Noticias de ciclismo
Valverde se ha hecho mayor en la Vuelta
De catorce veces de Valverde en la Vuelta, la mitad acabó en el podio
En la serie de perfiles que la gente de Unipublic nos está pasando estos días previos a la Vuelta a España, nos han venido a recordar una de las relaciones más sólidas y fieles que conocemos, la de Valverde con la grande española.
Y nos llevaron a 2003, cuando la Vuelta subió Envalira, a cuya cima llegó un grupo numeroso para ser una etapa de montaña para ver el triunfo, el primero, de Alejandro Valverde.
De aquello hace 18 años, una mayoría de edad, una cifra tan grande que explica con sólo citarla la profundidad de Alejandro Valverde en la Vuelta y en el ciclismo.
Si hace poco recapitulábamos un serial de amor imposible entre Valverde y ls Juegos Olímpicos, aquí encontramos momentos muy felices.
Aquel de Envalira, el mismo puerto en el que se escapó en este Tour, fue el inaugural, justo el año que empezaba a destacar, luego, días después en La Pandera sacando los colores a Cárdenas y Heras, cuando estos ya se relamían.
Triunfos, retazos de un corredor que en la Vuelta, una carrera de tres semanas, siempre ha sacado su mejor versión, ha firmado parte de sus mejores cronos, sus escaladas más buenas, la de hace dos años en Asturias atacando a Roglic desde abajo y distanciando a Pogacar, y una regularidad que le ha costado horrores sostener en el Tour.
En la Vuelta, Alejandro Valverde consiguió el que consideramos su mejor triunfo, aquella etapa con final en Cumbres Verdes, cuando tiró para Nairo durante toda la subida para acabar imponiéndose en la cima.
Nada, por detrás entraron Purito, Contador, Froome y el propio Nairo.
Alejandro Valverde ganó la Vuelta de 2009, una carrera que corrió en el alambre varios momentos que decidió un instante en Monachil, cuando a Cadel Evans tardaron una eternidad en servirle una rueda nueva.
Valverde ganó aquella carrera, pero sufriendo lo suyo.
Curioso que años antes, también en Monachil, Vinokourov le decantó la balanza en una carrera que parecía tener ganada.
El Alejandro Valverde de la Vuelta es un ciclista de récords que creo extrapolables a la historia del ciclismo
La ha corrido catorce. veces, y la mitad ha acabado en el podio de Madrid, una de las veces como primero, de hecho fue el ultimo maillot oro de la historia, al año se estrenaría el rojo actual, que ganaría Nibali y por el cual no pudo competir al estar sancionado por las mierdas de la Operación Puerto.
Ha ganado doce etapas, algunas antológicas como La Pandera o Cumbres Verdes, otras a velocistas tipo Erik Zabel.
Ha sido 27 días líder y sólo abandonó una vez, el año 2002, su primer años en el pelotón profesional.
Veinte ediciones de la Vuelta han pasado desde entonces.
Noticias de ciclismo
Dauphiné: El ciclismo que nos está tocando en suerte
Fantasía de ciclismo en este inicio de Dauphiné
Este inicio del Dauphiné tiene mucho que ver con lo que comentábamos en el último podcast, y con el tipo de ciclismo que nos ha tocado vivir, sobre todo desde la pandemia.
Viendo cómo terminó la primera etapa, con la primera victoria de Pogacar en una carrera que no pisaba desde hace cinco años, me vinieron a la cabeza unas palabras de Omar Fraile sobre cómo se corre hoy en día.
El ciclismo actual es justo como este arranque del Dauphiné: rápido, sin piedad, sin esperar a nadie, sin mirar atrás.
Ya avisábamos estos días de que se venía un “eclipse” en el Dauphiné con Pogacar, Vingegaard y Remco en la parrilla, y con Van der Poel orbitando por ahí.
Y madre mía, qué final nos han dejado… con el testimonio de lujo de Santiago Buitrago.
Aquí no se perdona ni una. Basta una rampa pequeña, una rotonda mal colocada, y todo salta por los aires.
Termina en un sprint entre los mejores, ¡y eso que todavía faltan cinco o seis días para que la carrera entre de lleno en su terreno, los Alpes!
Me acordé de lo que decía Omar sobre este ciclismo sin pausa, sin respiro, donde probablemente veamos corredores retirarse antes de los treinta y pocos… pero qué carreras nos están dejando.
Qué forma de correr, qué intensidad.
Y sobre lo que vimos: ojo con Jonas Vingegaard. Está con hambre, no se achica. Si esa recta final dura 50 metros más, quién sabe si no le mete un susto a Pogacar.
Ya sabéis que por aquí somos bastante del danés.
No porque nos caiga mejor o peor, sino porque le planta cara de verdad a Pogacar.
Y eso es lo que queremos ver: competencia, emoción, carrerones como este inicio eléctrico del Dauphiné.
De esos que, hace no tanto, ni soñábamos.
Imanen: A.S.O.
Noticias de ciclismo
El Roglic de este Giro no parece Roglič
Ahora mismo Roglič tiene el Giro más perdido que otra cosa
Hace dos años, a estas alturas del Giro de Italia, Primož Roglič peleaba una clasificación general muy ajustada con Geraint Thomas, y terminó llevándose la victoria en la Corsa Rosa.
En esa ocasión pasó por momentos muy complejos, marcados especialmente por aquella caída que obligó a abandonar a Tao, dejando a Roglic tocado física y anímicamente.
A pesar del dolor, supo mantener la calma y disimular ante los rivales.
En aquella edición del Giro, Roglič logró que el Girotranscurriera según su plan. Prácticamente no pasó nada decisivo hasta el penúltimo día, cuando llegó la mítica cronoescalada.
Allí sufrió un problema mecánico justo antes de la meta y tuvo que ser empujado por un aficionado, que curiosamente había sido su rival en el pasado… en los saltos de esquí.
Dos años después, Roglič se encuentra con una general muy diferente en este Giro 2025.
A diferencia de aquella carrera controlada, esta edición ha tenido bastantes imprevistos: etapas marcadas por la lluvia, contrarrelojes con condiciones extremas, alguna caída y días inesperados como el de Asiago, donde perdió casi cuatro minutos.
La situación general ahora es complicada, pero aún no imposible.
Roglič sigue siendo un corredor que, cuando se ve contra las cuerdas, sabe responder en la larga distancia. Es cierto que muchas de sus victorias han llegado desde una estrategia paciente, al estilo pancartero, pero en esta ocasión está obligado a arriesgar. Si quiere cambiar el rumbo, tendrá que jugar fuerte.
Ahí entra también su equipo, Red Bull – BORA, que no ha estado al nivel que se esperaba esta temporada, ni por plantilla ni por rendimiento.
Las bajas importantes, como la de Jai Hindley, se han notado, y otros nombres fuertes como Daniel Felipe Martínez han estado prácticamente desaparecidos.
Solo Giulio Pellizzari ha demostrado estar a la altura, convirtiéndose en el gregario más fiable y valioso para Roglič.
El joven italiano ha sido su única rueda amiga en los momentos más complicados de montaña.
Ahora llega la temida última semana: la de la alta montaña, la de las máscaras. Una semana en la que todo puede pasar.
Hay corredores importantes como Richard Carapaz o Egan Bernal que, si se lanzan, podrían dinamitar la carrera.
Roglič deberá estar atento a esas ofensivas y, si encuentra la rueda adecuada, podría recuperar terreno.
Lo cierto es que hasta ahora su rendimiento ha sido irregular.
Solo ha brillado realmente en las dos contrarrelojes; el resto del tiempo ha estado escondido en el pelotón, desgastado o persiguiendo.
Veremos si la montaña termina por pasar factura a sus rivales… o a él. Pero si algo ha demostrado Primož Roglič, es que nunca hay que darlo por vencido.
Noticias de ciclismo
El Tour en Montmartre: «C´est fait»
Montmartre sentencia el paseo del Tour en los Campos Elíseos
Era necesario, ya sé que a los ciclistas no les pone el plan, pero era necesario, el camino de rosas de los Campos Elíseos de París, el cierre del Tour de Francia, se había consolidado como ese muermo infumable que no los cafeteros soportaban, en especial tras semanas de emociones máximas. Por eso lo adecuado de insertar Montmartre.
It’s now official, the last stage of this year’s Tour de France in Paris will finish on Champs-Elysees but will include 3 ascents of Montmartre, the last one coming with just 6 km to go. Now imagine if Pogacar is 10 sec behind Vingegaard before this stage. 😝#TDF2025 pic.twitter.com/DxgaEhbJqS
— Mihai Simion (@faustocoppi60) May 21, 2025
Así es la última etapa del Tour de Francia 2025 marcará un momento histórico: por primera vez, la llegada en París incluirá tres ascensos al empedrado Montmartre, un lugar emblemático que brilló durante los Juegos Olímpicos de 2024.
Esta novedad representa un cambio importante frente al tradicional final plano en los Campos Elíseos.
La etapa 21 tendrá un recorrido de 132,3 km.
El pelotón entrará en París tras 51,7 km de carrera y luego dará cuatro vueltas al habitual circuito de los Campos Elíseos, con un sprint intermedio en la línea de meta.
A partir de allí, se tomará un nuevo circuito que sube tres veces la Côte de la Butte Montmartre, una subida de cuarta categoría con 1,1 km al 5,9%.
No es mucho, pero suficiente para la dosis de emoción que proporcionaba la fórmula antigua.
Este tramo final, con su última subida a solo 6,1 km de la llegada, puede arruinar las opciones de los velocistas puros y hacer que la etapa se decida entre ciclistas más completos.
Montmartre no solo ofrece una dificultad técnica, sino también un escenario icónico: los corredores pasarán frente al Sacre Coeur, como lo hicieron durante la prueba olímpica en 2024.
Remco Evenepoel ha cambiado de opinión y ahora valora positivamente el cambio: “La subida fue muy especial. Es bonito verla incluida en el Tour. Seguro que hará la carrera más interesante”.
En cambio, Jonas Vingegaard, dos veces campeón del Tour, mostró dudas: “No sé si es buena idea. En los Juegos había solo 50 ciclistas en ese punto, pero en el Tour seremos 150 luchando por colocarse en una subida muy estrecha”.
A veces creo que Vingegaard es ciclista por obligación.
También comentó que “podría haber más estrés del que realmente queremos al final del Tour”.
Este final innovador promete emoción y espectáculo en una edición histórica del Tour, que, por primera vez, mezcla la tradición parisina con la dureza de Montmartre, un cierre impredecible que podría cambiar el rumbo de la última etapa.
Ciclismo
Vingegaard y el temor a las caídas
Dos caídas en menos de un año condicionan a Vingegaard
Cuando Vingegaard tuvo en París-Niza el percance que acabó con él fuera de la carrera, ya nos lo temimos: dos caídas en tan poco tiempo tenían que pasar factura.
Al poco renunció a la Volta.
Ya lo sabemos el ciclismo profesional es un deporte de alto riesgo. Las caídas están a la orden del día y las consecuencias no solo se sienten en los huesos, sino también en la cabeza. Cada vez más, los corredores tienen que lidiar no solo con la recuperación física, sino con el miedo, la presión y el recuerdo de los accidentes pasados.
Y cuando un ciclista tiene familia, hijos esperando en casa, las decisiones dentro del pelotón pueden cambiar.
Ojo, Tim Heemskerk, entrenador del equipo Visma-Lease a Bike, lo dejó caer en una entrevista reciente: los ciclistas con hijos pueden pensárselo dos veces antes de meterse en una maniobra arriesgada. La mente pesa, y más cuando ya se ha pasado por situaciones duras.
Y eso nos lleva a uno de los casos más sonados del momento: Jonas Vingegaard.
En menos de un año, Vingegaard sufrió dos accidentes serios
Primero se estrelló en la Itzulia, con fracturas que lo alejaron de la competición dos meses y medio.
Luego, en París-Niza, terminó con una conmoción y la cara destrozada. Aunque ya está entrenando fuerte para el Tour de Francia, muchos se preguntan si ha quedado algún miedo rondando en su cabeza.
Además, el nacimiento de su segundo hijo hace que su rol como padre también influya en su enfoque. No es que lo haya confesado abiertamente, pero hay quienes ven señales de precaución. Y no es el único del equipo con esa “cicatriz mental”.
Van Aert, otro crack de Visma, también parece haber perdido algo de su audacia tras sus propias caídas. Incluso se habla de un “virus del miedo” que se ha instalado en el equipo.
Para intentar revertir esta racha, el equipo ha implementado entrenamientos cognitivos y tecnología nueva, pero reconocen que la experiencia real de correr no se puede imitar.
El 8 de junio, en el Critérium du Dauphiné, será la primera prueba de fuego para Vingegaard, y ahí se verá si está listo para el gran duelo con Pogacar en el Tour, tanto física como mentalmente.
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