Mads Pedersen
La nueva bicicleta de Mads Pedersen
El arcoíris es el hilo conductor de la nueva bicicleta de Mads Pedersen
El Tour del Eurométropole belga abre el periplo arcoíris de Mads Peredersen, el merecidísimo campeón del mundo hace seis días en Yorkshire, con una bicicleta por y para él, creada en el hub de Waterloo, Wisconsin.
Con 23 años, el danés estrenará una Trek customizada para él, un lujo que es el anillo al dedo de todo un campeón del mundo.
«Es el campeón del mundo, un logro increíble, con esta bicicleta a medida queremos honrar su éxito con un diseño limpio, simple y elegante» cuenta el creativo Brian Lindstrom.
Los colores del arcoíris se desparraman por la parte delantera de la Madone de Trek, haciendo justicia al ADN ganador de la máquina.
La bicicleta de Mads Perdersen es una Madone SLR que plasma en su parte baja una de las grandes reglas de los mundiales: «Todo o nada», el mismo lema que el campeón hizo suyo cuando jugó fuerte contra los mejores ciclistas del mundo en un día digno del fin del mundo.
Él dice que no se lo cree, pero la bicicleta de Mads Pedersen es testimonio tangible de ese logro y la prolongación de su maillot irisado…
Acostumbraros a su cara, es el heredero de la prenda que Alejandro Valverde ha vestido por medio mundo los 365 días más especiales de su larguísima trayectoria deportiva.
A Mads Pedersen le quedan 366 días, año bisiesto, para disfrutar de esta prenda que como leemos te cambia la vida y te pone a prueba: demostrar que no da mal fario a su portado.
Mads Pedersen
Mads Pedersen es el francotirador del pelotón
Instinto y ambición se confunden en la figura del Mads Pedersen
Recuerdo el mundial de Yorkshire, su desenlace y algunos comentarios que le siguieron sobre la victoria de Mads Pedersen por delante de un acalambrado Matteo Trentin.
Comentarios que no tuvieron en cuenta el valor del triunfo, el escenario, su importancia y los grandes nombres que cada año suspiran por el arcoíris y jamás lo vestirán.
Se hizo de menos de Mads Pedersen, como un campeón de circunstancias en una carrera muy condicionada por el tiempo extremo, el frío y la lluvia.
No tuvo el mejor periplo irisado el danés, que al poco de estrenar su pieza se vio encerrado en casa, sin poder competir, por la pandemia.
Lo lució en pocas carreras, aunque entre ellas en el Tour, donde finalizó segundo la jornada final en París con su precioso maillot.
Ni siquiera compareció en Imola, en un mundial improvisado, a defender la corona, pues había otros favoritos más claros.
Por contra, ganó una Gante-Wevelgem edición otoñal que abrió los ojos a muchos, ese inesperado campeón del mundo no era flor de un día, tampoco su segunda plaza en Flandes, tras Terpstra anteriormente.
Mads Pedersen incrementaba galones.
Hoy me parece uno de los ciclistas más valiosos del pelotón internacional, viniendo además de un país, Dinamarca, para el que todo son mieles.
Pedersen de hecho es el padre del gran momento del ciclismo danés, pues con su mundial abrió un serial de conquistas que no es pequeño: a los dos Tours de Vingegaard añadidle las numerosas etapas en las grandes vueltas e incluso el Tour de Flandes de Kasper Asgreen.
Esto en medio de un vergel que no deja de arrojar nombres, algunos ya desde juniors como vimos con Albert Philipsen.
Pero volviendo sobre Mads Pedersen, se ha hecho en un año escaso con un hueco en el club de ganadores de etapa en las tres grandes vueltas.
Empezó el año pasado por el Tour sacando provecho a su determinación y olfato, siguió por la Vuelta y este año con el Giro.
En este Tour, marcó la llegada de Limoges y se la levantó al propio Philipsen, en la que parecía la oportunidad más obvia de batir al belga.
Más allá de este cazador, me quedo con el Pedersen que anticipa en las grandes clásicas y mundial.
En Glasgow me pareció de los más fuertes, se quedó a un paso del podio, pero ahí estuvo, entre la nobleza del big 6 que aspira a integrar jugándose las medallas.
Qué decir de su Flandes, en cuyo podio estuvo tras anticipar y contener desde adelante el vendaval Pogacar & Van der Poel.
Pedersen viene, en cierto modo, del ciclismo anterior a la pandemia y resiste entre los mejores del mundo, su desempeño es brutal y siempre que sale, sabes que va a estar ahí.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Mads Pedersen
Gante-Wevelgem: Habría que hablar más de Mads Pedersen
La Gante-Wevelgem demuestra que Mads Pedersen merece salir en las quinielas
Será este año, que nos da las cosas que nos llenan a contrapelo y deprisa, deprisa, serán las ganas que tenemos de ver ciclismo, cierto ciclismo, podríamos decir, pero el disfrute de la Gante-Wevelgem que se acabó llevando Mads Pedersen fue mayúsculo, incluso en este superdomingo de ciclismo con tres frentes en Francia, Bélgica e Italia al mismo tiempo.
Y es que en estas clásicas donde todos miramos cada gesto y mirada de Mathieu Van der Poel y Wout Van Aert, las estrellas absolutas en ausencia de Peter Sagan, cabe la posibilidad de cometer la injusticia de no mirar a otros.
Fue el caso de John Degenkolb en su mejor versión clasicómana de hace tiempo, un tío que ha ganado dos monumentos, cabe no olvidar, o de la omnipresencia de los Deceuninck o la suerte que merece y no llega para Matteo Trentin… y de la incontestable calidad de Stefan Kúng.
No se habló de ellos, ni tampoco se reparó en exceso de las opciones de un tío que acaba de soltar el arcoíris en una de esas carreras que le van como anillo al dedo.
Durante un año largo, Mads Pedersen ha sido un campeón del mundo no dirían que anónimo, pero sí infravalorado
Su triunfo en Yorkshire, sorpresivo sí, no encajó en los esquemas mentales de muchos pero sin embargo encajó en el perfil de épica más alto que pudiéramos encontrar.
Como ayer en la Gante-Wevelgem, Mads Pedersen fue campeón del mundo por anticiparse a todos los favoritos y hacer la carrera desde adelante, una costumbre que vemos muy común en este nuevo ciclismo danés, de corredores que no esperan movimientos ajenos para tomar ellos la iniciativa, dar una vez, pero dar primero y hacer daño.
No es casual que ayer en la pugna estuviera también un tal Kasper Asgreen, que lleva bien grandes los colores patrios, y que otro Pedersen, Casper, ganara la París-Tours a la que Kragh Andersen acudió con el dorsal uno.
El ciclismo danés es un vergel y no sabría si relacionarlo con su excelente momento en la pista, dominando la americana con Morkov y Norman Hansen y porfiando entre las mejores cuartetas del mundo.
En la Gante-Wevelgem, Mads Pedersen sacó a relucir las virtudes que le hacen uno de los corredores más importantes del pelotón de clasicómano, se anticipó en el corte, remó cuando los favoritos cazaron por detrás y saltó a por el triunfo cuando dos tipos del peligro de Senechal y Trentin se habían ido.
Todos miraban a Van Aert y Van der Poel, pero el premio estaba en otras piernas.
Mads Pedersen ya estuvo cerca de ganar una etapa en el Tour, que tuvo el privilegio de correr en un arcoíris que este puto año tan poco le ha dejado lucir.
Antes venía de éxito en Polonia y rozó la general del BinckBank Tour si no fuera por que Van der Poel no quiso dejar ni las migajas.
El danés es de trabajo fino, se mueve buen, es veloz en pequeños y grandes grupos y es un lobo en el llano, un ciclista que ganó el mundial muy joven, él mismo lo admitió y que a veces no tiene el foco que merece.
«Alguno puede pensar que ser campeón del mundo te hace 100 veces mejor, pero no es así» dijo antes del confinamiento con una humildad que abruma, quitándose de encima el peso de una prenda que Sagan y Valverde venían de cargar, un peso que a Alaphilippe le jugó una mala pasada en Lieja, cuando enloqueció antes de llegar a meta.
Anotad su nombre para el domingo en Flandes…
Imagen: Trek Segafredo
Ciclismo
Mads Pedersen sigue aprendiendo
Aunque sea el campeón del mundo, Mads Pedersen sigue su progreso normal
Si algo tuvo la segunda etapa de esta trepidante París-Niza fue la tremenda zurra que se pegó Mads Pedersen en cabeza.
No es la primera vez que hablamos del perfil bajo de este maillot arcoíris, un ciclista muy diferente a los dos anteriores titulares de la prenda de campeón del mundo: Alejandro Valverde y Peter Sagan.
Está claro que Mads Pedersen no es ni Valverde ni Sagan.
A los dos anteriores campeones del mundo, les sucedía un palmarés enorme antes de colgarse una medalla de oro, y también la aureola de estrellas.
Eso Mads Pedersen no lo tenía aquella tarde fin de mundo en Yorkshire, cuando se midió mano a mano con Küng, Trentin y Van der Poel con tanto éxito.
Está claro que el danés tiene mimbres, ganar un mundial no es moco de pavo, pero el chava tiene sólo 24 años, cumplidos además a finales del año pasado, era de los pequeños de la clase.
Cuando vimos a Pedersen rodar con esa fuerza nos acordamos de esta entrevista en la que deja claro que «alguno puede pensar que ser campeón del mundo te hace 100 veces mejor, pero no es así«.
Y lo cierto es que el campeón del mundo se da un baño de humildad cuando admite que si Jasper Stuyven es mejor que él sobre el pavés, decir lo contrario no sería ni coherente ni normal.
Y es que el premio le ha llegado muy pronto a Mads Pedersen, antes incluso de poder gestionarlo, muchos firmarían un mundial a los 23 años, pero ello conlleva un peso que no sabes si serás capaz de gestionar.
Él, por eso, ya lo lleva hecho, tiene un mundial, como Bernal un Tour, tan jóvenes y tan aventajados.
Aunque eso también tiene sus inconvenientes.
Imagen: © BORA – hansgrohe / Bettiniphoto
Mads Pedersen
El mundial de Mads Pedersen no merece una duda
Menospreciar el mundial de Mads Pedersen no es de recibo
Sobre la victoria de Mads Pedersen en Yorkshire, veo a gente sondear el presente reciente para encontrar un desenlace tan sorpresivo.
Me hablan de Romans Vainsteins, antes quizá Oskar Camendzind.
Decir que el triunfo de Oscar Freire en Verona, año 99, no fue sorpresa, sería mentir.
Antes estaba Rudy Dhaenens, el belga que vivió nervioso y murió demasiado joven.
Alessandro Ballan fue campeón del mundo y poco más se supo.
Son nombres tomados al azar, resiguiendo con el dedo el palmarés del mundial, la carera más bonita del mundo, y ahora aparece el de Mads Pedersen.
Alegar la calidad y trayectoria del danés para decir que no ha sido una sorpresa, no es suficiente.
Visto ahora, nos tememos que muchos lamentamos se nos escurriera el nombre de Mads Pedersen en la lista de aspirantes.
Su hasta aquí no ha sido de relumbrón, aunque mostraba maneras.
Fue el último en caer ante el recital de un rodillo como Niki Terpstra el año pasado en Flandes.
Anteriormente era un conocido de podios del mundial, segundo en Florencia 2013 que gana un tal Mathieu Van der Poel, aquello era el mundial juvenil.
Viendo este palmarés no podemos pensar que haya ganado un cualquiera, como se sugiere en ciertos comentarios.
En este bendito país si no se impone un español, y Valverde la baza ya vimos como acabó, que sea una estrella.
Si no gana alguien de este círculo la carrera ha sido una engañifa, cuando en un mundial las cosas no son tan sencillas.
Anotar que Mads Pedersen se ha llevado uno de los mundiales más duros de los últimos años.
La sensación de condiciones extremas, la velocidad, el peligro, las balsas de agua, la dureza del recorrido,… todo fue una trampa.
Mads Pedersen define en alguna entrevista su victoria como un acto de supervivencia.
«Es que es como lo de la armada española, les han llevado a luchar contra los elementos» me han comentado.
Y es cierto, pero los elementos eran para todos, fueron el tablero de juego.
Mads Pedersen se movió para promover el ataque posterior de Jakob Fuglsang,
Sobre los orígenes de DT Swiss
Él se movió como en Flandes, cuando fue segundo, antes que los grandes empezaran el baile, tomó metros, sólo eso, porque el pelotón le tuvo a la vista.
Más de una toma lo corrobora, y no precisamente cerca de meta, a más de cuarenta de cruzar el arco.
Pero este Pedersen es duro, fiable y sólido.
Nadó y nadó a un ritmo endemoniado con los grandes nombres ahí, cerca.
Pero no contento con ello se soldó a la rueda del contraataque de Van der Poel con Trentin.
El mismo salto que dejó secos a los belgas, a Alaphilippe, el mismo corte que Gorka Izagirre no pudo cogeer, Mads Pedersen lo dejó llegar y se ancló, sabedor de que en la fortuna de los descartes, el podio se iba acercando.
Ahora, a toro pasado, todos se cuestionan qué hubiera pasado si el tirón de Kung hubiera tenido la continuidad de Trentin, o si éste deja entrar a Moscon y juegan a dos italianos en un corte de cuatro.
Todo son conjeturas.
Mads Pedersen aguantó lo insufrible para seguir ahí, se quedó Moscon y vio que Trentin igual no era el capo que todos pensábamos.
Todo lo demás lo vimos, se quedó atrás, miró a sus rivales, descifró el farol de Trentin, sabía que Kung estaba muerto y pam.
Campeón del mundo, con todas las de la ley, compitiendo de forma admirable, clavando cada momento, cada movimiento, sobreviviendo a los elementos, a los mejores rivales del mundo.
A donde no llegaron Van der Poel, Alaphilippe, Valverde, Van Avermaet y Sagan, llegó Mads Pedersen y eso no es poca cosa.
Imagen: FB de Yorkshire
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