Ciclismo
La etapa que Matthews en el Tour 2022 merece un aparte
La etapa que se lleva Matthews del Tour 2022 es un ejemplo de vida
Revisando fotos para hablar de lo que creo que nos espera en la semana final del Tour 2022, me encuentro con la fotografía de Michael Matthews recién cruzada la meta de Ménde.
Ya me permitiréis volver sobre ese día, porque en ocasiones vamos tan disparados, nos centramos tanto en lo que creemos interesa, que pasamos por alto historias formidables.
Y la de Michael Matthews lo es y me apetecía volver sobre la etapa del Tour 2022 que ya cuelga en su vitrina.
Michael Matthews es uno de los mejores «puncheurs» de los últimos diez años
Con un palmarés nutrido, aunque lejos, yo creo, del que nos podíamos imaginar para él, me parece un ciclista admirable por muchos aspectos.
Primero por ese gen australiano duro y correoso, de ciclista venido de la otra parte del mundo, con la necesidad de triunfar tan lejos de casa, sí o sí, si no quiere volver con las manos vacías a la gran isla.
Lleva muchos años de oficio y desde siempre ha ido ganando, especialmente siendo más joven, cuando las victorias parecían caerle del cielo, de todo tipo, y algunas muy representativas como aquella etapa de Montecassino de rosa, el día que Purito tuvo que abandonar.
Ahí, el ciclista de sonrisa que encandila tenía unos 23 años.
Le fue bien con el tiempo, ha ganado etapas en las tres grandes pero no ha pisado el primer peldaño ni de un monumento ni de un mundial, siendo subcampeón en el primero de Sagan en Richmond.
Ha pasado altibajos duros, de hecho sus mejores triunfos son de 2019 para atrás, desde entonces salvo Plouay en 2020, en la antesala de su salida del Sunweb -otro que no salió bien- no ha podido ganar lo que seguro le habría gustado.
Matthews es como Sagan y otros muchos que han sido «sacados» a empujones de la primera línea por la gente que ha surgido de la nada.
Sus rivales eran Van Avermaet, Geraint, Stybar, Sagan y compañía, pero de repente se ha visto rodeado de los Van der Poel, Asgreen, Van Aert y otros que le han sacado de rueda en más de un ocasión.
Sin embargo, el australiano nunca ha desistido.
Duro y correoso, «peleón» como diría un buen amigo, ha vuelto a primera línea, con 31 abriles y esos rivales que le han puesto contra las cuerdas.
El Tour de 2022 es un ejemplo clarísimo cómo Matthews es un ciclista resilente.
Siendo segundo dos veces, superado por los dos prodigios Van Aert y Pogacar, no dejó de creer y en Ménde encontró lo que buscaba.
Fue, como dijimos el otro día, valiente y no esperó.
Bettiol casi le deja, pero no, no pudo ser suficiente.
Cuando veo la foto que ilustra este artículo, la alegría de las manos en el casco, la euforia de la gente detrás, me parece una soberbia imagen de lo que es este deporte y de lo que es la vida en general, luchar, luchar y luchar como hace Michael Matthews.
Imagen: A.S.O./Aurélien Vialatte
Ciclismo
Greg Lemond fue el primer moderno de la historia del ciclismo
Con Greg Lemond el ciclismo entró de lleno en una modernidad que sigue vigente
El Tour de 1989 está muy en boca de todos.
Una edición de esas que no se olvida, treinta años después, cifra redonda.
¿Qué estabas haciendo cuando Lemond remontó a Fignon en la misma línea de meta de París
Aquella tarde de julio, un niño ojiplático soñaba con ver, con tocar aquello, al otro lado de la televisión.
Laurent Fignon arrojaba motivos sobrados para ser el tipo más odiado del pelotón, con los años cambiamos, curiosamente esa percepción.
Todos íbamos con Greg Lemond, ese americano, hijo del milagro de salir vivo de un accidente de caza, que había estado más allá que acá, y que consiguió ganar el Tour, tres semanas, más de veinte etapas, tres mil no sé cuántos kilómetros, por ocho míseros segundos.
El gran golpe de Greg Lemond ese día, en ese momento, fue mucho más allá
Aquel era un corredor roto por la mitad desde el accidente, un ciclista que pocas semanas antes, leí, lloraba en una cama de un hotel del Giro porque no se encontraba a sí mismo.
Era la viva imagen de la impotencia, un corredor que había sido prodigio, campeón del mundo, podio y ganador del Tour, que tenía problemas para llegar con el cierre.
Hoy un Tour como el de 1989 sería impensable, un ciclista que sacó la cabeza a pesar de todo: ese Lemond, abandonado a su suerte por un equipo, el ADR, que pasaba por ser del montón, que no le acompañó en casi ningún momento decisivo, si descontamos la crono por equipos del inicio,
Una aventura de supervivencia que cambió la suerte del ciclismo, lo hizo moderno, más a imagen y semejanza de lo que tenemos hoy.
Los campeones corales, que brillaban en Niza, Roubaix y Lieja antes de atreverse con el Mundial y el mismísimo Tour.
Eso pasó a ser una reliquia del pasado.
Curiosamente, hasta Wiggins y Thomas, Greg Lemond había sido el último ganador del Tour en preparar Roubaix con cierta ambición.
Sin embargo el Tour de 1989 y Greg Lemond cabalgaba a lomos de ese caballo llamado ciclismo moderno.
Su entrada en el ciclismo europeo no fue sencilla.
Lo vio Hinault y lo reclamó para Francia, Lemond aterrizó con una mano delante y otra detrás.
Pero no se amilanó, pasó el invierno de su vida cincelando lo que sería un campeón moderno, extraordinariamente completo, ambicioso, que supo ser compañero cuando correspondía, y buscar su suerte llegado su turno.
Y en el Tour de 1989 instaló la suerte del campeón, sí, pero también una suerte de ganancias marginales que acabaron por darle el éxito, cuando todos apostaban a francés, de gafas de intelectual y coleta emblemática.
Salió con un manillar de triatleta que a los pocos días todos usaban, pero antes sacó provecho de cada pasaje de la carrera, corriendo en el filo, explotando el nerviosismo de Fignon, que veía pasar los días y no lo distanciaba y la ansiedad de Perico por resolver el desastre de Luxemburgo.
Y ganó, bajó el mismo arco de meta de toda aquella edición, demostrando que el ciclismo requería de campeones a tiempo completo para y por el Tour.
Con Greg Lemond nació el ciclista que armó su campaña alrededor del Tour, como nunca antes se había visto.
Lo de Stephen Roche ganando Giro y Tour, más mundial el mismo año, quedaba lejísimos.
El ciclismo moderno, el que que se introdujo con Lemond, obliga a centrar objetivos, a especializarse, a ser eficaz en lo poco pero bueno que se emprenda.
Al año siguiente Greg Lemond sólo lograría una victoria, la general del Tour de Francia, ni etapas, ni vueltas de una semana, ni avalorios.
De su ciclismo bebería Miguel Indurain y llevaría al extremo Lance Armstrong, el otro americano que ganaría el Tour, aunque lo suyo no quedara en los anales.
Si el ciclismo tuvo un punto de inflexión, ese lo firmó Lemond, Greg Lemond, uno de esos corredores cuyo recuerdo nos reconcilia con la sorpresa y la constante innovación, esa palanca de cambio que hoy sigue siendo clave.
Ciclismo
5 cosas que no deberían tener en el recorrido del Giro
El recorrido del Giro de Italia acostumbra a tener los emplazamientos más espectaculares
No parecen buenos tiempos para los organizadores del Giro de Italia, cuya presentación del recorrido de 2025 se va a retrasar no sabemos si por problemas con la salida desde Albania o por la carencia de un patrocinador principal de la maglia rosa.
El Giro, para quienes seguís este mal anillado cuaderno, es la más bella de las tres grandes, en él confluyen varios aspectos, una cultura ciclista tan atractiva y potente como la italiana, una pasión por su carera inigualable y escenarios que cortan el aliento, desde los Dolomitas a las ciudades históricas que cruza la carrera.
Así las cosas, por eso, hemos querido hacer nuestra bucket list de cara a lo que tendrían que tener no todas pero sí muchas ediciones de la corsa rosa…
Una crono por la Venecia histórica
No sería la primera vez que sucedería, que el Giro pisara una de las ciudades más bellas del plantea.
Quería recordar con vosotros la crónica de la edición del Giro de 1978, cuyo recorrido dio el salto al corazón de Venecia:
Para evitar la concurrencia con los campeonatos mundiales de fútbol, que tuvieron lugar en Argentina a partir del 1 de junio, el Giro anticipó la salida de una semana, reduciendo la duración de tres días. De este Giro recordamos especialmente el escenario con la llegada a la Piazza San Marco en Venecia. Una serie de puentes sobre los canales y un puente de barcos en el Canal Grande permitieron la llegada regular de la cronómetro en la plaza histórica. Johan De Muynck se aseguró la victoria final, seguido de Baronchelli y Moser.
¿Lo volveremos a ver?
Sicilia sí o sí
La gran isla del Mediterráneo es un espectáculo en todos los sentidos para la carrera.
Propone recorridos super atractivos en escenarios que van desde grandes urbes barrocas, con ese aspecto tan decadente como atractivo, hasta el mismo Etna, sin menospreciar los paisajes del centro de la isla.
En un momento en el que Sicilia suena para la salida, ahora que la opción albanesa no parece clara, debería ser de obligado paso cada año para la carrera.
El Stelvio, como el Tourmalet en el Tour
Si hay un puerto que marca la diferencia en el recorrido del Giro de Italia, ese es el Passo dello Stelvio y su vertiente desde Pratto.
Su potencia visual se conjuga con la dureza y un poder decisorio brutal sobre la general.
Es casi imposible que en el Stelvio no pasen cosas.
Sterrato en el centro de la bota
Es indiferente la zona, la Toscana tiene la fama, pero la Umbria, las Marcas, incluso el Lazio son vergeles de caminos de tierra que atraviesan lugares que hacen del ciclismo algo excelente.
La etapa que ganó Pelayo Sánchez este año es una oda a este deporte en todas sus acepciones.
Esas llegadas tan italianas
Desde tiempos inmemoriales, desde que sigo ciclismo en los ochenta, las carreras en Italia son otra cosa, en especial con esos perfiles que siempre nos reservan la trampita que quita el sueño a los velocistas.
Eso es marca Italia, más bien Giro de Italia, y el ciclismo lo ha hecho suyo.
El Giro de Italia, sea el recorrido que sea, rara vez decepciona si entra en alguno de los puntos que describimos, a sabiendas que lo de Venecia es un brindis al sol, pero nuestro brindis en definitiva.
Soñar no cuesta dinero.
Imagen: www.insidevenice.it
Ciclismo
El premio Gino Mäder a los ciclistas comprometidos
El Vélo d´Or tendrá una versión con el nombre de Gino Mäder
Leemos que Gino Mäder le pondrá nombre a una de las versiones del Vélo d´Or cuyos premios se fallarán en menos de un mes.
El destino del premio será para el ciclista más comprometido del pelotón, cosa que pocas veces nos preguntamos pero que tiene su importancia,
Pocos deportes están tan expuestos al cambio climático como el ciclismo.
De hecho un apunte que me viene a la cabeza, la última edición de la mítica revista Procyling en papel fue sobre este tema y su influencia sobre los ciclistas.
«Este premio es un homenaje a Gino Mäder, el ciclista suizo cuya carrera fue importante tanto por sus logros deportivos como su dedicación a causas sociales y medioambientales«.
Así reza la nota de los organizadores de un galardón que en su categoría absoluta no tiene otro favorito que Tadej Pogacar.
Recordemos lo que hizo Gino durante la Vuelta 2021:
Cuando un ciclista fija su dorsal en la salida de la Vuelta prometiendo que cada corredor que quede por detrás de él en las 21 etapas será equivalente a un euro para causas medioambientales se gana nuestra atención de inicio. Eso lo hizo Gino Mäder en Burgos… y atentos nos tuvo las tres semanas.
Una atención que se mezcló entre el objetivo anunciado y un rendimiento deportivo sencillamente brutal, conjugando aquí también objetivos, el de sumar para que Jack Haig subiera al podio junto a su ambición personal de ser maillot blanco en Santiago de Compostela.
Consiguió ambas cosas y nosotros que lo celebramos como los 3159 euros que donó a causas contra el cambio climático.
Ciclismo
Qué ciclista es Thibaut Nys
Poco a poco Thibaut Nys se acerca a la leyenda de su padre Sven
Cualquiera que visite el centro Sven Nys, en Baal, Bélgica, se dará cuenta de la importancia de Thibaut en la vida del gran campeón.
Figura legendaria, estadísticamente imbatible en muchos frentes, Sven Nys es hoy uno de los VIP´s más VIP de los circuitos de ciclocross.
Su figura se cotiza en charlas y presentaciones, en sesiones de coaching y entre los actores de la industria ciclista.
Tiene motivos para sonreír Sven Nys porque su hijo Thibaut está contribuyendo con lo suyo a la grandeza del apellido.
No está al nivel de los dos cocos, Van der Poel y Van Aert, pero démosle tiempo y veremos dónde se ubica, mientras tanto su nombre luce más allá de las campas de Copa del Mundo y Superprestigios de ciclocross.
En un balance de la campaña de carretera en 2024, seguramente no meteríamos a Thibaut Nys en términos absolutos, pero si fijáramos la vista entre los outsiders, ojo el ciclista del Trek no estuviera en el top 3.
Concluyó la campaña road con nueve victorias, sumadas a partir de mayo, cuando Romandía, porque a él le trazan temporadas de 4-5 meses por el momento.
Thibaut Nys dio el campanazo ganando una de las llegadas en alto de Romandía sobreviviendo a una fuga y al arreón final del pelotón.
Aquella victoria fue mano de santo y la sumó a otras que llegaron después, y ojo que en el World Tour, sacando de sí uno de los grandes llegadores del momento.
Sumó etapas en Polonia y Suiza, y ganó el Tour de Hungría ante carreteros como Buchmann y Poels.
Ahora se centra en ciclocross, pero ojo atención a la primavera que viene ante la sensación de que este chaval, que debe respirar ciclismo las 24 horas de día, crece muy deprisa.
Poco a poco engrandece su leyenda como no hiciera su padre, con victorias puntuales en ciclocross y siendo uno de los grandes finalizadores del World Tour.
Entretanto, cuando le miréis estas Navidades en las grandes carreras de ciclocross buscadle con el maillot de campeón europeo que logró por delante de Felipe Orts y tras una polémica en la selección belga por llevarle antes que a otros que parecían, eso, parecían más en forma.
Imagen: TW Rémy Marty
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