Mikel landa
Mikel Landa habría sido un ciclista brillantísimo en otro tiempo
Con cronos maratonianas, Mikel Landa podría haber sido un ciclista de culto
Muchas veces me he preguntado, estos últimos años, qué habría pasado con un ciclista tipo Mikel Landa o Nairo Quintana en aquellos tiempos en los que la suma de las cronos del Tour superaba 100 kilómetros.
Es obvio que esperar, en el corto plazo, que vuelvan aquellas cronos a las grandes vueltas es mucho esperar, pero entre aquello y la actualidad hay matices.
En todo caso, sí que es cierto, que ciertos corredores de la actualidad se han beneficiado de esta tendencia de una manera más que evidente.
Entre otros, como dije, Mikel Landa.
Esta misma semana, en la rueda de prensa previa a la vuelta al cole del Bahrain, Mikel, junto a Pello Bilbao, ya han dicho que el Tour de Francia entra en la lista de prioridades de 2023.
La casi total ausencia de kilómetros contra el reloj de la carrera francesa juega a favor de obra frente a la elección por el Giro de Italia.
Mikel Landa sigue en las mismas que cuando fue podio en el Giro de 2015, centrando su suerte en generales y buenos puestos al final de las tres semanas.
En su relación de deseos para el año nuevo pide, por eso, otra cosa: «Volver a ganar«.
Y ahí es donde yo quiero entrar.
¿Qué tipo de ciclista habría sido Mikel Landa de no haberse centrando en generales?
En caso que las cronos fueran las de hace 20 ó 30 años, habría sido complicado verle disputar una plaza en la general, pero ello nos hubiera descubierto otro perfil de ciclista.
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Yo me voy al Landa que acaba de fichar por el Team Sky y gana una etapa de la Itzulia o al mismo que debuta en Movistar alzando los brazos en Tirreno.
Un corredor con una clase brutal sobre la bicicleta, que por postura y movimiento en la misma, asombra por la facilidad que transmite y la solvencia con la que ejecuta el objetivo.
Sin esa obsesión por el puesto en la general, Mikel Landa podría haber sido un ciclista brillantísimo, aún más, si cabe.
En el ciclismo actual, salvo que seas Pogacar o Vingegaard, es muy complicado centrarse en la lucha por el podio en una grande sin renunciar a todo lo demás.
Así lo vemos en cada grande que disfrutamos, así nos lo dijo en su día Pello Bilbao: «Hay que ser muy muy muy bueno para ir a por etapas y al mismo tiempo disputar la general«.
Landa fue tercero en el Giro 22 y cuarto en el Tour 20 después de tres semanas midiendo cada esfuerzo, sin pensar en el día ni en el objetivo puntual, al tiempo que gratificante, de la etapa.
¿Cuántos ataques agarrado de abajo nos hemos perdido por seguir centrado en generales?
Todo parece indicar que seguirá en las mismas el año que viene, aunque espero que esa tarde de Lombardía que tan buen recuerdo le trae, juegue su papel y se líe la manta a la cabeza.
No son muchos los ciclistas que aúnan carisma y clase como él, twitter ciclismo acabaría en brasas…
Mikel landa
Tour: El landismo es hacer de cada día un Vietnam
Ganar una etapa en el Tour sería oxígeno para el landismo
Pensando en el Tour de Mikel Landa, y esa fe no escrita que se profesa a través del Landismo, quería dar un pequeño rodeo.
El año pasado, cuando Juanpe López fue tantos días líder del Giro de Italia, admití la ausencia de ciclistas españoles que se centren en el nombre arte de cazar etapas o maillots, el que sea, en las grandes vueltas.
Una obsesión que fija la mirada en la general final y la plaza ha sido una constante para un ciclismo que creo ha podido dar excelentes cazadores pero que se han quedado con el puesto como gran objetivo.
Correr a por una plaza en la general implica sacrificios que nada tienen que ver con el lucimiento y el chupar cámara.
Significa aguantar, agachar la cabeza, apretar los dientes y achicar agua a diario para que el tren no se vaya.
Mikel Landa ha centrado gran parte de su carrera en ello y no le ha ido mal, tiene un par de cuartas plazas en el Tour más dos podios en el Giro.
Eso, aunque haya mucha gente que lo desprecie, es de ciclista top, en especial cuando ya han pasado unos cuantos años desde su explosión en aquel Giro de Contador.
Sin embargo, por el camino, Landa ha rechazado cualquier puja por los triunfos parciales, a su carencia de velocidad en desenlaces finales, se suma la necesidad de ir siempre con los mejores, renunciado a etapas.
Landa cumple aquí el perfecto perfil de ciclista español, cuando opta, por ejemplo, a una cosa que Mads Pedersen ha conseguido de forma holgada en el último año: ganar en las tres grandes.
Qué palmarés más bonito le está quedando a Pedersen:
🏆 Mundial ruta 🌈
🏆2 etapas Tour
🏆2 etapas Giro
🏆3 etapas Vuelta
🏆2 etapas PN
🏆 GW
🏆 KBK
🏆 nacional de 🇩🇰 ruta— Robert Brugué Casadevall (@RBrugue) July 9, 2023
La situación en este Tour, a la semana de haber empezado, es la siguiente: Mikel Landa está a nueve minutos de los dos primeros y el podio lo tiene a menos de siete.
Cualquier cálculo para estar en el cajón pasaría por una locura, al margen de una «petada» muy improbable de muchos y buenos ciclistas al mismo tiempo
Es decir, que el sueño del podio creo que pasa página para el Landismo y ganar una etapa del Tour -como tantas veces hemos dicho- emerge como objetivo claro.
Mikel Landa está aún en tiempo de resultar incómodo en alguna escapada, pues siempre habrá quien tire por detrás para defender un octavo, pero a poco que dé un paso atrás, la opción de cazar escapadas es plausible.
Landa encaja perfectamente con ese perfil de estrella rutilante que, sin opciones en la general, se deja caer en buena parte de las escapadas de la tercera semana de Tour buscando su cuota de gloria.
Hay muchos ejemplos y todos muy honrosos, al margen de mejorar un palmarés muy vacío de triunfos, podría meterse en ese club de ganadores en las tres grandes.
Sé que no es la primera vez que hablo de la semana final del Giro 2017, pero es que esos días fueron landismo puro, Mikel haciendo de cada etapa un show hasta lograr la montaña y un triunfo en Piancavallo.
Creo que en este Tour cazar el corte bueno, hacer de la carrera un Vietnam diario, se impone.
Landa tiene para esto y más.
Y Pello, también
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
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Tour: Con un poco de landismo no basta
Para que en este Tour se recuperen los aspectos más brillantes del landismo
Preguntado el otro día por las opciones de Enric Mas y Mikel Landa en el Tour, Purito confía más en el primero que en el segundo: «Veo a Enric más sólido que Mikel, aunque quizá este ponga un poco de eso ¿cómo se llama? landismo«.
Las carcajadas dominaron la escena, no podía ser de otra manera.
Hasta un servidor apuesta en el podcast contra todo pronóstico que Mikel Landa opta a ser tercero en el Tour, si nada extraño ocurre con los dos primeros del año pasado.
Esto es así, una salida vasca, un Tour incierto, y todos esperamos un poco de landismo para aupar al de casa.
Una solución que, convendréis, creo que va a ser insuficiente estas tres semanas por medio del hexágono, en un recorrido que le es una bendición si no fuera por que peligros acechan en el camino.
Peligros que, como se dice en primero de landismo, si a alguien han de preocupar es al propio Mikel, bien pertrechado en este Tour, como líder claro y gente valiosa que tendrá que hacer horas extras para que el típico accidente, corte o percance no haga acto de presencia.
Esta vez no veo debate sobre si él, si Pello o si un otro.
Siendo objetivos, con la mente clara, veo a varios por delante de Mikel Landa en la carrera por el podio del Tour.
Desde el cada vez más citado Mattias Skeljmose, cómo van los daneses, al propio Enric Mas, que me da buena espina, junto a David Gaudu, Ben O´Connor y Jay Hindley, por citar varios rápido y sin pensar mucho.
Objetivamente, como digo, lo veo complicado, pero en los subjetivo, tampoco me emociono.
Desde hace unos años, Mikel Landa estimó oportuno en enfocar su carrera al puesto y parece que este Tour va a ser más de eso.
Este objetivo de landismo tiene poco, más cuando esa fe no escrita habla de hedonismo y momentos de intensidad, aspectos incompatibles con un puesto en la general, granjeado normalmente día a día, sin brillantez, muchas veces, pero con mucha calidad.
Si en un sitio pueden cambiar las tornas es en Euskadi, si un lugar puede ser el indicado, es Cauterets, el sitio donde Indurain abrió la cuenta y en el que medio Euskadi estará en la cuneta, el otro medio estará estos primeros dias.
Si eso a Mikel Landa no le hace romper, aunque sea un poquito el molde, ¿qué podría hacerlo?
Además subyace en un elemento emocional en su persona y en el equipo, dedicarle un triunfo de etapa a Gino Mäder.
Si no hay landismo en la salida vasca del Tour ¿dónde lo habría?
Pero si le han dedicado hasta un libro.
Mikel landa
Mikel Landa ¿podios, puestos o victorias?
Mikel Landa lo fía tanto a buenos puestos que las victorias brillan por su ausencia
Ya ha llovido, pero muchas veces me gustaría volver a esos años en los que Mikel Landa fue la bomba, años como el de esta foto, 2017, exactamente en el Giro de Italia, cuando la lucha por los puestos de honor era una quimera y busca etapas.
Recordaréis aquel Giro, el de Dumoulin y Nairo.
Mikel llegó escapado con Nibali en aquella famosa etapa del apretón de la maglia rosa y perdió al sprint, como otras tantas veces en la misma situación, la última con Vingegaard en Santurzi la semana pasada.
En esos momento ya no optaba a los puestos nobles del Giro, Landa tuvo una caída, junto a su entonces compañero Geraint Thomas, en la base del Blockhaus a causa de un motorista.
Perdió un tiempo que lo sacó de la general, pero lo puso en todas las escapadas de la última semana del Giro.
Logró en maillot azul de la montaña y ganar una etapa de montaña, como un par de años antes había sido el ganador de aquella famosa jornada de Andorra en la Vuelta a España con miles de metros de desnivel en pocos kilómetros.
Aquel Mikel Landa estaba cimentando esos días las bases de lo que hoy llamamos landismo, una fe en lo imposible como ninguna otra hay.
Desde entonces hemos ido a lo que muchos llaman un ciclista sólido y seguro en una vuelta por etapas.
Si miramos los registros de las últimas grandes en las que ha concurrido Landa, veremos que, a excepción de la Vuelta, siempre ha estado muy arriba, sin ir más lejos en la tercera plaza del pasado Giro.
Lograr buenos puestos está bien, pero para un ciclista como Landa le implica un perfil tan bajo que, como ya dijimos en su momento, le quita brillo.
Este año lleva cinco vueltas por etapas y otros tantos top ten
Ojo que no tiene desperdicio: séptimo en Valencia, segundo en Andalucía, séptimo en Tirreno, quinto en Volta y segundo en Itzulia.
Lograr esos números es de ciclistazo, pero ¿nos estamos perdiendo la versión más disfrutona de Mikel Landa?
Yo creo que sí, y lo lamento, porque el alavés sin la presión de un puesto es un espectáculo, como tantas veces hemos visto.
Entiendo que un resultado y un podio llenan un palmarés, pero las victorias,… eso es otra cosa, y que el tiempo pase sin que el casillero crezca, resulta tedioso para el espectador que, cuando le hablan de este corredor, siente el calambrazo en el estómago.
Mikel landa
Hace tiempo que Mikel Landa perdió ese brillo
Si Mikel Landa no anticipa nada puede hacer contra Remco y Roglic
Sinceramente, esperaba más, mucho más de Mikel Landa hoy en la primera llegada en alto de la Volta.
En un contexto en el que la chispa de antaño no es la que era, y los rivales te sacan de punto cuando la carrera entra en zona roja, esperar como lo ha hecho Mikel Landa en Vallter2000 a poco más de dos kilómetros para ver qué sucedía, ha sido decepcionante.
Cada día de estos es un día de la marmota.
Se calienta el ambiente en redes, en televisión apuntan al vasco y luego, esto.
Para entender lo que podemos esperar de Mikel Landa, sólo hay que mirar lo que ha hecho Esteban Chaves hoy, anticiparse, probar y tomar riesgo para morir a medio kilómetro, pero morir con las botas puestas.
No olvidemos que Esteban Chaves fue el mejor hace dos años en Port Ainé, y esta vez ha estado cerca de repetir en Vallter 2000.
No le salió, per tuvo en jaque a los favoritos y se ganó el cariño de todo buen aficionado al ciclismo que en el fondo deseó verle ganar en la cima.
Chaves hace mucho tiempo que no recupera aquella versión exitosa de 2016, cuando fue podio en dos grandes y ganó Lombardía.
Sin embargo, consciente de sus límites se ha ido resituando en el pelotón hasta ser el tipo que es hoy, un ciclista peleón que exprime sus opciones hasta donde le da y, a veces, le sale bien.
Mikel Landa tenía una opción clara de al menos hacer lo que ha hecho el colombiano ante la certeza, repito, que si espera al final Remco y Roglic son superiores a él y al 99,9% del pelotón.
Más cuando dos caballos como Jack Haig y Wouter Poels le realizan un trabajo fino y limpio que le dejaron al colombiano a medio minuto.
Landa saca a paseo el mismo argumentario a cada carrera que va, se dedica a remar y remar, poco o nada queda de ese ciclista brillante que si una cosa lograba era crear incertidumbre.
Centrado en las plazas por la general, desprecia victorias parciales y muchas veces se queda sin lo uno ni lo otro.
Ojalá nos dé donde más duele en esta Volta, pero ahora mismo cuesta ver a Landa más arriba en la general si no toma los riesgos que exigen los grandes triunfos.
Sé que competir contra estos monstruos debe intimidar, por ello es imprescindible que Landa pruebe esas cosas que le han hecho tan querido, arriesgar y todo eso, o de lo contrario, va a estar siempre cerrando huecos.
Imagen: FB Team Bahrain Victorious
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