Ciclismo
Dauphiné: 5 nombres que levantan curiosidad
Casi todos los rivales de Pogacar en el Tour van a estar en Dauphiné
No es un Dauphiné al uso, no al menos en el recorrido, que salvo un poco en la penúltima etapa, que toca un poco el cogollo alpino que más conocemos del Tour, no va a estar por los colosos habituales de otros años.
Pero va a ser una carrera importante, interesante para seguir en las piernas de unos cuantos de los que hace tiempo que no sabemos.
Con el Giro recién finalizado, habíamos dejado en punto y seguido la temporada de nombres importantes.
Hemos hecho selección de cinco ciclistas…
Matteo Jorgenson y en ese combo metería a Sepp Kuss
Son el plan B de Visma para el Tour de Francia, de hecho el ganador de la Vuelta llevará el dorsal uno.
La pareja americana del equipo neerlandés juega fuerte sobre el tapete del Dauphiné, modulando en esta semana cuán ha de recuperar la forma Jonas Vingegaard para este Tour.
De ambos, creo que Matteo Jorgenson tiene una presión, si cabe, algo mayor, dado sobretodo el inicio de campaña que ha firmado.
El nivel alcanzando en primavera, ganar una carrera como París-Niza le hace candidato a dominar el Dauphiné y por ende mirar al Tour.
Ninguno de los dos me parece a nivel de los top, pero el momento de dar el paso es éste y ambos ya han demostrado que, en momentos puntuales, podrían ser una baza.
Primoz Roglic
En la cuenta atrás del esloveno, Roglic sabe que cada Tour que no gane es un giro de tuerca sobre sus opciones.
No le vemos desde esa maldita curva de Itzulia, pero no fue de los grandes perjudicados de aquella caída.
No estará en su prime, pero le veremos cositas, deberíamos al menos.
Roglic ya sabe lo que es perder el Dauphiné por caída, por cierto.
Remco Evenepoel
Terreno desconocido para el belga, quien parece que lleva una eternidad en esto, pero que aún pisa suelos inéditos.
A diferencia de Roglic, si está bien, éste no se va a cortar un pelo en buscar el triunfo, por mucho que le marque.
La presión le pone.
Ademas viene con equipo de gala, vuelven su «querido» Mikel Landa, Van Wilder y Knox, entre otros.
Tiene una crono de más de 30 kilómetros para hacer daño y luego, a defenderse en puertos que han sido escenario del Tour.
Juan Ayuso
Como Remco, en terreno indómito.
Para muchos Ayuso es el ciclista marcado en UAE si Pogacar no carbura.
Parece improbable, pero puede suceder, esto es ciclismo.
Pero antes del Tour, creo Juan Ayuso tiene una asignatura pendiente, manejarse en estas carreras de forma más sólida, parecerse más al de Tirreno que al de Romandía, por ejemplo.
Carlos Rodríguez
Tengo grandes esperanzas en él.
No corre desde Romandía y me da la sensación que este año va a estar un punto por encima del año pasado, una impresión que viene de su continua progresión, sostenida, sin estridencias y siempre mirando arriba.
Carlos estará delante en Dauphiné y seguro que cerca de ganar la general, ahora bien, como el resto de los citados, a un par de puntos de su mejor versión.
Por cierto que sobre la bici del Lidl-Trek localizada en la previa de la carrera francesa, os diremos cositas en unos días.
Imagen: A.S.O./Billy Ceusters
Ciclismo
El Tour es importante pero no lo más para Van der Poel
La relación de Mathieu van der Poel con el Tour no deja de sorprender
Es curioso, pero ayer el propio Contador lo explicaba durante la carrera: el Tour interesa, pero no es lo que más motiva a Mathieu van der Poel.
Aunque sobre el papel no hay nada más importante que la carrera que llena estos días de ciclismo, lo cierto es que el neerlandés se ha caracterizado por hacer cosas que indican lo contrario.
Hace ya cuatro años, cuando debutó con victoria de etapa y se vistió de amarillo, Van der Poel abandonó el Tour al inicio de la segunda semana para competir en la prueba de MTB de los Juegos Olímpicos de Tokio.
La semana que nos regaló entonces valió lo que muchos ciclistas no consiguen en toda su carrera: ese triunfo de etapa en el Mur de Bretagne —curiosamente donde llegan hoy—, el maillot amarillo y aquella escapada memorable en la etapa 7, una jornada en la que él y Van Aert dinamitaron el pelotón a más de 200 kilómetros de la meta.
Las ediciones siguientes fueron, para el capo del Alpecin, bastante discretas, marcadas por la desidia y la desconexión… salvo cuando debía lanzar el sprint a su compañero Jasper Philipsen.
Hace dos años, el Tour fue para Van der Poel un simple escenario para afinar su forma de cara al Campeonato del Mundo en Glasgow, carrera que —como bien sabéis— acabó ganando.
No recuerdo si fue en esa edición o en la del año pasado, pero llegó a declarar que el Tour le aburría, que no le favorecía y que, por eso, le costaba plantearse un pico de forma en julio como el que prepara para la primavera, por ejemplo.
Me recordó un poco a lo que en su día dijo Peter Sagan sobre el ciclismo en ruta en general: que sobraban muchos “minutos de la basura” y que, por eso, prefería la MTB.
Van der Poel suma dos etapas y varios días de amarillo en su historial del Tour. No es poco, pero está lejos del palmarés que ostenta en otros escenarios.
Sin embargo, ha sabido construir su grandeza y su nombre al margen del Tour, algo nada sencillo, pero que él maneja a la perfección.
En un escenario en el que su archirrival Van Aert ha brillado con más fuerza, Van der Poel ha pasado más de puntillas, aunque nunca de lado.
Y ahora, una vez más, vuelve a vestir de amarillo, con el reto de mantenerlo hasta los mismísimos Pirineos.
Imagen: A.S.O./Romain Laurent
Ciclismo
Healy en el Tour, el premio «casi» siempre llega
Cuando gana Ben Healy, y lo hace en el Tour, se celebra
¿Cuántas fugas cazó el año pasado en el Tour Ben Healy para acabar sin victoria?
Pues unas cuantas.
Llevado por el motor que atesora y la rabia de no lograrlo nunca, ha vuelto a la carga en una de las etapas más complejas de esta primera semana del Tour: más de 200 kilómetros en terreno quebrado, más de 3000 metros de desnivel, final en muro y 24 horas después de la crono.
Mathieu van der Poel fue el detonante, puso la pólvora, pero Healy tenía la mecha, la forma de prender una de las etapas más bellas de lo que llevamos de Tour.
El irlandés es Juan sin miedo, así lo hemos admitido desde aquellas primeras veces que le vimos delante, cuando intentaba conjurar a Pogacar en Amstel y hacía diana en el Giro.
Decíamos anteayer sobre las victorias en solitario de Pogacar, ojo al porcentaje del irlandés, un ciclista que no sabe rodar en grupo, más en días como hoy.
Healy ve el umbral de los 30-40 kilómetros para meta, ataca y se va, de forma irremisible, sin solución, directo a seguir sumando en medio del caos de etapas brutales, de esas que ves pasar los kilómetros como si fueran semanas por la cantidad de cosas que suceden.
Healy ató su primer triunfo en el Tour lejos de meta, dando forma a la escapada buena —una fuga tipo Tour con gente como Van der Poel, Dumbar, Simmons, Barta o Storer—, contribuyendo a que se consolidara con la marabunta tirando por detrás y sacando petróleo de su forma de rodar en solitario.
El tipo, tan desgarbado, tan peculiar, es una maravilla sobre la bicicleta, una combinación de estilo inconfundible, carisma por su forma de ser y motor privilegiado.
Su triunfo es merecido y abunda en el excelente botín que el Education First sigue sacando de grandes carreras, un equipo que no cuenta con grandísimos presupuestos, pero lo suple con carácter, valentía y personalidad.
Resuelven las carreras a las mil maravillas, recordad a Powless delante de los Visma, recordad a Asgreen, a Carapaz y ahora Healy. Podrían tomar nota algunos.
Imagen: A.S.O./Jonathan Biche
Ciclismo
Tour: Enric, sin más
Los planes de Tour no varían para Enric Mas
Un apunte, antes de que siempre se diga que nos gusta atizar a Enric Mas, su inicio de Tour ha sido bueno, excelente, bien situado, pertrechado por Iván García Cortina, salió airoso de una criba que se llevó por delante nombres no menores, es decir, Primoz Roglic, Florian Lipowitz, Carlos Rodríguez o el mismo Remco Evenepoel.
Enric Mas vino al Tour sin rodeos, él quería «correr a la antigua», pensando en la general, economizando, dejando de lado todo lo demás, como si en su palmarés sobrasen los triunfos.
Cuando Enric dijo eso, pensaríamos que estábamos ante el mismísimo Miguel Indurain pero no…
Es la historia de siempre, un relato manoseado y sin recorrido en el que un top 5 justificaría todo el sacrificio que ello conlleva.
Un día de la marmota del que nos escapamos y que, lastimosamente, puede arrastrar a todo el equipo.
Me niego a pensar que no son capaces de correr de otra manera, me parece perfecto que tengan claras las ideas, los objetivos y que no los escondan, tienen un plan y lo llevan adelante, pero ¿es realista?
Ahora mismo me vienen una docena de nombres mejores que Enric Mas para entrar en el top 10 del Tour de Francia.
Hasta el mismo Kevin Vauquelin, mucho más joven, pero ganador de una etapa en el Tour y podio en Suiza, me parece más sólido en la apuesta de hacer puesto en el Tour.
Y si no lo logra, al menos le cabe el consuelo de ir engordando su palmarés.
Eso de inicio, luego no entremos a valorar los dos cocos, más Remco, Roglic & Lipowitz, más cualquier tercer hombre de UAE y Visma, sin obviar a otros muchos, el mismo Carlos Rodríguez si me apuráis.
Y eso que veo a Carlos lejos de aquel que hace dos años nos maravilló.
Es una opción, respetable, legítima, pero que no podemos compartir, no hay forma de manejarlo de otra manera.
Me gustaría, eso sí, que dos ciclistas, en especial dos que quiero ver, Castrillo y Romeo, dos nuevos desprovistos de tanta tontería histórica y peso de la leyenda.
Movistar bebe de ese Reynolds que cambió la historia hace más de 40 años, pero los tiempos cambian, los nombres con ellos, no tiene opción en la general, a no ser que se vayan para casa unos cuantos y otros tantos rindan muy por debajo de lo esperado.
Todo lo demás es un brindis al sol, un brindis que Enric Mas quiere hacer sí o sí, él sabrá, si le sale, a pesar de lo que penséis, nos alegraremos, otra cosa es que a priori no parece la opción más sensata.
Imagen: A.S.O./Romain Laurent
Ciclismo
Pogacar y el Tour, la lógica que no queremos ver
Demasiada diferencia entre Pogacar y Vingegaard al 5º día de Tour
Una crono es como lo del algodón, es una prueba a pelo, sin intermediarios, uno contra uno, carretera por delante y sobre la bicicleta y esta vez Tadej Pogacar ha dado, ha dado muy duro al Tour.
A saber, la prueba venía condicionada por cuatro primeros días sobre el papel intranscendentes pero en esencia muy duros, tanto que el gran favorito, Remco Evenepoel, llegaba con un lastre que, en efecto, no pudo remontar.
El Tour sale tocado de la crono, sale como no lo imaginábamos ayer mismo, cuando en terreno Pogacar, Vingegaard dio la talla y no se dejó ir en un repecho en el que el esloveno se dejó la vida para iniciar la conquista del que puede ser su cuarto Tour.
«Antes de la crono parecía todo bien, durante la crono no hemos podido hablar, pero no ha parado de perder tiempo, esperábamos más» resumía el director de Visma, sin explicación aparente.
¿Un mal día?
Esperemos, porque ya no es sólo el tiempo que cedió ante Pogacar, es su puesto en la contrarreloj.
Pogacar se cobra otra cuenta pendiente, un asunto que llevaba por coordenadas: Vingegaard, crono y Tour.
Yo quiero quedarme con las imágenes que vimos detrás del podio, en la rebotica de la carrera, imágenes de Remco Evenepoel hablando con Tadej Pogacar, los dos grandes beneficiados de esta crono del Tour.
Un ciclista, Remco, que con 25 años va por encima de las 60 victorias, el otro, con un año más y 100 triunfos, siendo ya, no de los mejores de la historia aunque dejara el ciclismo esta tarde.
A Pogacar se le pone el Tour cuesta abajo, no digo que lo tenga sentenciado, confío que Visma y Vingegaard no renuncien, pero es que al nuevo maillot amarillo no se le ven fisuras en su infinita ambición
Lo que decíamos al principio, la lógica que no queríamos ver ni admitir se va imponiendo, ni una semana de Tour y un minuto y pico entre los dos cocos, espero que la diferencia se estreche, que haya carrera y que, gane quien gane, lo haga de la mejor manera.
C´est le Tour, mon ami.
Imagen:A.S.O./Billy Ceusters
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