Ciclismo
Era imposible no admirar a Sylvain Chavanel
En la carrera de Sylvain Chavanel no sólo relucen 18 Tours del tirón
Si hubiera un grano de mostaza en el ciclismo se llamaría Sylvain Chavanel, siempre resistiendo.
El ciclismo francés es hoy esa bola de nieve que cayendo por la ladera ha engordado y alcanzado volumen.
Tienen de todo para todos los frentes, buenos velocistas, un ciclista que me encanta, como Arnaud Démare, que tira muros cada poco, tienen escaladores top, el lagunar Thibaut Pinot, incluso soñaron con su hombre Tour a un paso del hervor definitivo, en la persona de Romain Bardet.
David Gaudu sigue creciendo y Julian Alaphilippe «campeona» por duplicado .
Ahora tienen de todo, y bueno, pero hubo un tiempo que los franceses no rascaban bola, no hace tanto de ello. Fueron años de travesía en el desierto. Entonces rodaba Sylvain Chavanel, el corredor firmó un récord absoluto: 18 Tours de Francia seguidos, de 2001 a 2018 con sólo dos abandonos.
Como decimos, desde 2001, de forma ininterrumpida, coincidiendo cada participación con la unidad del año, y así hasta el 2018.
Cada mes de julio Sylvain Chavanel ha tenido trabajo, ha estado ahí, y no de comparsa, dando el nivel de un corredor que creo que nunca ha salido para dar menos del 110%.
Dice Chavanel que el tema no estaba en ser único en la estadística, se midió con O´Grady, Hincapie y Voigt, que la clave residía en ser competitivo.
Él siempre lo fue.
Hubo un día que en Francia, ávidos de recuperar la corona en su Tour, marcaron en Sylvain Chavanel su hombre para ganar.
No dio la medida, porque para ganar el Tour cuentan cuatro o cinco corredores por edición, pero se rehizo en todos los frentes y acumuló un curioso palmarés, con tres etapas en la Grande Boucle, e incluso el maillot amarillo en esos años, los que van del 2008 al 2011, que iba como un tiro en todo lo que tomaba parte.
Excelente croner hasta el final, llegó a ser décimo en Marsella, en la crono final del Tour 2017, e incluso caminó metido en alguna escapada.
Chavanel tenía la receta de la eterna juventud y siempre está
Lo que realmente nos disgustó fue que no tuviera esa victoria emblema, ese estandarte que todo gran nombre merece, lo pudo tener en aquel Tour de Flandes de 2011, una carrera increíble, todos mirando a Fabian Cancellara, y Sylvain por delante abriendo camino, nadando en el mar de colinas flamencas, siendo el único en aguantar al desatado suizo pero cayendo en el sprint con Nick Nuyens.
Ese día Sylvain Chavanel supo que hay trenes que pasan sólo una vez.
Imagen: La Nouvelle République
Ciclismo
Siete ciclistas que quieren entrar en el «big 6»
Entre estos siete ciclistas veo serios aspirantes a entrar en la mesa de los grandes
Semana rara ésta, esperando el Dauphiné, sabor Tour ya, tras el Giro de Italia, y echando cuentas sobre lo que va a pasar en menos de un mes cuando la Grande Boucle arranque desde Bilbao.
Entre esas cuentas hacía tiempo que quería escribir sobre una lista de siete ciclistas que me parecen susceptibles de meterse en el selecto grupo del Big6, ya sabéis esa grupeta cuyos miembros, cuando compiten, son indiscutibles favoritos a ganar o decantar la carrera.
En ese grupito van los Pogacar, Van der Poel, Roglic, Evenepoel, Van Aert y Vingegaard, quien empieza la cuenta atrás para defender su corona en el Tour.
Conviene matizar, antes de entrar en materia, que esto es ahora, ahora mismo, que esta lista corre el riesgo constante de ser modificada y actualizada.
De hecho que opten a entrar en ese grupo no significa que siempre vayan a estar perfectos
Los siete ciclistas que un día veo en el big 6 ya han probado alguna vez las mieles de la mesa de los mejores, pero sin alcanzar la excelencia tan sostenida de la que ellos son capaces.
Para prueba Roglic, sin dar la sensación de estar en su «best» se ha zampado Tirreno, Volta y Giro
Es decir, cero fallos.
Jasper Philipsen trasladó en la París-Roubaix toda la pinta de ganador real si no estuviera subyugado a Van der Poel.
Es un ciclista que ha crecido un montón, llevando esa trayectoria que tanto nos suena de otros, pasando de sprinter puro a clasicómano top capaz de valerse en monumentos de adoquín con una solvencia que viene de serie.
Mads Pedersen es una maravilla de ciclista que ha justificado con creces aquel Mundial que ganó a contrapelo para muchos.
Es consciente además de su dimensión ante los grandes y la forma de correr Flandes le hace aún más grande.
En el Giro ha completado la colección de etapas en las tres grandes y perfectamente podría apuntar a las mejores carreras como primer outsider y gran beneficiado de la vigilancia entre los favoritos.
Joao Almeida ha dado un paso adelante en el Giro.
Sigue persiguiendo, pero trasladando la sensación que cada vez está más cerca de los mejores.
Ese podio puede ser el punto de inflexión de un ciclista que lleva tres años ahí y sigue siendo joven.
Arnaud De Lie es para muchos el nuevo Peter Sagan.
Le he visto hacer muy buenas cosas en carreras menores y en las grandes se le ve progresar y aprender.
Que no llegue y lo gane todo no significa que no va a poder hacerlo en un par de años, cada uno lleva si ritmo y De Lie mira muy alto.
Filippo Ganna es una debilidad de este mal anillado cuaderno.
Su Milán-San Remo y la primera Roubaix en vanguardia dan la medida de por donde va este corredor, siguiendo un camino muy lógico para su corpulencia y motor, cosa que veremos si escoge su compi de cuarteta, Jonathan Milan.
David Gaudu creo que un día va a dar el campanazo y, por ejemplo, en el Tour, puede dar el giro de tuerca que esperamos de él.
No le veo ganándolo, pero sí firmando un top ten y etapas, no es poco, ojo.
En París-Niza se metió entre Pogacar y Vingegaard, una muesca a la que seguro se agarrará fuerte.
Y acabamos con Tom Pidcock, un ciclista que no olvidemos a veces se encajaba entre Van der Poel y Van Aert en el ciclocross, que ha ganado una Flecha Brabanzona al mismo Wout, firmando éxitos antológicos en Strade y Alpe d´Huez.
No parece tener el motor de los grandes pero cuando anda inspirado, intimida.
Le veo muy bien situado entre estos siete ciclistas que sin duda miran arriba con la misma arrogancia que los integrantes del Big 6 un día miraron sus referentes.
Lo mejor que nos podría pasar es que en esa lista se sumaran nuevos nombres.
Ciclismo de carretera
Por el norte de Gran Canaria, vol I
El ciclismo en el norte de Gran Canaria muda de color en cada paso
El norte de Gran Canaria guarda esencias del océano en el ambiente y en el paisaje como ninguna otra zona de la isla.
Una carretera que serpentea juguetona con el gran azul, con nieblas frecuentes y cambios de tiempo que nos recuerdan que estamos en la mitad más húmeda de la isla. Un sitio alejado del escenario del sur, pero también atractivo y con grandes rutas para disfrutar de la bicicleta, saliendo, en ocasiones de la propia capital, Las Palmas de Gran Canaria.
En ella ponemos el kilómetro cero Las Palmas de Gran Canaria para trazar ruta redonda, de cien kilómetros y 1700 metros de acumulado que abre la ventana a los matices de una zona menos frecuentada por los ciclistas, alternando subidas exigentes y bajadas técnicas, haciendo buena esa afirmación que en Gran Canaria conviven varios climas.
Desde Las Palmas de Gran Canaria vamos dirección Galdar, paralelos a la costa, siguiendo sus entradas y salidas hacia el océano hasta el cruce de Moya donde giramos a la izquierda, por la carretera del Barranco de Moya y seguimos pasando por delante del Cenobio de Valerón, dirección a Guía.
Una vez por Guía, entramos en el cruce del Albercón de La Virgen, y luego hacia Moya por una carretera es muy bonita, con un paisaje de media montaña poco transitado por coches.
Mientras avanzamos, por eso, el tiempo va cambiando, sobre todo en el punto que dejamos la costa y empezamos a subir hasta Montaña Alta, antiguamente llamada Piedra Molino, donde se va notando el fresquito.
El sitio es perfecto para hacer parada y tomar un café.
Luego, hacia Fagajesto, donde ya notamos un cambio en el paisaje, la arboleda toma la ladera, es todo más frondoso por ser zona de pinar, antes de virar por el cruce dirección a Juncalillo/ Artenara para rodar por el Pinar de Galeote, donde nos enfrentamos a unas rampas cortas pero exigentes.
Fontanales y Moya son nuestras referencias, pasando por El Lomo del Palo, sitio de queserías especializadas en queso de flor, de leche de oveja, cuyos ganados veremos por los márgenes de la ruta.
Guardar un rato para Fontanales y una parada para degustar el queso, antes de seguir hacia Moya con una bajada larga y de vértigo que nos lleva directos al Pagador en la costa Norte justo donde cogimos el primer cruce. Desde aquí volvemos a Las Palmas de Gran Canaria por la autovía del norte para redondear una salida de cien kilómetros para sacarle más partido a la zona.
Y es que el norte de Gran Canaria es la caja de sorpresas de la isla.
Ciclismo
El Indurain más apabullante estuvo en el Dauphiné
La exhibición de Indurain en el Dauphiné 96 su última gran obra en la montaña
La historia dice que el Dauphiné es uno de los bancos de pruebas más adecuados para el Tour de Francia, la historia habla de grandes nombres que dieron el primer paso hacia la carrera de julio aquí y entre otros, Miguel Indurain.
En 1994 el navarro topó con un ciclista como Eugeny Berzin, que le privó de su tercer Giro, abriendo la puerta a una nueva hojas de ruta de cara al Tour.
Se valoraron opciones y la vía Midi Libre -Dauphiné gustó a Indurain, quien si en la primera ya lograba algunos de los primeros triunfos de la campaña, en la segunda, ya apuntalaba la forma para el Tour.
Indurain ganó dos veces en el Dauphiné, si bien las diferencias entre una y otra victoria fueron importantes.
En la primera, que acabaría curiosamente con su quinto éxito en el Tour, el patrón fue más clásico, en la segunda año 1996, las cosas fueron diferentes, al punto que podemos decir, los que nos acordamos de aquellos días, que el mejor Miguel Indurain, el más espectacular que tenemos en mente, fue en aquel Dauphiné y en especial la etapa del Izoard.
Aquel día Indurain no quiso faltar a la cita con uno de los altos más vinculados a los grandes nombres de la historia, recordó que aquí Bobet construyó su primer gran acto, que aquí Coppi y Bartali dejaron huella de su inmortal rivalidad/amistad, que aquí Bottecchia tuvo que apearse de la bicicleta para darle la vuelta a la rueda y cambiar el desarrollo, que aquí Fignon se mostró débil frente a Lemond, que aquí Robic acabó con la resistencia de Brambilla.
El Miguel Indurain del Izoard, aquella tarde en Dauphiné, era el compendio de todo lo bueno que había trabajado durante tanto tiempo: el control y lectura de la carrera, un ascenso demoledor, un descenso incontestable y… llegando a meta, el ciclista que había perdonado mil veces en el Tour dio cuenta de sus rivales.
Nada hacía presagiar que Miguel estaba en el umbral de su dominio y puertas de no ganar su sexto Tour.
Lo que pasa en Dauphiné es importante, pero no decisivo.
Aquí los ensayos nunca fueron con gaseosa, pero tampoco concluyentes para el Tour.
Jacob Fuglsang, Richie Porte, Primoz Roglic y Daniel Martínez pueden dar fe de ello, de hecho el colombiano, el año pasado, tocó el suelo ya el primer día, recién llegado de ganar en el Delfinado.
La historia por eso deja testigo de grandes campeones que ganados en ambos sitios: Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Luis Ocaña, Bernard Hinault, el mismo Indurain, Bradley Wiggins, Chris Froome hasta Geraint Thomas, hace cinco años.
Ciclismo
Probar el ciclismo de Flandes en Girona
La jornada de Flandes en Girona resultó un éxito
Niebla baja, mañana fresca, muros, algún adoquín y cervezas al acabar… el pasado 20 de mayo Girona fue un pedacito de Flandes para los casi 50 ciclistas que quisieron conocer un destino único para el amante de este deporte, una tierra prometida apta para todos los públicos, desde el aguerrido ciclista que quiere emular a los “flandriens”, esos que escriben la gran historia del ciclismo desde hace más de 100 años, a la persona que quiere sumergirse en un territorio hecho para ser conocido en bicicleta, en buena compañía y mejor entorno.
Todo esto fue, como contamos, el pasado sábado 20 de mayo en una jornada mañana en un marco tan ciclista como la cafetería Hors Catégorie, en el centro de una Girona inmersa en su tradicional celebración de “temps de flors”. La agencia Joanseguidor juntó casi medio centenar de ciclistas, entre medios y entusiastas de este deporte, para que Cycling in Flanders pudiera contar las bondades del lugar a los asistentes.
Ángeles Alonso-Misol, responsable de comunicación de la Oficina de Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, tuvo toda la atención de los asistentes en un desayuno informal, en el que dio cuenta de los valores que el ciclista encuentra en una tierra volcada con el ciclismo.
Además de grandes retos, como el “Flandrien Challenge”, que da la opción de hacerse eterno en las todas las cotas de flamencas, se habló de otras opciones como la visita de museos e infraestructura ciclista, como cafeterías, monumentos, lugares, calles y todo tipo de entornos que evidencian el gran calado de la cultura ciclista en este lugar.
Tras coger fuerzas e imbuidos por la presentación, varios grupos salieron por los alrededores de Girona en una ruta organizada por Cycle Tours Catalunya que incluía los rasgos que hacen de Flandes una tierra tan querida por el ciclista: recorrido revirado, buenas cotas, algún adoquín y sorpresa final.
La jornada se cerró al calor de la charla sobre la ruta, regada por buenas cervezas flamencas al sonido del brindis de las botellas y la emoción de saber quién sería el agraciado con un vuelo y dos noches en Flandes para dos personas.
Con una foto de familia, el recuerdo de una jornada amena y entretenida y la promesa de visitar alguna vez Flandes, finalizaron las horas más flamencas jamás vividas en la capital del ciclismo, Girona.
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