Ciclismo antiguo
El Tour nació en Madrid
El cambio de siglo fue un hervidero. El año 1902 no le fue a la zaga. Nos situamos en ese periodo, grandes cambios en la humanidad, un sumidero de contradicciones. La tecnología entraba en las sociedades. Inventos, cambios,… incluso también dogmas era n cuestionados. Todo estaba por inventar. Todo parecía estar por inventar. La prensa como tal se conformaba como el cuarto poder. Poder de hecho, poder fáctico. Su papel debería ir más allá de mero hilo conductor de la información. En la lucha por captar público no se escatimaron ni inventiva ni propuestas.
El deporte era el trampolín ideal. En una mesa, en 1902, en el barrio de Montmartre dos hombres maquinan como sacar adelante su diario. Dos hombres metidos en su mundo, imbuidos por la inquietud de verse superados por su competencia. Comida festiva pero ligera, lo suficiente que deje pensar. Mientras los parisinos se aprestan a preparar la Navidad, Henri Desgrange y Géo Lefèvre dibujan la forma de sacar adelante su paupérrimo L´ Auto, claramente superado por su contrincante en los quioscos. 30.000 ejemplares versus 80.000, excesiva diferencia.
El restaurante de Montmartre se llamaba “Brasserie de Madrid” y en tan castizo lugar, en el bohemio corazón del norte parisino, dos hombres cincelaban la competición que habría de sacarles del ostracismo mediático. “El ciclismo funciona muy bien” asintió Desgrange. Lefèvre seguía en las suyas, “lo que saquemos, lo que sea, debe ser original, atrayente pero sobretodo único. Pionero”. Afilaron los sentidos, siguieron por la senda de ese deporte que encumbraba sus primeros grandes nombres, entre los cuales estaba el propio Desgrange, autor del primer récord de la hora en un abarrotado velódromo de Buffalo antes de que el siglo anterior muriera.
Barruntaron formas, delimitaron contornos. “Nadie ha hecho una competición que dé la vuelta a Francia” lanzó Desgrange. Lefèvre cogió el guante, lo miró y le dio forma. “Seis es la clave, tendrían que ser seis días, en honor a las populares pruebas de pista” asemejó. Pero Lefèvre iba por velódromos y circos ambulantes. “Sumamos los tiempos de los contendientes y hacemos una general” concretó. Aquel tingladillo debería ir de feria en feria, por los velódromos de París, Toulouse Lyon, Marsella, Nantes y Burdeos.
Desgrange admitió el número, el seis, pero a corazón abierto, por fuera, entre la gente, por los pueblos, una feria ambulante, un circo. Algo que irremisiblemente entroncara con lo la Francia profunda, la medieval, aquella que partió de los andares de miles y miles de mercaderes que la hicieron de y cuyos pasos se surcaron los primeros caminos. Quería un Tour de Francia, el primero, que nacería meses después y que sacaría de pobres a los gestores de L´ Auto. Y así fue, al medio año desde París partió el primer Tour, hace 111 años y Maurice Garin hizo los honores.
Este capítulo, narrado de forma sui géneris, forma parte de la obra que resume los primeros 100 Tours de la historia de Feargal McKay con Aurum. Ambos han sacado un hermoso libro sobre las 100 primeras ediciones que no podemos menos que recomendar. Una compilación de datos e historias, excelentemente narradas, con rebotica e muchos casos interesantes de saber desde una óptica anglosajona, lo que por estos lares no nos deja indiferentes. habrá ocasión de comprobarlo.
Imagen tomada de elcontragolpe.net
INFO
La empresa SIKER, distribuidora oficial de la firma número 1 mundial en compresión COMPRESSPORT, anuncia que la marca suiza es el proveedor oficial de los equipos TINKOFF-SAXO, TREK FACTORY RACING y IAM CYCLING, que compiten en el TOUR DE FRANCIA 2014 y en los que militan ciclistas de talla mundial como Alberto Contador, Michael Rogers, Nicolas Roche, Fabian Cancellara, Frank Schleck, Jens Voight, Sylvain Chavanel o Jérôme Pineau, por ejemplo, utilizan varias de las prendas de la marca helvética nacida en el 2008 y manufacturada en Europa.
En concreto, los corredores de los tres equipos usan los Full Legs, Full Socks y Arm Sleeve, para agilizar la recuperación después de las etapas y durante los traslados entre ellas.
Ciclismo antiguo
Giro: Gianni Bugno, sólo hubo uno
El dominio total de Bugno en el Giro no ha vuelto a suceder
Cuando el Giro arrancó el otro día en Turín, una de las grandes dudas residía en si Tadej Pogacar iba a ser capaz de completar la carrera de rosa de inicio a fin como lo hiciera Gianni Bugno, por última vez, hace 34 años.
Desde entonces quien más se aproximo fue Tony Rominger, líder a la segunda etapa y por el momento Pogacar está camino de igualar al suizo.
Pero como Bugno en el Giro, sólo hubo uno, con una edición marcada por el domino total de un ciclista que, a puertas de los 26 años, prometía mucho, muchísimo.
Aquella edición arrancó en Bari con una crono de kilómetros en la que el italiano, nacido en Suiza, ya se puso líder por delante del gran especialista en distancias cortas Thierry Marie.
Empezó ahí un tour en rosa por toda Italia, con momentos especialmente significativos, como la etapa que acabó en Vallombrosa, en la que se impuso por delante de Piotr Ugrumov y Charlie Mottet vestido de rosa.
A los pocos días, en mitad de la carrera, en una crono de 68 kilometrazos no ganaba, lo hacía aquel ciclista calvo llamado Luca Gelfi, pero sacaba una renta casi definitiva a sus rivales, en especial al citado Mottet, pero también al reciente ganador de la Vuelta, Marco Giovanetti, y Marino Lejarreta.
Era como si cada vez que todos esperaban que Bugno flaqueara, éste redoblaba su apuesta y lograba sorprender.
En los Dolomitas, hubo más de lo mismo y para la historia quedó esa foto que ilustra el artículo, la de su cabalgada con Charly Mottet hasta la cima del Pordoi, a donde llegaron con más de dos minutos sobre el resto.
Y es que llovía sobre mojado, cada etapa abría un poco más la diferencia a favor de un ciclista que no tuvo ningún momento flojo en tres semanas.
La guinda llegó en la crono de Varese, 40 kilómetros en las vísperas de Milán en los que les cayó otro minuto largo a sus rivales.
Gianni Bugno ganó el Giro de Italia 1990 con seis minutos y medio sobre Mottet y más de nueve frente a Giovanetti.
Fue una victoria que, como él mismo planteó, se fraguó a diario, cada jornada se disputaba una especie de clásica, totalmente separada del resto con el único vínculo de vestir de rosa cada día.
Incluso en su prime más prime, Bugno se demostró como un corredor que esquivaba la pompa y los grandes titulares: «No me llaméis campeón -decía- eso sería ofender a Bartali, Coppi y otros«.
Ciclismo antiguo
Alpe d´Huez, Indurain, Bugno…
En Alpe d´Huez quedó claro que el Tour 91 era cosa de Miguel Indurain
Igual que el otro día os recordé el simbolismo de la subida al Tourmalet en el Tour 91, y ahora el algoritmo me pone la subida a Alpe d´Huez en el primer Tour de Miguel Indurain.
A diferencia del Tourmalet, aquí la retransmisión es 100% la de Televisión Española, con el recordado Pedro González acompañado por Andrés Pizarro, dos clásicos de los noventa.
Hasta su fallecimiento, Pedro González y su formidable habilidad para no dejar a nadie indiferente en la retransmisión fue un fijo aquellos años, salvo 1992, cuando una accidente le dio protagonismo al chico de la moto, un tal Carlos de Andrés, quien siempre podrá decir que narró la increíble etapa de Sestriere y la crono de Luxemburgo, en 1992.
Pero volvamos a Alpe d´Huez y al grupo de grandes nombres que rodeaban a Miguel Indurain aquella tarde de julio.
En un Tour que no se destacó por tener una gran cantidad de jornadas de montaña, la cima de los 21 virajes quedaba como el principal escollo para Miguel Indurain,
Gianni Bugno lo sabía y tomó el mando durante gran parte de la subida, tentando las opciones de un maillot amarillo en honor a la verdad estuvo imperial.
Aquella jornada fue muy buena en Banesto, hoy Movistar.
A la solidez de Miguel Indurain se le añadía el mejor Jeff Bernard que recuerdo, para mí uno de los ciclistas de culto más evidentes de la historia, y Pedro Delgado, de menos a más, acabando muy cerca de los mejores y en el mismo grupo que Claudio Chiapucci.
La retransmisión es una joya y recuerda lo mucho que se chinaban los narradores en este lado de los Pirineos con la desesperante realización francesa, siempre tan atenta a buscar a los suyos y eso que ese día un agónico Luc Leblanc se dejó la vida para no perder la rueda de los dos mejores.
Imagen: @davidguenel
Ciclismo antiguo
Marchas cicloturistas que peligran, Mathieu Hermans y un avance de Ciclosferia
Mathieu Hermans resultó uno de los grandes velocistas de los 80 e inicios de los 90
Muchos no lo recordarán pero la historia ciclista de Mathieu Hermans fue la de un neerlandés que llegó a España y se buscó la vida en un ciclismo lejano al suyo, sabiéndose buscar un hueco y resultando uno de los mejores velocistas de finales de la década de los 80 e inicios de los 90
Mathieu Hermans llegó a ganar seis etapas en la Vuelta a España y tiene también su premio en el Tour de Francia.
Hoy es uno de los grandes responsables de la firma de ropa ciclista Bioracer y un muy buen conversador de ciclismo de entonces y de ahora.
Con él arrancamos un podcast en el que nos hicimos eco de una de las encuestas que nos gusta lanzar a nuestros seguidores.
❓❓ ¿Cuántas marchas CICLOTURISTAS prevés hacer este año?
🚴♂️ Precio, competitividad, ambiente… ¿son mejores ahora o antes? ¿Por qué?— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 29, 2024
Y es que sorprende que tanta gente no tenga previsto hacer una marcha cicloturista este año.
Bueno, sorprende a medias, porque la deriva de algunas pruebas emblemáticas en manos de empresas que priman el resultado económico a la calidad está empezando a pasar factura.
También aprovechamos para que el editor de Ciclosfera, Rafa Vidiella, nos cuente qué preparan para la Ciclosferia de Valencia, en un par de semanas, y Andrea nos explica lo mucho que pesa la figura de Marco Pantani en la Emilia Romagna más ciclista.
En este capítulo:
0:18 Presentación.
0:58 Entrevista con Mathieu Hermans
29:48 A cuchillo: ¿Correrás una marcha cicloturista este año?
44:42 Rafael Vidiella nos presenta Ciclosferia
1:00:18 La Emilia Romagna, la tierra de Marco Pantani
Ciclismo antiguo
París-Niza 1989, el primer gran Indurain
Con esa victoria en la París-Niza, Miguel Indurain se postulaba en los escenarios grandes
En el baúl del recuerdo, mirándolo ahora, y gracias a la invitación de los amigos de Pedal Vintage, uno se percata del valor que tuvo aquella París-Niza de 1989 para Miguel Indurain.
El mocetón ya había dado algunas claves de su clase, un crecimiento contenido bajo las recomendaciones de reputados médicos que hablaban del portento que estaban cultivando en el inolvidable Reynolds.
El año anterior, 1988, había formado parte del equipo que acompañó a Perico en su Tour, con ese famoso capítulo del Peyresourde en el que empezó a descolgar a gente y casi se quedó solo.
A las pocas semanas ganaría la primera de sus tres Voltas.
Pero el año 1989 fue otra cosa, fue pisar suelo francés y seguir su idilio con el país vecino, donde ya había triunfado en un Tour de la CEE, lo que hoy sería el Avenir.
En esa París-Niza, Miguel Indurain anticiparía cosas que habrían de pasar durante los años venideros.
El inicio en París, lo ganó el prologuista por excelencia, Thierry Marie, pero con Indurain ceca, a cinco décimas de segundo, y por delante de los dos grandes favoritos, Laurent Fignon y Stephen Roche.
El navarro ya había puesto el pie en la carrera y de ahí nadie le apartaría, ni siquiera una mala crono por equipos de 58 kilómetros en medio de una carrera de una semana de duración.
Aquel era otro ciclismo.
Pese a la mala crono por equipos, y eso que Reynolds iba con Gorospe y Mauri, entre otros, Indurain utilizó un par de jornadas consecutivas para de remontarle el minuto veinte que el joven Laurent Bezault, el «nuevo Jeff Bernard» le llamaron, le había tomado al final de aquel test colectivo.
Fueron dos movimientos tan significativos como premonitorios.
En el Mont Faron, Indurain se pone en cabeza del grupo de los grandes desde el inicio, y hace de la preciosa subida a orillas del Mediterráneo el primer gran filtro de la carrera.
Uno a uno, un goteo sin fin tras la estela del ciclista del Reynolds que le sacó los colores hasta el mismo Stephen Roche, el gran favorito, toda vez que Laurent Fignon se había retirado (ganaría en San Remo a los pocos días.
Café para muy cafeteros pic.twitter.com/mDT1mUvCnf
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 23, 2024
Al día siguiente, una jornada de media montaña hace el resto. a poco de coronar el Col de Vignon, el vigente ganador del Tour, Pedro Delgado hace destrozo en el pelotón y lanza a su compañero cuesta abajo.
Miguel Indurain cogería al fugado, su futuro compañero en Banesto, Gerard Rué, y entre ambos disparan la diferencia hasta más allá del minuto.
Con el navarro de líder, sólo quedaba defender la renta en el Col d´Eze ante el «hiperespecialista» Stephen Roche quien se queda a 13 segundos de la gesta.
Sin saberlo, había perdido el irlandés ante el inminente monstruo del ciclismo, un poderío latente que en ese 1989 despertó del todo, incluso en el Tour, en un lugar llamado Cauterets.
Imagen: @crstobalcabezas
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