglic con el Tour de Francia.
Con la sensación de que Tadej Pogacar se sitúa en los preámbulos de sus mejores momentos como ciclista, sigue siendo muy joven, incluso con ese palmarés, con Roglic cunde la sensación de que su techo está próximo, si es que no lo ha tocado ya.
Pero claro, todo eso es teoría y en el caso que nos ocupa, las cosas, por suerte, no siempre siguen el patrón establecido.
Porque si hay un ciclista que es capaz de torcer toda lógica y llevarla a su terreno ese es el ex-saltador de esquí
El año pasado, cuando acabó fuera del Tour al final de la primera semana, valoramos que para Roglic ese tren ya partió, que iba a ser muy complicado verle ganar el Tour algún día.
Medio año después no pondríamos la mano en el fuego por esa apuesta, sabiendo de quien hablamos y de todo lo que sucedió tras la Grande Boucle.
El ciclista que se levanta tantas veces como se cae nunca puede ser omitido en la quiniela de la mejor carrera del mundo, Roglic ya ha demostrado poder con el Tour, lo ha domado a su conveniencia y sólo dos ciclistas únicos han evitado que acabara un año en el podio, Chris Froome hace tres ediciones, y otro de amarillo en París, su paisano Tadej en 2020.
Para el esloveno el Tour es la asignatura que todos le ponemos sobre la mesa, entroncando con esa estirpe de grandes ciclistas que nunca pudieron con la mejor carrera sin que ello les reste un ápice de atractivo.
Pero que sea lo que todos le pedimos no significa que a él le quite el sueño, su forma de encajar los golpes y resarcirse le hace competitivo los doce meses del año, presto siempre a disputar todas las carreras a las que concurre.
Roglic es el ciclista perenne
Y así, tendremos la seguridad de que ese calendario que aún tiene muchas casillas en blanco, sólo sabemos que correrá el Tour en julio, se llenará de páginas de ciclismo del bueno.
Para él, y así lo ha dicho muchas veces, la temporada son diez meses, el Tour no deja de ser la guinda, pero hay ciclismo que apreciar en cada rincón del calendario.
Su salto de calidad el año que dejamos atrás nos deja unos puntos suspensivos cuyo párrafo queremos seguir leyendo, si Roglic propone jornadas como Arrate o Lagos de Covadonga ya será un gran qué para seguir atentos a lo que progresa y si en el camino se desquita con el Tour bien, aunque en su caso tiene que ver con todo lo francés, pues París-Niza y Dauphiné también se le escaparon de las manos por sendas caídas.
En todo caso, como a Pogacar, casi todo lo bueno o malo que suceda en la temporada que empieza en unas semanas, tendrá que ver con la suerte que maneje Roglic.
Imagen: A.S.O./Alex Broadway


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