Ciclistas
El aire que necesita Alexander Kristoff
Había estos meses un ciclista que necesitaba oxígeno, un corredor que era la bomba en las llegadas no hace tanto, que tiene grandes triunfos, hasta un San Remo y un Flandes,… un corredor que se llama Alexander Kristoff, un tipo que sprinta feo pero efectivo, desgarbado, de aire portuario, noruego, duro, rudo, que tuerce el gesto, hasta el casco cuando lo da todo.
Para Kristoff las cosas no ruedan bien este año. No hace tanto era asiduo a la victoria, recuerdo su semana santa de hace un par de años, ganaba por defecto. Tiempos buenos en Katusha, tiempos de Purito aún, y la explosión de Ilnur Zakarin. Tiempos, buenos tiempos, que bebían de la época de Konyshev y Tchimil.
De ellos nació el gran Katusha que fue un equipo temido y respetado durante varias temporadas. De ese Katusha que tuvo un buen puñado de españoles, del cual se descuelga ahora Angel Vicioso, que se retira.
Hoy Katusha es un proyecto a dos mares, ruso en esencia, alemán en gestión. Alpecin se sumó al carro y las cosas poco o nada tienen que ver a hace tres y cuatro años. Si hasta se dice que Marcel Kittel pondrá su pelazo a favor del champú que revitaliza el cabello.
Y claro Kristoff está en medio, con el casillero muy vacío e insinuaciones varias desde el staff del equipo. Insinuaciones que hacían referencia a su peso, pero que tengo claro que se fundamentan en el bagaje. Kristoff concluyó el Tour a cero, algo que ocurre en una amplia mayoría del pelotón, pero en su caso alarmantemente fuera del concurso de las victorias, un poco como Bouhanni. Ninguno de los dos estuvo realmente cerca, si no era Kittel, Démare, también Sagan mientas estuvo, incluso Matthews y Boasson Hagen.
De todo eso parte la importancia que tiene el triunfo de Kristoff en Londres, una clásica de recién creación que es fruto del empuje del emergente mercado británico. Ojo que la juventud de la cita no la despoja de su categoría de World Tour y de un escenario –Sant James Park, Admiral, The Mall y Trafalgar- que rivaliza con la grandeza parisina.
Kristoff ganó a Cort, que seguramente estará en la Vuelta, y a Matthews, aumentando su hilo de honor en una temporada aciagada, que él acertará a explicar qué pasó, aunque mucho me temo que sus complicidades no sean las mejores, ni tanto en el equipo, como en su círculo próximo.
Con todo mirad los últimos kilómetros de la Ride London, mirad el rodar de Stuyven y Trentin, lo que curra el grupo ara cogerles y el sprint en sentido contrario al que Vinokourov ganó un oro olímpico a Uran. Es la cuña del nuevo ciclismo, de los emergentes y UK, tras tener campeones y equipo, quiere ahora también calendario al máximo nivel.
Imagen tomada de FB Team Katusha Alpecin
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Ciclistas
Tour: Van der Poel quiere volar «demasiado» alto
Mathieu van der Poel, en el punto de mira por su acuerdo con una empresa de jets privados
Van der Poel vuelve a brillar en el Tour, cumple con lo que esperábamos -dos de dos en Alpecin-.
Yendo unos días antes, pensé en Icaro cuando leí esta noticia, en el momento de saber que Mathieu van der Poel es embajador de una compañía de jets privados.
Es tan inusual esto entre ciclistas que cualquier reacción que haya leído el neerlandés estos días era más que previsible.
Lo que me alucina es que se sorprenda, más cuando ya había oído murmullo cuando llegaba a los circuitos de ciclocross en un deportivo italiano de alta gama o llevaba esos relojes que patrocinan también el UAE.
Seguimos con el cliché del ciclista, como el deportista menos rico de la elite, y quizá sea cierto.
El tema es que al ciclista le ha venido la polémica a ver tras anunciar en Instagram que será embajador de Flying Group, una empresa de vuelos en jet privado.
El anuncio fue breve: “Encantado de compartir que soy embajador de Flying Group, orgulloso de representar a una empresa que está revolucionando la aviación privada”.
La respuesta del público no se hizo esperar: más de 1.100 comentarios, en su mayoría críticos, señalaban la contradicción entre el uso de jets privados y la necesidad urgente de reducir las emisiones contaminantes.
Algunos comentarios iban al grano: “Coge el tren, tío, y da ejemplo” o “¿El cambio climático te parece una broma?”.
Ante la avalancha de críticas, Van der Poel respondió defendiendo su elección: “Entiendo las preocupaciones medioambientales y respeto todas las opiniones, pero también tengo que cuidar mi tiempo, mi salud y mi tranquilidad. Viajar relajado, con menos estrés y menos exposición, me ayuda a rendir mejor y a mantenerme sano”.
Insistió en que el acuerdo no es por lujo sino por rendimiento deportivo: “Este acuerdo no va de lujo, sino de recuperación y de apoyo para rendir al 100%”.
El argumento, aunque pillado, no deja indiferente más cuando afirma que intenta tomar decisiones responsables con el medio ambiente siempre que puede, aunque reconoce que a veces prioriza sus objetivos profesionales.
A pesar de sus explicaciones, los datos no le ayudan mucho: un vuelo privado medio emite 3,6 toneladas de CO2, más de la mitad de lo que contamina en un año entero un ciudadano medio en Países Bajos.
Y un solo trayecto corto, como de Amberes a Alicante, puede emitir 6,29 toneladas de CO2, lo que supone más de 45 veces lo que emite un vuelo comercial por persona.
Mientras tanto, Flying Group se presenta como una empresa comprometida con la sostenibilidad, aunque no publica cifras concretas de emisiones.
Ciclistas
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Ciclistas
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Ciclistas
Tour: La diferencia entre Pogacar y Vingegaard es grande, pero no definitiva
Pensar ahora mismo que el Tour está sentenciado para Pogacar ante Vingegaard es precipitado
Ya podéis contar que de aquí a que empiece el Tour, dos semanas y un día, vamos a darle mil vueltas a la diferencia real entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar.
Tras lo visto en el Dauphiné, leemos que Jan Bakelants, retirado en 2022, entró sobre el enfrentamiento entre Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard de cara al Tour.
A través de una columna en el medio Het Laatste Nieuws, Bakelants no dudó en criticar la actitud de Vingegaard, al que consideró superado por Pogacar.
Según el belga, la forma en que Vingegaard se enfrentó a la superioridad de Pogacar en las etapas montañosas de la carrera parecía más una señal de rendición que de competencia.
«La forma amistosa en que Vingegaard aceptó la supremacía de Pogacar se pareció más a izar la bandera blanca que a demostrar que todavía puede hacer que el Tour sea emocionante«, afirmó Bakelants, dejando claro su descontento con el rendimiento del danés.
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