Opinión ciclista
¿Debería Nibali denunciar al Tour?
Publicado
4 años atrásen
Por
Iban Vega

Para Vincenzo Nibali, Vuelta y Mundial son objetivos muy complicados ahora mismo
Una de las imágenes del Tour fue sin duda la caída de Vincenzo Nibali en Alpe d´ Huez.
Aquel día el ciclismo tocó fondo en el fenómeno fan y el descontrol en las cunetas.
Ua situación caótica que le costó el abandono a Vincenzo Nibali por una rotura de vértebra que casi le deja sin Vuelta y Mundial, esa carrera porque la que bebe los vientos como los bebió por el oro olímpico por el que pujó tan fuerte.
Nibali habla de locura
Vincenzo Nibali ha hablado en la Gazzetta de lo sucedido en el Tour, semanas después y esto es lo más significativo:
«En ciertos momentos el ciclismo se ha convertido en un circo»
«Hay muchos fans, pero al final no es algo buen. Hay gente que bebe en exceso y sólo quiere aparecer en la televisión»
«No es de recibo que estén en medio de la carretera, en ocasiones con banderas»
«Corremos a ciegas, sin ver donde vamos y rezando para que a carretera se nos abra delante nuestro»
«El equipo y yo hemos pagado una factura muy cara por este incidente, el 70% de nuestra visibilidad se concreta en el Tour»
«¿Cuál es el valor de todo este daño?»
Vincenzo Nibail comenta más cosas, pero esto es lo más elocuente.
Dejar tu trabajo, sacrificios y todo en manos de cuatro descerebrados que quieren su segundo te gloria en la televisión.
Nibali se fue al suelo en un tramo oculto por el humo de una bengala.
Cuando llegó a meta, se dieron cuenta que la cosa era grave.
Le dolía al volver a la bicicleta.
Ahora vuelve a entrenar, con Vuelta y Mundial en mente.
En la primera es complicado que esté bien, en la segunda cita, esperemos verle delante.
Dice que el otro día salió tres horas y volvió muerto a casa, que su condición es similar a la de enero.
Nibali: ¿y ahora qué?
La pregunta del millón, ¿ahora qué?
¿Alguien dirá algo al Tour? ¿Se exigirán responsabilidades?
¿Habrá lo que tiene que haber para hacerlo?
Una y mil veces hemos visto como la plebe admite y agacha la cabeza ante su majestad ASO- Tour de Francia, pero la impunidad que se le supone a la mejor carrera es un espejismo, un cristal roto de cuyos trozos cabría argumentar porqué esta situación es inadmisible.
El coste personal y profesional para el ciclista y equipo es obvio, pero para el espectador de a pie que gusta del ciclismo y los buenos ciclistas es una estafa.
Y eso pasa, porque tiene que pasar, porque es el Tour y todo el mundo va, pero nadie le pone solución.
Mientras ver ciertas carreras, algunas subidas, es sencillamente un via crucis, a sabiendas de que ahí arriba, en la siguiente curva puede aparecer un burro que golpeé a Froome o tire a Nibali.
¿Es que nadie es consciente de la fragilidad que envuelve a estos héroes?
Imagen tomada del FB del Bahrain
INFO
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Opinión ciclista
Ya no hay equipos de bandera
Publicado
5 días atrásen
8 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Hoy los equipos de bandera son multinacionales del triunfo
Hace años, cuando me introduje en el mundo del turismo, me llamó mucho la atención una terminología «Compañía de bandera», refiriéndose a aquella línea aérea que portaba los colores del país por medio mundo como quizá, algunos, siguen pensando que sucede con algunos equipos ciclistas.
Pero nada más lejos de la realidad.
Cuando Van Vleuten ganó el Tour Femmes con Movistar recibí varios mensajes lamentando que la neerlandesa ganara sin casi españolas en el equipo y sin una labor de base entre las nuestras.
El gran éxito del Movistar femenino reside en haber hecho todo lo contrario que en el masculino: sin sentimentalismos patrios, fueron a por la mejor, abrieron el calendario y salen a competirlo todo.
¿El resultado? ahí está https://t.co/cZTST2LjvB pic.twitter.com/tsUiyb0UpO— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) August 1, 2022
No entienden que esto ya ha cambiado, que cuando digo que el Movistar femenino está hecho sin sentimientos patrios es precisamente por que el equipo quiere ganar y punto, sea con una neerlandesa, cubana o noruega.
No tiene nada de odio a España ni chorradas de esas.
Una realidad que vemos en el top del ciclismo mundial.
Jumbo Visma, como equipo ahora mismo en boca de todos, es un ejemplo claro cuando confía el liderato del Tour a un danés, Jonas Vingegaard, quien además firmó historia gruesa ganándolo.
El equipo es de los Países Bajos, pero cuesta encontrar gente nacida allí en el equipo.
Creo, por percepción, más que por otra cosa, que la firma de supermercados no tiene la implicación que en su día sí llegó a tener Rabobank, con la abundante cantera neerlandesa, por lo que su compromiso de hacer caso al talento patrio no es tal, si viene un esloveno como Primoz Roglic o un belga como Wout Van Aert que suman para la causa.
¿Qué decir de los dos equipos sostenidos por dinero árabe?
En el UAE, el equipo de bandera emiratí cuida de la suerte y salud de un esloveno llamado Tadej Pogacar en medio de italianos, portugueses y otras nacionalidades.
Bahrain, con Landa, Caruso, Mohoric, Teuns y Pello, pasa más o menos lo mismo, y es comprensible por la escasa tradición ciclista de esos lugares.
Si volvemos a la vieja Europa, tenemos el Team Ineos.
Recuerdo cuando Dave Brailsford dijo un día que le gustaría que el primer francés en ganar el Tour, tras Hinault, debía hacerlo en su equipo.
No ha sucedido, pero sí que lograron el primer Tour para Colombia con Egan Bernal y estuvieron cerca de hacer lo mismo con el Giro de Richard Carapaz.
Ineos, a excepción de Geraint, es un equipo cuyos mejores resultados han traído ciclistas no británicos, como la Roubaix de Van Baarle y la Itzulia de Dani Martínez.
Un caso evidente de multinacional del éxito es el Quick Step del viejo Lefevere, quien ha demostrado ser mucho más hábil que Eusebio Unzué en la lectura de los cambios de ciclo.
Ahí van los éxitos de un inglés como Cavendish, un neerlandés como Jakobsen y un francés como Alaphilippe.
Está claro que para el discurso interno del equipo, van bien jugadas como las de Yves Lampaert en el prólogo del Tour o Remco Evenepoel en Lieja y San Sebastián, pero no se les caen los anillos en trabajar para bazas internacionales.
El caso más obvio fue el de Kasper Asgreen en Flandes, trayéndome a recuerdo lo que un día dijo Angel Edo para justificar el fichaje de Cortina por Movistar: «Mejor un equipo de casa, en el que siempre apostarán más por él que en el equipo de Lefevere«.
Pues bien, no señor, la realidad se demuestra que eso no es matemático, que el ciclismo ahora mismo juega a otra cosa y que lo de equipos de bandera es pasado.
Opinión ciclista
La caída de la Vuelta a Burgos viene por un error garrafal
Publicado
1 semana atrásen
3 de agosto, 2022Por
Iban Vega

Si la caída de la Vuelta a Burgos sucede en Polonia prendemos fuego a la carrera
Hace dos años, por estas fechas, andábamos felicitándonos por la vuelta del ciclismo tras la pandemia en Burgos, con una organización ejemplar y pionera, por ser la primera competición disputada en los nuevos tiempos de Covid.
Hace dos años, también por estos días, mirábamos espantados el desenlace entre Groenewegen y Jakobsen en la famosa recta cuesta abajo de Katowice de la Vuelta a Polonia, tan criticada antes, durante y después de la aquella horrible llegada.
Aquellos días se tachó a Groenewegen de criminal y temerario y a la organización de imprudente, cuanto menos,
Polonia es una carrera llena de color, disputada en hermosos parajes, fruto de largos, fríos y húmedos inviernos que aquel día quedó marcada por el terror de aquellas imágenes.
Pues bien, el mal diseño de aquella llegada entre los dos neerlandeses me recordó en parte a la de Villadiego en la Vuelta a Burgos.
Cuando el corredor del equipo Jumbo pierde el control de su bicicleta, pudo parecer mil cosas, cuando vimos las repeticiones, no hubo duda de la causa, ese badén a menos de un kilómetro de meta, en ligera bajada, que sumado a la velocidad que iban, propició el desastre.
La explosión de ciclistas fue de las que no se olvidan.
Saltaron por todos los lados, también por los laterales, llevándose las vallas por delante,
No ha pasado nada grave para lo que podía haber sido, pero se ha jugado con fuego.
Es increíble que en el ciclismo de las mil regulaciones pasen esas cosas.
¿De verdad que nadie vio esta llegada de la Vuelta a Burgos? ¿Nadie advirtió del peligro?
Cuesta creer que pasen estas cosas, incluso creo que la labor de señalización que se hace resulta insuficiente.
Me viene a la mente una conversación que tuvimos con Pascual Momparler, seleccionador nacional. y Fernando Ferrari, director de Ciclo21, a raíz de la caída y retirada de Mikel Landa en el Giro 2021, en la que se hablaba cómo conciliarlo todo: seguridad, elementos urbanos, velocidad, centros de pueblos…
Sé perfectamente que es imposible, a veces, conciliarlo todo, pero en una escalada de valores, la seguridad debería estar por encima de todo, incluso de lo económico, pues sin seguridad las carreras no tendrían lugar.
Alguien debió ver que ese badén ahí poco o nada pintaba.
Ahora mismo, la Vuelta a Burgos está señalada por mil cuentas en las redes sociales, desde aficionados, a equipos, ciclismo y técnicos y lo lamento, pues, puedo imaginar lo que cuesta sacar esto adelante.
Pero se ha cometido un error, una imprudencia flagrante que si llega a suceder en Polonia les estamos dando hasta pasados dos años.
Espero que los afectados salgan adelante, ante todo son personas, y como tales sufren, padecen y se equivocan, como los Jumbo que llegan delante y celebran el triunfo en medio de la confusión.
Imagen: FB Vuelta a Burgos
Opinión ciclista
Es el fin del ciclismo de banderas como lo habíamos conocido
Publicado
2 semanas atrásen
28 de julio, 2022Por
Iban Vega

Un Tour como éste sirve para dejar de ver el ciclismo de banderas al que estamos acostumbrados
Sobre el ciclismo de banderas y bufanda que va de capa caída quiero rescataros un wasap textual que un veterano periodista me escribió el pasado sábado, recién concluida la crono que ganó Wout Van Aert…
«De nuevo, otra gran etapa en el Tour de Francia.
Fantástico el duelo Vingengaar Pogacar.
Pero respecto al ciclismo español, desde 1981, o sea hace 41 años, no había un Tour tan desastroso, sin ninguna etapa, sin nadie en el Top Teen, sin montaña, equipos ni nada.
Ya el malogrado Alberto Fernández acabó décimo, y en el 83 , Ángel Arroyo acabó tercero y se inició la época dorada de Reynolds .
Antes, antes de los nefastos finales de los 70 y principios de los 80, con el legendario Kas, también se ganaban etapas, montaña, equipos, los Gabica, Momeñe, Galera en el Top Teen sin olvidar a los Lopez Carril, Errandonea ganando un prólogo, como no Julio Jiménez, Tarangu Fuente, Pérez Francés, con los Tours de Bahamontes 59 y Luis Ocaña 73»
Su mensaje me llegó en un momento de euforia personal por la satisfacción que me ha dejado esta edición.
Una satisfacción explicada por los mil instantes de ciclismo de gran intensidad durante tres semanas.
Luego, leí el mensaje y respondí que poco o nada me interesaba la suerte del ciclismo español -de lo que se nos venía encima ya opiné antes de la carrera- con el carrerón que habíamos vivido.
Me respondieron algo así como que «con estos resultados y la falta de estrellas, la afición se iba a resentir. Mira cómo ha crecido la afición al ciclismo en Eslovenia«.
El argumento, lo siento, era bueno antes, pero ya no.
Creo que el aficionado medio al ciclismo, el de verdad, ha cambiado mucho respecto al de hace 10 ó 20 años.
El aficionado de ahora suele ser, por lo general, ciclista en activo que ve ciclismo, entiende y viaja por él, que sabe del esfuerzo de los corredores en carne propia y se identifica con ellos.
Por eso nos nos vemos en Michael Matthews en Mende, con Jonas Vingegaard en el Granon y Wout Van Aert, durante tres semanas.
El aficionado de hoy valora el esfuerzo y el espectáculo sin importar de dónde es quien lo firma.
Pero si las audiencias han subido un montón en todos los sitios, porque el ciclismo necesitaba una catarsis de gente comprometida con el espectáculo y el publico.
Estábamos hartos de ciclismo control, de ritmos inasumibles que disuadían de ataques.
En un ciclismo de banderas este Tour habría caído en picado en interés en todo aquel país que no fuera Dinamarca, Eslovenia, UK y Colombia.
Pero no, el aficionado vive las locuras de Van Aert como si fuera del pueblo de al lado, y se identifica con la voluntad perenne de Nairo, Bardet y Meintjes porque ama este deporte, lo quiere como si fuera suyo, pues en el fondo lo es.
Así que, como efecto colateral, celebramos que este Tour haya cumplido con todas y cada una de las líneas que expresamos en este artículo.
Sobre el ciclismo español y su suerte, ya nos preocuparemos cuando toque.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Opinión ciclista
Huérfanos de ciclistas piratas, diablos, caníbales y tejones
Publicado
2 semanas atrásen
28 de julio, 2022Por
Escrihuela

Alegato de aquellos ciclistas nos dejaron recuerdo eterno
Ciclismo de Youtube, a eso parece que sin remedio nos va abocar el ciclismo del siglo XXI.
Ataques a pocos kilómetros de meta, a veces a apenas un centenar de metros, subidas a bloque con tímidos arranques de peseta, de fuegos artificiales.
Una lástima porque hoy en día te puedes ver los últimos kilómetros de la etapa en el famoso canal de vídeos porque en definitiva, y con mucha lástima, son los únicos que valen la pena.
Que puertos como el Tourmalet se suban a bloque, un col que ya ni marca diferencias, que en recorridos como el día de Plateau de Beille, con Portet d’Aspet, La Core y Lers, ninguno de los favoritos sea capaz de romper la carrera y ponerla patas arriba y que en definitiva se necesitan puertos extremos, de Youtube como yo les llamo, para que los ciclistas afronten terribles desniveles «al filo de lo imposible», ascensiones con muros salvajes por encima del 20%, para poder ofrecer espectáculo.
La situación me parece algo preocupante.
Necesitamos de corredores valientes que no se preocupen por hacer segundo o tercero, ni siquiera por entrar en el Top Ten, que se líen la manta a la cabeza, que nos ofrezcan largas escapadas, largas cabalgadas, que tiren el pinganillo y se lancen a la aventura, que arriesguen.
Esto es un deporte de héroes y de épica, no de conformistas que nunca dejarán huella.
Por eso amamos lo que nos propuso Van Aert, por muy contra natura que fuera.
Chiapucci nunca ganó el Tour, ni siquiera el Giro, pero todo el mundo le recuerda sobre todo por su cabalgada en Sestrière ’92 dejando exhausto a un gran Indurain, porqué él era así, un inconformista, un luchador nato, un diablo en la carretera.
Estamos huérfanos de piratas, diablos, caníbales y tejones.
Por Jordi Escrihuela
Imagen tomada de thegranfondoitalia.com


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