Alejandro Valverde
Los top cinco de la década ciclista
Publicado
2 años atrásen
Por
Iban Vega

Nibali, Froome, Gilbert, Sagan y Valverde son nuestros cinco nombres de la década ciclista


Aunque la teoría diga que la década empieza en un año que finaliza en cero, para nosotros este 2019 cierra una década ciclista que en nombres queremos retratar entre cinco artistas que nos han hecho soñar y disfrutar a partes iguales.
Una década ciclista que nos ha dejado, seguro, otros muchos protagonistas, pero que en el difícil ejercicio de elegir, hemos querido condensar en cinco corredores, los cinco más destacados de la década ciclista.
Y en esas que empezamos por el nombre cuya leyenda se rubrica en la carrera, nos guste o no, más trascendente de todas, el Tour.
Chris Froome ahora camina solo, con cuatro ediciones.
Por detrás sólo tiene a dos, Lemond y Thys, por delante le superan apellidos que saben a leyenda: Anquetil, Merckx, Hiinault e Indurain.
Sólo la mención de estos nombres, en pleno siglo XXI, ubica la gesta de Chris Froome, un campeón que ha corrido dos carreras, la propiamente dicha, con una palmarés elocuente (cuatro Tours, dos Vueltas y un Giro), y otra de sospechas, rumores y resultado adverso del que salió airoso más que nada porque la maquinaria legal de su Sky actuó con todo lo que tuvo a su alcance.
En la trayectoria de Chris Froome esa palabra tiene mucho que decir; Sky, en la década ciclista del Team Sky, Chris Froome, el ciclista posiblemente más anárquico, de inicio, menos elegante y más retorcido sobre la máquina ha sido el ariete del equipo más fino e incisivo de la historia del ciclismo «made in Sky».
El trompazo que se dio en el Dauphiné amenaza con apagar una historia que es de éxito y que a nuestro juicio marca parte sustancial de la década.
Le sigue a Chris Froome, el ciclista que aspira al 110% de lo que compite: Alejandro Valverde.
Cuando en los anales de este deporte se hable del murciano que sigue vigente en el umbral de los cuarenta se dirá que empezó la década con una suspensión de la que volvió y no sólo ganó, sin no que lo hizo con más brío y emoción y eso no suele ocurrir.
Alejandro Valverde no ha ganado una grande estos diez, años, lo hizo en el epílogo de la anterior, de la que fue también protagonista clave, pero ha ganado y emocionado a partes iguales, presente los diez-once meses de competición, marcando registros de leyenda en las Árdenas, pisando los podios de las tres grandes, siendo campeón del mundo.
Su plaza en la historia del ciclismo está fuera de toda duda.
Un día muchos podremos decir, yo he visto a Alejandro Valverde.
En la París-Niza de 2010, en una de esas jornadas que hielan sólo verlas por la televisión, surgió otro de los cinco nombres de la década ciclista.
Peter Sagan tuvo el éxito temprano pero ello no le restó un ápice de apetito, no quiso perderse nada por el camino y su omnipresencia en podios y carreras ha sido otra de las constantes.
De ganador imberbe, de amasador de palmarés y registros literalmente vertiginosos a triple campeón del mundo, del tirón y seguido, con dos monumentos, sólo dos para todo lo que ha currado, que marcan con trazo grueso la leyenda de un eslovaco que hizo del triunfo un arte al abasto de muy pocos.
Pero no todo es cantidad y sí calidad, y en esa transición de grandes nombres un italiano de Sicilia toma el mando.
Hablar de Vincenzo Nibali es mentar un corredor sublime, un ciclista «self made» de abajo arriba, con los mimbres del mejor ciclismo del mundo, el italiano.
Gusto por tenerlo todo, pero especialmente todo lo bueno.
Numéricamente su palmarés no es el más nutrido, repetimos, pero esas cuatro grandes que lucen en su bagaje, dos Giros más sendas Vueltas y Tour, hablan por sí solas, sobre todo cuando ha coincidido en tiempo con auténticos monstruos de la materia, de Contador a Froome.
Pero no contento con ello, Nibali lo aderezó con tres monumentos, haciéndose más único si cabe, como hemos dicho más de una vez, de culto.
En una década ciclista en la que Italia ha perdido peso en estrellas y equipos, él ha sido el contrapunto, el sostén de un ciclismo enorme.
Sólo le faltó una cosa, una medalla, si Río y aquella curva no se hubieran cruzado, posiblemente hablaríamos de un corredor irrepetible.
La lista se cierra con regusto gourmet.
Leemos que Philippe Gilbert ya trabaja en San Remo, sobre la misma ruta, porque quiere el quinto monumento, algo que sólo lograron tres antes que él en más de cien años de ciclismo.
Todos belgas, todos como Philippe, el coleccionista, el corredor que esta década ha sido campeón del mundo, ha ganado cuatro monumentos diferentes, etapas en las tres grandes y firmado una temporada, qué temporada, posiblemente la última gran campaña firmada por alguien equiparable a las campañas de Jalabert o Kelly, aquella de 2011, que fue tan buena, que nunca más se aproximó.
Aunque desaparecido en muchas ocasiones, el bueno de Philippe merece entrar en este listado tan caprichoso como subjetivo, un listado que seguro habrá cometido alguna injusticia, pero que retrata en cinco nombres una parte gruesa de lo que ha sido la década ciclista que nos deja.
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Alejandro Valverde
El relevo de Valverde en Movistar: No hay mucho dónde elegir
Publicado
2 días atrásen
18 de mayo, 2022Por
Iban Vega


El relevo de Valverde en Movistar puede acabar en varios corredores
Mientras esperamos que Movistar comparezca en el Giro más allá del asalto de otro top por parte de Alejandro Valverde, vemos, leemos y escuchamos muchos y diferentes rumores sobre el relevo que se viene en los azules cuando el murciano hay colgado la bicicleta.
Nosotros hemos mirado la lista de ciclistas sin contrato para el año que viene y la conclusión es que el relevo de Valverde no va a ser nada, nada, nada sencillo de encontrar para Movistar.
Dos nombres suenan, uno ya lo comentamos, el regreso de Richard Carapaz, el otro es el de Daniel Felipe Martínez.
Ambos están al descubierto en Ineos para el año que viene, y ambos son dos corredorazos.
Para Carapaz sería volver a su casa, cerca de la gente que le vio nacer y crecer como ciclista en Europa, los mismos con los que, no hay que olvidarlo, ya ha ganado un Giro.
La forma atrevida de correr de Carapaz en ciertos momentos ya la practicó también en «chez Unzue», resultando letales sus ataques en el Giro que acabó ganando.
Una vuelta del ecuatoriano necesitaría de una sentada previa -tipo Miguel Ángel López- para dejar cuestiones como aquella Vuelta en la que no pudo salir en el camino.
A diferencia de Carapaz, veo más margen de evolución en Daniel Felipe Martínez
El colombiano es un tío con mucha clase, completo y también valiente, un perfil que no sé cómo casaría en el equipo telefónico.
Dani es ahora mismo el mayor cheque en blanco del ciclismo mundial, sin el yugo de Egan Bernal, le veo posibilidades en multitud de carreras, de todo perfil y exigencia, incluso, también, grandes vueltas.
La cosa es que, non nos engañemos, ambos corredores no aseguran ni la cantidad de puntos ni presencia al Movistar que sí otorga Alejandro Valverde y por esa regla de tres, el equipo quizá no necesite un sustituto y sí sustitutos.
Aquí podría entrar Ion Izagirre, un ciclista sólido en el tiempo, que queda libre de Cofidis y, porqué no, los Yates, sí, ambos, en soplo de aire fresco para el equipo conservador por excelencia.
Si hablamos de retornos, en otro nivel, veríamos a Andrey Amador y Rubén Fernández y un tiro al aire, ya que potencian las clásicas ¿no valorarían a Fernando Gaviria?
Por cierto, que recuerdo el año pasado, recibir buenos palos por decir que Aranburu mejor no viniera a Movistar, ¿acaso ha mejorado su campaña presente la del año pasado?
En la parte alta de ese listado de ciclistas sin contrato vemos varios veteranos tipo Rigo Urán, Baujke Mollema, Rafal Majka y Rui Costa.
Sabedor de la política de fichajes del equipo (con casos que van desde Moreau a Gadret, pasando por Roelandts y Bennati) no descartéis que pongan un veterano en su vida.
Acaba contrato Enric Mas, aunque me cuesta verle fuera del equipo, y suenan rumores que no veo posibles, sobre el papel, de ninguna manera, alrededor de Carlos Rodríguez.
Con contrato vigente con Ineos y con un sitio cada vez más prominente en el equipo más acaudalado del mundo, me cuesta ver a Carlos como el relevo de Valverde en Movistar.
Alejandro Valverde
Giro de Italia: Valverde hará de Valverde
Publicado
2 semanas atrásen
5 de mayo, 2022Por
Iban Vega

Creo que Valverde priorizará la general a una etapa en este Giro
En la previa de la Lieja hice un experimento sobre Alejandro Valverde que obviamente salió mal, tanto, que para este Giro voy a jugar a conservador.
Todos se preguntan qué va a hacer Valverde en este Giro de Italia, y a pesar que nos podamos hacer pajas mentales, creo que la respuesta es sencilla: hará de Valverde.
Sí, nos gustaría un murciano, en su recta final, desinhibido hacia triunfos etapa, cortes, fugas y ataques, una vida loca que siempre hemos imaginado para Alejandro Valverde pero que me temo que quedará ahí, en el alero.
Valverde corrió una vez el Giro, la inolvidable edición que Vincenzo Nibali le levantó a Kruijswijk a 48 horas de llegar a Milán.
Valverde fue podio en esa edición, firmando un triunfo etapa antológico que aquella rapidísima jornada en la que llegaron con no sé cuánto de adelanto.
El ciclista de Movistar, que lucia una modesta bandera rojigualda como campeón de España esos días, realizó una carrera en la que salvó el match ball de los Dolomitas para acabar salvando el podio en una recuerdo, desastrosa actuación colectiva de Movistar en la famosa etapa en la que el líder neerlandés acabó estampado contra una pared de nieve.
Con ese antecedente, ya sabemos porqué Valverde no ha venido más a Italia, y en el añadido de su trayectoria deportiva, imaginar un Giro loco para Valverde sería lo suyo,… pero no, mucho me temo que no.
Irá a por una etapa, dice en la rueda de prensa previa del equipo, pero con el gusanillo de estar delante en la general.
Y creo que esto al final acabará prevaleciendo, pues Valverde sabe correr de esta manera, le gusta hacerlo así.
Poco o nada podemos decir que no hayamos dicho sobre esta forma de competir, que le ha dado estadísticas brutales de top ten en las grandes vueltas, podio en todas, pero también nos ha privado, egoístamente hablado, de grandes instantes de ciclismo.
De cualquiera de las maneras, el tema de los puntos al que este año prestamos tanta atención, también estará sobre la mesa.
Movistar sabe que con Valverde puede optar a un buen saco si no se dedica a hacer locuras que le saquen de entre los mejores o que le quiten de ganar alguna etapa.
Valverde sigue siendo el gran aporte de puntos para el equipo y confiar en Iván Sosa, más allá que se inspire en una etapa en concreto, es mucho confiar
Valverde va al Giro a hacer de Valverde, es decir todo lo contrario que nos gustaría, pero como algunos nos han dicho y repetido: «No querrás cambiarlo ahora».
Alejandro Valverde
Todas las edades de Alejandro Valverde
Publicado
4 semanas atrásen
25 de abril, 2022Por
Iban Vega


En las cinco edades de Valverde contamos la historia del ciclista más increíble que hemos visto jamás
El 25 de abril, este 25 de abril de resaca de la Lieja-Bastogne-Lieja, la gente se apresura a felicitar al ciclista más singular de la historia del ciclismo español, Alejandro Valverde Belmonte, un ciclista que hace un tiempo describimos en cuatro edades, hasta incluso cinco.
Con 42 años y mil batallas a la espalda, Valverde se ha hecho acreedor a este breve escrito que habla de un corredor que ha sido y es mucho más que un especialista en carreras de un día o vueltas de una o tres semanas, es un tipo con ganas de mejorar perennemente, con la ilusión prendida en los ojos y tatuada en las piernas, la ambición de no tener nunca suficiente y el carácter de caer bien a la amplia mayoría de público.
Al final con todo ello tenemos que, sin ser el mejor en algo concreto, nunca ha parado de crecer, sorprender y mejorar en todo, en bloque, de forma unánime, como si la naturaleza le hubiera bendecido de algo que todos soñaríamos poseer alguna vez.
Para situarle deberíamos irnos al principio de sus principios, para entender, además, la trayectoria de este ciclista que camina por la singularidad más absoluta.
Si retrocedemos veinte años, ni más ni menos, veremos ese chaval de Kelme que venía de ganar y machacar en amateurs que tras una campaña de adaptación se puso manos a la obra…
Es la primera de las edades de Valverde, el ciclista imberbe que ganaba con una facilidad pasmosa
Abrió fuego en una etapa de la Vuelta al País Vasco seguida de alguna más antes de la traca de final de año, dos etapas en la Vuelta a España, cuyo podio ya pisó.
De esas dos victorias, una increíble en La Pandera, que confundía al personal sobre las posibilidades de ese ciclista que teníamos por clasicómano en potencia, hecho que refrendó cuando se colgó la plata en el Mundial que ganaba Astarloa.
Al año siguiente, hubo más de lo mismo pero con inercia adquirida, en una campaña complicada pues aparecían fantasmas que vendrían a verle un par de veces en temporadas venideras: las confesiones de Manzano sobre las prácticas del Kelme…
Y amaneció la segunda época, ya en “chez Unzue”, cuando el corredor descubrió el Tour y quedó loco
Ese día en Courchevel que ganó a Lance Armstrong, el Armstrong de primera etapa montañosa, que como se sabía era el que abría las brechas.
Y empezó la leyenda, cayeron las clásicas de las Ardenas, San Sebastián, el maillot amarillo del Tour y hasta una Vuelta a España que le servía para soñar con las tres semanas.
Si me pidierais un año os diría 2008. Rozó la perfección
Pero esa pesadilla recurrente volvía.
Primero en la Operación Puerto y unas horrorosas semanas en 2006, cuando el 99% de sus ruedas de prensa versaban sobre lo mismo y luego con la sanción y las prácticas del CONI.
Nunca admitió su culpa.
Dos años en el dique seco que amanecieron con la tercera edad, la que empezó en 2012 y tuvo dos grandes momentos: la victoria en Peraygudes en el Tour de su reaparición y el podio de 2015 en la ronda francesa, un objetivo al que se consagraron tanto él como su equipo incluso por delante de ayudar a Nairo.
Y llegó la cuarta edad, la post Tour 2015, la de un ciclista que no corre, disfruta, se enciente sobre la bicicleta.
Que va allí y gana, que vuelve de allí, y gana, que sigue y sigue ganando para amasar en aquel inicio de campaña excelente de 2017, el que precedió a su caída en el prólogo del Tour.
Si Valvede vivió la quinta de sus edades, esa fue la del Mundial y lo que con ella siguió: un corredor completo, eterno, sencillamente genial, cuyo hueco nadie pretendería rellenar nunca.
Sigue siendo a los 42 años, el mejor ciclista de su equipo y de España, uno de los tops mundiales, con opciones de ganar Flecha Valona o Strade Bianche, sólo superado por aquellos que corrían con el triciclo, cuando él se estrenaba entre profesionales.
Imagen: A.S.O./Gautier Demouveaux
Alejandro Valverde
¿Por qué creo que Valverde no va a ganar la Lieja-Bastogne-Lieja?
Publicado
4 semanas atrásen
21 de abril, 2022Por
Iban Vega

Sólo si anticipa, Valverde podría ganar la Lieja-Bastogne-Lieja
Esto no es para ir a la contra, ni cabrear a nadie, en especial en este momento tan especial, con Alejandro Valverde tan arriba, segundo en su última Flecha Valona y en vísperas de la Lieja-Bastogne-Lieja.
Todos tenemos clara la dimensión de lo logrado por Valverde en Huy, una segunda plaza que sabe a gloria, oro puro, por ser quién es y el tiempo que lleva en el negocio.
Decir que esperábamos sendas plazas de plata en Strade y Flecha de Alejandro Valverde sonaría a mamarrachada a inicios de años, y no porque dudemos de su calidad, y sí porque el normal paso de los años acostumbra a pasar lija.
Eso es lo que le sucede a la gente normal, vamos, gente entre la que no me atrevería a situar al querido ciclista murciano.
La cresta de la ola de Flecha Valona ya sabemos que rompe, estos años, en el boulevard de Lieja, una llegada mucho más bonita que Ans, y que suele llevar consigo a quienes han brillado en la hermana pequeña de las carreras de las Árdenas.
Así las cosas, la gente ya barrunta con la quinta Lieja-Bastogne-Lieja de Alejandro Valverde, un sueño húmedo, que seguro pondría al mismísimo Eddy Merckx, a quien igualaría, pero que no veo nada sencillo.
Y no hemos venido a chafar la guitarra a nadie, sólo a darnos un baño de realidad sobre este ciclista que amamos profundamente, llamado Alejandro Valverde Belmonte.
Hace unos meses, cuando Valverde cazó el corte bueno del Giro de Lombardía sentenciamos que, incluso viéndole ahí, entre los capos del momento, entre Roglic, Pogacar, Vingegaard y cía, teníamos la casi seguridad que no iba a ganar.
Valverde es muy listo para cazar los grupos buenos en estas carreras, siempre pasa los cortes y resiste los filtros, pero una cosa es eso y otra rematar.
Si vemos las cuatro Liejas y cinco Flechas que lucen en su palmarés, todas se resolvieron de la similar manera, jugando todo al final, en su poderoso sprint, toda vez había encajado los golpes necesarios por el camino.
Eso valía entonces, pero ¿ahora?
En Lombardía, Alejandro no pudo seguir a Pogacar, quien se aseguró, bien asegurado, de irse solo antes que nadie le amargara una llegada al sprint.
En Lieja, el esloveno, muy rápido en estos finales, consiguió dar cuenta, entre otros, del mismo Alaphilippe.
En ambos casos, Pogacar ya había caldeado el ambiente, había minado las fuerzas de los rivales y sembrado para el sprint.
No veo a Valverde ganando un sprint, por ejemplo como el del año pasado, ni siquiera uno más numeroso.
La edad pasa factura a la punta de velocidad.
¿Qué debería hacer a nuestro juicio?
Algo muy sencillo desde el papel y complicado en la ruta, algo que sí, comentamos desde el sofá, pero que nos parecería la opción más razonable en una carrera con mil lecturas tácticas.
Y no es otra cosa que anticiparse, saltar antes que nadie, escogiendo con cuidado el sitio para luego abrir suficiente que siembre el desconcierto por detrás.
En resumidas cuentas, Valverde necesita irse por delante solo o con una compañía tipo Woods y Bardet, es decir, ese tipo de ciclistas que, como en el mundial, sepa que puede batir en un sprint.
Claro que, a estas alturas de la película, pedir a Valverde que anticipe es complicado, pues nunca se ha distinguido por ello.
Como dijimos cuando Lombardía…
Las veces que Valverde ha anticipado son tan pocas que quedan casi grabadas a fuego, como en un Roma Máxima, clásica que tomó la historia del antiguo Giro del Lazio, una Strade que se jugó contra Van Avermaet y Stybar y alguna clásica de San Sebastián.
Cierto es que no es ni será el único en la historia en correr así, Oscar Freire era otro rematador de manual que sólo sacaba la cabeza muy al final, pero al diferencia del cántabro, Valverde tiene mimbres para algo diferente, sí, incluso el sábado ante rivales mayúsculos que podrían ser sus hijos, pues el mantra de que a su edad ya no se le puede exigir no va con nosotros, al final está ocupando una plaza en el máximo nivel y como a cualquier otro empleado de Abarca y Movistar se le debería exigir lo máximo.
A Valverde, como a Van Aert, hay que admitirle una cosa, está en tantos fregados, en tantas peleas, que incluso ganando mucho, no parece tanto cuanto echas cuentas, y sí, podemos ser injustos pensando así, y sí lo echaremos de menos cuando no esté, pero es que este tipo, como dijimos hace mucho tiempo, tiene don, y eso hace que no le miremos como a la mayoría.
Imagen: A.S.O./Gautier Demouveaux


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Un cazador, vio algo entre los matorrales, cuando disparó, se dió cuenta que le había dado a una antigua talla de la virgen que sangraba.
Arrepentido prometió crear una iglesia en su honor.
Os cuento más con:
@JoanSeguidor & @FAremberg
⬇️⬇️ https://twitter.com/JoanSeguidor/status/1527623925730906113
Viendo lo que le ha pasado a Bardet, recuerdo las vueltas que le daba @mikeilundain a las caídas de Landa camino del Blockhaus.
Y es que en 3 semanas cualquier chorrada te envía para casa, por eso minimizar percances, riesgos y demás es clave.
#Giro2022
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