Ciclistas
Hiere como una bala, flota cual silbido, es Nairo Quintana
Hay un pequeño cuerpo, que no es extraño, pero sí solvente en el corazón de la vanguardia del pelotón. Su nombre asoma, cada vez, más por encima de la trinchera. Viene de Boyacá, una región central en el mapa colombiano. Cercada de montañas por el oeste, un ramal andino. Tunja es su capital, y en su perímetro hay un lugar llamado Duitama, ¿lo recuerdan? Sí aquel mundial del 95, retransmitido en prime time, por la noche. Un país, dos ciclistas. Qué hermosa tarde de Abraham Olano y Miguel Indurain.
Pero volvemos a ese ser azul, que trepa como los ángeles, como si sus tubulares no friccionaran sobre el quebrado asfalto de Vallter 2000 o Port Ainé. En ésta última, a menos de dos kilómetros de meta, le vimos, entre Vandenbroucke y Purito. La elegancia de su sincronía nos reclamaba la mirada. Es Nairo Quintana. Es un angel. Levita sobre su bicicleta, pero hiere en el golpe directo. Su futuro se anuncia esplendoroso.
Recordamos Cuitu Negru. La los tres grandes de la Vuelta en la locura. Un cuarto se les añade y les desborda. En este ciclismo de porcentajes increíbles Nairo impone su poder de escalador flotante. Pero además está en un equipo que le da la dosis de gloria lo suficientemente dosificada como para que le sepa a poco y quiera más. Incluso no frustra su potencial como Sky hace con Uran y Henao, dos talentos entregados al rodillo negro. Le da cuerda. Le suelta la rienda. Esto es bueno. Se acostumbra a ganar.
Posiblemente se haya convertido en la mejor pieza alrededor de Alejandro Valverde. Le ayudó en Andalucía, y el murciano ganó. En la París-Niza pudo haber optado al podio. En Catalunya maniobra en el terreno de Purito e incluso le moja la oreja. Miren lo que pasó en la cima de Vallter 2000. El saludo torero, no explicado por el momento, deja claro que éste ya se ha tomado la alternativa.
Tiene sólo 23 años. Esta temporada ya lleva un buen bagaje. Ha estrenado incluso el casillero. Pero su tono es constante. Ese físico pequeñín y frágil en apariencia no le priva de ser convidado principal durante todo el año. El pasado por ejemplo anotó varias veces, y no en cualquier sitio, Vuelta a Murcia y Dauphiné, incluso en una clásica como Giro de Emilia, sucediendo a un antioqueño apellidado Betancour.
La segunda línea del Movistar crece y empuja, tanto que incluso una generación intermedia queda hasta descolocada. Nairo nos enamora, pero Andrey Amador camina por las quinielas de los grandes, Angel Madrazo despierta pasiones y Jonathan Castroviejo tiene un motor enorme. Unzué es de todo menos tonto. Ficha bien. Esperemos que los lleve mejor.
Foto tomada de http://www.eitb.com
Caleb Ewan
Caleb Ewan en la cuerda floja
Es increíble el declive tan rápido que está viviendo Caleb Ewan
Caleb Ewan, que ya va por lows 30 años, sigue dando que hablar incluso con su carrera en declive.
A pesar de contar con 63 victorias en la máxima categoría, incluyendo 11 etapas en las grandes vueltas, su futuro en el ciclismo está incierto.
Ewan aún tenía un contrato con el equipo Lotto Dstny, pero los problemas comenzaron cuando el equipo lo desplazó en las jerarquías internas.
A su regreso a Australia al Jayco, intentó encontrar su sitio, pero su rendimiento nunca volvió a ser el mismo, quedando superado por Dylan Groenewegen, quien destacó con victorias importantes como en el Tour de Francia.
En el Giro de Italia, Ewan no logró brillar, con solo un sexto puesto en Lucca y otros resultados discretos.
Tras algunos éxitos menores en la Vuelta a Castilla y León y Vuelta a Burgos, las tensiones con su equipo aumentaron, y finalmente fue excluido de la lista para la Vuelta a España. Todo esto, sumado a su ausencia en el primer campamento de pretemporada, aceleró la ruptura con Lotto Dstny.
Ahora, Ewan se encuentra sin equipo para la próxima temporada.
Aunque su nombre ha sido vinculado con INEOS Grenadiers, reemplazando a Tom Pidcock, parece difícil que logre un puesto en el World Tour debido a su largo período sin victorias importantes.
Si no se concretara esta opción, lo más probable es que termine en un equipo de categoría inferior, pero los equipos interesados son escasos.
En resumen, la situación de Ewan es complicada y su futuro en el ciclismo profesional está en el aire.
Imagen: A.S.O./Oman Cycling Association/Pauline Ballet
Mikel landa
El Giro es la grande que mejor se le da a Mikel Landa
La decisión de ir al Giro por parte de Mikel Landa tiene mucho sentido
Tres años después de aquel tercer puesto y diez desde su primer podio en el Giro, Mikel Landa vuelve a la carrera que parece hecha para él.
En esta ocasión además en una edición que anuncia cronos las justas.
En sus primeros años como profesional, destacó en entornos italianos, especialmente cuando compartió equipo con Fabio Aru y Martinelli.
El estilo de correr en Italia, donde todavía se premia competir por sensaciones en lugar de depender completamente de la tecnología, encaja perfectamente con el carácter romántico de Mikel Landa.
Además, los perfiles de las etapas del Giro, con subidas largas y exigentes, favorecen su condición de fondista.
Suele brillar especialmente en las etapas más duras de la última semana, cuando otros corredores comienzan a flaquear.
Este año, todo indica que Mikel tendrá libertad para ser el líder de su equipo, ya que Remco Evenepoel no llegará a tiempo para la cita italiana.
Cuando Landa fichó por Soudal lo comentamos, al margen de estar al lado del belga, seguramente tendría sus opciones.
La experiencia también está de su lado.
No sería la primera vez que combina Giro y Tour con éxito: en 2017, cuando corría para el Team Sky, ganó una etapa del Giro, se llevó el premio de la montaña y luego fue clave en la victoria de Chris Froome en el Tour, donde además terminó cuarto.
El Giro de Italia es, sin duda, la carrera que más alegrías le ha dado a Landa.
En la Vuelta a España nunca ha logrado pisar el podio, y en el Tour de Francia, aunque ha sumado dos cuartos puestos (uno de ellos por apenas unos segundos), nunca ha mostrado la misma ilusión que siente por la carrera italiana.
Es imposible no recordar el Giro de 2015, cuando Mikel volaba sobre la bicicleta, siendo incluso más fuerte que su propio líder en aquel entonces.
Fue un factor determinante que complicó la victoria de Alberto Contador.
Además, ese Giro sigue siendo histórico: fue la última gran vuelta ganada por un español, hace ya una década, y Landa fue una pieza clave en aquella edición.
Aunque no lo veo como un favorito absoluto para ganar este Giro, sí lo considero un «outsider», un corredor que puede sorprender.
Por su carisma, su conexión con la afición y su capacidad para rendir en los momentos más difíciles, seguro que dará de qué hablar.
Imagen: A.S.O. Unipublic
Ciclistas
Enric Mas y Movistar insisten en el mismo plan, aunque no dé más de sí
Sigue el mismo guión de Enric Mas en Movistar, todo a la Vuelta y Tour
La temporada que está arrancando será la sexta para Enric Mas en el Movistar, y si echamos la vista atrás, ha vivido de todo desde que llegó al equipo.
Desde subirse al podio en la Vuelta a España en varias ocasiones, hasta estrellarse una y otra vez contra el muro del Tour de Francia.
Si analizamos estos años, podemos decir que solo un Tour le salió como esperaba. Fue en 2020, justo después de la pandemia, cuando logró ese quinto puesto que le dejó con la sensación de que podría haber hecho algo más.
Desde entonces, el Tour ha sido una especie de muro impenetrable para sus aspiraciones, hasta que, en 2024, parece que encontró la fórmula para intentar brillar en la carrera francesa.
En ese 2024, Movistar y Enric Mas cambiaron el enfoque y decidió que, si quería destacar en el Tour, tal vez su mejor carta fuera apostar por un tipo de estrategia más arriesgada. En lugar de centrarse en la general, se tiró a la última semana con todo, buscando victorias de etapa.
No fue una misión fácil, porque las etapas que le quedaban eran complicadísimas, pero era un intento de escapar de la sombra de la clasificación general, que hasta ese momento le había sido esquiva.
Quizás esa fue la clave para empezar a ver un cambio en su forma de correr: buscar un lugar en la historia de la carrera no solo a través de la lucha por la general, sino también con victorias parciales.
El Tour de Francia siempre ha sido un reto que, por diversas razones, no le ha permitido brillar de la manera que muchos esperábamos.
Aunque en 2020 estuvo cerca de meterse en el podio, la historia ha sido distinta en otros años. En 2021, por ejemplo, el recorrido le favorecía, pero una caída y problemas físicos terminaron por derrumbar sus sueños de estar en lo más alto. Ese año, las lesiones lo persiguieron y la clasificación general se le escapó rápidamente.
Sin embargo, la Vuelta a España ha sido otra historia. Ahí sí que ha conseguido destacar, logrando su tercer puesto en 2021 y mostrando que, cuando el recorrido se adapta a su tipo de ciclismo, tiene la capacidad de estar entre los mejores.
Es como si el Tour y la Vuelta fueran dos mundos diferentes para él, y en el segundo se siente mucho más cómodo que en el primero.
En la Vuelta, Enric Mas sabe cómo pelear, cómo gestionar las etapas y cómo estar en los momentos clave. En el Tour, por otro lado, se encuentra con una competencia que le obliga a ir siempre al límite, y no siempre le ha salido bien.
Pero hay algo que no se le puede negar: su constancia y su capacidad para seguir luchando, incluso repitiendo el plan. Es cierto que no ha conseguido ese gran resultado en el Tour, pero ha demostrado que tiene la mentalidad de seguir intentándolo, año tras año, aprendiendo de cada error.
Y a pesar de las dificultades, sigue siendo un excelente ciclista, con esa pizca de determinación que a veces le ha faltado a otros.
Ahora, con la temporada 2025 en el horizonte, Enric Mas se enfrenta a una nueva oportunidad de hacer historia. Aunque el Tour siempre será un objetivo complicado, su estrategia en la última edición, apostando por las etapas, podría ser una señal de que está listo para un cambio.
Quizá no sea la general del Tour lo que le vaya a dar el protagonismo que busca, pero con victorias de etapa, con un enfoque más arriesgado, puede encontrar su lugar en la historia de la carrera.
Y quién sabe, tal vez el 2024 sea el año en que finalmente consiga ese ansiado triunfo parcial en Francia.
Aquí se celebraría.
Imagen: Unipublic
Ciclistas
Laurence Pithie va a ser la sombra de Oier Lazkano
En el Red Bull Laurence Pithie va a ser la otra gran baza en las clásicas
Aunque sobre el papel, cuando Oier Lazkano fichó por el Red Bull parecía la gran carta para disputar las clásicas, lo cierto es que la opción de Laurence Pithie parece tanto o más evidente que la del vasco.
El neozelandés fue la revelación de las clásicas el año pasado, mostrando talento talento, pero cometiendo algunos errores que le costaron el podio en varias carreras de un día.
En 2025, ahora en el Red Bull ya podéis esperarle.
Antes, en 2024, en la Kuurne-Bruselas-Kuurne quedó atrás a 70 km de la meta, y en Gante-Wevelgem, cuando quedaban 34 km, no pudo seguir el ritmo de Mads Pedersen y Mathieu van der Poel.
Se había convertido en un elemento fijo en las clásicas.
En París-Roubaix, parecía encaminado al podio junto a su compañero Stefan Küng, pero una caída a 33 km del final arruinó sus posibilidades. A
pesar de ello, logró un notable séptimo lugar en su debut, aunque no quedó satisfecho porque sabía que podía haber hecho más.
Laurence Pithie admite que fue frustrante estar siempre en los momentos clave de las carreras pero terminar lejos en las clasificaciones, pero a sus 22 primaveras el margen es innegable.
Pithie sabe que seguir a corredores como Van der Poel y Van Aert en las clásicas es un muro, y en 2025 también enfrentará a Tadej Pogačar en las carreras de adoquines.
Aun así, está optimista tras sorprenderse con su desempeño en primavera, destacando su habilidad para mantenerse bien posicionado y evitar accidentes. Ahora quiere trabajar en su resistencia y en mantener el ritmo en los últimos kilómetros de las carreras, confiando en que la experiencia y el paso de los años lo ayudarán a competir en los momentos finales.
El cambio más grande para Pithie este año es su nuevo equipo.
Después de dos años en Groupama-FDJ, ha dado el salto al Red Bull y coincidirá con Oier Lazkano, Jan Tratnik y los hermanos Van Dijke.
Para Pithie, la profesionalidad del ambiente y el hecho de trabajar en un entorno de habla inglesa fueron factores clave para aceptar la oferta. Aunque valora su tiempo en Groupama-FDJ, admite que la barrera del idioma dificultaba la comunicación táctica con los directores deportivos, algo que espera mejorar en su nuevo equipo.
En Red Bull, va de la mano de Heinrich Haussler, Shane Archbold y Bernie Eisel, que no es poco, lo que contrasta con los métodos más tradicionales de su equipo anterior.
De cara al futuro, Pithie competirá en importantes Clásicas como Harelbeke, Wevelgem, el Tour de Flandes y París-Roubaix, además de empezar la temporada en el Tour Down Under.
Con su talento en rápido desarrollo, espera liderar el asalto de su equipo en las clásicas y convertirse en una fuerza importante en las carreras de adoquines.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
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