Con quince años en el pelotón, entró en aquellos convulsos tiempos del Tour de 2006, aquellos días recordad también se acababa el mundo para el ciclismo, con una de las plantillas más potentes del World Tour, Astana admite que debe dinero a su gente.
No es la primera vez, hace dos años, casualmente, ya ocurrió, y ahora refrescamos la pieza -abajo- de entonces para hablar del presente.
Coinciden estas noticias en horas muy bajas para los países exportadores de petróleo, pero al margen de eso, espero la suerte del equipo no esté indexada al 100% a ese baremo, que el World Tour tenga un equipo que le debe dos meses a sus trabajadores no es lo hablado cuando nos vendieron las bondades de este sistema.
Aquí corren profesionales como Luisle, los Izagirre, Omar Fraile, Alex Aramburu y Oscar Rodríguez, estos tres últimos con contratado hasta 2021, leemos aquí.
Es más, nos preguntamos si Aramburu y Rodríguez habrán cobrado alguna nómina en el equipo celeste si por lo que vemos se les adeuda todo lo que «corrido» en 2020.
Pero no sólo ellos, Jakob Fuglsang, Miguel Ángel López, uno de los corredores más espectaculares del pelotón, Alexey Lutchenko…
Astana maneja viruta por valor de veinte millones de euros al año, un pastizal, hablando de ciclismo.
Hace dos años ya admitieron problemas serios, ahora piden paciencia… no puede ser sencillo pedirlo cuando te dejas lo mejor de tu juventud a gente con ese nombre en el pecho.
—escrito 24 de febrero de 2018
La situación de Astana nos hace temer lo peor
Lo trágico son las personas, los corredores, los auxiliares, el equipo técnico, mecánicos… lo trágico es el factor humano del Astana.
Eso es lo triste de toda esta historia que espero no acabe como otras veces hemos visto.
Lo supimos ayer. Astana se tambalea, se debate en el fino hilo de los números que no cuadran porque el mecenas no cumple.
¿El motivo?
No quiero ser mal pensado.
¿Es casualidad que Astana no cumpla sus compromisos?
Astana lleva en ciclismo más de diez años. Recordaréis su entrada, fue atropellada, por la estampida del Liberty y Wurth tras la Operación Puerto.
La Strade Bianche 2021 siempre será la carrera de los gigantes
Cuando a 50 kilómetros de Siena y su Campo que luce sin gente estos días, a la salida de un tramo de tierra, la Strade Bianche 2021 saltó por los aires, teníamos una certeza: aquel movimiento se había producido para quedarse, para ser definitivo.
Y lo fue, nada volvió a ser lo mismo, pues delante, no había uno, ni uno solo de esos que pide ayuda, que mira atrás, que recrimina relevos.
Wout Van Aert encabezó el revolcón, se le solaparon Alaphilippe, Van der Poel, Pogacar, Pidcock y Egan Bernal, toma ya, entre otros.
Arrasaron con lo que quedaba de la escapada que capitaneó Greg Van Aevermaet con Quinn Simmons, el americano buenísimo y lenguaraz, y Davide Formolo.
Ahí empezó la Strade Bianche 2021, la carrera que muchos discuten si es un monumento, cuando para ser un monumento hay que llegar a bebatirse entre los siete monstruos que seguían con opciones a veinte de meta.
Instantes que definen lo que hemos visto, el ataque de Alaphilippe, ve que Van Aert se queda, y redobla la apuesta.
Alaphilippe ataca, mira para atrás, ve a Van Aert sufrir y redobla el ataque Qué puto crack #StradeBianche2021
Con Van Aert limitando los daños, las miradas se centraron en Alaphilippe y Van der Poel, y no decepcionaron, el segundo se marcó el tramo de sterrato más caro de la Strade Bianche de 2021.
Su ataque fue demoledor, donde habían siete, quedó él solo, a la salida de la tierra le seguía Alaphilippe, un poco más adelante, Egan Bernal.
El trío hizo camino con la seguridad de que por ellos no iba a quedar, que cuando estos atacan no miran al de al lado, van con todo.
El desenlace de Siena…
Tres motos hacia la ciudad vertical y Van der Poel que no sabe esperar ni a la rampa final, aquella que su némesis Van Aert conoció entre barro y calambres, para calentar a Egan Bernal y darle vida a Alaphilippe.
Un movimiento que parecía conectar con esos momentos de locura que tanto le han costado, pero no, era un movimiento que no iba de farol, estaba que no cabía en sí.
El cambio de ritmo que le regaló a Alaphilippe ya en Santa Catarina fue de leyenda, Bernal ni entró al trapo.
Era el tercer ataque de Van der Poel en doce kilómetros
No hubo color, este neerlandés es una mala bestia, algo único que estamos viendo en vivo y en directo: Strade sumada a Flandes, Amstel, BinkBank Tour… no words.
Qué grande la Strade Bianche 2021 y qué grandes estos tíos, los mentados por estas líneas hechas deprisa y corriendo, por que en ellos está la clave del monumento que se erige cada fin de semana al deporte que amamos: salen, corren y compiten como si la vida les fuera en ello.
¿Una Strade BiancheStrade Bianche en España? C´est possible…
En la creación de Strade Bianche juegan muchos factores y todos bien alienados por gente que en estas cosas sabe un rato: los italianos
Cogieron una zona, la Toscana, mundialmente conocida por paisajes y ciudades que regalaron al mundo el renacimiento, el hombre en el centro de todo, buscaron un elemento distintivo, las rutas blancas de tierra, la situaron en el calendario, marzo, antes de las clásicas, con sabor a primavera, ocaso del invierno, le dotaron del contenido que la Toscana sugiere al mundo y la vistieron con el logo que Barilla pondría a sus rigatoni.
Cogieron la anterior Eorica, ciclismo de siempre para cicloturistas de medio mundo y la echaron a rodar también para pros.
Y miradla ahora, lozana y brillante, con un historial pequeño y un kilometraje que no llega a los doscientos kilómetros, volviendo loca a la gente.
A raíz de un hilo que pusimos en twitter nos preguntaron por una Strade Bianche en España y si será factible…
¿Sería posible hacer algo parecido en España? Por lo menos en recorrido, en marketing ni me lo planteo
Juguetones nosotros, hicimos un rápido sondeo entre gente de ciclismo.
La pregunta no tenía mucho misterio…
Si tuvieses que elegir una zona para hacer una Strade Bianche en España cuál sería y por qué??? y no me refiero a que tengan sólo caminos de tierra, y si una zona que sea singular, con producto característico -tipo vino- y cierta historia tanto ciclista como no ciclista, detrás…
Alguno me dijo, textual, «pasa palabra», lo entiendo, era sábado por la mañana y no estamos frescos.
Otros entraron al trapo, el primer elemento que muchos pusieron sobre la mesa fue el vino, por ejemplo, la excelente tierra que es Ribera de Duero, otros echaron mano de lo que tienen cerca, tipo la Rioja alavesa, escenario de una las marchas vintage más importantes de España.
Obviamente entraron con el Priorat y la Conca de Barberà, una zona de paisaje vinínicola, amable y cincelada para el ciclismo, un poco como más arriba el Penedès y sus caminos entre viñas que inspiraron la nueva versión de la París-Tours.
Zamora y una zona con una historia tremenda como Aliste, con iglesias de cuando el románico no existía aún.
www.TodoGravel.com
Si queremos una clásica ilustrada el Canal de Castilla también tiene una propuesta
La España vaciada en definitiva, que busca alicientes y ponerse en el foco, algo que el ciclismo puede darle.
Y nos lleva a Jaén, donde los Campeonatos de España que coronaron a Luisle hace medio año.
Sería ciclismo renacentista, Úbeda y Baeza, por paisajes modificados por el hombre, llenos de olivos, con un producto como el aceite como hilo conductor en un terreno amable, llenos de alternativas y dureza modulable, al punto que a una hipotética carrera top se le podía añadir hasta una marcha vintage.
Como veis, España, no podía ser de otra manera, puede organizar un tinglado así, una Strade Bianche es posible en este lado de los Pirineos, otra cosa es juntar voluntades.
En las horas previas a la Strade, podemos decir que a Julian Alaphilippe el arcoíris le ha sentado genial
En el ciclismo todos acaban más pronto que tarde mirando y creyendo que la suerte de los mejores se resume en una carrera, un color y tres semanas, el Tour, pero quien aprecia el buen ciclismo sabe que hay una prenda icónica, la maglia rosa, y una mágica, el arcoíris, la que saca a pasear estos días Julian Alaphilippe.
Y es que el arcoíris es el icono ciclista por excelencia, que aparezca en cualquier camiseta, gorra, bocamanga… se sabe que se habla de ciclismo, que es ciclismo.
Por eso es importante que quién lo lleve lo honre, lo ponga donde merece.
Por eso es importante que Alaphilippe lo sitúe en lo más alto
Ya sabemos que no le ha dado el mejor triunfo, pero lo puso en los ojos de todos tanto en Flandes como en Lieja, días que no acabaron bien para él, pero sí para la prenda.
Como en la primera de Provenza, el día del debut, o en la Het Nieuwsblad, surcando adoquines como si lo hubiera hecho de por vida.
Honrar el arcoíris, Alaphilippe lo está haciendo, mirando atrás, otros no tuvieron suerte, como Mads Pedersen que lo lució poquito por la pandemia, aunque sus gotas de corredor trascendente recuerdan que mereció esa franja que conquistó en Yorkshire.
Alejandro Valverde corrió estresado durante buena parte de 2019 por saberse con un peso extra al verse con ese maillot, sin embargo, acabó siendo protagonista de una de las mejores Vueltas que le recordamos, fue segundo al final, sí, pero por el camino le dio a la hinchada un alzado de brazos en Mas de la Costa que se cotiza por tres, si vas vestido así.
En la década más reciente, nadie lució tanto y tan bien el arcoíris como Peter Sagan.
Ahí quedan improntas cruzando la meta de Roubaix y Oudenaarde primero y en irisado… las llegadas en el Tour y otras tantas que ponen al genio eslovaco como el referente para Alaphilippe.
Josh Hallett from Winter Haven, FL, USA
Por que no siempre el arcoíris fue una prenda amiga, ya sabéis aquello del maleficio, éste le pasó factura a algunos, a otros no tanto, Kwiatkowski lo sacó en la meta de la Amstel y Mark Cavendish en el primer trenecito del Team Sky hacia el Tour d Wiggins, el mismo que vestido de amarillo ayudó a ganar en París.
No le fue tan bien a Rui Costa, nunca volvió a ser el de 2013, salvo momentos puntuales, y Philippe Gilbert lo logró sin más el título, un broche que entonces faltaba a su carrera, pues esos años de BMC no fueron los mejores para el belga.
En todo caso, sólo mirando los diez últimos años, vemos que el arcoíris no es sencillo de gestionar, puede ser un losa o un «cohete en el culo», para Alaphilippe, por el momento, parece lo segundo, esperamos más.
Igual que un fanático de los coches no invade a la carretera con un Fórmula 1, el ciclista medio quizá no necesite tener en su rutilla la bicicleta con el mismo manillar que Van der Poel rompió esta semana en competición.
Lo comentamos con Francisco San Roman, exciclista profesional y mecánico en la actualidad, que nos acompaña en esta #TechTalk de «urgencia» al calor de lo sucedido con el manillar roto de Van der Poel.
Alexandr Kirichenko, campeón olímpico y mundial del kilómetro. Su manillar se partió cuando estaba a media vuelta de finalizar la prueba en el mundial del 89 y tenía el oro en el bolsillo…rodaba a casi 60km/h. Aún así, hizo bronce pic.twitter.com/nv63T4jgx2
Y es que, aunque nos quedáramos ojipláticos viendo al astro neerlandés, que un manillar se parta no es nada raro ni excepcional, ha pasado siempre.
El tema es que lo hemos visto suceder en manos de uno de los grandes referentes del ciclismo mundial, en una carrera de esas culto que muchos no perdonamos y claro, el revuelo estuvo servido.
Pero volviendo al inicio, lo que sacamos en claro del manillar de Van der Poel es que, además de que esta gente está a años luz del resto de mortales, no por que lo use el mejor ciclista del mundo en lo suyo, el ciclista medio, el de domingos, tardes de entre semana, lo vaya a necesitar.
Al fin y al cabo, los objetivos son totalmente diferentes, y demandar ciertos productos para según qué salidas o algunas marchas que no lo requieren no es gastar el dinero de la forma más inteligente.
Lo inteligente es comprar lo que conviene y, muy importante, tener la bicicleta siempre a punto por una persona cualificada
La Strade que gana Mathieu Van der Poel entra en los anales de las mejores de la historia, rodeado de los mejores nunca se escondió, nunca cejó y acabó dándonos un recital de esos que guardamos como oro en paño