Ciclismo antiguo
El Tour en Cauterets, donde Indurain rompió el techo
En Cauterets, Indurain puso la medida de lo que podía crecer en el Tour
Es cierto que Miguel Indurain había dejado sello en el Tour con anterioridad a Cauterets, el año antes, poseído por el tren que perfeccionaría años después. había dejado en el esqueleto el pelotón de los favoritos en el Pereysourde, camino de Luz Ardiden, al punto que Perico, líder y ganador ese año, le pidió cierta calma.
Sin embargo, Cauterets, Tour 1989, mítica edición, y Miguel Indurain son elementos indisolubles en la gran historia del mejor ciclista que he visto nunca.
Corrían contra todos los Reynolds, con el incipiente patrocinio de Banesto, estos días.
Contra el tiempo, contra la dureza -o falta de ella- en las etapas de montaña- y contra rivales muy alejados en la general por el desastroso arranque de Perico en Luxemburgo.
¿Qué os voy a contar de aquello?
El tema es que el Tour se plantó en los Pirineos con dos llegadas en alto y sendas jornadas cortas, la primera con alto en Cauterets y sólo 147 kilómetros, y la siguiente con meta en Superbagneres y 137 kilómetros.
Ese día, no obstante, fue el mejor que le recuerdo a Perico en el Tour, qué pena que no se haya vuelto a Superbagneres.
En todo caso, al turrón.
La primera etapa de montaña del Tour 1989 hacía cima en Cauterets, saliendo de Pau, y tras pasar Marie Blanque y Aubisque.
En el descenso del primero desplegó sus alas Miguel Indurain, superando ciclistas y coronando ya solo el Aubisque, con más de dos minutos sobre Lucho Herrera y el místico Theunisse.
El pelotón, con Lemond en amarillo, y también con Perico y Fignon, no muy lejos.
«Nunca había sufrido tanto» comentó Indurain en su estreno en el Tour, en la cima de Cauterets.
El pressing por detrás lo harían los españoles del BH, primero lanzando a Javier Murguialday para hacer de puente para Anselmo Fuerte, segundo ese día, a menos de medio minuto de Indurain.
A Anselmo Fuerte le recuerdo varios segundos puestos en el Tour.
Perico remontó medio minuto a sus rivales, muy poco para lo que llevaba perdido, constatando la necesidad de que, si quería ir a más en la general, debería arriesgar de verdad, es decir atacar con varios puertos por delante.
El día por eso quedó en la memoria de todos, de Miguel Indurain antes que nadie, había pasado el test de la altísima montaña aquel navarro alto y pesado.
En esa evolución lenta que Reynolds le impuso, esto era un salto mayúsculo.
A los seis años Miguel Indurain volvería a Cauterets como quíntuple ganador del Tour en la etapa que vio la muerte de Fabio Casartelli en el Portet d´ Aspet.
Imagen: Dailymotion
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx: 5 motivos
En ciclismo y en el deporte general, Eddy Merckx es símbolo de excelencia
Cuando se habla de ciclismo, pero yo creo que de cualquier deporte, hay un nombre que siempre sale primero: Eddy Merckx.
80 años recién cumplidos, nacido el 17 de junio de 1945, no quería pasar de puntillas sobre una efeméride tan singular.
Y quiero hacerlo justificando por qué muchos consideran el mejor de todos los tiempos, con cinco razones que lo explican muy bien.
1. Ganó más que nadie, en todos los terrenos
Merckx acumuló la increíble cifra de 445 victorias como profesional, además de más de 80 cuando era amateur.
11 + 19: Ganó 11 Grandes Vueltas (cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España), además de 19 Clásicas Monumento, incluyendo 7 veces la Milán-Sanremo.
También fue tres veces campeón del mundo y ganó en pista, en ciclocross, y hasta hizo historia con el récord de la hora. Literalmente, lo ganó todo.
2. El récord de la hora fue su obra maestra
En 1972, después de ganar de todo esa temporada (Giro, Tour, clásicas…), viajó a Ciudad de México sin entrenar en pista ni adaptarse a la altitud, y rompió el récord de la hora, pedaleando 49,431 km.
Al terminar, bajó de la bici y dijo “nunca más”.
Y no hizo falta repetir: su marca duró 12 años, hasta Francesco Moser.
3. Tenía una ambición sin límites: era “El Caníbal”
No dejaba ganar a nadie, ni en las etapas pequeñas.
Una niña, hija de un ciclista rival, lo apodó “el caníbal” porque no dejaba ni las migas.
Aunque sufrió lesiones, como una grave caída en 1969, nunca perdió el hambre de victoria.
4. Perdía, pero volvía más fuerte
Aunque parecía invencible, también fue derrotado por grandes como Ocaña o Gimondi.
Pero siempre volvía con fuerza. Incluso cuando Ocaña lo superó por 8 minutos en el Tour, Merckx remontó con ataques épicos y terminó ganando.
5. Nadie ha repetido lo que él logró
Muchos han ganado Giro, Tour y Vuelta, pero muy pocos dos de ellas el mismo año.
Algunos ganaron las cinco clásicas monumento, pero nadie las ganó todas dos veces y además dominó las grandes vueltas como él.
Su récord sigue intacto.
Por todo eso, Eddy Merckx no fue solo el más fuerte, fue el más completo y hace poco disfrutamos de esta entrevista con él de mano de su hijo Axel.
Y eso, hasta hoy, nadie lo ha igualado.
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx en el Giro: cinco triunfos y enormes polémicas
La corona de Merckx en el Giro tiene cinco joyas
Eddy Merckx, para muchos el mejor ciclista de la historia y del Giro, por ende, nació en 1945 en Meensel-Kiezegem, Bélgica.
Dicen que desde los ocho años ya andaba en bici y tenía como ídolo a Stan Ockers, una figura del Tour de Francia.
“El Tour lo era todo para mí”, diría años después.
Su verdadero nombre es Edouard Louis Joseph Merckx y fue ciclista profesional entre 1961 y 1978.
Durante esos años se ganó el apodo de “El Caníbal” porque quería ganarlo todo, y casi lo logró: 525 victorias en su carrera, incluyendo cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España.
También ganó tres mundiales, casi todas las clásicas (menos la París-Tours) y batió el récord de la hora.
Un monstruo en vida.
Merckx y e Giro, binomio lleno de aristas
Su relación con el Giro fue especial: lo ganó cinco veces y dejó huella en cada participación.
En Italia lo adoran casi tanto como en Bélgica.
Eso sí, su carrera no estuvo libre de polémicas.
En tres ocasiones dio positivo en controles antidopaje (fencamfamina, norefedrina y pemolina), aunque él siempre defendió su inocencia.
A pesar de eso, su legado sigue siendo enorme.
Se retiró en 1978 y desde entonces ha recibido todos los honores:
Barón en Bélgica, Comandante de la Legión de Honor en Francia, y el trofeo UCI al mejor ciclista del siglo XX.
Hay velódromos, calles, estatuas, libros, cómics y hasta una marca de bicicletas con su nombre.
De vez en cuando, aún aparece como comentarista en carreras o sólo se deja ver para revuelo del personal.
“El Ogro de Tervueren” no solo está en lo más alto de la lista de los mejores ciclistas de todos los tiempos: es una leyenda viva.