Ciclismo
Barcelona no merece el grand Départ del Tour
El inicio de la Vuelta deja tocada Barcelona en la aspiración de acoger el Tour
Estos días, al calor de la salida de la Vuelta desde Barcelona, he leído varios comentarios sobre un Grand Départ del Tour en la ciudad catalana.
Comentarios que hablaban de 2025 como fecha probable, cosa que no acabo de ver sólo por la cantidad de salidas que se encadenarían desde fuera de Francia, pues a la de Copenhague del año pasado, cabe añadirle Bilbao, este año, y Florencia, el próximo.
En todo caso, que el Tour de Francia salga de Barcelona es un anhelo que viene de lejos, en especial de 2009, cuando la carrera hizo alto en la ciudad, tras vivir íntegramente una etapa por Catalunya con salida en Girona.
Por cierto, que ya veis en lo que se ha convertido Girona desde entonces, en una capital de la bicicleta y el negocio alrededor de ella.
A mí no me gustaría que el Tour saliera de Barcelona, me encantaría.
Si una cosa aprecié el sábado fueron las imágenes de ciclismo por la Sagrada Familia, Passeig de Gràcia y Arc del Triomf, pues la Volta ciñe su paso en la ciudad a Montjuïc y la salida por la carretera de Sants.
El Tour seguramente cruzaría la ciudad como hizo en su última visita.
Pero yo no creo que Barcelona se merezca la salida del Tour.
Es obvio que estos días de Vuelta a España no ayudan, no ha sido la mejor imagen de la ciudad, ni tampoco la mejor vara medir de su capacidad de organizar grandes eventos.
Dicho esto, en Barcelona falta algo muy obvio, falta ambiente ciclista, que no tradición ni cultura, pues aquí finaliza cada año una de las carreras más antiguas del mundo, la Volta, se disputaron un par de mundiales de ciclismo y se han vivido grandes tardes de Tour y Vuelta.
El presente es otra cosa, alejada a los buenos tiempos.
Barcelona es una ciudad que vive de espaldas a este deporte, que no a la bicicleta, elemento de transporte que cada vez vemos más por la calle.
Lo vimos en la presentación, con afluencia insuficiente y en un entorno que no transmitía nada.
A ello le sumamos, la dimensión de la urbe, tan grande, tan dispersa, que cualquier cosa, por grande que sea, pasa de puntillas por la vida de la gente.
Poca gente sabría, por ejemplo, situar en el mapa dónde están los tinglados de la Copa América de Vela, siendo ésta una grandísima competición internacional.
Que llegara el Tour seguro que se notaría más que la Vuelta lo vimos en 2009, pero por el caché del evento y lo que significa, pero no por ese cariño al ciclismo que otros sitios del grand départ sí demuestran.
No veo la ciudad paralizada como Bruselas, Niza -en tiempos de Covid-, Brest, Copenhague y Bilbao, últimas sedes de la salida del Tour.
Entiendo que si la ciudad cumple en lo logístico y económico con los requisitos de ASO puede optar al arranque, pero entiendo que los mentores del Tour buscan otras cosas, como un público entendido y amante.
Barcelona, lo siento, no está en esa sintonía y la Vuelta lo ha corroborado, más allá de los evidentes fallos en la organización y me apena decirlo, pero hablamos de una ciudad con tanto evento, con tanto calendario, que el Tour podría caer en el anonimato, primero, y en el cabreo de ciudadanos hastiados de carreras populares, conciertos y cosas varias que en cualquier otro sitio seguro que serían mejor recibidas.
Ciclismo
Milán-San Remo: Van der Poel nos ganó la carrera del siglo
La segunda Milán-San Remo de Van der Poel llega en una carrera histórica
Se sabía de antemano que esta Milán-San Remo iba a romper los moldes, el guion escrito, las previsiones, como esa que recordábamos esta mañana de Gino Bartali. Una carrera para marcar un antes y un después, con Mathieu Van der Poel en lo más alto.
Ha sido emocionante, más que nunca.
San Remo siempre nos ofrece los 15 minutos del año, pero esta vez la emoción se alargó sobre el terreno.
La Cipressa, la subida que todos marcaban como clave para Pogacar fue precisamente eso: la rampa de lanzamiento, casi nueve minutos para una acción que antes se consideraba suicida, pero no para estos corredores.
Porque si en algún momento hemos visto un abismo entre unos pocos y el resto, ha sido hoy.
Una Milán-San Remo entre Pogacar, Van der Poel y Ganna, y luego, el resto.
Un hueco que se hizo insalvable ya en la Cipressa, con tres nombres marcados: el podio claro, y los perseguidores que nunca estuvieron a la vista.
Pogacar lo ha hecho todo bien: ha armado la estrategia adecuada, ha utilizado a Wellens y Narváez en la Cipressa, ha intentado desgastar a Van der Poel hasta la saciedad y ha atacado 1000 veces, pero la Milán-San Remo sigue resistiéndosele.
Creo que no soy el único que quiere verle ganar esta carrera algún año, pero claro, cuanto más tarde, más alimenta nuestra expectativa.
Así que, si aún no lo ha logrado, lo más probable es que tenga que redoblar la apuesta para el próximo año.
San Remo no es una obsesión para Pogacar, nos dijo Matxin, y le creo, con todo lo que ha ganado. Pero que aún le quede pendiente es una bendición para los aficionados y todas las cábalas en las que nos perdemos.
Hoy hemos visto algo importante, clave, diría yo.
Cuando Tadej Pogacar tiene rivales a la altura, como Mathieu Van der Poel, surgen carreras como ésta.
Por eso, aquí, en este mal anillado cuaderno, aplaudimos a personajes como Jonas Vingegaard o el mismo neerlandés, porque nos dan eso: días para el recuerdo.
La segunda Milán-San Remo que gana Van der Poel es histórica, por la pasión que nos ha brindado, por seguir subiendo en la lista de monumentos, pero sobre todo, por haber sublimado una carrera que es un carrerón, muy especial, sin duda la más increíble cuando todo se desata, como fue el caso.
Ciclismo
Roglic o Ayuso ¿Seguirá la Volta a Catalunya siendo eslovena?
El primer favorito de la Volta es Roglic, pero Juan Ayuso llega de dulce
La Volta Ciclista a Catalunya 2025, a empezar el lunes en Sant Feliu de Guíxols, celebrará su 104ª edición con una participación en la que destaca un ganador de la carrera como Primoz Roglic.
El esloveno va al frente de un pelotón de 168 ciclistas compartiendo cartel con Juan Ayuso, Adam Yates, Egan Bernal, Richard Carapaz, Mikel Landa, Enric Mas, y Nairo Quintana.
Ahí van un par de ganadores de esta carrera entre los 24 equipos para siete etapas, tres de ellas con final en La Molina, Montserrat y Queralt.
Hablamos de jornadas clave, con las novedades de la vuelta a la cima de Montserrat, treinta años después de ganar Laurent Jalabert, y la maravilla del Berguedà, una etapa sin duda diferencial.
Ciclismo
Milán-San Remo 1950, la última de una época
Bartali ganó la Milán-San Remo de 1950 que marcó un antes y un después en la historia de la ciudad de la Liguria
El 18 de marzo de 1950, Gino Bartali ganó por última vez la famosa Milán-San Remo, sin saber que esa victoria marcaría el final de una era.
San Remo, conocida por ser la ciudad de los ciclistas, había sido durante años el epicentro del ciclismo en Italia, con la Milán-San Remo como su gran evento anual.
Sin embargo, a pesar de contar con muchas otras festividades como la de la gastronomía o el pescado frito, ninguna alcanzaba la popularidad o permanencia de la famosa carrera ciclista.
En esos años, la Milán-San Remo era la segunda carrera más importante en Italia, solo superada por el Giro de Italia, y atraía miles de turistas, especialmente de la clase alta del norte de Italia, quienes disfrutaban del buen clima y la pesca fresca en la ciudad.
San Remo se había hecho un nombre como centro turístico, pero además de la carrera, la ciudad buscaba nuevas maneras de atraer visitantes durante todo el año.
Así nació la idea de organizar un festival de música, el cual debutó el 29 de enero de 1951.
Aunque en un principio se pensó que el festival sería un fracaso, lo cierto es que fue el inicio de una nueva era para la ciudad.
El ciclismo ya no era el único atractivo de San Remo .
Desde entonces, la ciudad se convirtió también en la capital de la canción italiana, y muchos ciclistas, como el francés Louison Bobet en 1951, llegaron a San Remo también como parte de esa nueva identidad musical.
El Festival de San Remo, con su creciente popularidad, terminó por consolidarse, convirtiéndose en un evento que perdura hasta hoy.
Ciclismo
Mattias Skjelmose, es el casco estúpido
La importancia del casco fue clave para Mattias Skjelmose
El otro día dábamos cuenta de la horrible caída de Mattias Skjelmose en la París-Niza y de lo incierto de este deporte.
Ahora leemos que el del Lidl-Trek ha vuelto a entrenar en rodillo solo tres días después de sufrir una caída grave en París-Niza.
Afortunadamente, logró evitar lesiones graves, y su plan de campamento de altitud y su calendario de carreras para la primavera no se vieron afectados.
Skjelmose se cayó duramente sobre su lado derecho durante la séptima etapa, recortada por el tiempo, de la París-Niza, después de chocar con un bordillo bajo en medio de la carretera.
Terminó tirado en el asfalto mojado, con mucho dolor, y tuvo que abandonar cuando ya parecía estar cerca de un podio, tras haber comenzado el penúltimo día en la tercera posición de la clasificación general.
Aunque parecía que se había lesionado la cadera, la rodilla o el codo, las actualizaciones de Lidl-Trek y las declaraciones de Skjelmose después de su visita al hospital descartaron lesiones graves.
Al final, solo necesitó algunos puntos de sutura en el brazo y una revisión de su espalda.
Después de que especialistas en Andorra revisaran su espalda, Skjelmose fue autorizado a reanudar el entrenamiento.
A pesar de los impactos visibles en su cadera, rodilla y codo, destacó la importancia de su casco en evitar una lesión más grave, ya que su cabeza también golpeó el suelo durante la caída.
‘Gracias a que hoy se pone más énfasis en la seguridad, el casco realmente me salvó de un trauma cerebral serio‘, comentó.
Dedicado a aquellos que publican vídeos quitándole valor al casco.
Ahora, Skjelmose se centra en recuperar su mejor forma para el verano, con la mirada puesta en liderar el Lidl-Trek en el Tour de Francia y en las clásicas de las Ardenas.
Planea regresar a las carreras en el País Vasco el 7 de abril y nosotros que lo celebramos.
Imagen: A.S.O.
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El Mundial de ciclismo no es un chollo
Un espectador
28 de agosto, 2023 En 9:13
Un fallo muy Grande la falta de iluminación, però seguir un deporte bajo la lluvia no está en el ánimo de mucha gente.
La promoción que se hace de Barcelona conllevará la gentrificación de ciudadanos, y seguirán creando una ciudad para turistas, una ciudad-parquetemático.
Si hay previsión de lluvia no hagais una rampa de salida en subida con suelo sintético, poned un suelo adherente, aunque sea papel de lija, por TV no se aprecia.
Y por último, la organitzación pidió a los espectadores vídeos de la llegada…. Hay dinero para directivos, pero no lo hay para tecnología en este siglo XXI ?
Andres
28 de agosto, 2023 En 19:18
Que no fuera la lluvia
Geyperman
1 de septiembre, 2023 En 10:53
Hace tiempo que paseando por las calles del Eixample me di cuenta de que al ponerse el sol se quedan a oscuras. Barcelona ha estado demasiado tiempo en manos de unos impresentables con un proyecto de ciudad bastante discutible, en el que gran parte del presupuesto municipal se ha gastado en peatonalizar y ajardinar las calles en lugar de destinarlo a lo que realmente importa a los ciudadanos. Y basta que se ponga a llover por primera vez en varios meses para que queden retratadas todas las carencias que tiene esta ciudad. Así que por ahora más vale que no se planteen algo como un Grand Depart del Tour porque no les harán ni caso.