Vincenzo Nibali
Vincenzo Nibali, siete razones para quererlo
En Vincenzo Nibali concluyen todos los ciclismos, el de antes y el actual
En el World Tour que arranca hay muchos focos que corren en la espalda de esos ciclistas con tez de niño que no han querido respetar esos tiempos que marcaban los manuales de antaño, nosotros sin embargo queremos poner la mira en un ciclista que podemos describir como una leyenda, una suerte de vestigio de ese ciclismo pretérito, que hurga en el el presente para seguir vigente, hablamos de Vincenzo Nibali.
Hablar del italiano en este mal anillado cuaderno no ha sido sencillo, pues la objetividad nunca ha sido la costura de lo escrito, sin embargo, redoblando la apuesta, vamos a por siete motivos por los que creemos que Vincenzo Nibali es un ciclista que, desde la óptica del aficionado, sólo puedes querer.
El motivo uno tiene que ver con ese bagaje, el legado que deja a sus espaldas, un palmarés prendado de variedad y calidad en partes iguales.
Vincenzo Nibali aúna cuatro grandes vueltas (dos Giros, una Vuelta más otro Tour) con tres monumentos.
En esos monumentos ha mostrado los registros de su ciclismo, pasional, improvisación, genial en los instantes clave.
San Remo rompiendo desde el Poggio, Lombardía haciendo gala de habilidad y certeza táctica.
En este último renglón basamos el segundo punto, la estrategia, la pizarra de Nibali es de manual, de vieja y nueva escuela, transversal, un premio para cualquier maestro en esto.
Sacar la oportunidad de la crisis, la ventaja de la hostilidad y siempre, siempre, siempre sacar la cabeza.
Por que, ahí va el tercer motivo, Vincenzo Nibali ha granjeado un palmarés de excepción conviviendo con monstruos de hoy y de siempre como Alberto Contador, Chris Froome o Nairo Quintana, corredores que sobre el papel, mano a mano, le habrían derrotado, pero que en las vueltas que da la vida, Nibali les ha podido mojar la oreja, juntos a por separado.
Recordad aquella etapa de Tirreno, bajo el diluvio, con Froome mandando en la general, mano firme, Nibali le levanta la general en un día dantesco.
Dias así, que no se olvidan.
Cuarto motivo, es competitivo hasta el extremo.
En el Giro último Primoz Roglic parecía inaccesible, Nibali le descubrió la sima, abrió el hueco y plantó la semilla de su derrumbe.
Richard Carapaz acabó de rosa, pero a Nibali le queda el sabor de precipitar el desenlace.
Así muchas veces, es un ciclista que más allá de lo que marquen los potenciómetros, de los números corren con el alma, con las sensaciones de siempre y cariño de los orígenes.
Quinto motivo, ese amor por el ciclismo de siempre, la reconciliación con el deporte de toda la vida, con ese que dicen, perdió la magia.
Ssexto pretexto, es italiano, eso es un plus, oírle hablar, ver lo que arrastra, sentir su hinchada… es, volvemos a lo mismo, ciclismo de toda la vida, de siempre.
Pero además siciliano, es decir socarrón e irónico, sabe quién se la ha hecho y pasa factura, Horner, por ejemplo, en aquella llegada a Hautacam, donde de amarillo del todo no perdonó una victoria, otra más, en ese Tour que ganó por que sencillamente fue el mejor, si otros no pudieron rivalizar, no fue cosa suya, fue una cuestión intrínseca al ciclismo con las caídas.
Y siete, acabamos, con esa elegancia, esa técnica, esos descensos que son un premio a la vista y el buen gusto, una forma de tratar la máquina que es seda, es sencillamente la sublimación de un oficio, el ciclista, que Vincenzo Nibali, camino de los cuarenta no se cansa de ejercer.
Alejandro Valverde
Nibali ha sido el corredor que alguna vez quisimos ver en Valverde
Aunque el palmarés de Valverde sea mayor, el de Nibali tiene muchísimo valor
Por mucho que cueste decirlo y pensarlo, Vincenzo Nibali y Alejandro Valverde ya son exciclistas.
Les espera ahora una vida que, entiendo, será más tranquila, más familiar, aunque seguro seguirán siendo solicitados en mil sitios, pues la suya es una leyenda que ha hecho grande este deporte durante los últimos veinte años.
Evidentemente que entre las mil cosas y obviedades que hemos dicho de ambos durante el Giro de Lombardía, han surgido, como no, las comparaciones.
Yo le he dedicado un ratillo a la ficha de ambos en el PCS y os quiero dar unos datos que no son interpretables, pues son estadística.
Alejandro Valverde es el sexto mejor ciclista de siempre, habiendo logrado 133 victorias y corrido 32 grandes vueltas y 35 monumentos.
Por su parte, Vincenzo Nibali se ha situado entre los 35 mejores ciclistas de la historia con 27 grandes vueltas corridas y 44 monumentos.
Como veis, dos monstruos de su tiempo, que se han zurrado hasta la saciedad durante años, en mil paisajes y en mil circunstancias para completar un periodo que, sinceramente, considero imborrable.
Luego están, como digo, las comparaciones… y no digo nada descabellado si afirmo que Vincenzo Nibali es ese ciclista que muchas veces habría querido ver en Alejandro Valverde.
Sé que a lo que ha hecho el murciano es muy difícil ponerle un pero, que hay que situar en valor todo lo logrado, pero también es cierto que lo del italiano ha sido magia sobre ruedas, emociones a flor de piel y querencia por los grandes escenarios.
Valverde es imbatible por Nibali en cantidad pero ¿y en calidad?
El segundo atesora cuatro grandes y tres monumentos, por una grande y cuatro monumentos del primero.
La selección de títulos que Nibali ha sido capaz de reunir en sus estanterías habla de un concepto muy diferente del ciclismo.
Vincenzo ha tenido victorias que podríamos decir «menores» pero nunca ha desestimado carreras como Milán-San Remo o Lombardía, por correr en casa o cerca de casa.
El objetivo de Valverde en pruebas como el Indurain, Valencia, Murcia y Andalucía, por citar unos ejemplos, incluso por delante de clasicotes como San Remo o Amstel ha sido algo que aficionado medio, entre el que me incluyo, no ha sentado bien.
No sé si ha sido él o su entorno, si el huevo o la gallina, pero estoy seguro que alguno de esos 133 triunfos el admirador de Valverde los habría cambiado por otros de más prestigio.
Ojo que digo el aficionado, pues el corredor al final ha hecho, como corresponde, lo que le ha rotado.
La cultura ciclista italiana de la que ha mamado el siciliano se nota en ese palmarés por la variedad que alcanza y lo celoso que ha sido de brillar en el calendario patrio, de por sí un top tres en prestigio mundial, muy superior, sin duda al español.
Luego está la actitud en carrera.
Alejandro Valverde ha basado sus grandes éxitos en estrategias inteligentes, sí, pero conservadoras, también.
Sus cuadro Liejas y cinco Flechas se resuelven de forma similar, lo mismo que otros muchos triunfos, cosa que por ejemplo Nibali ha logrado variar más.
El siciliano tiene una San Remo fraguada en la coronilla del Poggio con los velocistas viéndole partir, o un par de Lombardías culminados con estrategias brillantes y descensos históricos.
Valverde nos ha hecho vibrar, pero esa punta de velocidad y ese instinto que siempre le han acompañado han dado con triunfos más contenidos que los fuegos artificiales de Vincenzo.
¿Cuántas veces nos habría gustado ver a Alejandro tomar riesgos?
Más de una y más de dos, por eso victorias como la del Tour de 2012 o aquella clásica llamada Roma Maxima -efímera sucesora del Giro del Lazio- son tan queridas por los especialistas en Alejandro Valverde, por fraguarse de forma diferente a tantas y tantas de esas más de ciento treinta dianas con las que deja el ciclismo.
Vincenzo Nibali
Tres momentos a los que agarrarnos ante la retirada de Nibali
Vincenzo Nibali nos deja obras eternas en el momento de su retirada
El anuncio de retirada de Vincenzo Nibali no entraba en el plan de muchos, pero no por ello puede dejar de sorprendernos.
El paso de página es obvio, las cosas se han complicado mucho para ciertos ciclistas, el cambio generacional en tres años, sólo tres, ha sido brutal.
No olvidemos que en 2019, Nibali a estas alturas de Giro se erigía en el gran rival de Roglic para acabar segundo en la general, sólo superado por Carapaz.
Desde entonces, poco o nada hemos tenido del siciliano que recordara el grandísimo ciclista que ha sido.
Un corredor que nos ha llenado de grandes momentos de ciclismo, aunque también de alguno de dudoso gusto, como esos remolques en los que ha sido cazado.
Sea como fuere hablamos de algo que hemos dicho más veces, Vincenzo Nibali es un ciclista de culto, un corredor de una época complicadísima, con rivales sobre el papel mejores que no le han impedido firmar un palmarés excelente.
De entre los grandes momentos de Vincenzo Nibali vamos a quedarnos con tres
El primero aquella famosa etapa del diluvio y el muro imposible en la Tirreno-Adriático de 2013.
Froome dominaba la general hasta que el siciliano armó el corte bueno con Purito y Sagan.
Los tres reventaron de tal manera la carrera que dejaron al inglés, muy torpe en esas circunstancias, atrás y sin opciones de defender un liderato que muchos le dimos seguro hasta el mismo final.
El segundo día que quiero destacar es el que considero mejor jornada de ciclismo del 2016, la etapa del Giro que entró en Francia para hacer alto en Risoul.
Nibali afrontaba el tramo final de la carrera con una desventaja cercana a los cinco minutos respecto a Steven Kruijswijk, un muro que no le quitó de minar y minar la resistencia del líder en la subida del Agnelo, en compañía de Esteban Chaves, para luego dejarle atrás en la bajada.
La imagen de la maglia rosa estampada en una pared helada junto al enorme trabajo de Astana, recordamos a Scarponi, en favor de Nibali, son cosas que nunca olvidaremos por tratarse de un monumento brutal al ciclismo.
Por medio de Tirreno y Giro, hacemos parada en el Tour y la famosa etapa de adoquines
Lars Boom figura en el palmarés, pero aquel Nibali que revienta a todos en cada empedrado fue demasiado para nuestros ojos.
Froome ni llegó a entrar en el pavés y Contador salió muy desplazado, tanto que no sé yo si hubiera podido remontar.
Y es que Nibali no tuvo la calidad y poder de Nairo, Froome o Contador, pero llevando la carrera al extremo, buscando las vueltas al rival, el siciliano ha sido un maestro.
La retirada de Nibali es uno de los titulares de la primera semana del Giro, sin duda que será un ciclista cuyo hueco no resulte nada sencillo llenar.
Vincenzo Nibali
Nadie es como Nibali en este Giro
Todo parece indicar que Nibali ya no es tan favorito al Giro como antaño
En la salida del ombligo de los Saboya, en el corazón de Turín, no hubo nadie como Vincenzo Nibali, nadie con su palmarés y trayectoria en el Giro, nadie que lo haya ganado anteriormente, nadie que conecte con ese ciclismo que creímos perdido, nadie que despierte tantos y tan buenos recuerdos, durante no pocos años.
Nadie es como Nibali en este Giro, ni siquiera tras descolgarse en Sestola
Y lo decimos por enésima vez, y lo dejamos por escrito en la certeza de que los mejores días del Squalo son historia, por una cuestión del paso de tiempo y la máquina de la edad.
De todos los ganadores en activo del Giro, que son unos pocos, desde Nairo a Tao Geoghedan, pasando por Froome y Carapaz, sólo el siciliano concurrió, puntual, a la cita en la capital del Piamonte y de los reyes de Italia.
Vincenzo Nibali, 36 para 37 años, ganó su último Giro hace seis ediciones, tres semanas imborrables, con su sello, remontando cuando, a cinco días del final estaba muerto en la general, cuando a 48 horas, aún dos corredores le sacaban ventaja, uno de ellos, Steven Kruijswijk, unos cuantos minutos.
Fue aquella etapa del neerlandés estrellado en la bajada de Agnello, una jornada de asedio tal que dejó seco al que parecía tan favorito.
Un día más para enmarcar en la vida del ciclista que, sin condiciones para ser un gigante, lo fue.
Trazando la vida deportiva de Nibali, nadie pierde de vista los golpes de efecto, de teatro, dados además en escenarios complicados y adversos, sacando la cabeza tarde o temprano.
El ciclismo de Nibali es ese de Porto Sant Elpidio, una epopeya de la Tirreno que recreó con tino Van der Poel este mismo año: con el cielo roto sobre sus cabezas y cuestas imposibles, Nibali no vaciló en derribar el gigante de Froome, líder, hasta la victoria final.
Ese mismo año, el de Mesina, concurrió en el Giro, «opacado» por el flamante ganador del Tour, Wiggins, hasta que el inglés se fue echando pestes de la carrera italiana, de sus carreteras, de las encerronas que le practicaron el siciliano y otros.
Nibali ganaría ese Giro bajo la cortina blanca de Lavaredo
O al año siguiente, la etapa «made in Roubaix» del Tour 2014, con Froome retirado y Contador limitando los daños.
Todo eso es Nibali, una forma de entender el ciclismo muy nuestra, de corazón y fe, pero también de estrategia y perfecta mesura de los esfuerzos
Dijo Nibali un día que los potenciómetros no son para él, lo suyo era intuición pura y dura, la misma que le valió San Remo con el ataque perfecto en el Poggio o la que sacó en las laderas de Como para la conquista de dos Lombardías.
El Vincenzo Nibali de ahora es un ciclista que desprende grandeza pero que no intimida, por lo que decíamos, por el paso de los años, la suya además ha sido una carrera contrarreloj para llegar al Giro con una fractura de mano.
El año pasado, con todo lo raro que fue, ya marcó un punto que creo que para él es de no retorno, no optó en ningún momento al triunfo final, cosa que nunca le había sucedido.
Lo que veamos de Nibali en el Giro 2021 puede ser el perfume final de una grandeza que siempre guardaremos para nosotros, seguramente no gane, pero quizá pueda provocar que alguien lo pierda.
Giro de Italia
Giro: ¿Qué arma le queda a Nibali?
Jugarse el Giro a declaraciones con Nibali suele salir caro
Vincenzo Nibali vuelve a estar donde acostumbra, en la quiniela para ganar un Giro de Italia que ahora mismo no vemos en mano de nadie.
Una semana después de su inicio, con los dos británicos favoritos fuera de concurso, Geraint y Yates, y la zozobra de saber qué pasará con el coronavirus y la nieve de las grandes cimas programadas para la semana final, el Giro se debate en una igualdad incierta, sin que nadie sobresalga pero con la sensación de aquí podemos ver mucho mejor ciclismo que nos dio el Tour.
En un listado en el que podríamos incluir a Majka, Pozzovivo, Fulgsang, Kelderman y Almeida, Nibali lleva ventaja, ninguno de los mentados sabe lo que es ganar el Giro, ni siquiera una grande, él lleva cuatro.
Y ese límite que podría parecer algo así como el vivir de rentas no es un salto sencillo de realizar, la difusa línea entre ganar una grande o no es más compleja de sortear con suerte de lo que parece y quien ha llegado hasta el final para recoger la maglia o maillot de ganador en París, Milán o Madrid parte, de inicio, con ventaja.
Es un hecho que el Vincenzo Nibali del Giro 2020 no es el de hace unos años.
Creo que la mejor versión del siciliano, en tiempos recientes, se quedó en aquella subida a Alpe d´Huez, donde un imbécil le tiró al suelo entre el humo de las bengalas.
Desde entonces el italiano es un ciclista que infunde respeto, aunque sin la pegada de antaño.
Pero no conviene perderle de vista, es especialista en muchas cosas, no sólo en sacar un 110% de sus capacidades en un entorno en el que se ha tenido que pelear con grandes nombres y a veces resultando ganador.
Nibali se conoce bien y conoce mejor la carrera, y lo que implica
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Recuerdo el año pasado, en la jornada que ganó Zakarin en los Alpes, cuando Nibali empezó a hacer caer sobre las espaldas de Roglic todo el peso de ser el favorito a ganar el Giro de Italia.
Le paso toda la presión de salir a por Carapaz y Landa y el esloveno no pudo reaccionar.
Nibali no ganó el Giro, pero propició que Roglic tampoco.
Estos días vemos que se ha iniciado un pique declarativo entre Jakob Fulgsang y Vincenzo Nibali que nos recuerda mucho al que mantuvo el siciliano con Roglic el año pasado.
El danés le ha dicho que no va a poder mear tranquilo en ningún tramo de carrera, todo por que Trek tiró cuando Fulgsang tuvo una avería o pinchazo, no recuerdo.
Ayer mismo en la etapa que ganó Peter Sagan, el danés reverdeció su fama de pupas.
Ambos corredores han sido compañeros en Astana, de hecho el nórdico fue clave en aquella famosa etapa del adoquín en favor a Nibali, y por eso debería saber Jakob que con Nibali las guerras dialécticas no suelen cundir, al contrario, el siciliano es especialista en volverlas en tu contra.
Y es que Nibali está perfecto en este Giro, no tendrá el golpe de años atrás, pero el entorno le acompaña, el palabrerío también, lo mismo que un recorrido lleno de dificultad, que premia el fondo y la resistencia, una marea en la que Nibali se maneja muy bien.
Y por si fuera poco el clima, añadiendo incertidumbre en un Giro versión de otoño en el que, salvo explosión inédita, seguramente veremos a Nibali en la puja hasta el final.
Imagen: FB Giro d´ Italia
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