Tadej Pogacar
Cosas para ver 2023: Pogacar de vuelta en la Vuelta a España
El regreso de Pogacar a la Vuelta lleva unos años demorándose
Recordemos la última vez que Tadej Pogacar pisó la Vuelta.
Era entonces un insultante joven que, en su primera grande, había logrado tres etapas y la tercera plaza en la general, superado tan sólo por Primoz Roglic y el entonces campeón del mundo, Alejandro Valverde.
Ponía guinda a un año prodigioso, aquel joven fenómeno esloveno, aún con veinte años, entre ciclistas que estaban, nunca mejor dicho, de vuelta.
Un año que había empezado con esa victoria en el Algarve que ya nos impresionó por la gestión de veterano que hizo en la jornada final, cuando los ataques le llovían por doquier.
En aquella Vuelta a España, Pogacar había firmado todo tipo de triunfos.
Ganador en el famoso sterrato previo als Cortalls d´ Encamp, el día del cabreo de Marc Soler y el diluvio de Andorra, prosiguió la hoja de servicios marcando músculo frente a Roglic en Los Machucos.
Nada, por eso, comparado, al tremendo rendimiento que alcanzaría en la sierra de Gredos, en la jornada que sirvió para auparle a la tercera plaza de la general en una etapa de héroes tras tres semanas de vértigo.
Pogacar salía de aquella Vuelta a España como la mejor estrella joven del momento, amenazando incluso al recién ganador del Tour, Egan Bernal, con la mirada ya puesta, como no podía ser de otra manera, en Francia.
Desde entonces este depredador ha juntado monumentos y dos Tours de Francia, entre otras muchas cosas, construyendo un palmarés que va camino de ser uno de los mejores de siempre.
Para cuando la Vuelta 2023 parta de Barcelona, en el agosto próximo, habrán pasado cuatro años desde que Pogacar estuviera en la carrera y saliera con esa tercera plaza bajo el brazo.
Desde entonces no ha vuelto.
Hacerlo muy bien en el Tour ha sido su mejor aval para prescindir de la carrera que le descubrió y a la que, en un par de ocasiones, dijo que iba a venir, sin que pudiera cumplir su palabra.
Ahora imaginaros el recorrido ratonero de la carrera con un tipo que nunca rehúye el ataque ni el ciclismo ofensivo como Pogacar, imaginaros qué podría ser con todos en liza y danzando al son de un calor que, al ser en el norte, quizá no es tan acuciante.
Pogacar nos debe una Vuelta, en definitiva, nos debe doblar sendas grandes el mismo año, el reto con el que no se ha atrevido aún y que tarde o temprano tendrá que acometer.
Porque si hay uno que le gustan los retos y dejar sello, es este esloveno que ha venido a comérselo todo.
Tadej Pogacar
Pogacar, si fuera fácil no lo haría
La forma de correr de Pogacar ha revolucionado el ciclismo actual
Cuando a Pogacar le preguntan en la previa de la Strade dónde pensaba atacar, mencionó el tramo de Sant Marie.
Más desenfocado en el recorrido, más lejos de meta, este sterrato fue el mismo en el que abrió gas hace dos años, entonces estaba a 50 de meta, esta vez, a 80.
Hizo spoliler de su propio ataque, una transparencia que dice mucho del corredor cuya leyenda estamos viendo construirse en directo.
Dice que va a atacar ahí, pone al equipo a full, a Del Toro, a Wellens, y lo hace
Una apuesta hacia el vacío, donde nadie se atreve a pisar, una forma de hacer de antaño que nos pone ante la disyuntiva: ¿Qué es mejor¿? ¿Una exhibición atemporal o un duelo igualado a varias caras?
Yo prefiero lo segundo, pero claro, en la belleza de su cabalgada reside el espectáculo como algo que seguro va a pervivir con el paso de los años.
Lo que yo me pregunto es qué mueve a Pogacar en estas estrategias sobre el papel tan insensatas.
Ataca a una eternidad de meta, con el diluvio sobre sus cabezas, tramos de tierra, más riesgo sobre el papel.
Pero nada de eso le frena, nada le asusta, toma el mando y le da continuidad al juego entrando en una balanza de gloria y dolor, a partes iguales
La dificultad de la gesta es directamente proporcional a las ganas que le pone y el riego que está dispuesto a asumir.
Un listón cada vez más alto que no sé dónde estará dispuesto a fijar.
La estrategia más inusitada será la que escoja Pogacar, como cuando hizo de los muros de Flandes un puerto del Tour, machacando desde abajo de cada uno o se aventuró aquella tarde en Gredos, cuando firmó su podio en la Vuelta.
La dificultad que asume Pogacar no sale en el Procyclingstats, pero sí queda entre la gente, su corazón, como cuando sonríe subiendo por Siena, entre la gente que le aclama y busca chocarle la mano.
Pogacar lo es todo, y no, no soy un fan boy, es una realidad que vemos y disfrutamos en cada carrera.
Larga vida a este corredor, a su actitud, al carisma que desprende, y ello va en su favor, y nunca en demérito de nadie, ni siquiera de Vingegaard, el tipo del que se acuerdan muchos cuando el esloveno explota.
Son diferentes, pero sensacionales, los dos atletas más brutos de este deporte.
A disfrutarlos.
Imagen: FB Strade Bianche
Tadej Pogacar
Strade Bianche: Pogacar contra la historia
No hubo otro rival para Tadej Pogacar en la Strade Bianche que la leyenda
No hay otra cosa que la Historia, sí la Historia con mayúsculas, cuando hablamos de Tadej Pogacar y más tras lo visto en la Strade Bianche.
Me hace gracia cuando Matxin quita importancia a este hecho cuando le preguntamos por él, pero es lo que percibo, lo que percibimos.
Esto de hoy excede cualquier lógica. Estrategia de aplastamiento. Enfermería o puerta grande.
Pogacar no quiere ganar, pretende dejar huella eterna #StradeBianche— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) March 2, 2024
Tadej Pogacar corre para ser uno de los grandes siempre, estadísticamente y en sentimiento, corre para ser enorme, eterno, lo suyo no son los rivales del presente, ni los del año pasado, ni los del siguiente, son Merckx, Hinault, Anquetil, Coppi, De Vlaeminck, Kelly, Indurain… son estos, y lo vimos en esta Strade Bianche.
En caso que así no sea ¿por qué atacar y sentenciar la carrera a 80 kilómetros de meta?
No es ganar, es el cómo, el camino hacia la gloria, el medio que se equipara al fin, logrando llevar este deporte que nos enloquece a otro nivel.
La Strade Bianche de 2024 pasa a los anales como la carrera en la que Pogacar subió la apuesta, se lo puso más difícil que nunca y lo hizo… hasta el final.
Decía Contador a noventa de meta que qué ganas por atacar se le veían a Pogacar, que la iba a armar de un momento a otro.
Fue entrar en el tramo de tierra más importante, y se acabó la carrera.
Un ataque de radio 80 es algo que nunca habíamos visto en una gran clásica, es la construcción de una leyenda al nivel de esas de las que hemos leído pero que, yo al menos, nunca había presenciado.
Y no llevo pocos años viendo ciclismo.
La sensación de brazos bajados y desazón que detectamos en los perseguidores es el síntoma del resto del planeta ciclista.
Es complicado encontrar otro protagonista que no sea Pogacar, el ciclismo ha encontrado una nueva leyenda, ahora a ver de qué es capaz en la monumental temporada que se ha planteado.
Imagen: FB Strade Bianche
Tadej Pogacar
Strade Bianche, empieza el grand slam de Tadej Podacar
No se contempla otra opción que Pogacar disputando la Strade Bianche
El año en el que Tadej Pogacar se ha citado con la historia gorda empieza ya en la Strade Bianche.
Su camino de aquí al Giro, lo conocemos bien.
Una ruta descargada de cantidad pero llena de calidad, con la Strade Bianche, Pogacar se citará en su asignatura pendiente, la Milán-San Remo en un par de semanas, para luego pisar por primera vez la Volta e intentar recuperar la corona de la Lieja-Bastogne-Lieja.
Ya sabéis que éste es el año del intento de conquistar el doblete Giro y Tour por parte del eslovaco, una tentativa que no le quita de su cuota de primavera, una época en la que Pogacar también se ha hecho grande, si bien, cualquier estación le va bien.
No le vemos correr desde el otoño de Lombardía, con el resultado de victoria, y en verano, ya lo sabéis, el esloveno brilla sobremanera en el Tour.
Es el ciclista que todo lo corre y todo con idéntica intensidad, como si un dorsal activase de forma automática su hambre de ganar y competir.
El Pogacar de Strade Bianche va a ser ya un ciclista competitivo, que sabe además lo que es ganar esta carrera.
Si miramos un par de años atrás, aquella carrera no tuvo historia, en apariencia, con nuestro hombre atacando a cincuenta de meta, pero ojo que llegar entero a Siena no le resultó tan sencillo, con la presión de Alejandro Valverde, entre otros, por detrás.
Interés por lo que vaya a hacer Pogacar, pero también por lo que harán sus compañeros, pues el UAE ha logrado una de las máximas de Matxin, ser competitivo en todas las carreras y tener varias opciones en cada una de ellas.
El fenómeno Isaac Del Toro va a estar también ahí y con ellos, Tim Wellens, el mejor compañero de fuga, Marc Hirschi, un ciclista indescifrable, y Jan Christen, la sensación de 19 años del Laigueglia, tanto subiendo, como desde luego bajando.
Otra vez, el polvo y la belleza del campo toscano va a ser una gran batalla.
Tadej Pogacar
¿Ganar las tres grandes? Pogacar no lo descarta
Lo que Pogacar barrunta sobre las tres grandes pone la gente de su lado
En ciclismo hay un premio que nos ha tocado que se llama Tadej Pogacar, el ciclista que vino a coger la norma, la tradición y hacerla a su medida, marcando su agenda que podría, digo podría, incluir el asalto a las tres grandes el mismo año.
Vamos que le quita importancia a hablar del reto.
Si gana dos, conectaría con Pantani, si se va a la tercera sería inédito.
Él ahora mismo ya trabaja con la idea de dos grandes, y ha metido cambios en el calendario y entrenos.
Nada de adoquines, menos días de competición antes del Giro y reconocimiento de recorridos.
No hay favorito tan claro en todo el año como el esloveno para Italia, de forma somera, sin entrar en detalle, sólo algo extradeportivo, accidente o percance puede quitarle el rosa final.
De hecho soy de la opinión que el Giro que se le puede plantear a Pogacar puede serle tan sencillo que no necesite quemar toda la artillería.
Luego en el Tour, le viene el hueso de Vingegaard, en un duelo que si todo va bien, jugarán de igual a igual-
Si Pogacar gana el Tour quizá piense en las tres grandes, pero no es sencillo.
Con dos grandes en las piernas, pensar en la tercera me parece un muro brutal.
Una cosa hace bien el de UAE, sólo con insinuarlo, con tratarlo con esa especie de desdén que él despliega, ya se pone al público de su favor.
El niño que explotó en Andorra, en Gredos, durante aquella Vuelta de hace cinco años es magia y como el flautista y la gente le sigue,
Y sólo por lo bien que cae, seguro que muchos querrían que firmara algo inédito en la historia.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
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