Ciclismo antiguo
El día que Jesús Loroño se dio la vuelta
Para Jesús Loroño el ciclismo era vivir al límite
Jesús Loroño, ese ciclista que bebía del pundonor llevado hasta extremos impensables en nuestros días.
Jesús Loroño tiene grandes historias y algunas cincelan un carácter sin igual.
Un tipo mágico, qué falta nos haría hoy uno así.
La Vuelta en primavera tenía esto.
Un día amanecía un sol y verde espatarrantes y al siguiente la temperatura desplomaba, el cielo se abría en canal y el frío entraba por cada renglón.
Nos situamos en mayo del 57.
España vive un temporal de frío con la Vuelta Ciclista a España en marcha.
La carrera transita el siempre incierto terreno asturiano. Es día cuatro.
El país celebra el éxito de Federico Martín Bahamontes en la víspera, con llegada a Mieres, mientras el equipo francés vela armas para retomar el mando con Géminiani. Walkowiak, Dotto y Bauvin en vanguardia.
La carrera se apresta a hacer el trayecto Mieres León, 136 kilómetros que deben pasar por la cima de Pajares.
Las precisiones meteorológicas no pueden ser peores.
Hablan de descarga monumental de nieve que se hará insoportable según se acerque la cima.
Advertidos de posible suspensión los corredores toman la salida desde la ciudad de la cuenca minera astur y ponen rumbo a la cima.
Géminiani es el primer en atacar y hace un corte bueno de diez ciclistas, entre los que no está Bahamontes pero sí Jesús Loroño.
A mitad de Pajares la tormenta de nieve es de época.
Los corredores aguantan a duras penas en medio del blanco elemento hasta que la situación obliga a tomar medidas, hay que suspender la etapa.
Pero Loroño no escucha, no atiende…
Imagen tomada de Pinterest
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx en el Giro: cinco triunfos y enormes polémicas
La corona de Merckx en el Giro tiene cinco joyas
Eddy Merckx, para muchos el mejor ciclista de la historia y del Giro, por ende, nació en 1945 en Meensel-Kiezegem, Bélgica.
Dicen que desde los ocho años ya andaba en bici y tenía como ídolo a Stan Ockers, una figura del Tour de Francia.
“El Tour lo era todo para mí”, diría años después.
Su verdadero nombre es Edouard Louis Joseph Merckx y fue ciclista profesional entre 1961 y 1978.
Durante esos años se ganó el apodo de “El Caníbal” porque quería ganarlo todo, y casi lo logró: 525 victorias en su carrera, incluyendo cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España.
También ganó tres mundiales, casi todas las clásicas (menos la París-Tours) y batió el récord de la hora.
Un monstruo en vida.
Merckx y e Giro, binomio lleno de aristas
Su relación con el Giro fue especial: lo ganó cinco veces y dejó huella en cada participación.
En Italia lo adoran casi tanto como en Bélgica.
Eso sí, su carrera no estuvo libre de polémicas.
En tres ocasiones dio positivo en controles antidopaje (fencamfamina, norefedrina y pemolina), aunque él siempre defendió su inocencia.
A pesar de eso, su legado sigue siendo enorme.
Se retiró en 1978 y desde entonces ha recibido todos los honores:
Barón en Bélgica, Comandante de la Legión de Honor en Francia, y el trofeo UCI al mejor ciclista del siglo XX.
Hay velódromos, calles, estatuas, libros, cómics y hasta una marca de bicicletas con su nombre.
De vez en cuando, aún aparece como comentarista en carreras o sólo se deja ver para revuelo del personal.
“El Ogro de Tervueren” no solo está en lo más alto de la lista de los mejores ciclistas de todos los tiempos: es una leyenda viva.
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