Tadej Pogacar
Top2022 Pogacar es el ciclista que estábamos esperando
Cualquier cosa que valoremos de Pogacar nos parece un ciclista total
Seguro que encontraremos mil motivos para decir que Remco Evenepoel es el mejor ciclista del año, que incluso si tenemos dudas con el belga debería cubrirle Jonas Vingegaard, pero sinceramente, si Wout Van Aert es el ciclista de Play Station, Tadej Pogacar nos parece el martillo que siempre quisimos ver en acción en ciclismo.
Desde que tengo uso de razón en ciclismo, no hace poco precisamente, pude presenciar cómo la especialización fue tomando los programas de los grandes nombres.
Hubo un corredor que, a mi juicio, cambió las tornas, Greg Lemond y su casi completo desprecio por todo lo que no fuera el Tour -y el Mundial- tras sufrir el accidente de caza.
Desde entonces ver a un ganador o aspirante al Tour fuera de su zona natural era cosa complicada, lo fue hasta no hace tanto, cuando ciclistas como Contador, Froome o Nibali se propusieron otras cosas, al margen de brillar en Francia.
Sin embargo, he decir que Pogacar les ha mejorado, proyectando la imagen de ciclista cuya sola presencia en una línea de salida justifica ver la carrera.
En el marco que va de febrero a octubre, desde UAE Tour a Giro de Lombardía, Pogacar ha firmado otro temporandón.
Cierto es que no reeditó el Tour, que se quedó a puertas del tercero, cosa que le habría igualado, qué cosas, al mentado Lemond, pero olvidaros de otra lectura: todo lo que pasó durante esas tres semanas de julio le tuvo a él en el epicentro de la película.
Pogacar fue el ciclista a batir y por tanto el germen de todo espectáculo que vimos en el Tour.
Hizo falta un Jumbo sublime con artillería como Vingegaard, Van Aert, Roglic y cia para derribarle en una etapa de gigantes, esa que acabó en el Granon y que seguro esta generación guardará como el mejor ciclismo que se ha visto en años.
Pero no sólo es, ver a Pogacar correr a la contra implica no estar tranquilo un segundo… que se lo digan al danés de amarillo en París.
El tema, por eso, es que Pogacar ya traía paliza cuando se presentó en Copenhague en una nueva reválida del Tour.
Su campaña transcurrió por la victoria de UAE a Tirreno, pasando por Strade.
Fueron días en los que parecía imbatible, sencillamente sacado de una peli de dibujos animados.
Lo que vino luego vino a completar lo que queremos explicar en este artículo, Pogacar, fuera de la zona de confort porque quiso disputarle la San Remo a Mohoric y el Tour de Flandes a Van der Poel.
Sencillamente hilarante, pero cierto, el esloveno se vistió de ciclista a tiempo completo, dándole a todos los palos, encajando derrota tras derrota, en terrenos en los que estaba debutando.
Su obsesión por cruzar los límites de lo razonable, disputándole a Van Aert y ganándole en Montréal, le hacen querido y generan una empatía muy complicada de lograr cuando eres tan bueno y ganas tantas veces.
Posiblemente Pogacar haya tomado nota de lo acontecido este año y cómo gestionar el camino de vuelta hacia el Tour.
Creo que si corre más comedido, que si mide mejor qué hacer y cómo hacerlo, le veo otra vez en gran favorito, aunque mientras eso llega, ahí queda la terna de grandes instantes que ya nos llevamos de él en este 2022.
Imagen: A.S.O Pauline Ballet
Tadej Pogacar
Tour: Si Pogacar está bien, no hay otra estrategia
Con Tadej Pogacar cada Tour, cada carrera es más que previsible
Decía JJ Rojas en La 1 que qué necesidad tenía Tadej Pogacar de atacar con el Tour atado y los rivales casi presentando la carta de rendición.
Algo parecido a lo que dijo Tom Dumoulin hace un par de días.
Como decíamos ayer, eso dice la teoría, guardar cuando se debe y arriesgar en los momentos marcados.
Pero Pogacar no entiende de esas formas de hacer, lo suyo es crear y marcar su propio camino, resultar fiel a su forma de hacer, ser casi previsible.
Si Pogacar está bien, da igual que tenga el Tour en la “buchaca”, es indiferente, él va a a ir a amasar etapas, renta y lo que le plazca.
¿Cuántas veces hemos visto atacar al maillot amarillo a nueve de meta?
Hacerlo un día puede ser entendible, en especial si tu renta con el rival no te da garantías, pero él sigue y sigue a lo suyo.
Pero no sólo eso, es la forma cómo lo hace, con armonía, pedaleo sencillo y una abrumadora sensación de poder tu superioridad.
Sin embargo, quedarse con la la efeméride del día sería incompleto,
Pogacar no corre para el presente, corre también pensando en lo que ha de venir y, de paso, con la idea de dejar las cosas donde a él le gustan.
Los Jumbo le habían tomado la medida como nunca hubiéramos imaginado en las dos ultimas ediciones, un par de derrotas que causaron dolor y dejaron mella.
Pogacar ha logrado batir a Vingegaard con claridad, diremos que el danés no ha tenido el mejor camino para el Tour, pero si nos ceñimos al resultado, éste no ofrece duda.
Y luego el mensaje que traslada cada vez que se cruza con un Visma, no quiere sólo ganar, quiere marcar diferencia, abrir brecha.
La forma en la que adelanta a Matteo Jorgenson al final de Isoda 2000, con cambio de ritmo incluido, ante un ciclista que estaba en las últimas nos ofrece esa interpretación.
Tadej Pogacar va a unir el Tour al Giro y entre ambas se ha llevado 10 etapas.
Estamos ante un ciclista que es legendario, tiene sólo 25 años, acumula éxitos y méritos a un ritmo que causa tanto vértigo como hartazgo de algunos, pero es imposible no apreciar esta forma de competir que sí, no deja mucho para los demás, pero que consigue alcanzar otras de excelencia para este deporte que no hemos visto.
Imagen: ASO
Tadej Pogacar
Volta: ¿Es aburrido Tadej Pogacar?
La forma en la que Pogacar sentencia las carreras como la Volta no deja alternativa
Miradlo, ahí en la meta de BCN, haciendo el cuatro sobre las etapas que Pogacar que se llevó de la Volta a Catalunya.
Podría haber sido una quinta si la inaugural la cosa hubiera caído de su lado, pero se vio algo desasistido por el equipo.
En todo caso que una carrera de siete días, en medio del World Tour, se sentencie el segundo día es algo a lo que no podemos resignarnos.
Ahora mismo Tadej Pogacar bebe de otro lado en vueltas por etapas y es más, dudo que el Vingegaard del mes de marzo pudiera hacerle sombra, otra cosa, ya lo sé, es el Tour.
Pogacar ha hecho y desecho una sencillez en esta Volta que sólo mentar sus dos compañeros de podio, Landa y Bernal, ya frustración que demostraban en sus declaraciones, es suficiente para hacer una buena foto de la realidad.
¿Es aburrido verle ganar así?
En parte sí, sentencia de una manera, come la moral de los rivales a tal escala, que no es la mejor fórmula de éxito y espectáculo para una carrera.
Esto es un hecho indiscutible, luego está lo que nos hace sentir él.
Cuando vemos competir al esloveno tenemos la certeza de que asistimos a algo único, mágico, eterno…
Son esas cosas que sabes que tardarás en volver a ver, eso es un hecho, como cuando ves a auténticos genios en lo suyo y eso que hacen de apasiona como es el caso del ciclismo entre los que leen este mal anillado cuaderno.
Tadej Pogacar revienta, literal y efectivamente, por donde pisa, es un fenómeno que traspasa al ciclismo y eso es bueno para este deporte.
Su forma de ganar, la empatía que muestra, la alegría por el trabajo bien hecho y el amor por la bicicleta, todo es una gozada, y compensa las primeras sensaciones de desánimo entre los rivales.
No he visto muchos así, más bien contados con los dedos de una mano, por eso larga vida al rey, porque además de lo que nos ofrece de inmaterial, nos va a dejar un de los mejores palmarés de la historia del ciclismo.
Imagen: UAE Team Emirates
Tadej Pogacar
Volta: Correr como corre Pogacar
La Volta parece muy decantada para Pogacar en el segundo de siete días
Era complicado otro pronóstico para la Volta que no fuera la victoria de Tadej Pogacar, pero es que diré más, viendo el recorrido, era probable que Vallter 2000 deparara el escenario que al final nos ofreció, con el esloveno abriendo una brecha tan notoria que es muy difícil pensar en otro resultado que no sea el de éste en lo más alto del podio de Barcelona.
Qué pasa amigos???#VoltaCatalunya103 pic.twitter.com/S2V856EIGA
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) March 19, 2024
La historia es así, la estamos viendo en directo y por mucho que nos la esperemos, Tadej Pogacar no deja de hacernos disfrutar, sea en Strade, Milán-San Remo o Volta.
Condiciona las carreras con sólo su inscripción, todo el mundo quiere verle, en la Volta debe haber overbooking de fotógrafos en meta y luego en competición tiene un tiro de cámara para él.
Lo de Vallter 2000 ha sido lluvia sobre mojado.
Un repaso ejecutado en la subida final pero llevado al extremo durante toda la jornada, haciendo cosas que consideraríamos impropias del máximo favorito.
Pero es que Pogacar es eso, sorpresa en cada paso, una escena que se hace familiar, la de su gesto alegre y media sonrisa, cuando no entera, que se perpetúa en nuestra mente.
Y no, no es sólo que la prodigue cuando gana, es que cuando pierde, también reluce, cuando se cae y monta en la ambulancia, también es jovial, cuando llega roto a meta, con los ojos ausentes por el esfuerzo, también alegra el gesto.
Es así, es disfrute sobre la bicicleta, el mejor embajador que tiene ahora mismo este deporte, tan necesario como universal, pues creo que a pocos le interesa de dónde sea o venga.
Es Tadej Pogacar, y daríamos lo que fuera por disfrutar de la bicicleta como él demuestra hacer, sacando punta a cada situación, conjugando estadística y sentimiento en uno, de los cuatro días que ha competido, ha ganado dos, segundo en otro y tercero en San Remo.
Y todavía quedan cinco etapas de la Volta.
Imagen: FB Volta
Tadej Pogacar
Pogacar, si fuera fácil no lo haría
La forma de correr de Pogacar ha revolucionado el ciclismo actual
Cuando a Pogacar le preguntan en la previa de la Strade dónde pensaba atacar, mencionó el tramo de Sant Marie.
Más desenfocado en el recorrido, más lejos de meta, este sterrato fue el mismo en el que abrió gas hace dos años, entonces estaba a 50 de meta, esta vez, a 80.
Hizo spoliler de su propio ataque, una transparencia que dice mucho del corredor cuya leyenda estamos viendo construirse en directo.
Dice que va a atacar ahí, pone al equipo a full, a Del Toro, a Wellens, y lo hace
Una apuesta hacia el vacío, donde nadie se atreve a pisar, una forma de hacer de antaño que nos pone ante la disyuntiva: ¿Qué es mejor¿? ¿Una exhibición atemporal o un duelo igualado a varias caras?
Yo prefiero lo segundo, pero claro, en la belleza de su cabalgada reside el espectáculo como algo que seguro va a pervivir con el paso de los años.
Lo que yo me pregunto es qué mueve a Pogacar en estas estrategias sobre el papel tan insensatas.
Ataca a una eternidad de meta, con el diluvio sobre sus cabezas, tramos de tierra, más riesgo sobre el papel.
Pero nada de eso le frena, nada le asusta, toma el mando y le da continuidad al juego entrando en una balanza de gloria y dolor, a partes iguales
La dificultad de la gesta es directamente proporcional a las ganas que le pone y el riego que está dispuesto a asumir.
Un listón cada vez más alto que no sé dónde estará dispuesto a fijar.
La estrategia más inusitada será la que escoja Pogacar, como cuando hizo de los muros de Flandes un puerto del Tour, machacando desde abajo de cada uno o se aventuró aquella tarde en Gredos, cuando firmó su podio en la Vuelta.
La dificultad que asume Pogacar no sale en el Procyclingstats, pero sí queda entre la gente, su corazón, como cuando sonríe subiendo por Siena, entre la gente que le aclama y busca chocarle la mano.
Pogacar lo es todo, y no, no soy un fan boy, es una realidad que vemos y disfrutamos en cada carrera.
Larga vida a este corredor, a su actitud, al carisma que desprende, y ello va en su favor, y nunca en demérito de nadie, ni siquiera de Vingegaard, el tipo del que se acuerdan muchos cuando el esloveno explota.
Son diferentes, pero sensacionales, los dos atletas más brutos de este deporte.
A disfrutarlos.
Imagen: FB Strade Bianche
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