Opinión ciclista
Al ciclismo español le falta altura de miras
Publicado
1 año atrásen
Por
Iban Vega

El problema del ciclismo español viene por el concepto
La debacle olímpica, sin ganadores de etapa en el Tour desde hace tres años y otras cositas, han abierto los ojos a los últimos que negaban la realidad del ciclismo español.
Venía una travesía en el desierto, dijimos hace unos.
A las vacas gordas le suceden las flacas, lo importante en estos casos es ver cómo gestionas lo que tienes y salir reforzado.
El problema es de concepto: Creemos que no tenemos un ganador del Tour, y creemos bien, pero ¿acaso lo tienen en Italia o Francia? ¿Se acaba el mundo por no tenerlo?
El problema no creo que sea de calidad, ni siquiera de cantidad de gente que se va aupando a la máxima categoría.
Ahora mismo hay, de hecho, más equipos para prosperar que hace unos años.
El problema, insisto, es de concepto y ahí, voy a romper una lanza por el seleccionador nacional, Pascual Momparler, estos días aislado por Covid.
Cada vez que hemos hablado con él, ha sido muy claro sobre el perfil de ciclista que debería surgir en España, un ciclista alejado de los moldes de la tradición, o al menos que beba de ésta pero aporte algo mas.
Recuerdo una conversación que tuvimos sobre la posibilidad de tener una Strade Bianche o una Roubaix en España, en la misma argumentaba la importancia que otro tipo de ciclista creciera en este lado de los Pirineos, un ciclista que se defendiera en terrenos alejados de las grandes vueltas, terrenos como los adoquines, como el sterrato, que crecieran conociendo todos los ciclismos y que con ellos pudieran, un día, salir fuera y buscarse la vida, sin reparar en teorías que algunos agentes de ciclistas mantienen diciendo que en Bélgica, por ejemplo, no puedes ganarte la vida si no eres belga.
Como si a Lefevere le importara que algunos de sus mejores ciclistas de hoy y de siempre no hayan sido belgas: Asgreen, Stybar, Terpstra…
Pero a lo que vamos, que me pierdo, que el ciclismo español necesita darse la vuelta como un calcetín, si quiere sobrevivir entre ciclistas que tocan todos los palos.
Otra de las cuestiones que nos valoró Momparler fue la edad de los ciclistas para explotar, cada vez más jóvenes, en edades de aprendizaje.
El ciclismo español tiene que hacer las cosas diferentes si quiere ser competitivo, el perfil de toda la vida -Enric Mas y Mikel Landa, entre otros- siempre existirá, hay que potenciar otro tipo de corredores, que abra el abanico.
Pues no todo reside en ganar el Tour, Francia no tiene potenciales ganadores del Tour pero tiene ciclistas que emocionan los doce meses del año.
Italia, tampoco, pero tiene artistas en todas las modalidades y de vez en cuando les surge un Damiano Caruso que hace el Giro de su vida.
Mientras en Francia disfrutan de Cavagna, Alaphilippe y otros, vemos como en España se insiste en que Marc Soler vuelva una y otra vez a una grande, Iván García Cortina se pase el Tour sin intentar nada relevante y no paran de surgir y asentarse excelentes gregarios, tipo Castroviejo o Nieve.
Los gregarios facilitan victorias a terceros, especialmente no españoles.
El ciclista español tiene que salir antes del cascarón, no vivir en los ochenta y noventa, se está empezando a hacer, ahí van los ejemplos de Carlos Rodríguez y Juan Ayuso, en factorías muy alejadas de Movistar y sus planteamientos trasnochados.
Y digo Movistar, no seáis malos, por que son el core del ciclismo español, el equipo por donde pasan todas las aspiraciones del ciclista español medio
Viendo el contenido de mis conversaciones con Momparler, me cuesta creer que ese cinco de Tokio fuera exclusivo de su criterio, más tras lo sucedido con Pello Bilbao.
Otra cosa fue la táctica, España, a diferencia de otras, no probó nada.
Si ese equipo reposa en Valverde, el resultado es el que es. Para Valverde el éxito era llegar a estos juegos, no colgarse una medalla.
— ROBIN REID ? (@ROBINREIDx) July 24, 2021
Me consta de su admiración por Alejandro Valverde, aquí no hay tufo «antiValverde», tenemos mejores cosas que hacer, pero como nos tuiteaban, es complicado pensar que todo lo haya montado para mayor gloria del segundo mejor ciclista de la historia del ciclismo español.
Opinar así de Valverde no es ir en su contra, es retratar una realidad dolorosa, que los años pasan para todos, también para él y no admitirlo es inútil, la vida pasa mientras damos vueltas sobre lo mismo.
Y mientras el ciclismo español sigue en su desierto.
Imagen: RFEC
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Opinión ciclista
Ya no hay equipos de bandera
Publicado
5 días atrásen
8 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Hoy los equipos de bandera son multinacionales del triunfo
Hace años, cuando me introduje en el mundo del turismo, me llamó mucho la atención una terminología «Compañía de bandera», refiriéndose a aquella línea aérea que portaba los colores del país por medio mundo como quizá, algunos, siguen pensando que sucede con algunos equipos ciclistas.
Pero nada más lejos de la realidad.
Cuando Van Vleuten ganó el Tour Femmes con Movistar recibí varios mensajes lamentando que la neerlandesa ganara sin casi españolas en el equipo y sin una labor de base entre las nuestras.
El gran éxito del Movistar femenino reside en haber hecho todo lo contrario que en el masculino: sin sentimentalismos patrios, fueron a por la mejor, abrieron el calendario y salen a competirlo todo.
¿El resultado? ahí está https://t.co/cZTST2LjvB pic.twitter.com/tsUiyb0UpO— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) August 1, 2022
No entienden que esto ya ha cambiado, que cuando digo que el Movistar femenino está hecho sin sentimientos patrios es precisamente por que el equipo quiere ganar y punto, sea con una neerlandesa, cubana o noruega.
No tiene nada de odio a España ni chorradas de esas.
Una realidad que vemos en el top del ciclismo mundial.
Jumbo Visma, como equipo ahora mismo en boca de todos, es un ejemplo claro cuando confía el liderato del Tour a un danés, Jonas Vingegaard, quien además firmó historia gruesa ganándolo.
El equipo es de los Países Bajos, pero cuesta encontrar gente nacida allí en el equipo.
Creo, por percepción, más que por otra cosa, que la firma de supermercados no tiene la implicación que en su día sí llegó a tener Rabobank, con la abundante cantera neerlandesa, por lo que su compromiso de hacer caso al talento patrio no es tal, si viene un esloveno como Primoz Roglic o un belga como Wout Van Aert que suman para la causa.
¿Qué decir de los dos equipos sostenidos por dinero árabe?
En el UAE, el equipo de bandera emiratí cuida de la suerte y salud de un esloveno llamado Tadej Pogacar en medio de italianos, portugueses y otras nacionalidades.
Bahrain, con Landa, Caruso, Mohoric, Teuns y Pello, pasa más o menos lo mismo, y es comprensible por la escasa tradición ciclista de esos lugares.
Si volvemos a la vieja Europa, tenemos el Team Ineos.
Recuerdo cuando Dave Brailsford dijo un día que le gustaría que el primer francés en ganar el Tour, tras Hinault, debía hacerlo en su equipo.
No ha sucedido, pero sí que lograron el primer Tour para Colombia con Egan Bernal y estuvieron cerca de hacer lo mismo con el Giro de Richard Carapaz.
Ineos, a excepción de Geraint, es un equipo cuyos mejores resultados han traído ciclistas no británicos, como la Roubaix de Van Baarle y la Itzulia de Dani Martínez.
Un caso evidente de multinacional del éxito es el Quick Step del viejo Lefevere, quien ha demostrado ser mucho más hábil que Eusebio Unzué en la lectura de los cambios de ciclo.
Ahí van los éxitos de un inglés como Cavendish, un neerlandés como Jakobsen y un francés como Alaphilippe.
Está claro que para el discurso interno del equipo, van bien jugadas como las de Yves Lampaert en el prólogo del Tour o Remco Evenepoel en Lieja y San Sebastián, pero no se les caen los anillos en trabajar para bazas internacionales.
El caso más obvio fue el de Kasper Asgreen en Flandes, trayéndome a recuerdo lo que un día dijo Angel Edo para justificar el fichaje de Cortina por Movistar: «Mejor un equipo de casa, en el que siempre apostarán más por él que en el equipo de Lefevere«.
Pues bien, no señor, la realidad se demuestra que eso no es matemático, que el ciclismo ahora mismo juega a otra cosa y que lo de equipos de bandera es pasado.
Opinión ciclista
La caída de la Vuelta a Burgos viene por un error garrafal
Publicado
1 semana atrásen
3 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Si la caída de la Vuelta a Burgos sucede en Polonia prendemos fuego a la carrera
Hace dos años, por estas fechas, andábamos felicitándonos por la vuelta del ciclismo tras la pandemia en Burgos, con una organización ejemplar y pionera, por ser la primera competición disputada en los nuevos tiempos de Covid.
Hace dos años, también por estos días, mirábamos espantados el desenlace entre Groenewegen y Jakobsen en la famosa recta cuesta abajo de Katowice de la Vuelta a Polonia, tan criticada antes, durante y después de la aquella horrible llegada.
Aquellos días se tachó a Groenewegen de criminal y temerario y a la organización de imprudente, cuanto menos,
Polonia es una carrera llena de color, disputada en hermosos parajes, fruto de largos, fríos y húmedos inviernos que aquel día quedó marcada por el terror de aquellas imágenes.
Pues bien, el mal diseño de aquella llegada entre los dos neerlandeses me recordó en parte a la de Villadiego en la Vuelta a Burgos.
Cuando el corredor del equipo Jumbo pierde el control de su bicicleta, pudo parecer mil cosas, cuando vimos las repeticiones, no hubo duda de la causa, ese badén a menos de un kilómetro de meta, en ligera bajada, que sumado a la velocidad que iban, propició el desastre.
La explosión de ciclistas fue de las que no se olvidan.
Saltaron por todos los lados, también por los laterales, llevándose las vallas por delante,
No ha pasado nada grave para lo que podía haber sido, pero se ha jugado con fuego.
Es increíble que en el ciclismo de las mil regulaciones pasen esas cosas.
¿De verdad que nadie vio esta llegada de la Vuelta a Burgos? ¿Nadie advirtió del peligro?
Cuesta creer que pasen estas cosas, incluso creo que la labor de señalización que se hace resulta insuficiente.
Me viene a la mente una conversación que tuvimos con Pascual Momparler, seleccionador nacional. y Fernando Ferrari, director de Ciclo21, a raíz de la caída y retirada de Mikel Landa en el Giro 2021, en la que se hablaba cómo conciliarlo todo: seguridad, elementos urbanos, velocidad, centros de pueblos…
Sé perfectamente que es imposible, a veces, conciliarlo todo, pero en una escalada de valores, la seguridad debería estar por encima de todo, incluso de lo económico, pues sin seguridad las carreras no tendrían lugar.
Alguien debió ver que ese badén ahí poco o nada pintaba.
Ahora mismo, la Vuelta a Burgos está señalada por mil cuentas en las redes sociales, desde aficionados, a equipos, ciclismo y técnicos y lo lamento, pues, puedo imaginar lo que cuesta sacar esto adelante.
Pero se ha cometido un error, una imprudencia flagrante que si llega a suceder en Polonia les estamos dando hasta pasados dos años.
Espero que los afectados salgan adelante, ante todo son personas, y como tales sufren, padecen y se equivocan, como los Jumbo que llegan delante y celebran el triunfo en medio de la confusión.
Imagen: FB Vuelta a Burgos
Opinión ciclista
Es el fin del ciclismo de banderas como lo habíamos conocido
Publicado
2 semanas atrásen
28 de julio, 2022Por
Iban Vega

Un Tour como éste sirve para dejar de ver el ciclismo de banderas al que estamos acostumbrados
Sobre el ciclismo de banderas y bufanda que va de capa caída quiero rescataros un wasap textual que un veterano periodista me escribió el pasado sábado, recién concluida la crono que ganó Wout Van Aert…
«De nuevo, otra gran etapa en el Tour de Francia.
Fantástico el duelo Vingengaar Pogacar.
Pero respecto al ciclismo español, desde 1981, o sea hace 41 años, no había un Tour tan desastroso, sin ninguna etapa, sin nadie en el Top Teen, sin montaña, equipos ni nada.
Ya el malogrado Alberto Fernández acabó décimo, y en el 83 , Ángel Arroyo acabó tercero y se inició la época dorada de Reynolds .
Antes, antes de los nefastos finales de los 70 y principios de los 80, con el legendario Kas, también se ganaban etapas, montaña, equipos, los Gabica, Momeñe, Galera en el Top Teen sin olvidar a los Lopez Carril, Errandonea ganando un prólogo, como no Julio Jiménez, Tarangu Fuente, Pérez Francés, con los Tours de Bahamontes 59 y Luis Ocaña 73»
Su mensaje me llegó en un momento de euforia personal por la satisfacción que me ha dejado esta edición.
Una satisfacción explicada por los mil instantes de ciclismo de gran intensidad durante tres semanas.
Luego, leí el mensaje y respondí que poco o nada me interesaba la suerte del ciclismo español -de lo que se nos venía encima ya opiné antes de la carrera- con el carrerón que habíamos vivido.
Me respondieron algo así como que «con estos resultados y la falta de estrellas, la afición se iba a resentir. Mira cómo ha crecido la afición al ciclismo en Eslovenia«.
El argumento, lo siento, era bueno antes, pero ya no.
Creo que el aficionado medio al ciclismo, el de verdad, ha cambiado mucho respecto al de hace 10 ó 20 años.
El aficionado de ahora suele ser, por lo general, ciclista en activo que ve ciclismo, entiende y viaja por él, que sabe del esfuerzo de los corredores en carne propia y se identifica con ellos.
Por eso nos nos vemos en Michael Matthews en Mende, con Jonas Vingegaard en el Granon y Wout Van Aert, durante tres semanas.
El aficionado de hoy valora el esfuerzo y el espectáculo sin importar de dónde es quien lo firma.
Pero si las audiencias han subido un montón en todos los sitios, porque el ciclismo necesitaba una catarsis de gente comprometida con el espectáculo y el publico.
Estábamos hartos de ciclismo control, de ritmos inasumibles que disuadían de ataques.
En un ciclismo de banderas este Tour habría caído en picado en interés en todo aquel país que no fuera Dinamarca, Eslovenia, UK y Colombia.
Pero no, el aficionado vive las locuras de Van Aert como si fuera del pueblo de al lado, y se identifica con la voluntad perenne de Nairo, Bardet y Meintjes porque ama este deporte, lo quiere como si fuera suyo, pues en el fondo lo es.
Así que, como efecto colateral, celebramos que este Tour haya cumplido con todas y cada una de las líneas que expresamos en este artículo.
Sobre el ciclismo español y su suerte, ya nos preocuparemos cuando toque.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Opinión ciclista
Huérfanos de ciclistas piratas, diablos, caníbales y tejones
Publicado
2 semanas atrásen
28 de julio, 2022Por
Escrihuela

Alegato de aquellos ciclistas nos dejaron recuerdo eterno
Ciclismo de Youtube, a eso parece que sin remedio nos va abocar el ciclismo del siglo XXI.
Ataques a pocos kilómetros de meta, a veces a apenas un centenar de metros, subidas a bloque con tímidos arranques de peseta, de fuegos artificiales.
Una lástima porque hoy en día te puedes ver los últimos kilómetros de la etapa en el famoso canal de vídeos porque en definitiva, y con mucha lástima, son los únicos que valen la pena.
Que puertos como el Tourmalet se suban a bloque, un col que ya ni marca diferencias, que en recorridos como el día de Plateau de Beille, con Portet d’Aspet, La Core y Lers, ninguno de los favoritos sea capaz de romper la carrera y ponerla patas arriba y que en definitiva se necesitan puertos extremos, de Youtube como yo les llamo, para que los ciclistas afronten terribles desniveles «al filo de lo imposible», ascensiones con muros salvajes por encima del 20%, para poder ofrecer espectáculo.
La situación me parece algo preocupante.
Necesitamos de corredores valientes que no se preocupen por hacer segundo o tercero, ni siquiera por entrar en el Top Ten, que se líen la manta a la cabeza, que nos ofrezcan largas escapadas, largas cabalgadas, que tiren el pinganillo y se lancen a la aventura, que arriesguen.
Esto es un deporte de héroes y de épica, no de conformistas que nunca dejarán huella.
Por eso amamos lo que nos propuso Van Aert, por muy contra natura que fuera.
Chiapucci nunca ganó el Tour, ni siquiera el Giro, pero todo el mundo le recuerda sobre todo por su cabalgada en Sestrière ’92 dejando exhausto a un gran Indurain, porqué él era así, un inconformista, un luchador nato, un diablo en la carretera.
Estamos huérfanos de piratas, diablos, caníbales y tejones.
Por Jordi Escrihuela
Imagen tomada de thegranfondoitalia.com


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Jesús Eguizábal
27 de julio, 2021 En 17:05
Hola, me encantan tus análisis. Creo que el problema español es un poco más profundo, creo que faltan equipos de desarrollo y también la falta de calendario para los ciclistas juveniles, por ejemplo éste año nulo. También creo que falta algún equipo más W. T. pero es lo que hay y para eso hay que invertir, las marcas comerciales quieren visibilidad.
Iban Vega
27 de julio, 2021 En 17:08
muchhas gracias, no es sencillo encontrar patrocinadores, pero según está montado el WT no sé hasta que punto tendrían cabida dos o más WT en España. no hay pocas solicitudes. Pero no todo esta en tener aqui más equipos, también en la formación de chavales de una forma diferente que les dé cabida en grandes estructuras mundiales
Studio5
28 de julio, 2021 En 16:51
A la att. De Iban Vega.
Existen factores ya conocidos, que han producido nuestro ocaso como superpotencia ciclista, de lo que podríamos escribir unos cuantos párrafos.
Refiriendonos a la debacle de la prueba de linea, no es de recibo que un seleccionador nacional, sabiendo que sus corredores son inferiores en una confrontación directa con otras potencias, plantee o espere una carrera a la espera del último puerto. Desde la salida de Minguez, la selección no ha mostrado tácticamente ningun destello, en los campeonatos del mundo, ni en esta última prueba de JJOO.
Como corolario creo que el seleccionador debería plantearse si esta capacitado realmente para llevar una selección nacional profesional de ruta, algo ligeramente más complicado que una selección de ciclocross, de un pais con excasa tradición en esas lindes.
Servicios de traducción
29 de julio, 2021 En 14:48
Muy buen análisis y muy bien expuesto.
¡Gran contenido! ¡Sigan con el buen trabajo!
Iban Vega
29 de julio, 2021 En 17:21
gracias