Mathieu Van der Poel
Mathieu Van der Poel hace fácil la Milán-San Remo
La forma de ganar la Milán-San Remo de Van der Poel sí que es histórica
Hay un momento en la subida del Poggio que me recordó el año pasado al Oude Kwaremont, cuando Pogacar atacó con todo para ganar la Milán-San Remo y Kragh Andersen mira para atrás para buscar a Mathieu Van der Poel, como éste dudó en algún momento en el muro flamenco.
Fue eso, un momento nimio, efímero, un suspiro que en una carrera como la San Remo marca la diferencia tras casi 300 kilómetros de penosa travesía desde las pedanías de Milán.
En Alpecin, a la postre el mejor equipo, sabían que su líder estaba a tope.
Mathieu Van der Poel recuperó el resuello, encajó el golpe del gigante esloveno y dio la puntilla, en el momento final del Poggio, justo antes de la curva de la cabina, para abrir el trozo definitivo hasta la meta.
Pero para llegar a ese momento hay que irse un poco atrás, unos días incluso, a esas jornadas de Tirreno en las que veíamos a Mathieu Van der Poel descolgarse y sufrir porque en la intimidad pensaba en la Milán-San Remo.
En esta semana el neerlandés siguió su aproximación al primer monumento renegando de las servidumbres que le implica el ciclocross en la preparación de la carrera, como mirando hacia otro lado y tirando balones fuera.
Mathieu Van der Poel no sólo dominó la Milán-San Remo, también la dialéctica que llevó hacia la carrera, como el año pasado cuando debutó acabando en el podio.
Su triunfo por eso no tiene nada de sencillo.
Es muy complicado ganar esta carrera siendo el más fuerte, y él lo ha logrado
Digo que ha sido el más fuerte pues así lo hemos visto en los diferentes pasajes hacia la ciudad de la Rivera Italiana.
Van der Poel ya estuvo delante en la Cipressa, nunca perdió el norte de la cabeza y en el Poggio dio rienda suelta a todo lo que llevaba dentro.
Es posible que el UAE, en su afán de medir y guardar balas para Pogacar, errara en el ritmo exacto para hacer la selección, pero es que Van der Poel sale en las mismas narices de Pogacar, al final de un ataque del esloveno.
Esto es histórico, brutal, un punto de inflexión para ambos, para el ganador, porque empezaba a fraguar su éxito, y para Tadej, porque no deja de seguir aprendiendo sobre la carrera y sus tiempos.
El manejo de Van der Poel hasta la meta fue perfecto, a sabiendas que un tipo en solitario tiene las de ganar por las dudas que siempre surgen por detrás.
Filippo Ganna no quiso dar más de sí en favor de Pogacar y Van Aert y eso acabó decantando la balanza.
18/03/1961 – Poulidor wint Milaan-Sanremo
18/03/2023 – Van der Poel wint Milaan-Sanremo
It's a family thing 😍https://t.co/zeWqDsneQL pic.twitter.com/vO5OzLQvH7— Sporza 🚴 (@sporza_koers) March 18, 2023
Nunca decepciona el final de San Remo, menos si VDP está en la terna, ahora, con tres monumentos, sí que vemos el horizonte despejado para el histórico neerlandés que reedita el triunfo familiar de su abuelo, Raymond, 62 años después.
Ganar aquí le pone de favorito para todo lo que queda de la primavera que justo acaba de empezar.
Imagen: FB Milano Sanremo
Mathieu Van der Poel
Van der Poel en la Amstel, cuando el ciclismo salió en las noticias
La Amstel de Van der Poel fue una de esas marcianadas eternas
Aquella Amstel Gold Race sigue siendo tema de conversación en muchos hilos de redes sociales y grupetas, la que Mathieu Van der Poel se embolsa in extremis, viniendo de atrás, de la nada, del vacío.
Corrían escapados dos de los mejores ciclistas de aquella primavera.
Ojo que hablamos de hace cuatro años, que con pandemia de por medio, parecen una eternidad, mucho más que un ciclo olímpico, pero cuatro años nada más.
Julian Alaphilippe lo ganaba todo esos días, dominó San Remo y Strade del tirón, con especial mención a la primera, que había ganado de forma soberbia.
Jakob Fuglsang estaba, sin saberlo, en capilla de imponerse en solitario en la Lieja-Bastogne-Lieja, una semana después.
Amstel Gold Race de 2019: una de las mayores marcianadas de Van der Poel.
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Era el dúo favorito y se destacó rápido, ya veis entonces un ataque a 35 de meta nos parecía la hostia, pero más o menos por ahí atacó Alaphilippe.
Circulaban ambos con una distancia interesante que parecía definitiva.
Más de medio minuto a kilómetro y medio cuando aconteció el desastre para los de cabeza.
El francés, que ya había dado cuenta del danés en la Strade, vio cómo Jakob empezó a racanear sin disimulo en los relevos.
Ambos empezaron a vigilarse, a hacer eses prolongadas a lo largo de la carretera, sin reparar que los de atrás venían conducidos por un furibundo Mathieu Van der Poel, quien tomó el mano a seis de meta y de ahí ya no le quitaron hasta cruzar el arco de esa Amstel.
Lo que a kilómetro y medio parecía increíble, empezó a tomar forma a partir del triángulo rojo y a unos 400 metros ya nadie dudaba que aquello podía saltar por so aires.
Kwiatkowski también andaba por ahí y fue el primero en cazar.
Van der Poel condujo el grupo para susto de Alahilippe que se vio desbordado a tal punto que lanzó el sprint precipitado y sin gas.
El neerlandés los pasaría por encima, Simon Clarcke subió a la segunda plaza y Fuglsang, asómbrense, fue tercero.
Julian cayó fuera del podio mientras que Schachmann, el llorado Lambrecht, De Marchi, Madouas y Bardet, entre otros, no pudieron ni cogerle la aspiración al tío que llevaba un rato dejándose la vida en la persecución.
Ni rebufo, ni mierdas, Van der Poel sacó el ciclismo de la zona de confort y lo puso en los telediarios e informativos de día siguiente, en medio de los titulares del fútbol y esas cosas.
Sacar al ciclismo de su círculo íntimo, eso hizo Mathieu, lo puso alto, muy alto, en una de esas acciones que trascienden el deporte en cuestión.
Cuando hablamos de estos cocos, podemos decir que hubo una primera vez para su asalto, y si hemos de situarlo en algún punto, lo pondría en aquel domingo de abril de 2019.
Mathieu Van der Poel
París-Roubaix: Van der Poel se alinea los astros
Esta París-Roubaix pone a Van der Poel en el estadio de los muy elegidos
Alinear los astros no debería estar en la mano de nadie, pero hay gente que yo creo es capaz de cogerlos, domarlos y disponerlos a su favor, Mathieu Van der Poel lo ha demostrado en la París-Roubaix 2023.
Una victoria redonda, que lo tuvo todo a su favor, lo que le compete y le rodea, en una de esas carreras que seguro pasarán mil veces por su cabeza, pues todo resultó perfecto.
Y no fue sencillo, no lo podía ser, es la jodida París-Roubaix, pero este Mathieu Van der Poel lo es todo en carrera, es capo, es listo, tiene mentalidad, físico, una técnica que quita el sentido y la pizca de suerte que todo campeón necesita.
Cuando los Jumbo armaron el pifostio a más de 1o0 de meta, pocos podíamos imaginar como un tipo solo, vestido de azul con las bocamangas neerlandesas iba torcer las cosas a su favor de esa manera.
Laporte y Van Aert dieron primero, mucho antes de Arenberg.
Jumbo proponía como se le demandaba, a Van Aert le daba el aire.
Pero Roubaix es la carrera de supervivencia y los momentos clave y para Jumbo quedaron en la historia sendos instantes, dos averías clave, la de Laporte a la salida de Arenberg y la de Van Aert en el final de Carrefour de l´Arbre.
En ambos sitios se sentenció la carrera para los amarillos y el pedrusco empezó su camino hacia la estantería de Mathieu.
Tras el meneo de Arenberg, Van Aert se vio solo ante tres Alpecin, Mathieu más Jasper Philipsen y Giani Vermeersch.
La superioridad que todos imaginábamos para Jumbo, que además perdió a Van Baarle en el bosque, pasó al Alpecin.
VDP no quiso que eso parara y mando darle cera a la cabeza, más cuando los amarillos apretaban por detrás con Van Hooydonck y Laporte.
Van Aert tuvo excusa para no darlo todo y dedicarse a vigilar a un Van der Poel que sencillamente estaba incontenible.
Cada vez que tomaba la cabeza, cada vez que buscaba abrir gas, el grupo, con murlacos como Küng. Pedersen y Ganna, se estiraba hasta casi romperse.
Y llegó Carrefour de l´Arbre…
La salvada monumental de Van der Poel entre Degenkolb y Philipsen ya era una señal, la otra vino con la remontada a Van Aert, al ataque, y descolgarlo a la salida del tramo porque el belga, que para mí iba fundido, se quedó atrás con la bici rota.
Ganó el mejor, el de los cuatro monumentos, primero, segundo y primero en los celebrados este año, amasando la leyenda y alimentando un futuro que no tiene techo.
No, no nos hemos acordado de Pogacar, y es que lo de VDP va directo al olimpo ciclista.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Mathieu Van der Poel
Las clásicas que le vienen a Mathieu Van der Poel
El calendario de Van der Poel va de clásicas más Tour de Francia
El calendario de Van der Poel, además de definido, cumple con las previsiones que podíamos esperar, primer bloque de clásicas, entre Italia y Bélgica, con final en Roubaix, más el Tour de Francia.
Eso dice el calendario, un camino en el que seguro va ser protagonista y tendrá el tiro del helicóptero buscándole en la panza del pelotón.
Ajeno siempre a la apertura belga, se nos viene una Strade de antología, con él, Pogacar defendiendo título y el amigo Wout Van Aert
A veces tenemos la sensación que sólo con estos coincidiendo en carrera, podemos ver eso, carrera y no soliloquios como el del esloveno en Jaén.
Luego viene la semana italiana con Tirreno y San Remo, para dar el salto a Bélgica, donde contendrá las apariciones, nada de semiclásicas y directo a Harelbeke, que no a Gante- Wevelgem, para abordar el tercer Tour de Flandes y la ansiada París-Roubaix que tuvo a tocar el día de Sonny Colbrelli decidió volar.
Clásicas y Tour para Van der Poel que omite el Giro de Italia tras la costosa factura que le tocó pagar hacer un año.
En una de las ediciones más flojas de la corsa rosa, Van der Poel fue de las pocas excepciones que se salvó de una quema que le costó fundir motores para el resto de la campaña.
Sabedores que Van der Poel va a estar delante, compitiendo y condicionando todo lo que incluya en el calendario, sólo pedimos una cosa para el astro neerlandés, que sea feliz sobre la bicicleta.
Porque en esa felicidad va la nuestra, el momento y el espectáculo, cosa que como veis en ocasiones no se da con esos dolores de espalda que van y vienen.
Como nos dijo Luis Jiménez (Eurosport) que viva el momento y nos lo haga vivir, sólo así le perdonaremos esas tropelías que le han hecho tan célebre como querido.
El ciclismo, al margen de monitorizaciones y otras hostias, es también esto.
Mathieu Van der Poel
Top2022 Van der Poel y sus campañas a medidas
El año de Van der Poel no es malo porque en el fondo se lo perdonamos todo
Una buena vara de medir de Van der Poel no se marcaría en victorias, ni plazas de honor, si quiera en top tens y esas cosas, una vara de medir para el astro neerlandés incorporaría intangibles, emociones y recuerdos.
Eso es lo que ha logrado, a pulso, con merecimiento además, presto siempre a estar en la pomada, dar la cara y al final rematar el córner que muchas veces saca.
No sé si algún día veremos una campaña como mandan los cánones en MDVP, eso es como diría Rajoy, “como Dios manda”.
Y ¿qué significa?
Una temporada trazada en función de un plan de dos o tres picos de forma, encarados a sus grandes objetivos, que serían primavera, Tour y Mundial, por ejemplo, algo que en otros casos es norma pero que para él no parece entrar en el molde.
Así vemos que otra campaña Mathieu Van der Poel ha ido a la suya, firmando jornadas memorables con fiascos sonados, pero dejando, por el camino, miguitas de uno de los ciclistas más influyentes del pelotón.
Recordaréis que empezó tarde, pero vaya comienzo.
Su debut con podio en Milán-San Remo, saliendo de una lesión ya da la medida de quien hablamos.
Su genio se plasmó en el Poggio y prolongó el asalto hasta la misma Via Roma, mientras Mohoric recogía las mieles de su gran tarde.
Su primavera fue con la temporada, desigual.
Si el Tour de Flandes luce como su gran éxito, la victoria previa al mismo, en la A Través de Flandes fue una de las mejores carreras de carretera que le recuerdo, y no lleva pocas.
Pero De Ronde es otro estadio, otra cosa, una carrera que tiene un museo en el corazón de Oudenaarde porque es un tesoro que todos ambicionan.
Ojo que MVDP lleva tres podios en otras tantas ediciones, habiendo debutado en 2019, en la que se clasificó cuarto.
Puede estar Van Aert, o Asgreen, o el mismo Pogacar, que Mathieu será parte fija del paisaje y alargará la apuesta hasta el mismo final.
El desenlace del Tour de Flandes 2022 fue una antología a cuatro manos y otras tantas piernas entre Pogacar y el nieto de Poulidor.
Qué excelente carrera y qué cerquita estuvo Van der Poel de claudicar ante el empuje del esloveno, pero en ese momento de crisis, de luces rojas, surgió el tipo de ciclista del que estamos hablando.
Si entre Oude Kwaremont y Paterberg, MVDP excedió los límites de lo permitido para acabar con su segundo monumento ¿qué nos decís del Giro?
La italiana fue un canto al ciclismo que está en la cuerda floja, un canto al momento como punto de arranque para el disfrute personal y colectivo.
Van der Poel añadió el rosa al amarillo del Tour, de un año antes, logró una etapa pero consiguió culminar su primera grande en permanente fuga.
Ya sé que el Giro lo dejó roto, fundido para el resto del año, pero para el aficionado fue un regalo que compensó una de las peores ediciones que le recordamos.
Desde entonces, un Tour anónimo, alguna victoria en el verano flamenco y el episodio final de Australia… del que por suerte sólo parecen quedar los titulares de aquella mañana de domingo.
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